miércoles, 31 de mayo de 2017

Tenemos - Héctor A. Murena (Buenos Aires, 1923-1975).

Tenemos
de Héctor Murena.

Tenemos dos ojos
porque
no sabemos ver.
Tenemos dos manos
porque
nada logramos aferrar.
Tenemos dos piernas
porque
no nos sostenemos.
Tenemos una boca
para errar.
De rodillas en el suelo,
una mano cerrando
los labios,
la otra velando
los ojos:
es la forma de comenzar.

lunes, 29 de mayo de 2017

El árbol del orgullo de Gilbert Keith Chesterton.

Si bajan a la Costa de Berbería, donde se estrecha la última cuña de los bosques entre el desierto y el gran mar sin mareas, oirán una extraña leyenda sobre un santo de los siglos oscuros. Ahí, en el límite crepuscular del continente oscuro, perduran los siglos oscuros. Sólo una vez he visitado esa costa; y aunque está enfrente de la tranquila ciudad italiana donde he vivido muchos años, la insensatez y la trasmigración de la leyenda casi no me asombraron, ante la selva en que retumbaban los leones y el oscuro desierto rojo. Dicen que el ermitaño Securis, viviendo entre árboles, llegó a quererlos como a amigos; pues, aunque eran grandes gigantes de muchos brazos, eran los seres más inocentes y mansos; no devoraban como devoran los leones; abrían los brazos a las aves. Rogó que los soltaran de tiempo en tiempo para que anduvieran como las otras criaturas. Los árboles caminaron con las plegarias de Securis, como antes con el canto de Orfeo. Los hombres del desierto se espantaban viendo a lo lejos el paseo del monje y de su arboleda, como un maestro y sus alumnos. Los árboles tenían esa libertad bajo una estricta disciplina; debían regresar cuando sonara la campana del ermitaño y no imitar de los animales sino el movimiento, no la voracidad ni la destrucción. Pero uno de los árboles oyó una voz que no era la del monje; en la verde penumbra calurosa de una tarde, algo se había posado y le hablaba, algo que tenía la forma de un pájaro y que otra vez, en otra soledad, tuvo la forma de una serpiente. La voz acabó por apagar el susurro de las hojas, y el árbol sintió un vasto deseo de apresar a los pájaros inocentes y de hacerlos pedazos. Al fin, el tentador lo cubrió con los pájaros del orgullo, con la pompa estelar de los pavos reales. El espíritu de la bestia venció al espíritu del árbol, y éste desgarró y consumió a los pájaros azules, y regresó después a la tranquila tribu de los árboles. Pero dicen que cuando vino la primavera todos los árboles dieron hojas, salvo este que dio plumas que eran estrelladas y azules. Y por esa monstruosa asimilación, el pecado se reveló.
Publicado en http://ciudadseva.com/

Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) fue un poeta, narrador, ensayista y periodista británico, nacido en Campden Hill (Londres) en 1874 y fallecido en Beaconsfield (Buckinghamshire) en 1936. Autor de una extensa y prolija producción literaria en la que, sirviéndose de un estilo llano y directo que llegaba fácilmente a todo tipo de lectores, abordaba -desde unos valores ideológicos tradicionales acentuados por su conversión al catolicismo- la crítica del materialismo propio de las modernas sociedades industriales, fue uno de los autores más populares de las Letras inglesas del primer tercio del siglo XX. Su serie de narraciones policíacas protagonizada por el padre Brown -un sacerdote que actúa como sabueso aficionado, y que muestra mayor interés en salvar las almas de los criminales que en procurar su detención- gozó de numerosos seguidores entre los lectores ingleses de su tiempo y constituyó uno de los grandes éxitos de ventas del momento. (Fuente de información: Metapedia).

miércoles, 24 de mayo de 2017

Meta bala - Atahualpa Yupanqui.


Quisiera ir a la luna
Y hacer una barricada
Con mi fusil engrasa'o
Y mucha bala pasada.


Desde allí mirar la tierra
Sin descuidar la mirada...
Y al que asome la cabeza:
Meta bala, meta bala.


Al que tortura a los negros:
Meta bala, meta bala.
Al que castiga a los indios:
Meta bala, meta bala.
Al que explota a los obreros:
Meta bala, meta bala.
Al que encarcela a mi pueblo:
Meta bala, meta bala.


