miércoles, 31 de marzo de 2021

La cena miserable de César Vallejo.

La cena miserable 
de César Vallejo.

Hasta cuándo estaremos esperando lo que
no se nos debe... Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre! Hasta cuándo
la cruz que nos alienta no detendrá sus remos.

Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones
por haber padecido...
                      Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora de hambre, desvelado...

Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunados todos.
Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.
                           De codos
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: hasta cuándo la cena durará.

Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba...
                            Y menos sabe
ese oscuro hasta cuándo la cena durará!

jueves, 25 de marzo de 2021

Fotos un Cuento de Rodolfo Walsh.



Fotos un Cuento de Rodolfo Walsh.


–Niño Mauricio, vaya a la Dirección.
El niño Mauricio Irigorri le tocaba el culo a la maestra, eludía el cachetazo y en el recreo cobraba las apuestas. Tenía una hermosa letra, sobre todo cuando firmaba “Alberto Irigorri” bajo las amonestaciones de los boletines. Don Alberto no reparaba en esos detalles. Estaba demasiado ocupado en liquidar a precios de fábula un galpón de alambre de púa que empezó a almacenar cuando la guerra de España. Ahora el alambre no venía de Europa porque allá lo usaban para otra cosa. “Gracias a Dios”, repetía don Alberto, que por esa época se volvió devoto.
A fin de año, la señorita Reforzo se quitó a Mauricio de encima con todos cuatros. (“Ese chico necesita una madre”, comentó.) Entró en sexto de pantalón corto y bigote. El de sexto era maestro y el niño Mauricio tuvo que inventar otros juegos con pólvora, despertadores y animales muertos. Tal vez se adelantaba a sus años y a su medio, y por eso no era bien comprendido.
–No te juntés con él –decía mi padre.
Yo me juntaba igual.
–¿Eh, Negro? –proponía Mauricio mirándome desde la esquina del ojo.
–¿Y si tal cosa? –protestaba yo.
–Hay que divertirse, Negro. La vida es corta.
Mauricio pegaba una oblea, la oblea decía “Dios es amor”, Mauricio la pegaba en la maquinita de preservativos, en el baño del “Roma”.
2
No quiso entrar a la Normal porque era cosa de mujeres. Don Alberto lo mandó al comercial de Azul. Depositaba en él grandes esperanzas que nadie compartía. A los tres meses estaba de vuelta, elogiando el río y el cañoncito del parque. “También hay mucho comercio”, dijo a modo de esclarecimiento.
Ese año me vine a Buenos Aires. Le escribí, no me contestó. En mayo tuve carta de Estela. Te estoy tejiendo un pulóver, aquí ya empezaron los fríos. Mamá, que a ella tampoco le gustan las tías, pero este año no hay más remedio, sos muy chico para ir a una pensión. ¿Y es cierto que estudiás latín? Ah, a Mauricio lo echaron. Yo veía las grandes pestañas de mi hermana. Estela sombreando la carta. Las mujeres siempre lo quisieron a Mauricio.
3
Cuando empezaron a mermarle las botellas de guindado, don Alberto prefirió no tenerlo más de lavacopas. Entró de aprendiz tipógrafo en La Tribuna. Por esa época.
INAUGUROSE EL MEODUCTO PRESIDENTE PERÓN
Asistió el gobernador
Lo echaron.
–Un error lo tiene cualquiera –dijo Mauricio.
4
Diciembre y allí estaba en la punta del andén, haciéndose el distraído para no encontrarse con la mirada de mi padre. Me había sacado una cabeza de ventaja, pero esa ya no era su medida, ni los pantalones largos y el cigarrillo colgando del labio, sino el gesto de rechazo, de conquista y de invención con que probaba el filo del mundo y rebotaba, descubriendo siempre una nueva manera de lanzarse al asalto, como un revólver que agota su carga y luego se dispara a sí mismo, el cañón, el tambor y hasta el gatillo, quemado de furor y desmesura. Apoyado en un poste me miraba y su mano izquierda oscilaba suavemente a la altura del hombro en una especie de saludo.
