domingo, 28 de junio de 2020

Las cosas de Jorge Luis Borges.


El bastón, las monedas, el llavero,
La dócil cerradura, las tardías
Notas que no leerán los pocos días
Que me quedan, los naipes y el tablero,
Un libro y en sus páginas la ajada
Violeta, monumento de una tarde
Sin duda inolvidable y ya olvidada,
El rojo espejo occidental en que arde
Una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
Limas, umbrales, atlas, copas, clavos,
Nos sirven como tácitos esclavos,
Ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
No sabrán nunca que nos hemos ido.

viernes, 26 de junio de 2020

EL POEMA DE ROBOT de LEOPOLDO MARECHAL.-


EL POEMA DE ROBOT.
El ingeniero de Robot; se dijo:
«Hagamos a Robot a nuestra imagen
y nuestra semejanza».
Y compuso a Robot, cierta noche de hierro,
bajo el signo del hierro y en usinas más tristes
que un parto mineral.
Sobre sus pies de alambre la Electrónica,
ciñendo los laureles robados a una musa,
lo amamantó en sus pechos agrios de logaritmos.
Pienso en mi alma: «El hombre que construye a Robot
necesita primero ser un Robot él mismo,
vale decir podarse y desvestirse
de todo su misterio primordial».
Robot es un imbécil atorado de fichas,
hijo de un padre zurdo y una madre sin rosas.

No es bajo el soplo de la indignación
que refiero esta historia sucia como el uranio.
Yo no maté a Robot con la sal de la ira,
sino con los puñales de la ecuanimidad.
No me gusta el furor que se calza de viento
sólo para barrer golondrinas y hojas:
el furor es amable si responde a un teorema
serio como Pitágoras.
Yo viví en una charca de batracios
prudentes y sonoros en su limo.
Cierta vez pasó un águila sobre nuestras cabezas,
y todos opinaron: «Ese vuelo no existe».
Yo me quedé admirando la excelsitud del águila,
y construí motores de volar.
Los batracios dijeron: «Es orgullo».
Les respondí: «Batracios, la mía es altivez».
El orgullo es un flato del Yo separativo,
mas la altivez declara su propia elevación.

Y aquí estoy, agradable de aforismos,
tal un árbol que empuja sus yemas reventonas.
La casa de Robot está en el polo
contrario del enigma,
y el que a Robot destruye vuelve a mirar el rostro
perdido de. la ciencia.
Yo fui un ser como todos los que nacen de vientre:
rosa más rosa menos, era igual mi niñez
a todas las que gritan o han gritado
junto a ríos cordiales.

Un día mis tutores, fieles a la Didáctica,
me confiaron al arte de Robot.
Mis tutores murieron: eran santos idiotas.
Yo he regado sus tumbas con yoduro de sodio.
Pensando en el astuto cerebro de la Industria,
Robot era un brillante pedagogo sin hiel,
un conjunto de piezas anatómicas
imitadas en cobre y en tungsteno.
Su cabeza especiosa de válvulas y filtros
y su pecho habitado por un gran corazón
(obra de cien piedades fotoeléctricas)
hacían que Robot usase un alma
de mil quinientos voltios.

En rigor, era nulo su intelecto
y ajena su terrible voluntad.
Pero Robot, mirado en sus cabales,
era un hijo brutal de la memoria,
y un archivista loco, respondiendo a botones
o teclas numerados por la triste cordura.
A los que se deleitan con vistosos retratos
les diré que sin duda Robot no era un Adonis.

Visto de frente y con el ojo alerta,
parecía una cruza de marciano y reloj;
y visto de perfil, su hermosura era igual
a la de un ciclotrón en vendimia de isótopos.
No obstante lo que más imponía en Robot
era su honradez inexorable?
una honradez fundida y niquelada
por demiurgos envueltos en iones y sigilo.
Podría ser que atentos a mi ultima estrofa,
se dijesen algunos que aliviano el poema
con las fáciles plumas de la comicidad.
Advierto yo a esos héroes que naufragan
en el bacín lujoso de Aristóteles,
que mi poema es trágico y risible
como un final de siglo.

La risa visceral de la Comedia
no ha de ser inferior a los hipos del Drama.
Si lo cómico nace de cierta privación,
límite o quebradura de algún ser,
todo lo que se instala fuera del Gran Principio
ya es cómico en alguna medida razonable.
La muerte de Robot me ha dictado sentencias
que ya diré a su tiempo y en lugar exactos;
pues escandalizar a los mayores
también es evangélico.

