jueves, 29 de septiembre de 2016

ARGENTINA EN PAZ - ROBERTO RIMOLDI FRAGA.

ARGENTINA EN PAZ.


Ven, juntemos las manos.
Juntos ya somos más.
La conciencia nos une
por buscar la verdad.



La semilla que echaron
los abuelos de ayer
en el sueño inmigrante
que heredamos con fe.



Piensa que sos sangre joven
presente de un pueblo
que quiere arrancar.



Vamos, que así todos juntos
tendremos la imagen
de Argentina en paz.



Tendrán desilusiones,
proyectos para atrás.
Es tu tierra quien pide.
¡No vas a abandonar!



Lo que se obtiene con trabas
se goza con más amor;
al final llega el triunfo
cuando hay constancia y valor.



Piensa que sos sangre joven
presente de un pueblo
que quiere arrancar.



Vamos, que así todos juntos
tendremos la imagen
de Argentina en paz.



Amigo quiero pedirte,
hay que poner atención,
es el deseo de un pueblo
de contar con tu opinión.



Trabajador, estudiante,
empresario, productor:
Participar es la idea
por Argentina en unión.



Piensa que sos sangre joven
presente de un pueblo
que quiere arrancar.



Vamos, que así todos juntos
tendremos la imagen
de Argentina en paz.
Roberto Rimoldi Fraga nació el 11 de septiembre de 1944 en Hurlingham, provincia de Buenos Aires. Es un famoso y reconocido cantante folklórico argentino, cuyos temas tienen además amplia difusión continental, así como un hombre plenamente comprometido en la lucha por la Causa Nacional.

Argentino hasta la muerte.
Roberto Rimoldi Fraga irrumpió con su particular estilo en los festivales más encumbrados del país. Con apenas 20 años conquistó el prestigioso Festival Nacional de Folklore de Cosquín. Asimismo, Baradero, Jesús María, Río Ceballos y Balcarce, entre otros, lo contaron como atractivo infaltable en varias de sus ediciones, y así convirtió su "Argentino hasta la muerte" en marca registrada que perdura en nuestros días.
En su consecuente lucha por reivindicar la figura de nuestros caudillos más nobles, la consideración popular lo identificó como uno de los intérpretes preferidos de nuestro acervo nativo. Como prueba de ello, destacamos que fue designado Padrino de la Provincia de la Rioja. Así también, la Junta de Estudios Históricos del Instituto Sanmartiniano le entregó su condecoración más alta, por méritos y honores patrióticos.

Don Juan Manuel de Rosas.

En Septiembre de 1989, el artista y el hombre cumplieron uno de sus sueños más anhelados: promover y presidir la Comisión Popular Pro-Repatriación de los restos del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas, empresa que culminó exitosamente con el retorno a suelo patrio del Restaurador de las Leyes.
Guiado por la profunda convicción en la trascendencia de alcanzar una identidad nacional propia, en el año 1997 plasmó su idea de producir un programa televisivo. Así nació en Canal 7 "Sembrando Con..Ciencia" un ciclo que rápidamente se ganó la preferencia y el corazón de la Familia Argentina. Logró así una importante acción docente a nivel masivo, donde pudo expresarse un amplio espectro de la argentinidad: paisanos, gente de fe, artesanos, cantores e intérpretes consagrados del folklore, como así también jóvenes valores representantes de las nuevas generaciones.
Política y conferencia

Como corolario de su pensamiento y ratificando su permanente compromiso con la Causa Nacional, en el año 2007 decidió incursionar en la acción política, presentando su candidatura como intendente del Partido de Pilar.
El viernes 20 de junio del 2008, Día de la Bandera, Roberto Rimoldi Fraga celebró la fecha en Casa Patria con un evento de altísimo nivel: una conferencia y show exclusivo. La conferencia se titulaba "La búsqueda de la Conciencia Nacional".
La fama de Rimoldi Fraga se extiende por toda Latinoamérica y es uno de los máximos referentes de la música nacional argentina.

Fuente de información: Metapedia.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Cumpleaños por Ángel González.


Cumpleaños.

Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en el aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!

Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.

martes, 27 de septiembre de 2016

A PARTIR DE MAÑANA - ALBERTO CORTEZ.

"A partir de mañana empezaré a vivir la mitad de mi vida;
a partir de mañana empezaré a morir la mitad de mi muerte;
a partir de mañana empezaré a volver de mi viaje de ida;
A partir de mañana empezaré a vivir una vida más sana,
a partir de mañana empezaré a medir cada golpe de suerte.
el tabaco mejor y también por qué no, las mejores manzanas,
es decir, que mañana empezaré a rodar por mejores caminos;
Hasta el día de hoy, sólo fui lo que soy, "aprendiz de Quijote",
la mejor diversión y en la mesa mejor, el mejor de los vinos.
Ahora debo pensar que no pueden dejar de sonar las campanas,
he podido luchar y hasta a veces ganar, sin perder el bigote. aunque tenga que hacer, más que hoy y que ayer...
o a partir de mañana decidiera morir la mitad de mi vida,
a partir de mañana. Si a partir de mañana decidiera vivir la mitad de mi muerte
Si a partir de mañana decidiera vivir una vida tranquila
a partir de mañana debería aceptar, que no soy el más fuerte, que no tengo valor ni pudor de ocultar mis más hondas heridas.
te has quedado sin luz, ya no tienes valor, se acabó tu misterio".
y dejara de ser soñador, para ser un sujeto más serio, todo el mundo mañana me podría decir: "se agotaron tus pilas, Cada golpe de suerte empezaré a medir a partir de mañana.
La mitad de mi vida empezaré a vivir... a partir de mañana.
De mi viaje de ida empezaré a volver a partir de mañana.
La mitad de muerte empezaré a morir a partir de mañana.

domingo, 25 de septiembre de 2016

Por cuatro días locos - Rodolfo Sciammarella.

Por cuatro días locos 
de Rodolfo Sciammarella.

Por cuatro días locos
que vamos a vivir.
Por cuatro días locos
que vamos a vivir.
Por cuatro días locos
te tenés que divertir.
Por cuatro días locos
te tenés que divertir.

Es esta vida la mescolanza
de diversiones y de pesar.
No pierdan nunca las esperanzas
y aprendan todos este cantar.

Por cuatro días locos
que vamos a vivir.
Por cuatro días locos
que vamos a vivir.
Por cuatro días locos
te tenés que divertir.
Por cuatro días locos
te tenés que divertir.

Si en la ruleta usted patina
o si la mina se las tomó.
No llore hermano por el espiante,
olvide y cante como hago yo.

Por cuatro días locos
que vamos a vivir.
Por cuatro días locos
que vamos a vivir.
Por cuatro días locos
te tenés que divertir.
Por cuatro días locos
te tenés que divertir.

Si una hipoteca o un documento
lo están poniendo fuera de sí.
Si con su suegra se las ve negras,
usted se alegra cantando así:

Por cuatro días locos
que vamos a vivir.
Por cuatro días locos
que vamos a vivir.
Por cuatro días locos
te tenés que divertir.
Por cuatro días locos
te tenés que divertir.

Si usted ha tirado una cana al aire
y llega en copas tarde a su hogar.
Si su patrona protesta y grita
usted musita este cantar:

Por cuatro días locos
que vamos a vivir.
Por cuatro días locos
que vamos a vivir.
Por cuatro días locos
te tenés que divertir.
Por cuatro días locos
te tenés que divertir.


sábado, 24 de septiembre de 2016

Salud dinero y amor - Rodolfo Sciammarella.

Tres cosas hay en la vida:
salud, dinero y amor.
El que tenga esas tres cosas
que le de gracias a Dios.
Pues, con ellas uno vive
libre de preocupación,
por eso quiero que aprendan
el refrán de esta canción.

El que tenga un amor,
que lo cuide, que lo cuide.
La salud y la platita,
que no la tire, que no la tire.
Hay que guardar, eso conviene
que aquel que guarda, siempre tiene.
El que tenga un amor,
que lo cuide, que lo cuide.
La salud y la platita,
que no la tire, que no la tire.

