sábado, 28 de septiembre de 2019

¿Y SI PRUEBAS EN ESTE DÍA ? de Alfredo Cuervo Barrero.

¿Y SI PRUEBAS EN ESTE DÍA ?

Y si pruebas en este día,
a salir a la calle sin mirarte al espejo,
a salir simplemente como te sientes por dentro,
a disfrutar de las maravillas de tu pueblo,
a ir a todos lados con la cabeza alta,
a mirar a los ojos a las personas,
a intentar comprenderlas y que te comprendan.

Y si pruebas en este día,
a dar todo el cariño que tienes,
a quererte un poco más que ayer,
a definir tu personalidad,
a no hacer caso de lo que digan los demás,
a gustarte como eres, como estás.

Y si pruebas en este día,
a reírte de todo,
de los problemas que te amargan,
de los complejos que te inventas,
de las personas que crees que te atacan,
de los momentos que se te escapan.

Y si pruebas en este día,
a luchar por lo que quieres,
a desear sólo lo que te hace ser quien eres,
a dar gracias por la vida que vives,
a ordenar un poco más tu escala de valores,
a escuchar a ese que casi nunca oyes.

Y si pruebas en este día,
a vivir cada instante como si fuera único,
a no dejarte llevar por los malos ratos,
a hacer las paces contigo mismo,
a creer un poco más en tu destino,
a ser por fin tu mejor amigo.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Soneto de Pablo Neruda.

Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.

Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.

He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto, como un viaje.

Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.

Tema de Piluso de Fito Páez.

Cerca, Rosario siempre estuvo cerca
tu vida siempre estuvo cerca
y esto es verdad
vida, tu vida fue una hermosa vida
tu vida transformó la mia
y esto es verdad
y la vida como viene va
no hay merienda si no hay capitán
tanto, salimos por las calles tanto
bebimos en los bares santos
de la verdad
y algo, me dice que perdimos algo
perdimos y ganamos algo
algo en verdad
y la vida como viene va
no hay merienda si no hay capitán
nada nos deja mas en soledad
que la alegría si se va
volar, volar, volar, volar, volar
como es Alberto volar al más allá...
tira, la soga de tu cuello tira
la soga de mi cuello tira
y esto es verdad
y eran los tiempos de la primavera
dejaste tu sonrisa en ella
y esto es verdad
y la vida como viene va
no hay merienda si no hay capitán.

 Un homenaje al capo cómico rosarino Alberto Olmedo. 

martes, 24 de septiembre de 2019

MUCHO MÁS ALLÁ de Alejandra Pizarnik.-

¿Y qué si nos vamos anticipando
 de sonrisa en sonrisa
 hasta la última esperanza?

¿Y qué?
 ¿Y qué me da a mí,
 a mí que he perdido mi nombre,
 el nombre que me era dulce sustancia
 en épocas remotas, cuando yo no era yo
 sino una niña engañada por su sangre?
  

¿A qué, a qué
 este deshacerme, este desangrarme,
 este desplumarme, este desequilibrarme
 si mi realidad retrocede
 como empujada por una ametralladora
 y de pronto se lanza a correr,
 aunque igual la alcanzan,
 hasta que cae a mis pies como un ave muerta?

Quisiera hablar de la vida.
 Pues esto es la vida,
 Este aullido, este clavarse las uñas
 en el pecho, este arrancarse
 la cabellera a puñados, este escupirse
 a los propios ojos, sólo por decir,
 sólo por ver si se puede decir:
 «¿es que yo soy? ¿verdad que sí?
 ¿no es verdad que yo existo
 y no soy la pesadilla de una bestia?».
  

Y con las manos embarradas
 golpeamos a las puertas del amor.
 Y con la conciencia cubierta
 de sucios y hermosos velos,
 pedimos por Dios.

Y con las sienes restallantes
 de imbécil soberbia
 tomamos de la cintura a la vida
 y pateamos de soslayo a la muerte. 


Pues eso es lo que hacemos.
 Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
 hasta la última esperanza.