Desde que yo, el aeda, perpetré mi laudable
quemazón, de teorías y cisnes literarios,
no se aburren las Musas, y el poema
recobra su abnegada vocación
de apresar lo decible y lo indecible.
A Robot entregaron mi puericia,
y en esa hora sollozó un arcángel
y se rió un demonio»
Yo lo ignoraba entonces, como es justo,
pues en la gloria de Robot no hay ángeles
ni demonologías en su infierno, sino la exaltación o la tristeza
del átomo de hidrógeno.

Se daba por sentado que yo era el Gran Vacío
y era Robot la Grande Plenitud.
De modo tal que abriendo la espita de Robot:,
llenaba mi vacío con la ciencia más pura,
según la ley alentadora
de los vasos comunicantes.

Los verdores del alma, sus trascendentes plumas
y toda irradiación que no registren
los contadores Geiger
eran para Robot y sus profetas
o un abolido ensueño de calvas teologales
o las divagaciones del mono progresista
con que soñaba Darwin midiendo calaveras.
Y así la Didascalia se dormía feliz
en su ostentosa cama de bronce y palosanto.
Mi primer incidente con Robot
(y el que abría en mi alma la gran desavenencia
que terminó en un crimen de piadosa factura)
sucedió cuando el noble pedagogo
me dictaba el Factor de Cohesión
de los núcleos estables e inestables.

A los que todavía sin grilletes
van del apio a la rosa, bellos como almirantes;
a los que aún entregan a la emoción del viento
una risa pentecostal
en la salud del Cristo vivo;
a todos esos "raros" que aún perfuman el cosmos
digo lo siguiente:
La Física Nuclear suelta el olor
de los gases livianos de la Tabla Periódica;
y ese olor, al obrar en un alma sensible,
nos da el precipitado de la Melancolía.
No es bueno descender a la materia
sin agarrar primero los tobillos del ángel:
Einstein, el matemático, se libró del abismo
porque midió la noche con el arco
de un violín pitagórico.
Leopoldo Marechal (Buenos Aires, 11 de junio de 1900 - 26 de junio de 1970) fue un poeta, dramaturgo, novelista y ensayista argentino.
Autor de obras fundamentales como "Días como flechas", "Heptamerón", "Cuaderno de navegación”, "Antígona Vélez", "Historia de la calle Corrientes", las novelas "El banquete de Severo Arcángelo", "Megafón o la guerra", "Adán Buenosayres" una obra que en su momento fue incomprendida, criticada y silenciada que se considera  una de las novelas más importantes de la literatura argentina del siglo XX.
Una profunda crisis espiritual a su regreso lo devolvió a la Iglesia Católica, donde formó el grupo que dirigía los Cursos de Cultura Católica.
Se destacó en casi todos los géneros literarios: poesía, ensayo, narrativa y teatro. Identificado claramente con el peronismo, habiendo ocupado importantes cargos dentro del gobierno de Juan Domingo  Perón cuando la Dirección General de Cultura se transforma en Secretaría Leopoldo Marechal queda a cargo de la Dirección de Ensenanza Artística y militando activamente en la resistencia peronista, Leopoldo Marechal después de 1955 su presencia fue proscrita y por lo tanto desterrada de los manuales de literatura y de las librerías. Se llamaba a si mismo “el poeta depuesto” y lo fundamentaba: “En nuestra fauna sumergida existen hoy el Gobernante Depuesto, el Militar Depuesto, el Cura Depuesto, el Juez Depuesto, el Profesor Depuesto y el Cirujano Depuesto. No quedó aquí ningún hijo de madre sin deponer. -¿Y usted qué lugar ocupa en esa fauna? –me preguntó Megafón chisporroteante de malicia. –Soy el Poeta Depuesto –le confesé modestamente”.

miércoles, 24 de junio de 2020

Esta vida es puro grupo (Tango) Música: Alberto Tavarozzi. Letra: Enrique Carrera Sotelo.



Esta vida es puro grupo (Tango)
Música: Alberto Tavarozzi
Letra: Enrique Carrera Sotelo.
Esta vida es puro grupo, ¡qué vas a hablarme ‘e la vida,
si habré corrido la liebre mangando pa’ mal comer.
Que en esta lucha del morfi hay tan solo una salida,
tener las pilchas bacanas y una bonita mujer.
Lo demás es puro cuento, quién da puntada sin hilo,
la razón es del más fuerte, tenelo por buen saber.
Podrás ser hombre instruido, laburante o tirifilo,
pero sin vento y sin pilchas, no tenés nada que hacer.