Un gran amor he tenido
y tanto en él me confié.
Nunca pensé que un descuido
pudo hacérmelo perder.
Con la salud y el dinero
lo mismo me sucedió,
por eso pido que canten
el refrán de esta canción.

Rodolfo Sciamarella (nacido en el Barracas el 8 de octubre de 1902 – falleció el 24 de junio de 1973 en Buenos Aires) fue un pianista, compositor y autor argentino de temas musicales populares.
Entre sus obras se encuentran, entre otras, Salud, Dinero y Amor, Besos brujos, Vieja recova, Che Bartolo, Dos en uno, Qué fácil es decir, Hacelo por la vieja, Llévatelo todo, Pura sangre, De igual a igual y el Himno de las Américas. Otro notable éxito que a fuerza de difusión aprendió todo el país fue, allá por 1950, cuando Alberto Castillo la emprendió con la marcha “Por cuatro días locos”.
Por sus ideas cercanas al peronismo; fue autor, entre otras canciones partidarias de escasa difusión, de la marcha “Evita capitana”, que grabaran no comercialmente Nelly Omar y Juanita Larrauri por esas ideas fue obligado al exiliado en México tras el derrocamiento de la presidencia de Juan Domingo Perón en 1955 y luego a España en 1962 donde fueron frecuentes sus visitas en España a la residencia del General Perón, quien también estaba exiliado en Madrid en el barrio Puerta de Hierro.

Salud dinero y amor - Rodolfo Sciammarella. Canta Francisco Amor.