Mi padre terminó de hablar con el jefe de estación, y solo cuando todas las valijas estuvieron a mi lado y el peoncito esperando órdenes, se volvió hacia mí con los brazos en la cintura –una alta figura quemada por el sol, alta desde el chambergo hasta las botas– y yo sin saber si debía darle la mano o besarlo hasta que sacó de adentro una lenta sonrisa de metal y me puso la mano sobre el pelo.
En el trayecto a la camioneta, me crucé con Mauricio sin mirarlo.
5
–Dejaron la tranquera abierta: el toro se escapó. Corrieron los avestruces: así se matan los caballos. Cosas de gringo.
–Fui yo.
–Cosas de gringo bolichero –insistió mi padre, moviendo suavemente el cabo del rebenque como un gran índice–. Ya te tengo dicho.
–Campo hay por todas partes –comentó después Mauricio.
Pero no un campo con media legua de laguna como aquel, no el campo donde andabas a lo pueblero, con las riendas sueltas, rebotando en el recado, con la escopeta en la mano, saliendo ensangrentado de los cardales, tiroteando las gallaretas, hundiéndote hasta las verijas en el barro.
Acordate: el cerro donde apareció el gliptodonte panza arriba, con la panza llena de agua llovida. Acordate: la noche en que no encontramos más que las riendas en el alambrado y tuvimos que volver a pie entre los juncos. Acordate: el espinel lleno de taralilas.
¿Campo como ese? Dónde, Mauricio, dónde.
6
Mauricio, a los quince años, mide un metro setenta y cinco, es campeón de bochas en el almacén de su padre, se acuesta con la sirvienta. Por un tiempo pareció que se iba a dedicar a la guitarra, pero su verdadera vocación es el codillo.
7
Agita una mano y se va.
Dobla una esquina y se va.
Salta a un carguero y se va.
Sonríe:
–Chau, Negro.
Y se lo traga el tiempo, la tierra, la gran inundación de la memoria. Circula clandestinamente en las historias del pueblo y de la familia. “No es malo, pobre”, dice mi madre. “Tiene mala suerte.” (Las mujeres, siempre.) “¿Mala suerte al truco?”, replica mi padre.
Lo han visto por el lado de General Pinto, trabajando en las cosechas de maíz o girasol.
Quiso ser boxeador en Bahía Blanca, y un negro le desfiguró la cara.
Gana un camión al pase inglés, lo pierde al siete y medio.
8
“Pasó por el pueblo –me escribe Estela– sin saludar a nadie. Paró con un camión colorado frente al ‘Roma’ y a todos los que fueron a hablarle les dijo que estaban equivocados, que no los conocía. Únicamente conversó con el rengo Valentín, el lustrabotas. Valentín dice que preguntó por vos y nadie más, que se tomó una botella de cerveza y se fue. Venía del sur, iba para Buenos Aires, el camión estaba cargado de bolsas, eso es lo que dice Valentín. Mamá engripada, papá con mucho trabajo, la semana que viene hay un embarque grande de hacienda, de muy mal humor dice que si las cosas siguen así habrá que degollar las vacas en el campo, que nadie sabe para quién trabaja, y otras cosas que no te puedo repetir, a ver si escribís. ¿Así que te dieron un susto en zoología? Su hermanita le dijo: estudie los celenterados. P.D.: Te podés figurar cómo se quedó don Alberto, está muy viejo, yo creo que esas cosas no se hacen.”
9
Entre dos puntos de un campo existe una diferencia de potencial de un vol cuando el transportar un culón de uno al otro se pone en juego el trabajo de un yul.
Sieds, sieds, sieds, seyons, seyez, siéent. Imp.: Séyait, séyait, séyaient. Fut.: Siéra, siéront. Pr. Subj.: Siée, siéent. Ger.: Séyant.
Lugones nació en 1874 en Río Seco y se mató en 1938 en el Tigre. Estaba desilusionado.
¿Eh? Tres valencias, una libre.
Sed nóstri mílites dáto sígno cum inféstis pílis procu… procucurríssent…
–Sobresaliente, Tolosa. ¿Qué piensa seguir?
–Abogacía, señor.
–Política, ¿eh? No olvide las musas. Nuestros grandes políticos llevan un tintero en el chaleco.
10