¡Qué vas a hablarme ‘e la vida!
Si yo hago el gilún por ella.
Unos nacen con estrella
y otros nacen con farol...
El problema es la partida
y seguir luego la huella,
pero eso sí, con medida,
y atento siempre al control.

Esta vida es puro grupo —coty, rouge y vaselina—,
si podré batir el justo yo que entré siempre placé...
Me engrupieron los amigos y me cacharon las minas,
y cansao un día de todo, piqué en la punta y gané.
Pa’ qué más se dio la racha y hoy soy bacán distinguido,
tengo razón, prepotencia, soy dueño señor y juez.
Vos que manyás mi pasado y conocés lo que he sido,
vestite y gastá aspamento y haceme el cuento después.

Con un mango en la cartera
y un empilche dominguero,
tu estampa de pordiosero
se transformará en señor.
Serás todo un caballero,
de alta alcurnia milonguera,
pero al largar la carrera
dejá a un lao tu corazón.

ADOLFO GARCÍA GRAU nacido en la ciudad de Buenos Aires en el barrio porteño de Mataderos un 9 de Julio de 1928. Fue un actor de larga trayectoria en cine, teatro, televisión y radio, actuó en las películas: La sed dirigida por Lucas Demare, Alias Flequillo  con José Marrone, Mujeres perdidas con Jorge Salcedo, Coche cama alojamiento de Julio Porter y junto a los actores argentinos Alberto Olmedo y Jorge Porcel en Los caballeros de la cama redonda (1973), Los vampiros los prefieren gorditos (1974) personificando al conde Dracula, Basta de mujeres (1976), "Las turistas quieren guerra" (1977), Fotógrafo de señoras (1978), Los colimbas se divierten (1986), en Mingo y Aníbal contra los fantasmas (1985) y Mingo y Aníbal en la mansión embrujada (1986), con Juan Carlos Altavista y Juan Carlos Calabró. Su último trabajo en cine fue en la película Delito de corrupción (1991), de Enrique Carreras. Fue parte de la histórica mesa de Polémica en el Bar, junto a Fidel Pintos, Juan Carlos Altavista, Jorge Porcel, Javier Portales y Luis Tasca.
Desde siempre cantó tangos una voz tanguera desconocida por muchos.
Corría el año 1946 que ganó el concurso de la glorieta del Olimpo interpretando “Mi noche triste” un tango compuesto por Samuel Castriota que inicialmente era instrumental y se llamaba Lita. La letra fue posteriormente agregada por Pascual Contursi considerado como el primer tango canción, esto es el primero que narra una historia a través de la letra. Adolfo García Grau cantó para la radio Desde 1948 hasta 1954 integró los elencos del radioteatro de Radio del Estado, y por admiración al novelista y dramaturgo catalán Jacinto Grau, se llamó García Grau.  Presentó algunos de sus tangos en El Viejo Almacén y otras casas de espectáculos.
Fallece, víctima de un infarto cardíaco el 24 de junio de 1993, a los 64 años de edad. A fin de ese mes el actor iba a estrenar una obra en el San Martín Museo, 16 días antes pudo festejar la consagración de su equipo Vélez Sarsfield que alcanzó su segundo campeonato logrando el Torneo Clausura 1993,luego de casi 25 años sin vueltas olímpicas.

lunes, 22 de junio de 2020

POEMAS DE RODOLFO ALONSO.




Gente del río.

Libres al bajo sol, los isleños maniobran dulcemente sobre el lomo del agua.
Sus embarcaciones se nos adelantan con intolerable rapidez.
Sus brazos crecen. Sus cuerpos cultivados por el tiempo conocen la alegría de estar en el mundo, la única seguridad.
Nosotros podemos saludarlos de lejos con un gesto.

Vizcacha.
¿La metáfora viva que buscaron 
para buscarse todos, al buscarse, 
vuelve como parodia e ironía? 
¿Este misterio, este país que somos 
y que se enzarza fiero en su destino 
como luz mala en el desierto, ahora o 
siempre bajo el solazo crudo, al rayo 
del deseo, la impaciencia y su hermana 
ciega: la impotencia? ¿Ni civiles 
ni bárbaros, apenas decadentes? 
¿Esa imagen profunda de uno mismo 
donde abrevaba el mito, la verdad 
oculta porque oscura, oscura 
porque honda, eso que nos hacía 
ser y que íbamos a ser, culpables, 
desolados, quejosos, engreídos, 
ni Cruz ni Fierro fueron, sino El Viejo?