LA ESPERANZA - Lydia Musachi.-

Los cerros eran el horizonte por los cuatro costados. Perdida en el fondo del valle donde serpentea el río mas caudaloso, entre un bosquecito perfumado de yuyos, allí se encuentra Mi Esperanza, una finca serrana, fresca y con olor a hogar desde su amplia galería.
Para los lugareños la finca es una leyenda y en cuanto me contaron algunos de sus misterios mi instinto de comunicadora me empujó a querer conocerla para luego contar lo que ví, lo que sentí y lo que imaginé sobre élla.
Golpeé las manos y enseguida salieron a ladrarme dos hermoso perros ovejeros, que al grito de su amo, volvieron sobre sus pasos. Allí de pie en la fresca galería, un anciano de buen porte y mejor pilcha gaucha, me observaba.
-Buenos días Señor!
-Buenos días Señorita, que se le ofrece? –respondió.
Y allí me quedé, parada y muda. Qué le podía decir?  Tenía miedo de ofenderlo y que me saque a guascazos con el hermoso rebenque se lucía colgado en la pared.
Me presento respetuosamente y le digo que soy una turista curiosa nomás, que me encantó su casa, todo el lugar y que pensé en su antigüedad, sus historias, y como me gusta escribir, a lo mejor pueda inspirarme y escribir por fin mi primer novela.
Me miró como sospechando, entrecerrando los ojos, pero al fin extendió su mano y me dijo me llamo Braulio Altamirano, pase Ud. y para eso de la novela, no creo que haya mucho para contar por acá.
Tomamos asiento en unos sillones rústicos de madera sin lustrar y paja trenzada, cómodos y cálidos como de hogar acogedor. Se me escapa la mirada hacia tantas bellas plantas que adornan la galería, jazmines trepadores, abrazando las columnas de caños verde inglés, tinajas panzonas llenas de malvones, láminas de Molina Campos adornando las blancas paredes y  lazos de amor colgando de las macetas. El olor a campo llena mis pulmones y una linda señora parada frente a mí, me extiende su mano. Una sonrisa en su boca y una trenza oscura cayendo sobre el pecho.
-          Sea bienvenida a nuestra casa, que la trae por aquí?
-          Me traen la paz de este lugar y la belleza de su casa, contesté. Pero soy muy curiosa y me parece que hay historia detrás de estos muros y quizás algunas muy lindas y románticas. No puede haber pasado la vida, sin haber dejado rastros en un lugar tan especial.
-          Tiene razón, me contestó,-esta casa y este lugar,-están plenos de historias, de luchas hostiles, de amores difíciles y de grandes acontecimientos. Al menos así  sentimos los que algo de todo eso hemos vivido aquí.
Así fui aceptada como huésped de honor en esa bella casa, y allí mismo percibí que el argumento de mi novela estaba asegurado.
Me alegró el corazón la amabilidad del matrimonio, tanto como si hubieran estado  estado esperando mi llegada. Quizás les parecí sincera o les recordé a alguna hija que anduviera lejos por el mundo, fue la explicación que me dí.
Como no llevaba equipaje, la dueña de casa, que allí supe que se llamaba María, me ofreció todo lo necesario para mi higiene personal y me acompañó al cuarto de huéspedes.
Cercano ya el mediodía, el sol picaba fuerte, así que me convidaron con un vaso de agua fresca, recién extraída a balde y cadena de un aljibe que se veía en el patio.
Conversamos un rato, los tres en la galería y luego pasamos al comedor, dónde María presentó una asadera con carne dorada , acompañada de hortalizas y verduras.
Que rica me pareció la comida, que linda conversación tuvimos los tres solos en la casa, parecíamos como si fuéramos de la familia y que hubiéramos pasado mucho tiempo sin vernos. Me impresionó el tratamiento cariñoso entre la pareja, con cuanto amor se atendían mutuamente. María era tratada con dulzura por su esposo y élla respondía con respeto, pero se leía el amor en su mirada. Observé callada que la vida en esa casa era como en un remanso de paz.
Me contaron que Don Braulio había heredado ese campo de sus padres, hace muchos años, que tenían algunas cabezas de ganado para subsistir y caballos mansos para salir a recorrer el paisaje.
-La señora monta muy bien desde que era niña, me dijo su marido acariciándole el pelo. Y ordeña una vaca todas las mañanas, abre la puerta del corral a las cabras y ovejas para que salgan hacia el cerro a pastar, acompañadas por los perros. Ellos mismos las arrean hacia los corrales al atardecer, donde María las espera y las vuelve a encerrar.
-Se encuentra a gusto? Me preguntaron  a dúo. Mi respuesta positiva los hizo sonreír y propusieron que me fuera a dormir una linda siesta y que luego tenían algunas cosas para contarme, que seguramente servirían para escribir una novela.
- Y de ésas que tienen final feliz, dice María, tocando suavemente la mejilla de su esposo.
Luego de la siesta y de unos ricos mates con tortillas, salimos los tres a caballo, para recorrer el pequeño valle, llegando hasta un arroyito rumoroso, que salpicaba las orillas pobladas de berros.
 Pese a que Don Braulio no era joven como su esposa, se los veía saludables y felices de vivir de manera tan sencilla y con tanta libertad, cabalgaban conversando entre éllos y a cada rato me señalaban algún árbol añoso o algunos pájaros que salían volando, nombrándolos y contando alguna anécdota.
Al regresar, ya era el atardecer, la señora se dirigió a supervisar sus animales en el corral y a prepara la cena en la cocina. Quise acompañarla pero me indicó que me quedara junto a su esposo a tomar un refresco en la galería y que le pidiera que me contara algún acontecimiento o leyenda, porque el tenía buena memoria.