Flora Alejandra Pizarnik (Avellaneda, 29 de abril de 1936 - Buenos Aires, 25 de septiembre de 1972) fue una poeta y traductora argentina.

lunes, 23 de septiembre de 2019

PARA OTOÑO MALLORQUÍN por CARLOS BASABE.

PARA OTOÑO MALLORQUÍN.
Las Islas baleares de España, son cinco, cada una tiene una enorme belleza natural, la mayor de todas es Mallorca y en su parte norte abundan grandes acantilados que mueren en el Mar Mediterráneo. La parte sud está llena de playas y calas pequeñas que hacen las delicias de los turistas y los nativos.
En otoño, la fisonomía paisajística cambia sustancialmente y la llegada de esta estación, coincide con millones de pequeños pájaros migratorios llamados "estorninos", estos pájaros realizan bandadas que forman en el cielo unos dibujos parecidos a pañuelos cerca de la Ciudad de Palma antes de bajar buscando el calor.OTOÑO MALLORQUIN


Ha llegado el otoño generoso
de coloridos ocres y cenizas
las Islas van cambiando su ropaje
entre abundantes hierbas doloridas

Un atardecer cualquiera nos sorprenden
la ruidosa llegada de estorninos
arquitectos del vuelo donde anidan
figuras cambiantes de pañuelos

Es la estación del abuelo silencioso
que en sus apagados pasos va dejando
la huella de los años que ha vivido
trashumante en la vida sin espacios

Se apagaron las risas de los niños
en las playas de arena blanquesina
habrá que esperar otro verano
para sentir el agua turquesa y cristalina

Hay un silencio lozano en la ciudad
hay amaneceres de grillos en el campo
y las Islas duermen su ciclo programado
esperando el invierno sustancial y parco.

Autor: Carlos Basabe. Reginense que reside con su familia en España.

domingo, 22 de septiembre de 2019

POEMA CONJETURAL de Jorge Luis Borges.

POEMA CONJETURAL.


El doctor Francisco Laprida, asesinado el día 22 de setiembre de 1829 por los montoneros de Aldao, piensa antes de morir:

Zumban las balas en la tarde última.
Hay viento y hay cenizas en el viento,
se dispersan el día y la batalla
deforme, y la victoria es de los otros.
Vencen los bárbaros, los gauchos vencen.
Yo, que estudié las leyes y los cánones,
yo, Francisco Narciso de Laprida,
cuya voz declaró la independencia
de estas crueles provincias, derrotado,
de sangre y de sudor manchado el rostro,
sin esperanza ni temor, perdido,
huyo hacia el Sur por arrabales últimos.
Como aquel capitán del Purgatorio
que, huyendo a pie y ensangrentando el llano,
fue cegado y tumbado por la muerte
donde un oscuro río pierde el nombre,
así habré de caer. Hoy es el término.
La noche lateral de los pantanos
me acecha y me demora. Oigo los cascos
de mi caliente muerte que me busca
con jinetes, con belfos y con lanzas.
Yo que anhelé ser otro, ser un hombre
de sentencias, de libros, de dictámenes
a cielo abierto yaceré entre ciénagas;
pero me endiosa el pecho inexplicable
un júbilo secreto. Al fin me encuentro
con mi destino sudamericano.
A esta ruinosa tarde me llevaba
el laberinto múltiple de pasos
que mis días tejieron desde un día
de la niñez. Al fin he descubierto
la recóndita clave de mis años,
la suerte de Francisco de Laprida,
la letra que faltaba, la perfecta
forma que supo Dios desde el principio.
En el espejo de esta noche alcanzo
mi insospechado rostro eterno. El círculo
se va a cerrar. Yo aguardo que así sea.
Pisan mis pies la sombra de las lanzas
que me buscan. Las befas de mi muerte,
los jinetes, las crines, los caballos,
se ciernen sobre mí... Ya el primer golpe,
ya el duro hierro que me raja el pecho,
el íntimo cuchillo en la garganta.

sábado, 21 de septiembre de 2019

PRIMAVERA A LA VISTA de Octavio Paz.