–Acordate quién sos –decía lentamente–, y que todo esto va a pasar. La ciudad se muere sin el campo, y el campo es nuestro. El campo es como el mar, y las estancias están ancladas para siempre, como acorazados de fierro. Otras veces han querido hundirnos y el campo siempre los tragó: advenedizos sin ley y sin sangre, el viento de la historia se los lleva, porque no tienen raíces. Ahora nos insulta por la radio, pero tiene que comparar el trigo afuera, porque este año nadie va a sembrar. Levanta la gente, pero no levanta las vacas. Las vacas no entienden de discursos. Llegará el día de la razón y del castigo, y entonces muchos van a sufrir. Hay que prepararse para ese día.
En el corral, el polvo amarillo de las ovejas se alzaba como una profecía. Los perros descansaban su perfil heráldico en los portones. Mi padre tiró al suelo la última tarja.
–Setecientas cinco –dijo y el capataz asintió con una mueca de tierra.
La sonrisa de mi padre se hizo profunda como la intimidad del monte, se contagió a los dedos con que armaba sin mirar un cigarrillo, atento al presente del número y a la entraña del futuro.
–Estoy contento con vos –dijo sacando de la campera un billete de quinientos–. Tomá, andá a divertirte.
Los guardé, en la galería me encontré con Estela, me parece que no hay con quien divertirse.
–No me importa nada –dice Estela–. Por mí, que reviente –y se va a esconder a su pieza.
Nadie quiere pronunciar su nombre.
RODOLFO WALSH VARIACIONES EN ROJO.
RODOLFO WALSH. Nacido el 9 de enero de 1927, en lo que hoy es la localidad de Lamarque, en el Valle Medio, provincia de Río Negro, la Argentina. Al momento de nacer y hasta 1942, llevó el nombre de “Pueblo Nuevo de la Colonia de Choele Choel”, que por confusiones en los envíos de correspondencia dirigida a Choele Choele motivaron el cambio de la denominación, en lo que era el Territorio Nacional del Río Negro o Gobernación del Río Negro fue la división territorial argentina creada en 1884.
Nace Rodolfo Walsh en pleno Establecimiento privado "El Curundú" se encuentra la casa natal de Rodolfo Walsh. Allí trabajaba su padre como mayordomo. Hijo de Miguel Esteban Walsh y Dora Gil, ambos de ascendencia irlandesa fue periodista, investigador, escritor, crítico y militante político.
El acta de nacimiento de Rodolfo Jorge Walsh yacía oculta entre las más antiguas documentaciones de la repartición pública.
A los 17 años empezó a trabajar en la Editorial Hachette como traductor y corrector de pruebas, y a los 20, comenzó a publicar sus primeros textos periodísticos. Más adelante, en 1950, conoció a Elina Tejerina en la Facultad de Filosofía y Letras y ella fue la madre de sus dos María Victoria y Patricia. En 1953 publicó su primer libro: “Variaciones en rojo”. Escribió también Operación Masacre y ¿Quién mató a Rosendo?
Se sabe que también fue antiperonista y que apoyó el golpe de Estado que derrocó a Perón en 1955, por lo menos hasta octubre de 1956, en que firmó en la revista Leoplán la nota «Aquí cerraron sus ojos», laudatoria de los aviadores navales caídos mientras bombardeaban a resistentes peronistas durante mal llamada Revolución Libertadora o también conocida como "La Fusiladora".
Militó en la Alianza Libertadora Nacionalista y luego integró las organizaciones guerrilleras FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) y Montoneros. En la década de 1970, militó en el Peronismo de Base, hasta que en 1973 decide unirse a la organización político-militar Montoneros. En Montoneros ingresa con el grado de Oficial 2° y el alias de Esteban. Crea un sector del departamento de informaciones del cual será responsable.
Formado en una familia conservadora y católica, tuvo se revelación a partir de un relato que escuchó en bar de La Plata después de los fusilamientos de José León Suárez en 1965: “Hay un fusilado que vive”. El inicio de esa investigación terminó siendo el libro inaugural del periodismo de investigación en Argentina. “Operación Masacre”.
El 25 de marzo de 1977 Rodolfo Walsh fue secuestrado por un grupo de tareas de la ESMA, comandado por el oficial de Inteligencia García Velasco.
El cuerpo de Walsh aún está desaparecido.