Mejor lo dejamos para después de la cena, me dijo don Braulio, vaya nomás a la cocina, si es su gusto. La típica cocina de campo me asombró por su limpieza y por el orden. Ollas y sartenes colgaban sobre la cocina a leña, con una típica campana instalada sobre las hornallas y la luz provenía de una antigua lámpara de hierro que pendía de las vigas del techo, alto y señorial. Pronto estábamos cenando en el comedor y mis sentimientos eran como de estar viviendo en otro tiempo.
Afuera la noche era silenciosa y tibia. La luna señoreaba en un cielo azul-negro, cuajado de luciérnagas titilantes y se prestaba para sentarnos a tomar mates con cedrón en la galería y también para escuchar las historias que me tenían prometidas y que me llenaban de interrogantes.
Don Braulio la mira a María y le dice: -le contamos nuestra historia? Y élla riendo le dice que sí, que yo merecía escribir mi primer novela y que éllos podían colaborar.
Había una vez, hace muchos años, una casa de campo, dónde vivía una pareja que había llegado a casarse tras muchas vicisitudes, chismes de comadres y lágrimas derramadas. El varón, hijo de un hombre de campo, con reglas estrictas respecto al honor y la virtud, se había enamorado de Juliana, una bonita niña de un establecimiento ubicado en los cerros. Al tiempo de conocerla, le propuso matrimonio, soslayando las recomendaciones de su padre, que había oído que la joven no era tan virtuosa como él pretendía que fuera la mujer elegida para esposa de su hijo. Se comentaba que la señorita había sufrido una violación, en el transcurso de un viaje a la ciudad cercana. Tras reuniones, llantos y discusiones familiares, los enamorados deciden fugarse y en una capilla perdida en los cerros, se casaron. Anduvieron trabajando en lo que encontraban, ambos estaban acostumbrados al trabajo duro, y al final se afincaron, ya con una hija, en una pequeña casa, entre molles y algarrobos a la orilla del Río Grande. Al tiempo, Juliana enfermó gravemente y ya no pudo hacerse cargo de las tareas que demandaba el hogar. Su hija, de apenas 10 años, se hizo cargo del cuidado de su madre enferma y de las tareas de la casa. Dejó de concurrir a la escuelita rural y asistió hasta el último momento a su querida madre. Luego del dolor por su partida, la vida siguió su curso. La pequeña volvió a la escuela, su padre le ensillaba el caballo y cada mañana partía para hacer una hora de camino, por estrechos senderos en el monte, y asistir entusiasmada a sus clases. Al terminar su escolaridad, se dedicó de lleno al cuidado de la casa, de las cabras y las ovejas, mientras el padre sembraba los claros del monte, alambraba y atendía el ganado que pastaba en los cerros.
Cada noche se encontraban en la mesa y comentaban los acontecimientos del día, lo que había hecho cada uno en lo suyo.
Y llegó la primavera al alma de la niña y soñó como lo hacen todas las jovencitas, con el amor y los ojos se le llenaron de pájaros y en su panza revoloteaban mariposas.
Su padre tenía 42 años y hacía 8 que había quedado viudo. No había vuelto a enamorarse, pese a que los domingos solía llegarse hasta el pueblo a visitar conocidos o jugar a las bochas en el boliche.
La joven era muy alegre y se notaba feliz de vivir de la manera en que lo hacía. Se arreglaba bien su largo pelo, se ponía color en las mejillas y los domingos se vestía para ir a misa a la capilla cercana. Al regresar cocinaba algo rico y ponía lindas flores en toda la casa. Un día sintió algo extraño en su pecho, cuando percibió la mirada de su padre, a través de la mesa del comedor y  sintió como le ardían las mejillas. Logró sonreír y levantarse apresurada a  lavar los platos. Qué me pasa, se preguntó.?
Otro día se vio ansiosa esperando que regresara del pueblo el hombre de la casa y  preocupada se puso a llorar. Qué es lo que me pasa? Decía para sí mismo. A quién le puedo contar?. Y decidió que el domingo iba a ir a la capilla, un rato antes de la misa, para poder hablar con el viejo cura que la conocía desde muy chica.
Por las noches no podía dormir, caminaba por la casa, intranquila, se miraba mucho en el espejo, deseaba y le preocupaba a la vez, que llegara el domingo. Una de esas noches de insomnio, deambulando por la casa, se topó de lleno con los ojos hermosos del hombre que creía era su padre y en la oscuridad, se acurrucó en su pecho como pidiendo su amparo, pero sus instintos y la sinrazón de sus sentimientos hicieron que levantara su cara y buscara su boca. El abrazo y el beso fue correspondido y luego se sintió tomada de la mano y conducida hacia la galería, donde se sentaron y la oscura noche fue testigo de la explicación de todas las cosas que le estaban sucediendo.
-          María, le dijo el hombre recién descubierto, yo no soy tu padre biológico, me casé con tu madre por amor a élla y a vos que venías en camino, fruto de la violación que le infligiera un desconocido a tu mamá en el camino a la ciudad. Eso explica lo que sientes, no llevas mi sangre, por eso ahora que has despertado como mujer, percibes sensaciones que te llenan de miedo y a la vez de alegría. Si no me equivoco, querida mía, estás enamorada y yo me culpo por haberte mirado con el amor que siento por ti, desde el día que me dí cuenta que ya eras una hermosa mujer.
-          Y aquí nos ve, señorita, después de 40 años, llenos de amor el uno por el otro y lejos de la gente que no entendió el lenguaje tan simple de la vida, el del amor.
Regresé a la “civilización” con la mas dulce de las experiencias y me puse a escribir una bella historia de amor, sin siquiera tener que usar la imaginación.