Pulida claridad de piedra diáfana,
lisa frente de estatua sin memoria:
cielo de invierno, espacio reflejado
en otro más profundo y más vacío.

El mar respira apenas, brilla apenas.
Se ha parado la luz entre los árboles,
ejército dormido. Los despierta
el viento con banderas de follajes.

Nace del mar, asalta la colina,
oleaje sin cuerpo que revienta
contra los eucaliptos amarillos
y se derrama en ecos por el llano.

El día abre los ojos y penetra
en una primavera anticipada.
Todo lo que mis manos tocan, vuela.
Está lleno de pájaros el mundo.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Soneto LXXXIII de Pablo Neruda.


Soneto 83.
Es bueno, amor, sentirte cerca de mí en la noche,
invisible en tu sueño, seriamente nocturna,
mientras yo desenredo mis preocupaciones
como si fueran redes confundidas.

Ausente, por los sueños tu corazón navega,
pero tu cuerpo así abandonado respira
buscándome sin verme, completando mi sueño
como una planta que se duplica en la sombra.

Erguida, serás otra que vivirá mañana,
pero de las fronteras perdidas en la noche,
de este ser y no ser en que nos encontramos

algo queda acercándonos en la luz de la vida
como si el sello de la sombra señalara
con fuego sus secretas criaturas.


Cien sonetos de Amor de Pablo Neruda.-

lunes, 16 de septiembre de 2019

Tabernáculo del aire - Augusto Roa Bastos.



El vértice del aire y del gusano
con su guerra de penumbra y de sol es el Hombre.
Como el almendro herido de amanecer y lluvia,
como el cereal latido de las parvas.


Para sus lupanares ácidos el gusano,
para su troje opaca, trabaja sordamente
en la estirpe de cal de nuestros sueños,
guardián anticipado, topo de nuestro nombre.  

Pero el aire en sus altas moradas transparentes
baja desde las cumbres como un corzo de luna,
con sus iluminadas caracolas de nieve,
a llevarse en sus ágiles danzas el halo antiguo
de nuestra incorruptible y heredada hermosura. 

Si el gusano defiende sus estratos de hueso,
su cuévano de escorias,
remolcará en los aires el aire mi vigilia,
mi soledad, mi lumbre, mi nostalgia de cielo,
sobre un tornasolado sostén de mariposas,
sobre la voz ondeante del almendro y del trigo,
sobre el inaugurado resplandor de la harina
que amanece en los labios del hombre cuando apenas
la tierra es ya un distante torbellino de larvas...


Sobre la subterránea senectud del gusano
forja su anillo de oro, tiende su voz el aire.
  
Y así, cuando a la verde colina de la infancia,
mirando al cielo trémulos como el agua dormida,
retornan nuestros ojos a quedarse en silencio,
el aire es ya una escala que remonta la ardiente
Ciudadela de Dios.

Augusto Roa Bastos nacido en Asunción, Paraguay el 13 de junio de 1917.
Es considerado como el escritor más importante de su país y uno de los más destacados en la literatura latinoamericana.
Su infancia transcurre en Iturbe -pequeño pueblo culturalmente guaraní-, escenario y objeto referencial casi constante de su mundo novelístico.
En 1945 pasó un año en Inglaterra invitado por el British Council y como corresponsal de guerra de El País; allí entrevistó al general De Gaulle; de allí pasó a Francia y asistió como periodista a los juicios de Núremberg en Alemania.
En 1947 tuvo que abandonar Asunción, amenazado por la represión que el gobierno desataba contra los derrotados en un intento de golpe de estado, y se estableció en Buenos Aires, Argentina empleándose en una compañía de seguros; allí publicó la mayor parte de su obra.
El reconocimiento internacional le llegaría en 1974 con la publicación de Yo el Supremo, una vasta y ambiciosa novela considerada una obra cumbre de la literatura en español. Producto de siete años de trabajo e investigaciones, es un complejo retrato de José Gaspar Rodríguez de Francia, Dictador Perpetuo que gobernó el Paraguay entre 1814 y 1840.
En 1996 puso fin a su exilio de cuarenta años y regresó a Asunción, en donde fijó su residencia. En marzo de 1997 recibió la Orden de la Legión de Honorde Francia.
Ganó el Premio Cervantes en 1989 y sus obras han sido traducidas a, por lo menos, veinticinco idiomas.
Augusto Roa Bastos falleció en la misma ciudad en la que nació, el 26 de abril de 2005, a los 87 años de edad.

sábado, 14 de septiembre de 2019

Declaración de amor de Efraín Huerta.