domingo, 21 de marzo de 2021

Construcción de Francisco Buarque de Hollanda.-


Amó aquella vez como si fuese última
Besó a su mujer como si fuese última
Y a cada hijo suyo cual si fuese el único
Y atravesó la calle con su paso tímido
Subió a la construcción como si fuese máquina
Alzó en el balcón cuatro paredes sólidas
Ladrillo con ladrillo en un diseño mágico
Sus ojos embotados de cemento y lágrimas

Sentóse a descansar como si fuese sábado
Comió su pan con queso cual si fuese un príncipe
Bebió y sollozó como si fuese un náufrago
Danzó y se rió como si oyese música
Y tropezó en el cielo con su paso alcohólico
Y flotó por el aire cual si fuese un pájaro
Y terminó en el suelo como un bulto fláccido
Y agonizó en el medio del paseo público
Murió a contramano entorpeciendo el tránsito

Amó aquella vez como si fuese el último
Besó a su mujer como si fuese única
Y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo
Y atravesó la calle con su paso alcohólico
Subió a la construcción como si fuese sólida
Alzó en el balcón cuatro paredes mágicas
Ladrillo con ladrillo en un diseño lógico
Sus ojos embotados de cemento y tránsito

Sentóse a descansar como si fuese un príncipe
Comió su pan con queso cual si fuese el máximo
Bebió y sollozó como si fuese máquina
Danzó y se rió como si fuese el próximo
Y tropezó en el cielo cual si oyese música
Y flotó por el aire cual si fuese sábado
Y terminó en el suelo como un bulto tímido
Agonizó en el medio del paseo náufrago
Murió a contramano entorpeciendo el público

Amó aquella vez como si fuese máquina
Besó a su mujer como si fuese lógico
Alzó en el balcón cuatro paredes flácidas
Sentóse a descansar como si fuese un pájaro
Y flotó en el aire cual si fuese un príncipe
Y terminó en el suelo como un bulto alcohólico
Murió a contromano entorpeciendo el sábado

Por ese pan de comer y el sueldo para dormir
Registro para nacer, permiso para reir
Por dejarme respirar y por dejar de existir
Dios le pague

Por esa grapa de gracia que tenemos que beber
Por ese humo de gracia que tenemos que toser
Por los andamios de gente para subir y caer
Yo les pagué

Por esa arpía que un día nos va a dudar y escupir
Y por las moscas y besos que nos vendrán a cubrir
Y por la calma postrera que al fin nos va a redimir
Dios le pague.

Construção es una canción del cantante y compositor brasileño Chico Buarque, lanzada en 1971 por su álbum del mismo nombre.

En 2001, el periódico Folha de São Paulo, en una encuesta de 214 votantes (incluyendo periodistas, músicos y artistas de Brasil), eligió "Construção" como “la segunda mejor canción brasileña de todos los tiempos”.
Francisco Buarque de Hollanda más conocido como  "Chico Buarque" nació en Río de Janeiro, Brasil 1944. Poeta, músico y dramaturgo.


Otoño, la estación más linda de la región por Néstor Tkaczek.