Lydia Musachi- Valle Hermoso, 10 de enero de 2010.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Martín Fierro, de José Hernández. “Dios hizo al blanco y al negro”.

Dios hizo al blanco y al negro          
sin declarar los mejores;
les mandó iguales dolores
bajo de una mesma cruz;
mas también hizo la luz
pa distinguir los colores                  
Ansí, ninguno se agravie;
no se trata de ofender;
a todo se ha de poner
el nombre con que se llama,
y a naides le quita fama,                 
lo que recibió al nacer
Y ansí me gusta un cantor
que no se turba ni yerra;
y si en su saber se encierra
el de los sabios profundos,                   
decíme cuál en el mundo
es el canto de la tierra.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Flor de lino (Vals, 1947) de Homero Expósito - Música de Héctor Stamponi.

FLOR DE LINO.

Deshojaba noches esperando en vano que le diera un beso,
pero yo soñaba con el beso grande de la tierra en celo.
Flor de Lino,
qué raro destino
truncaba un camino
de linos en flor...

Deshojaba noches cuando la esperaba por aquel sendero,
llena de vergüenza, como los muchachos con un traje nuevo:
¡cuántas cosas que se fueron,
y hoy regresan siempre por la siempre noche de mi soledad!

Yo la vi florecer como el lino
de un campo argentino maduro de sol...
¡Si la hubiera llegado a entender
ya tendría en mi rancho el amor!
Yo la vi florecer, pero un día,
¡mandinga la huella que me la llevó!
Flor de Lino se fue
y el hoy que el campo está en flor
¡ah malhaya! me falta su amor.

Hay una tranquera por donde el recuerdo vuelve a la querencia,
que el remordimiento de no haberla amado siempre deja abierta:
Flor de Lino,
te veo en la estrella
que alumbra la huella
de mi soledad...
Deshojaba noches cuando me esperaba como yo la espero,
lleno de esperanzas, como un gaucho pobre cuando llega al pueblo,
flor de ausencia, tu recuerdo
me persigue siempre por la siempre noche de mi soledad...

Momento Musical: Flor de lino - interpreta: Raly Barrionuevo.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

CUECA DEL JAMON (Cueca) de Ernesto Villavicencio y O. Valles.

Me trajeron la noticia, que ha mi compadre Don Pedro,
le llevaron de regalo, un jamón de un año y medio.
Ahí nomás monte a caballo,con intenciones de verlo.

Rumbeamos para su casa, nos fuimos con otros negros,
amigos de trasnochadas, cantores y guitarreros
Y cargue dos damajuanas de tinto blanco y patero.

Llegamos a eso de la medianoche,
como para darle una serenata.
Pelamos las violas, prendieron las luces,
apenas punteamos la primer tonada,
la puerta se abrió y adentro,
en la segunda les cuento.

La comadre prendió el horno, y empezó a armar empanadas.
Y entraron a caer vecinos, como por arte de magia
Cada cual traía un vino, y ahí nomás se armó la farra.
A la mesa iban cayendo chorizos y pan casero,
aceitunas queso e´chancho, y ensaladita de berro.
Y del jamón que les cuento, no quedaron ni los huesos.
Y ahí me tiene mi negra de vuelta,
los ojos rojizos, los labios morados,
Disculpe si traigo pesada la lengua,
culpa del compadre también me he curado.
De tanto vaciar los vidrios,
he perdido el equilibrio.

lunes, 19 de septiembre de 2016

DIOS A LA UNA (Canción) de Daniel Altamirano.