Rodolfo Alonso (Buenos Aires, octubre de 1934) es un poeta, traductor, ensayista y ex editor argentino. Es una figura reconocida de la poesía iberoamericana. Fue el más joven de la legendaria revista de vanguardia Poesía Buenos Aires. Publicó más de 35 libros en nuestro país y en el exterior, se destacan sus celebradas traducciones de grandes poetas como Fernando Pessoa (que fuera el primer traductor en idioma castellano de este poeta y escritor portugués.  Tradujo a muchos destacados autores del francés, italiano, portugués y gallego. Entre los que se destacan  Cesare Pavese, Giuseppe Ungaretti, Paul Éluard, Gillo Dorfles, António Ramos Rosa, Marguerite Duras, Eugenio Montale, Carlos Drummond de Andrade, Jacques Prévert, Sophia de Mello Breyner Andresen, Dino Campana, Guillaume Apollinaire, Charles Baudelaire, Murilo Mendes, Antonin Artaud, Manuel Bandeira, Umberto Saba. Rosalía de Castro, Paul Valéry, Olavo Bilac, Stéphane Mallarmé, Pier Paolo Pasolini, André Breton.

jueves, 18 de junio de 2020

Blanco y negro - Julián del Casal.

I
Sonrisas de las vírgenes difuntas
En ataúd de blanco terciopelo
Recamado de oro; manos juntas
Que os eleváis hacia el azul del cielo
Como lirios de carne; tocas blancas
De pálidas novicias absorbidas
Por ensueños celestiales; francas
Risas de niños rubios; despedidas
Que envían los ancianos moribundos
A los seres queridos; arreboles
De los finos celajes errabundos
Por las ondas del éter; tornasoles
Que ostentan en sus alas las palomas
Al volar hacia el Sol; verdes palmeras
De les desiertos africanos; gomas
Árabes en que duermen las quimeras;
Miradas de los pálidos dementes
Entre las flores del jardín; crespones
Con que se ocultan sus nevadas frentes
Las vírgenes; enjambres de ilusiones
Color de rosa que en su seno encierra
El alma que no hirió la desventura;
Arrebatadme al punto de la Tierra,
Que estoy enfermo y solo y fatigado
Y deseo volar hacia la altura,
Porque allí debe estar lo que yo he amado.

II
Oso hambriento que vas por las montañas
Alfombradas de témpanos de hielo,
Ansioso de saciarte en las entrañas
Del viajador; relámpago del cielo
Que amenazas la vida del proscrito
En medio de la mar; hidra de Lerna
Armada de cabezas; infinito
Furor del Dios que en líquida caverna
Un día habrá de devorarnos; hachas
Que segasteis los cuellos sonrosados
De las princesas inocentes; rachas
De vientos tempestuosos; afilados
Colmillos de las hienas escondidas
En las malezas; tenebrosos cuervos
Cernidos en los aires; homicidas
Balas que herís a los dormidos ciervos
A orillas de los lagos, pesadillas
Que pobláis el espíritu de espanto;
Fiebre que empalideces las mejillas
Y el cabello blanqueas; desencanto
Profundo de mi alma, despojada
Para siempre de humanas ambiciones;
Despedazad mi ser atormentado
Que cayó de las célicas regiones
Y devolvedme al seno de la nada…
¿Tampoco estará allí lo que yo he amado?

lunes, 15 de junio de 2020

El sol, la rosa y el niño de Miguel Hernández (1910-1942).

El sol, la rosa y el niño 
de Miguel Hernández.

El sol, la rosa y el niño
flores de un día nacieron.
Los de cada día son
soles, flores, niños nuevos.

Mañana no seré yo:
otro será el verdadero.
Y no seré más allá
de quien quiera su recuerdo.

Flor de un día es lo más grande
al pie de lo más pequeño.
Flor de la luz el relámpago,
y flor del instante el tiempo.

Entre las flores te fuiste.
Entre las flores me quedo.