Declaración de amor
de Efraín Huerta.
 Ciudad que llevas dentro
mi corazón, mi pena,
la desgracia verdosa
de los hombres del alba,
mil voces descompuestas
por el frío y el hambre.

Ciudad que lloras, mía,
maternal, dolorosa,
bella como camelia
y triste como lágrima,
mírame con tus ojos
de tezontle y granito,
caminar por tus calles
como sombra o neblina.

Soy el llanto invisible
de millares de hombres.

Soy la ronca miseria,
la gris melancolía,
el fastidio hecho carne.
Yo soy mi corazón desamparado y negro.

Ciudad, invernadero,
gruta despedazada.

Bajo tu sombra, el viento del invierno
es una lluvia triste, y los hombres, amor,
son cuerpos gemidores, olas
quebrándose a los pies de las mujeres
en un largo momento de abandono
-como nardos pudriéndose.

Es la hora del sueño, de los labios resecos,
de los cabellos lacios y el vivir sin remedio.

Pero si el viento norte una mañana,
una mañana larga, una selva,
me entregara el corazón desecho
del alba verdadera, ¿imaginas, ciudad,
el dolor de las manos y el grito brusco, inmenso,
de una tierra sin vida?
Porque yo creo que el corazón del alba
en un millón de flores,
el correr de la sangre
o tu cuerpo, ciudad, sin huesos ni miseria.

Los hombres que te odian no comprenden
cómo eres pura, amplia,
rojiza, cariñosa, ciudad mía;
cómo te entregas, lenta,
a los niños que ríen,
a los hombres que aman claras hembras
de sonrisa despierta y fresco pensamiento,
a los pájaros que viven limpiamente
en tus jardines como axilas,
a los perros nocturnos
cuyos ladridos son mares de fiebre,
a los gatos, tigrillos por el día,
serpientes en la noche,
blandos peces al alba;
cómo te das, mujer de mil abrazos,
a nosotros, tus tímidos amantes:
cuando te desnudamos, se diría
que una cascada nace del silencio
donde habitan la piel de los crepúsculos,
las tibias lágrimas de los relojes,
las monedas perdidas,
los días menos pensados
y las naranjas vírgenes.

Cuando llegas, rezumando delicia,
calles recién lavadas
y edificios-cristales,
pensamos en la recia tristeza del subsuelo,
en lo que tienen de agonía los lagos
y los ríos,
en los campos enfermos de amapolas,
en las montañas erizadas de espinas,
en esas playas largas
donde apenas la espuma
es un pobre animal inofensivo,
o en las costas de piedra
tan cínicas y bravas como leonas;
pensamos en el fondo del mar
y en sus bosques de helechos,
en la superficie del mar
con barcos casi locos,
en lo alto del mar
con pájaros idiotas.

Yo pienso en mi mujer:
en su sonrisa cuando duerme
y una luz misteriosa la protege,
en sus ojos curiosos cuando el día
es un mármol redondo.
Pienso en ella, ciudad,
y en el futuro nuestro:
en el hijo, en la espiga,
o menos, en el grano de trigo
que será también tuyo,
porque es de tu sangre,
de tus rumores,
de tu ancho corazón de piedra y aire,
de nuestros fríos o tibios,
o quemantes y helados pensamientos,
humildades y orgullo, mi ciudad,

Mi gran ciudad de México:
el fondo de tu sexo es un criadero
de claras fortalezas,
tu invierno es un engaño
de alfileres y leche,
tus chimeneas enormes
dedos llorando niebla,
tus jardines axilas la única verdad,
tus estaciones campos
de toros acerados,
tus calles cauces duros
para pies varoniles,
tus templos viejos frutos
alimento de ancianas,
tus horas como gritos
de monstruos invisibles,
¡tus rincones con llanto
son las marcas de odio y de saliva
carcomiendo tu pecho de dulzura!