¿Es el otoño la estación más linda en la región? Para mí, sí; aunque como dice el dicho: “contra gustos, no hay disputa”. Resulta prodigiosa la transformación del paisaje en los valles del norte patagónico. La paleta de colores que nos regalan los árboles, especialmente en el inicio de la estación es infinita, verdes, amarillos, ocres, marrones y todas las variedades intermedias que por torpeza cromática no puedo referir.
La estación comienza con el equinoccio de otoño, que no siempre coincide con el 21 de marzo, y marca que en esa fecha el día y la noche duran exactamente lo mismo. Al parecer nuestra palabra proviene del latín tardío “autumnus”, que significaba algo así como: “llegada de la plenitud del año”; seguramente porque marcaba el final del ciclo de la naturaleza, también porque muchos productos se cosechaban durante el otoño. Por eso la luna llena más cercana al inicio del otoño es llamada en muchos lugares “luna de cosechas” por su brillantez que permite trabajar aun de noche.
Desde hace un tiempo se celebra el 21 de marzo el día de la poesía, (con toda la polémica que suponen los “días de…”), en el supuesto caso de que la poesía tuviese un día. Pero es bueno recordar algunos versos de poetas insignes dedicados al otoño.
El primer poeta que viene a mi memoria es Homero y la “Ilíada” y aquel verso único. “como las generaciones de las hojas, así la de los hombres”; también Neruda y su célebre poema N°6: “Te recuerdo como eras en el último otoño./Eras la boina gris y el corazón en calma. /En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo. / Y las hojas caían en el agua de tu alma.” La inconfundible María E. Walsh le dedicó una de sus canciones a, “El señor otoño” que andaba haciendo travesuras: “A los arbolitos de la plaza/ un sobretodo de oro les compró, / y pintó la tarde con mostaza/ aunque el sol le decía que no”. Y Mario Benedetti nos dice: “Aprovechemos el otoño/ antes de que el invierno nos escombre/ entremos a codazos en la franja del sol/ y admiremos a los pájaros que emigran…”.
Eso don Mario, aprovechemos el otoño.

Publicado en el Diario "Río Negro", domingo 21 de marzo del 2021. 

https://www.rionegro.com.ar/otono-la-estacion-mas-linda-de-la-region-1736571/

domingo, 14 de marzo de 2021

El deshielo de Luis Rosales.


Viene el amor, viene el amor, y vives
dentro de un paraíso:
                                       las palabras
no dicen nada: arden,
y la noche es igual que la mañana.
Hay solo un corazón que rige al mundo
y da correspondencias necesarias
a cuanto existe.
                            Miras
y es un acto de fe cada mirada.
La certidumbre de vivir te asombra
con su deslumbramiento y su diaria
revelación, y vives
la eternidad en cada
sílaba del amor, en cada cinta
de su sombrero azul y en cada tapia
donde se pone el sol, porque sabemos
que seguimos naciendo y que nos falta
tiempo para vivir.
                                Hasta que un día 
vuelven al labio las palabras
puestas ya en pie; revelan
las diferencias esenciales,
                                              andan
y arañan en la sangre;
                                       hemos reunido
nuestra desolación pero no hay nada
que pueda reprocharse y no te culpo:
no hay culpas, hay distancias,
la misma intensidad que nos unía
se ha quemado tal vez y nos separa.
¿Quieres decirme si estoy vivo? ¿Puedes
decírmelo?
                    No basta
estar como un insecto entre tus brazos
con una vida ya cristalizada
dentro del hielo, ¿puedes
decirme si estoy vivo y si mañana,
cuando despunte el sol, se hará el deshielo
que desate mi cuerpo sobre el agua?

lunes, 8 de marzo de 2021

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos de Pablo Neruda.

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos 
de Pablo Neruda.

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, 
te pareces al mundo en tu actitud de entrega. 
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava 
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra. 

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros 
y en mí la noche entraba su invasión poderosa. 
Para sobrevivirme te forjé como un arma, 
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda. 

Pero cae la hora de la venganza, y te amo. 
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme. 
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia! 
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste! 

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia. 
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso! 
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, 
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.

domingo, 7 de marzo de 2021

Dime, hermoso Baco, ¿quién me aparta contra mi voluntad de tu servicio y de aquel gustosísimo ejercicio que alegra, hincha, traba, mas no harta?