Miguel Hernández Gilabert  nace en Orihuela, Alicante, 30 de octubre de 1910.
Hernández se alistó en el bando republicano. En el verano de 1936 también se afilió al Partido Comunista de España.
Hijo de campesinos, desempeñó entre otros oficios, el de pastor de cabras. Guiado por su amigo Ramón Sijé, se inició en la poesía desde los veinte años; publicó su primer libro “Perito en lunas” en 1933 y posteriormente, los sonetos agrupados en “El rayo que no cesa”, marcaron la experiencia amorosa del poeta.

Durante la guerra civil española militó muy activamente en el bando republicano como Comisario de Cultura, siendo encarcelado y condenado a muerte al terminar el conflicto, , se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante. Antes de morir, enfermo y detenido, publicó su última obra, “Cancionero y romancero de ausencias”.  En su obra se encuentran influencias de Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora, Francisco Quevedo y San Juan de la Cruz.

jueves, 11 de junio de 2020

Dante Alighieri / Purgatorio, Canto vigesimosexto.

Dante Alighieri / Purgatorio, Canto vigesimosexto.

Mientras por el borde, uno detrás de otro,
íbamos, y a menudo el buen maestro
decía: "Cuidado: mira que te advierto",

me hería el sol sobre el hombro diestro,
que ya rayando todo el occidente
mudaba el blanco en celeste aspecto;

y con mi sombra hacía más incandescente
parecer la llama; de modo que tal indicio
vi que muchas sombras andando lo miraban.

Esa fue la ocasión de que diese inicio
su hablar de mí, y que comenzaran
a decir: "Este no parece un ser ficticio";

luego, hacia mí, cuanto podían acercarse,
lo hicieron, siempre con cuidado
de no salir a donde no se ardiese.

"Oh tú que vas, no por ser tardo,
sino tal vez reverente, detrás de los otros
respóndeme, que en sed y en fuego ardo.

"No sólo para mí es valiosa tu respuesta,
que todos estos tienen sed mayor
que de agua fría el etíope o el hindú.

"Dinos cómo es que haces pared
al sol, a menos que no te haya todavía
la muerte atrapado con la red".

Así me hablaba uno, y le habría
respondido, si no hubiese estado atento
a otra novedad que apareciera.

Por el medio del camino ardiente
venía gente al encuentro de ésta,
lo que me dejó de mirarlos suspendido.

Veo de todas partes acercarse presta
cada sombra a besarse una con otra
sin parar, contentas de la breve fiesta;

así, en medio de su hilera oscura
topa la trompa una con otra hormiga,
tal vez por espiar senda y fortuna.

No bien terminada la recepción amiga,
antes que el primer paso las aleje,
en vociferar cada una se fatiga

la nueva gente: "Sodoma y Gomorra",
y la otra: "A la vaca entra Pasifae
para que el torito a su lujuria corra". *

Luego, como grullas que a las montañas Rife
vuelan en parte, y en parte a las arenas,
éstas de hielo, aquéllas de sol esquivas,

una gente se va, y la otra gente viene
y vuelven, lagrimeando, a los primeros cantos
y a gritar lo que les concierne;

y se acercaron a mí, como estaban antes,
los mismos que me habían rogado,
con la intención de oír en los semblantes.

Yo, que dos veces viese tal deseo,
comencé: "Oh ánimas seguras
de llegar a la paz cuando es debido, 

"no quedaron verdes ni maduras
mis partes allá, que son conmigo,
con su sangre y con sus coyunturas.

"Voy arriba para no ser más ciego;
dama hay allá que me adquiere gracia
y lo mortal por este mundo llevo.

"Sea saciado vuestro mayor deseo
pronto, y que el cielo los acoja,
tan lleno de amor y tan abierto,

"si me dicen, para que lo escriba,
quiénes son ustedes y aquella turba
que se aleja detrás de sus espaldas".

No de otro modo estupefacto se conturba
el montañés, y contemplando enmudece,
cuando tosco y silvestre va a la ciudad,

como en su aspecto lo hizo cada sombra;
pero ya del asombro liberadas,
el cual en altos corazones pronto cesa,

"¡Feliz tú, que de nuestras comarcas",
recomenzó el que primero preguntara,
"para morir mejor, ganas sapiencia!

"La gente que no va con nosotros ofendía
con lo que ya al César, triunfando,
'reina' le costó que le gritaran; **

"por eso se van 'Sodoma' clamando,
reprobándose, como lo has oído,
y ayudan al ardor avergonzándose.