Quisiera estar en la luna
En mi barricada blanca...

martes, 23 de mayo de 2017

23 DE MAYO DE 1992: PARTE RUMBO AL SILENCIO DON ATAHUALPA YUPANQUI.

YUPANQUI quiere decir:  
“has de contar”, “narrarás” tal la sentencia  de los Amautas en la lengua granítica del Ande.
Atahualpa Yupanqui nació como Héctor Roberto Chavero, y por siempre y para siempre, será Atahualpa Yupanqui o simplemente Don Ata. 
Conocía esa lengua porque algunos de la familia la hablaban “los de la parte de Loreto, originarios de Santiago del Estero” recordaba Yupanqui.

Nació en el Campo de la Cruz, paraje cercano a la localidad de Juan Andrés de la Peña, Partido de Pergamino, provincia de Buenos Aires, el 31 de enero de 1908. 
Su madre, Higinia, era de origen vasco; su padre, José Demetrio Chavero, un humilde funcionario de ferrocarril criollo, que le bastaron para afirmar al historiar sus orígenes:
“Me galopan trescientos años de América, desde que don Diego Abad Chavero llegó para abatir quebrachos y algarrobos, a hacer puentes y columnas para iglesias y capillas”. 

Aniversario muerte Atahualpa Yupanqui.

Esa noche había actuado en una villa llamada Nimes, en el sur de Francia, a unos 800 kilómetros de París. Se sintió mal, se retiró, marchó hacia el hotel donde se hospedaba.
Allí murió.
Eran las 5 de la mañana, aquí en Argentina, del 23 de mayo de 1992.
A título de homenaje dejo algunos textos. Tomo sólo dos libros.


‘¿Has visto tú algo más poderoso
Que mi gran esperanza?
¿Conoces tú algo más grande
Que mi silencio?
(‘Escúchame, hombre blanco’)

***

‘- ¿sabes qué esta haciendo el Luis Vilte?
-Está durmiendo junto al río.
-No. Está aprendiendo música.

El río es el maestro de los muchachos pastores,
como el viento es el maestro de los hombres que van a la cordillera’
(‘El río)

***

‘La tejedora va uniendo los hilos
y en los colores va fijando
los ocasos y las auroras de su comarca.

El hombre que se tiende sobre la tierra con la sola compañía de su poncho, se tiende sobre muchos recuerdos de la infancia, sobre las últimas consejas de su madre, sobre el adiós del Tata que se marchó por caminos definitivos, se tiende sobre la promesa de la primera novia en la montaña y sobre los dolores de la raza y las esperanzas del pueblo’
(‘El Poncho’)

***

‘Poncho de cuatro colores
Cubre su cuerpo cansado.

Sueña que es tibia la nieve,
Que son blandos los guijarros.
Que el viento le cuenta cuentos
De pastores y rebaños’
(‘Indiecito dormido’)

***

‘Los dos nacieron juntos
Camino y hombre,
Un día se perdieron
Quién sabe dónde.

Se han de encontrar un día
Quién sabe dónde.
El camino más ancho.
Más hondo el hombre’
(‘El guitarrero’)

***

‘En lo alto de la sierra
Me detuve a descansar.
Los ojos se me perdieron
en aquella inmensidad.

De pronto me ha preguntado
La voz de la soledad
Si andaba buscando el cielo
Y yo respondí: quizá.

El cielo está dentro de uno
Y está el infierno también.
El alma escribe sus libros
Pero ninguno los lee.

Por caminos solitarios
Yo me puse a caminar.
Por fuera nada buscaba
Pero por dentro, quizá’
(‘El cielo’).

***

‘Porque no soy de estos pagos
Me acusan de forastero.
Como si fuera pecado
Vivir como vive el viento.
¿De dónde vendrán los ríos,
De dónde vendrá el sereno
Que besa los pastizales
De la llanura y el cerro?’
(’El forastero’)

***

‘Tú que conoces mi pena
Vientito del Tucumán,
Llévala por esos montes,
Pero en forma de cantar.