Efraín Huerta  nacido en Silao, Guanajuato (México) el 18 de junio de 1914. Fallece en la Ciudad de México, 3 de febrero de 1982)​.  Poeta y periodista mexicano.

jueves, 12 de septiembre de 2019

LLEGAMOS DE LOS BARCOS.-

Quería escribir una zamba
que no fuera igual a otras zambas
porque las zambas mas lindas
ya fueron escritas

Quería que fuera una zamba
que un poco explicara desde donde vinimos
y así seria mas simple saber donde vamos

Los brasileros salen de la selva
los mejicanos vienen de los indios
pero nosotros los argentinos
llegamos de los barcos
pero nosotros los argentinos
llegamos de los barcos

Quería escribir una zamba
que nadie de nosotros
pero que nadie dijera
que ahora escribo zambas

Quería que fuera una zamba
que hable de nosotros
y de esta tierra que amamos
y es mezcla de todos

Los brasileros salen de la selva
los mejicanos vienen de los indios
pero nosotros los argentinos
llegamos de los barcos
pero nosotros los argentinos
llegamos de los barcos.

martes, 10 de septiembre de 2019

Nueva Zamba para mi Tierra de Litto Nebbia.

No quiero vivir sin ti, mi tierra
lo supe fuera de ti, mi tierra
pregunten dónde quiero sufrir
O en que zona quiero amar
o en que lugar voy a morir
pues en mi tierra.
Nadie dice que te quiere, mi tierra
Nunca mientras te caminan, mi tierra
amaneciendo en Montevideo
ya todos sienten que te extrañan
que no son nada sin ti, mi tierra.
Si en un espejo nos miramos
notamos que algo va cambiando
cada día, cada herida
esto también le sucede
a la madre de todas las cosas
y esa es mi tierra.
No quiero vivir sin ti, mi tierra
me interesa hasta tu desencuentro
si algún rumbo he de seguir
si una historia quiero hacer
si un camino he de trazar
que sea en mi tierra.
Si en un espejo nos miramos
notamos que algo va cambiando
cada día, cada herida
esto también le sucede
a la madre de todas los días
y esa es mi tierra.
No quiero vivir sin ti, mi tierra
lo supe fuera de ti, mi tierra
pregunten dónde quiero sufrir
O en que zona quiero amar
o en que lugar voy a morir
pues en mi tierra.


Félix Francisco Nebbia Corbacho, mejor conocido como Litto Nebbia es un  Rosario nacido en “la Cuna de la Bandera Argentina” el  21 de julio de 1948 es un renombrado cantante y compositor de rock argentino, considerado como uno de los fundadores del rock en español. Su canción "La Balsa" de 1967 (en coautoría con Tanguito), interpretada por su banda Los Gatos, desató el éxito masivo del rock en español en Argentina en desaparecida la pizzería La Perla del Once. Hijo de músicos humildes de origen piamontés.
A raíz de la última dictadura militar argentina Nebbia se radicó durante unos años en México donde compuso una de sus canciones más famosas, "Sólo se trata de vivir", asimismo en México crea su propio sello Melopea, nombre tomado de su álbum de 1974.

domingo, 8 de septiembre de 2019

Oda al Santísimo Sacramento del Altar de Federico García Lorca.

Oda al Santísimo Sacramento del Altar.

I - Exposición

Pange lingua gloriosi corporis misterium.

Cantaban las mujeres por el muro clavado
cuando te vi, Dios fuerte, vivo en el Sacramento,
palpitante y desnudo, como un niño que corre
perseguido por siete novillos capitales.