Dios, desde la noche de mi ayer,
Dios, en el aroma que no hallé,
Dios, en la sonrisa que encontré,
Dios, haya en el niño que no fue.

Recitado
No sé en qué calle, me dirás: ¡buen día!,
¡Ahh... tanto tiempo que  no estamos juntos!.
Yo te diré: Estoy tan ocupado, últimamente.
¿Y si te arrimas esta noche a casa?,
así charlamos y cenamos juntos.

Dios, esta noche cenaremos juntos,
habrá buen vino y estará en la mesa
lo más querido de mi vida entera
y algún recuerdo que golpeó a mi puerta.

Dios, esta noche cenaremos juntos,
no tardes tanto que la vida pura
no tiene tiempo y partirá a la una.

Recitado
Sabes de mí, lo que de ti no supe nunca,
Tal vez no pregunté, o todos me engañaban.
Pero hoy sé que tu nombre me recuerda un milagro
que se ha quedado a obscuras en nuestro corazón.

Dios, esta noche cenaremos juntos,
no tardes tanto que la vida pura
no tiene tiempo y partirá a la una.
Dios, esta noche cenaremos juntos,
no tardes tanto que la vida pura
no tiene tiempo y partirá a la una.

Recitado
Dios, no te olvides, la mesa estará puesta
con flores, mantel blanco, y en la puerta
el barullo de los chicos jugando.
Dios, Dios espera, no te olvides
esta noche a la una.

sábado, 17 de septiembre de 2016

JAQUE A LA REINA de Silvia Angélica Montoto de Lazzeri.


JAQUE A LA REINA.

Marisa recorrió los senderitos de piedras blanqueados a la cal.


Era día de los Santos Difuntos y todas las sepulturas estaban colmadas de flores.

Algunas con velas encendidas, con coronas artesanales otras, muchas también abandonadas, casi borradas por el viento y la lluvia.

Numerosos eran los visitantes que iban y venían y, de tanto en tanto en algún cruce de senderos, se juntaban para entablar alguna conversación circunstancial.

Hacía calor, Marisa tenía la frente perlada de sudor y los pies hinchados.

Se detuvo varias veces para descansar y leer algunas lápidas cuyos nombres le resultaban familiares.

Finalmente llegó al lugar donde se hallaban sepultados sus padres. Mientras reponía las flores con agua fresca en los floreros y lustraba el bronce de las placas, una mueca, casi una sonrisa, se dibujó en su rostro.

Decir que Marisa sonreía ante la imagen solemne de una sepultura, quizá parezca paradógico, pero su pensamiento no podía abstraerse del recuerdo de aquellos dos seres, que en vida, ni remotamente hubieran elegido descansar juntos a la hora de la muerte.

Fue idea de sus hermanos, y ella, en el momento no se opuso, ¡Total en qué cambiaban las cosas! …Era una forma de seguir guardando las apariencias.
-¡No te preocupes papá!- dijo, y se sorprendió hablando sola en voz alta. ¡Sabré guardar tu secreto!...

Pasó la mano por el mármol, volvió a retocar las flores y comenzó a retirarse léntamente, mientras por su mente rodaban los recuerdos.

Aquella historia de amor de su padre, en la que quizá pudo encontrar la felicidad en los últimos años de su vida, fue el gran secreto que ella prometió guardar para siempre.

Sólo ella conoció a la mujer con la que su padre llevó una vida paralela a su matrimonio, que por otra parte, sólo era una falsa apariencia ante la sociedad, y la muchacha lo sabía.

La casualidad hizo que Marisa fuera cómplice de aquella relación.


Había sido hacía mucho tiempo, cruzando la plaza una tardecita de abril, en que las hojas de los tilos comenzaban su lluvia dorada sobre los canteros del parque.

Marisa salía de la facultad y caminaba enfrascada en sus pensamientos. Sólo el rumor de las hojas bajo sus pies la acompañaba.