Ayer vine y hoy me alejo
¡Destino del caminar!
En algo nos parecemos
Vientito del Tucumán’
(‘El adiós)

***

‘Aires Indios’-Atahualpa Yupanqui-Ediciones Siglo XX-Buenos Aires 1981
‘Guitarra’-Atahualpa Yupanqui-Universidad Nacional San Luis-San Luis 2009.

"Yo sé que muchos dirán que peco de atrevimiento, si largo mi pensamiento para el rumbo que ya elegí, pero siempre he sido así, galopeador contra el viento. Eso lo llevo en la sangre desde mi taratabuelo. Gente de pata en el suelo fueron mis antepasados, criollos de cuatro provincias y con indios mixturados", recita en "El payador perseguido".

lunes, 22 de mayo de 2017

Arenitas del camino - Atahualpa Yupanqui.

Arenitas del camino
Cualquier viento se las lleva
Así son las esperanzas
De los pobres de mi tierra

Arenitas del camino...

Andar por los pedregales
Como la senda y el río

Arenitas del camino...

Arenitas del camino
Allá lejos se levantan
Pobre de aquel corazón
Que no guarde su esperanza

Arenitas del camino

Andar por los pedregales
Como la senda y el río


Arenitas del camino...

viernes, 19 de mayo de 2017

SUEÑO DESPIERTO - José Martí.

José Martí fue un político, escritor, periodista, pensador, ensayista, poeta. Fue sin dudas una de las grandes figuras de la historia cubana y de la Patria Grande NUESTRA AMÉRICA.
Conocido como “El apóstol de la Independencia de Cuba”.
Destacado precursor del Modernismo literario hispanoamericano y uno de los principales líderes de la independencia de su país Cuba.
Nació un 28 de enero de 1853 en la Habana. Creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria, llamada así a la Guerra de Independencia de Cuba.
Su visión política era un liberal clásico y demócrata buscaba la unidad de todos los cubanos como nación enmarcado en  un proyecto cívico republicano de postguerra y la culminación del dominio colonial español y las expansiones estadounidenses y españolas.

SUEÑO DESPIERTO

Yo sueño con los ojos
Abiertos, y de día
Y noche siempre sueño.
Y sobre las espumas
Del ancho mar revuelto,
Y por entre las crespas
Arenas del desierto,
Y del león pujante,
Monarca de mi pecho,
Montado alegremente
Sobre el sumiso cuello,
Un niño que me llama
Flotando siempre veo.


FALLECIMIENTO DE JOSÉ MARTÍ.

“El 19 de mayo de 1895 una columna española se desplegó en la zona de Dos Ríos, cerca de Palma Soriano, donde acampaban los cubanos. Martí marchaba entre Gómez y el Mayor General Bartolomé Masó. Al llegar al lugar de la acción, Gómez le indicó detenerse y permanecer en el lugar acordado. No obstante, en el transcurso del combate, se separó del grueso de las fuerzas cubanas, acompañado solamente por su ayudante Ángel de la Guardia. Martí cabalgó, sin saberlo, hacia un grupo de españoles ocultos en la maleza y fue alcanzado por tres disparos que le provocaron heridas mortales. Su cadáver no pudo ser rescatado por los mambises (soldados cubanos)” (wikipedia).

domingo, 14 de mayo de 2017

Elegía VI - Ricardo Molina.

Te amé a los quince años. Tú tenías mi edad.
Te amé en la sierra verde bajo un sol de domingo,
cuando al volver de misa paseaba tu familia
por la larga avenida de viejos eucaliptos.

Te amé bajo los pinos de agujas amarillas,
sobre la tierra ocre perfumada de menta.
Te amé sobre las rocas tapizadas de musgo,
sobre los prados verdes y las crujientes eras.

Te amé. Te amé. Es cuanto puedo decir ahora,
mas no recuerdo cuándo empezamos a amarnos.
Todo empezó lo mismo que un claro día de junio.
Sobre la tierra en flor teníamos quince años.

¿Sería, sin embargo, otoño, primavera
o invierno? Ay, quién sabe cuál era la estación.
¿Te acuerdas tú? La Vida era un rosal al viento...
Ven y dime en qué tiempo empezó nuestro amor.

¿Qué importa que los años nos hayan separado,
qué importa si el recuerdo es lo mismo que un valle
por el cual caminamos cantando, sonriendo
y cogiendo sus flores de perfume inefable?