Vivo estabas, Dios mío, dentro del ostensorio.
Punzado por tu Padre con aguja de lumbre.
Latiendo como el pobre corazón de la rana
que los médicos ponen en el frasco de vidrio.

Piedra de soledad donde la hierba gime
y donde el agua oscura pierde sus tres acentos,
elevan tu columna de nardo bajo nieve
sobre el mundo de ruedas y falos que circula.

Yo miraba tu forma deliciosa flotando
en la llaga de aceites y paño de agonía,
y entornaba mis ojos para dar en el dulce
tiro al blanco de insomnio sin un pájaro negro.

Es así, Dios anclado, como quiero tenerte.
Panderito de harina para el recién nacido.
Brisa y materia juntas en expresión exacta,
por amor de la carne que no sabe tu nombre.

Es así, forma breve de rumor inefable,
Dios en mantillas, Cristo diminuto y eterno,
repetido mil veces, muerto, crucificado
por la impura palabra del hombre sudoroso.

Cantaban las mujeres en la arena sin norte,
cuando te vi presente sobre tu Sacramento.
Quinientos serafines de resplandor y tinta
en la cúpula neutra gustaban tu racimo.



II - Mundo

Agnus Dei qui tollis pecata mundi. Miserere nobis


Noche de los tejados y la planta del pie,
silbaba por los ojos secos de las palomas.
Alga y cristal en fuga ponen plata mojada
los hombros de cemento de todas las ciudades.

La gillette descansaba sobre los tocadores
con su afán impaciente de cuello seccionado.
En la casa del muerto, los niños perseguían
una sierpe de arena por el rincón oscuro.

Escribientes dormidos en el piso catorce.
Ramera con los senos de cristal arañado.
Cables y media luna con temblores de insecto.
Bares sin gente. Gritos. Cabezas por el agua.

Para el asesinato del ruiseñor, venían
tres mil hombres armados de lucientes cuchillos.
Viejas y sacerdotes lloraban resistiendo
una lluvia de lenguas y hormigas voladoras.

Noche de rostro blanco. Nula noche sin rostro.
Bajo el sol y la luna. Triste noche del mundo.
Dos mitades opuestas y un hombre que no sabe
cuándo su mariposa dejará los relojes.

Debajo de las alas del dragón hay un niño.
Caballitos de cardio por la estrella sin sangre.
El unicornio quiere lo que la rosa olvida,
y el pájaro pretende lo que las aguas vedan.

Sólo tu Sacramento de luz en equilibrio
aquietaba la angustia del amor desligado.
Sólo tu Sacramento, manómetro que salva
corazones lanzados a quinientos por hora.

Porque tu signo es clave de llanura celeste
donde naipe y herida se entrelazan cantando,
donde la luz desboca su toro relumbrante
y se afirma el aroma de la rosa templada.

Porque tu signo expresa la brisa y el gusano.
Punto de unión y cita del siglo y el minuto.
Orbe claro de muertos y hormiguero de vivos
con el hombre de nieves y el negro de la llama.


Mundo, ya tienes meta para tu desamparo.
Para tu horror perenne de agujero sin fondo.
¡Oh Cordero cautivo de tres voces iguales!
¡Sacramento inmutable de amor y disciplina!


III - Demonio

Quia tu es Deus, fortitudo mea, quare me sepulisti?

et quare tristis incedo dum affligit me inimicus?

Honda luz cegadora de materia crujiente,
luz oblicua de espadas y mercurio de estrella,
anunciaban el cuerpo sin amor que llegaba
por todas las esquinas del abierto domingo.


Forma de la belleza sin nostalgias ni sueño.
Rumor de superficies libertadas y locas.
Médula de presente. Seguridad fingida
de flotar sobre el agua con el torso de mármol.


Cuerpo de la belleza que late y que se escapa.
Un momento de venas y ternura de ombligo.
Amor entre paredes y besos limitados,
con el miedo seguro de la meta encendida.


Bello de luz, oriente de la mano que palpa.
Vendaval y mancebo de rizos y moluscos.
Fuego para la carne sensible que se quema.
Níquel para el sollozo que busca a Dios volando.