De pronto, una pareja tomada de la mano apareció en el otro extremo del caminito y se sentó en un banco junto al cerco de retamas.

La figura del hombre, aún a la distancia, le era familiar. Una idea que, hasta le pareció ridícula, cruzó su mente.

-¡Qué parecido a papá!...

En ese instante una pelota perdida lanzada por unos niños que jugaban en el parque cayó al pie de la pareja.

El hombre se levantó para devolverla a sus dueños y su imagen plena quedó ante los ojos de Marisa.

Era su padre.-

Casi por instinto miró a la mujer que lo acompañaba. Era bastante más joven que él. Sonreía recostada en su hombro con gesto cariñoso.

Marisa siguió avanzando y quedaron casi frente a frente a pocos metros de distancia.

Había asombro en los ojos de la muchacha. Confusión en los del hombre maduro.

Él se adelantó y trató de explicarle, pero como ahora frente a su tumba, las palabras de su hija sólo fueron:

-¡No te preocupes papá, sabré guardar tu secreto!...

-¡Cuántos años han pasado! – dijo subrayando la frase con un suspiro.

Caminó hacia la salida del cementerio, pero a pocos metros se detuvo y dejó una flor sobre la tumba abandonada del gran amor de su padre.

-¡Fueron sólo piezas de ajedrez! _ Pensó con resignación – La partida de la vida ha terminado y los tres descansan en la misma caja!... 


Silvia Angélica Montoto.


SILVIA ANGÉLICA MONTOTO DE LAZZERI  es una escritora patagónica que nació en Marquinchao, centro de la meseta en la Línea Sur de la provincia de Río Negro. Se radicó en la adolescencia en  Ciudad de Villa Regina. 
Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Villa Regina y terciarios en el Instituto Superior de Formación y Perfeccionamiento Docente de Villa Regina. Se desempeñó la actividad docente en niveles primario y secundario siendo orientadora pedagógica del Plan Nacional de Alfabetización entre los años 1984 y 1989. 
En 1980 se hace acreedora al segundo premio en el Concurso de Poesías a nivel nacional "Dr. Gregorio Álvarez” con el poema "Un árbol, un hijo, un libro" y en el mismo concurso recibe una mención especial por el poema "Plegaria de un ciego".
Tiene varios libros entre ellos, podemos mencionar, Antología de Expresiones Literarias de Neuquén (1977), "Vuelo de palomas" publicado en 1983 en los talleres gráficos de la Organización de Escuelas Parroquiales (Or.Es.Pa) de Villa Regina. En diciembre de 1983 obtiene una mención especial en el Concurso Nacional de Poesías QUIJOTE DE PLATA con el poema "Para llegar al sur", publicado en el libro "Duendes" (1985, Editorial Amarú, Bs. As.)
En diciembre de 1989 publica el libro de poesías "Ocaso de los grillos" (Editorial Amaru, Buenos Aires).
En 1994 publica otro libro de poesías "Luna, retamas y sueños"(Editorial Esquel S.A., Chubut).
Residió en la Ciudad de San Carlos de Bariloche (provincia de Río Negro). Por Resolución N° 299-04  de la Ciudad de Bariloche reconoce con el "Premio al Mérito" a la escritora Silvia Montoto de Lazzeri por su producción literaria.
"Otro gallo cantaría y otros cuentos" (Ediciones Artesanales "La Lámpara, 2004) es su primer libro en prosa ilustrado por el reconocido artista plástico Juan Marchessi así como toda su obra literiaria fue declarada de interés provincial por la Legislatura de Río Negro.
La Municipalidad de Villa Regina lo declaró de interés municipal.
El cuento “La viuda del ferroviario” recibió el diploma la distinción en la S.A.D.E. (Sociedad de Escritores Patagónicos).
"La Libélula” (Ediciones Artesanales "La Lámpara,2009) es una obra de cuarenta y tres cuentos que por Declaración Nº 160/09  de la Legislatura de Río Negro se lo considera de interés cultural, educativo y social.

Silvia reside actualmente en Las Grutas y dirige un taller literario en las instalaciones de la biblioteca local, Comandante Luis Piedra Buena.