Oh amada cuyo nombre lejano y melancólico
mi corazón agita como el viento a los bosques,
ven y dime aquel tiempo de pinos murmurantes,
de arroyos, de montañas, de nubes y de amores.

Ven y dime que tú también me amaste entonces
en la sierra, en los pinos y en los negros ocasos.
Oh, dime que me amaste cuando sobre la tierra
ardiente y amarilla teníamos quince años.

jueves, 11 de mayo de 2017

SOY UN SER HUMANO de ALBERTO CORTEZ.

"Más allá de cualquier ideología...
más allá de lo sabio y lo profano,
soy parte del espacio, soy la vida
por el hecho de ser un ser humano.

Yo soy el constructor de mis virtudes
como lo soy, a la vez, de mis defectos;
torrente inagotable de inquietudes...
genial contradicción de Lo Perfecto.

Yo puse las espinas en la frente
los clavos en los pies y en ambas manos...
después rompí a llorar amargamente
la muerte irreparable de mi hermano.

Por mí se hace polémica la duda...
¿Quién soy?, ¿adónde voy?, ¿de dónde vengo?...
a través de los tiempos, tan aguda,
que con ella renazco y me sostengo.

Soy el que abrió la caja de Pandora
que guardaba los males del planeta.
No escapó la esperanza... ¡En buena hora!
por ella sobrevivo y soy poeta.

Yo soy quien ha creado las prisiones,
la lucha fratricida y la injusticia,
más también he inventado las canciones
y el encanto sutil de una caricia.
En nombre de mi Dios, soy asesino,
embustero, fanático y tirano;
desafiando las leyes del destino
tengo sangre de siglos en las manos.

Más también en su nombre soy la rienda
que consigue domar a tanto potro...
Sería, sin un orden, la merienda
de comernos los unos a los otros.

Soy el poder, que condena los instintos
naturales del hombre, mi censura
reptando por oscuros laberintos
impone la moral de su estatura.

Yo soy un individuo entre la masa...
La coincidencia, es sólo un accidente...
Busco esposa, doy hijos, tengo casa,
soy la opción de un cerebro inteligente.

¿Qué vale más, inquietud de mi existencia,
cuando llegue el final y quede inerte?
¿El arte, por fijar mi trascendencia
o el eterno misterio de la muerte?

Por todo, más allá de ideologías...
más allá de lo sabio y lo profano...
soy parte del espacio, soy la vida
por el hecho de ser un ser humano."

martes, 9 de mayo de 2017

Ellos - Humberto Costantini.

Son tan bien,
tan irónicos,
tan finamente sabios,
que uno es un hotentote,
un perdonable bruto
innoblemente vivo todavía.
Ellos esperan,
ellos miran y esperan,
sencillamente esperan.

Tienen un aire dulce de bohemia,
un no sé qué elegante,
una sonrisa tía
(una vez escribieron doce versos
pero bah quién se acuerda),
un gesto roberteilor para ciertos asuntos,
te toleran.

(Te toleran creer, desgañitarte,
andar despellejado por el mundo,
te toleran hundirte hasta el no entiendo,
hasta el no puedo más,
o hasta las lágrimas.
Te toleran nacerte una mañana,
y asombrarte y reirte como loco
y seguirte y seguir
y adónde está esa vida y vengan cartas.
Te toleran tu angina, tus horarios,
tus deudas,
tu vino peligroso en ciertas noches,
tus camisas, tus ganas.
Te toleran morir cuarenta veces,
te toleran salir y enamorarte,
te toleran vivir loco de vida.)

Claro, tienen paciencia,
tienden redes,
dicen como diciendo todavía,
te ofrecen su fraterno aburrimiento,
te ofrecen lindos nichos,
te convidan.

A veces se insinúan sonrientes como putas,
tiran viejas carnadas,
te dicen que los otros,
que fulano,
es así
que vos en cambio...

Luego esperan,
te sonríen y esperan,
sencillamente esperan.

Yo no les tengo lástima,
quisiera
verlos chisporrotear en el infierno,
dando vuelta el manubrio de sus nadas,
bebiéndose sus muertes venenosas
como un aperitivo.

sábado, 6 de mayo de 2017

EL MAR de Roque Dalton.