Dime, hermoso Baco, ¿quién me aparta
contra mi voluntad de tu servicio
y de aquel gustosísimo ejercicio
que alegra, hincha, traba, mas no harta?

¿No me contaste tú por buena sarta,
con el pichel colmado, el sacrificio?
¿No he gastado en sainetes del oficio
cuanto Pedro devana y hila Marta?

Pues, ¿cómo agora, triste no te veo?
¿Cómo no vuelvo a ti? ¿Cómo la vida
gasto, sin tu licor divino, ardiente?

Dulcísimo veneno es, ¡oh Lineo!,
seguir un rojo dios que trae ceñida
siempre de verdes pámpanos la frente.


Autor: Baltasar del Alcázar (1530-1606).

lunes, 1 de marzo de 2021

Tangos de Juan Andrés Caruso.


Sentimiento gaucho (Tango, 1924).
Letra de Juan Andrés Caruso. 
Música de Rafael Canaro - Francisco Canaro.
En un viejo almacén del Paseo Colón
donde van los que tienen perdida la fe,
todo sucio, harapiento, una tarde encontré
a un borracho sentado en oscuro rincón.
Al mirarle sentí una profunda emoción
porque en su alma un dolor secreto adiviné
y, sentándome cerca, a su lado, le hablé,
y él, entonces, me hizo esta cruel confesión.
Ponga, amigo, atención.

Sabe que es condición de varón el sufrir...
La mujer que yo quería con todo mi corazón
se me ha ido con un hombre que la supo seducir
y, aunque al irse mi alegría tras de ella se llevó,
no quisiera verla nunca... Que en la vida sea feliz
con el hombre que la tiene pa' su bien... o qué sé yo.
Porque todo aquel amor que por ella yo sentí
lo cortó de un solo tajo con el filo'e su traición...

Pero inútil... No puedo, aunque quiera, olvidar
el recuerdo de la que fue mi único amor.
Para ella ha de ser como el trébol de olor
que perfuma al que la vida le va a arrancar.
Y, si acaso algún día quisiera volver
a mi lado otra vez, yo la he de perdonar.
Si por celos a un hombre se puede matar
se perdona cuando habla muy fuerte el querer
a cualquiera mujer.
Destellos (Tango, 1924).
Letra: Juan Andrés Caruso. 
Música: Francisco Canaro.

Para ahogar hondas penas que tengo,
que me matan y que no se van,
yo levanto temblando en mis manos
esta copa de rubio champán.
Los invito conmigo a beber
que bebiendo se habrán de olvidar
los destellos de amores perdidos
que suelen los ojos de llanto nublar.

Yo he sabido otras veces beber
en la fuente de sus labios rojos
y la luz de sus lánguidos ojos
muchas noches de amor me embriagó.
Pero, amigos, ella me olvidó
y en el fino cristal de esta copa
me parece que veo la boca
que mil veces mi boca besó.

En mi alma quedaron destellos
de ese amor que no se irá jamás
pues, por más que lo intento, no puedo
esa luz que me quema apagar.
Si esta noche borracho me ven
a mí mismo me quiero engañar
y es por eso que, amigos, invito:
Bebamos, me quiero aturdir con champán.

Juan Andrés Caruso nació en la Ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires un 20 septiembre 1890.
Fue redactor en el diario La Montaña y, más adelante, trabajó en las redacciones de Crítica, Última Hora y Mundo Argentino y fue director de la publicación especializada El Teatro Nacional.
Desde 1927 trabajó de secretario de Enrique Muiño y fue representante de la compañía teatral Muiño-Alippi.
Ignacio Corsini grabó 31 de sus temas y fue el autor al que Carlos Gardel le grabó más composiciones, 38 en total.
Algunos de los tangos de su autoría que se recuerdan en especial son La última copa con música de Canaro, Alma de bohemio (1940) en colaboración con Roberto Firpo y Sentimiento gaucho (1939) en colaboración con Francisco Canaro y Rafael Canaro, entre otros.
Fallece el 1º de marzo de 1931. Hoy se cumplen 90 años.