Las nubes proyectaban sombras de cocodrilo
sobre un cielo incoloro batido por motores.
Altas esquinas grises y letras encendidas
señalaban las tiendas del enemigo Bello.


No es la mujer desnuda ni el duro adolescente
ni el corazón clavado con besos y lancetas.
No es el dueño de todos los caballos del mundo
ni descubrir el anca musical de la luna.


El encanto secreto del enemigo es otro.
Permanecer. Quedarse en la luz del instante.
Permanecer clavados en su belleza triste
y evitar la inocencia de las aguas nacidas.


Que al balido reciente y a la flor desnortada
y a los senos sin huellas de la monja dormida
responda negro toro de límites maduros
con la flor de un momento sin pudor ni mañana.


Para vencer la carne del enemigo bello,
mágico prodigioso de fuegos y colores,
das tu cuerpo celeste y tu sangre divina
en este Sacramento definido que canto.


Desciendes a la materia para hacerte visible
a los ojos que observan tu vida renovada
y vences sin espadas, en unidad sencilla,
al enemigo bello de las mil calidades.


¡Alegrísimo Dios! ¡Alegrísima Forma!
Aleluya reciente de todas las mañanas.
Misterio facilísimo de razón o de sueño,
si es fácil la belleza visible de la rosa.


Aleluya, aleluya del zapato y la nieve.
Alba pura de acantos en la mano incompleta.
Aleluya, aleluya de la norma y punto
sobre los cuatro vientos sin afán deportivo.


Lanza tu Sacramento semillas de alegría
contra los perdigones de dolor del Demonio,
y en el estéril valle de luz y roca pura
la aguja de la flauta rompe un ángel de vidrio.


IV - Carne

Qué bien os quedasteis
galán del cielo,
que es muy de galanes
quedarse en cuerpo

Lope de Vega Canto de los cantares



Por el nombre del Padre, roca luz y fermento,
por el nombre del Hijo, flor y sangre vertida,
en el fuego visible del Espíritu Santo,
Eva quema sus dedos teñidos de manzana.

Eva gris y rayada con la púrpura rota,
cubierta con las mieles y el rumor del insecto.
Eva de yugulares y de musgo baboso
en el primer impulso torpe de los planetas.


Llegaban las higueras con las flores calientes
a destrozar los blancos muros de disciplina.
El hacha por el bosque daba normas de viento
a la pura dinamo clavada en su martirio.


Hilos y nervios tiemblan en la sección fragante
de la luna y el vientre que el bisturí descubre.
En el diván de raso los amantes aprietan
los tibios algodones donde duermen sus huesos.

¡Mirad aquel caballo cómo corre! ¡Miradlo
por los hombros y el seno de la niña cuajada!
¡Mirad qué tiernos ayes y qué son movedizo
oprimen la cintura del joven embalado!

¡Venid, venid! Las venas alargarán sus puntas
para morder la cresta del caimán enlunado,
mientras la verde sangre de Sodoma reluce
por la sala de un yerto corazón de aluminio.

Es preciso que el llanto se derrame en la axila,
que el mano recuerde blanda goma nocturna.
Es preciso que ritmos de sístole y diástole
empañen el rubor inhumano del cielo.

Tienen en lo más blanco huevecillos de muerte
(diminutos madroños de arsénico invisible),
que secan y destruyen el nervio de luz pura
por donde el alma filtra lección de beso y ala.

Es tu cuerpo, galán, tu boca, tu cintura,
el gusto de tu sangre por los dientes helados.
Es tu carne vencida, rota, pisoteada,
la que vence y relumbra sobre la carne nuestra.

Es el gesto vacío de lo libre sin norte
que se llena de rosas concretas y finales.
Adán es luz y espera bajo el arco podrido
las dos niñas de lumbre que agitaban sus sienes.

¡Oh Corpus Christi! ¡Oh Corpus de absoluto silencio,
donde se quema el cisne y fulgura el leproso!
¡Oh blanca forma insomne!
Angeles y ladridos contra el rumor de venas.