EL MAR

A TATI, MERI, MARGARITA, CON QUIENES COMPARTÍ UNA OLA…

I

Hay grandes piedras en tu oscuridad tempestuosa
Grandes piedras con sus fechas lavadas por tu sombra
Porque hasta el sol del día cómese tu sombra
Cruje en tu frío despidiéndose del aire
Que no se atreve a penetrarte
 
Oh mar donde los desesperados pueden dormir
Arrullados por explosiones impasibles
Alfabeto del vértigo paisaje diluido que los muros embisten
Las gaviotas y la espuma de los peces son tu primavera
Tu furia es una pirámide verde
Una resurrección del fuego más agudo tu clima
Tu mejor huella sería un caracol
Caminando con pasos de nido el desierto
 
(Amé siempre esas poblaciones disímiles
al parecer robadas de las manos del mar
pequeñas villas junto a la arena
puertos escandalosos en la ebriedad del salitre
caseríos tiritando entre la niebla llena de corales
grandes ciudades titánicas frente a las tempestades humilladas
aldeas de pescadores ciegos bajo un faro de aceite
factorías acechantes entre los manglares con un largo cuchillo
 
Valparaíso como una gran cascada en suspenso
Manta Puná puertos del Ecuador que me negaron las hojas
Buenaventura aromática como un gran sexo sucio
Panamá con los ojos punzados por la depravación
Cartagena siempre aguardando a los piratas hambrienta
Willemstadt náufrago en los dominios del petróleo
Tenerife y su dulce copa de vino
Barcelona bostezando entre los Bancos y los carabineros
Nápoles bellamente tumefacta
Génova Leningrado Sochi La Guaira Buenos Aires
Montevideo como una margarita
Puerto Limón Corinto
Acajutla en una lenta playa de mi patria
Todos mirándose en el espejo grave que surcan los delfines
Apartando con un sable veloz
Las infinitas espigas de esmeralda).

miércoles, 3 de mayo de 2017

Parábolas del agua - José Pedroni.


1

El buey salió al camino, y en el lomo
le brillaba el sudor.
Seguido por su sombra, entró al arroyo
y bebió bajo el sol.
Bebió, metido el morro en la corriente,
con ruidosa fruición,
y después dio un mugido largo y fuerte
que el agua prolongó.
2

Sobre el ancho aguazal un ave blanca
bajó al anochecer;
perforó con el pico el agua clara,
y de nuevo se fue.
Pero al volar se le perdió una pluma
rosada en el envés,
que fue sobre el cristal de la laguna
su prenda de volver.
3

El tímido aguador de madrugada
la mula aparejó,
y anduvo mucho tiempo con el agua
de pastor a pastor.
Así, en una lomilla, al dar un tumbo
un piezgo se volcó;
y era de ver entonces el apuro
del tímido aguador.
Pero cuando, camino de su choza,
lo andado desandó,
halló en aquel lugar cien mariposas
posadas bajo el sol.

Amiga, buena amiga, dulce hermana
de la palabra fiel:
seamos en la vida como el agua,
que se deja beber.

martes, 2 de mayo de 2017

De barro de Homero Manzi. Música: Sebastian Piana. Canta: "El Polaco" Goyeneche.

Estoy mirando mi vida
en el cristal de un charquito
y pasan mientras medito
las horas perdidas,
los sueños marchitos.
Y están tus ojos queridos
en el espejo de barro,
fantasmas de mi cigarro,
reproche y olvido,
consuelo y perdón.
Vuelven tus ojos lejanos
con el llanto de aquel día...
pensar que puse en tus manos
una culpa que era mía,
pensar que no te llamé
y me alegré
mientras estabas penando,
pensar que no te seguí
y me reí
cuando te fuiste llorando...
Y hoy que no vale mi vida
ni este pucho de cigarro
recién sé que son de barro
el desprecio y el rencor.
Así, midiendo tu pena,
noches y noches consumo,
buscando ver en el humo
del pucho que fumo
tu imagen serena.
Y al encontrarte perdida
entre cigarro y cigarro
sé que fue todo de barro,
de barro mi vida,
de barro mi amor.