"Nuestro pecado fue hermafrodítico
pero porque no servimos ley humana,
siguiendo como animales el apetito,

"en nuestro oprobio, decimos por nosotros,
cuando partimos, el nombre de aquella
que se embruteció entre brutos leños.

"Ahora sabes de nuestros actos y pecados:
si saber quieres los nombres que tenemos,
no sabría, ni es el tiempo de decirlos.

"Saber el mío te haré quererlo menos:
soy Guido Guinizelli, y  aquí me purgo ***
por haberme dolido ante el extremo".

Cual en la tristeza de Licurgo
corrieron los hijos a ver la madre,
tal hice yo, aunque con menos ímpetu,

cuando lo oí nombrarse al padre
mío y de otros que mejor usaron
rimas de amor dulces y elegantes;

y sin oír ni decir, caminé pensativo
un largo trecho contemplándolo,
separado de él por aquel fuego.

Luego que me complací en mirarlo,
me ofrecí enteramente a su servicio,
con la firmeza de seguro juramento.

Y él me dijo: "Dejas tal vestigio,
por lo que oigo, en mí, y tan claro,
que el Leteo no podrá quitármelo.

"Pero si tus palabras de verdad juraron,
dime por qué razón tanto demuestras,
en el mirar y el decir, que te soy caro".

Y yo: "Por los dulces dichos tuyos,
que, cuanto dure el uso moderno,
harán queridos todos tus escritos".

"Oh hermano", dijo, "éste que te muestro
con el dedo", y señaló un espíritu delante,
"fue el mejor herrero del hablar materno.

"Versos de amor y prosas de romances
las hizo todas; y deja hablar a los estúpidos
que aquél de Lemosín creen que lo vence.

"A voces, más que a verdad, alzan el rostro,
y se afirman así en sus opiniones,
antes de escuchar bien el arte o los juicios.

"Así lo mismo hicieron con Guittone,
de grito en grito por él alzando el precio,
hasta que la verdad de muchos los venciese.

"Ahora, si tienes tan amplio privilegio,
que es lícito para ti llegar al Claustro
en el que es Cristo abad de aquel colegio,

"reza por mí, ante él, un Padrenuestro,
que tanto necesitamos en este mundo,
donde el poder de pecar ya no tenemos".

Luego, tal vez por dar sitio a un segundo
que había llegado, se perdió en el fuego
como el pez en agua se va al fondo.

Me adelanté un poco al señalado
y dije que mi deseo a su nombre
le preparaba gracioso acogimiento.

El comenzó diciendo libremente:
"Tan m'abellis vostre cortes deman, ****
qu'ieu no me puesc ni voill a vos cobrire.

"Ieu sui Arnaut, que plor e vau cantan;
consiros vei la passada folor,
e vei jausen lo joi qu'esper, denan.

"Ara vos prec, per aquella valor
que vos guida al som de l'escalina,
sovenha vos a temps de ma dolor!".
Y se ocultó en el fuego que refina.
Dante Alighieri (Florencia, Italia, 1265-Rávena, Italia, 1321), "Purgatorio", La Divina Comedia, traducción y notas de Jorge Aulicino, Edhasa, Buenos Aires, 2015


Ilustración: Dante por Carlos Alonso.


* La reina Pasifae, esposa del rey Minos, sació su zoofilia ocultándose en una vaca de madera y cuero que le permitió acercarse a un toro blanco. Hijo de tales apetitos fue el Minotauro.

** Suetonio refiere que, triunfador en las Galias, César oyó que algunos soldados lo llamaban "reina" por supuestas relaciones carnales con el rey de Bitinia, en su juventud.

*** Guinizelli, padre adoptado del dolce stil nuovo, nació en Boloña hacia 1230 y murió en 1276, en Padua. Participó, como Dante, de la vida política, del lado de los gibelinos. Los florentinos consideraron su canción Al cor gentil rempaira sempre amore, en la que proclama la asociación del amor con la virtud del alma, el manifiesto de la "moderna" escuela. En los versos siguientes, Guinizelli descalifica a Gerardo de Bornell, poeta de Limoge, y a Guittone d'Arezzo. Luego presenta al miglior fabbro del parlar materno, Arnaut Daniel.

**** En provenzal en el original. La versión de los comentaristas en italiano permite esbozar esta: Tanto me place vuestra cortés demanda / que no puedo ni quiero a vos celarme. / Yo soy Arnaut, que lloro y voy cantando; / miro afligido la locura pasada / y la dicha que espero alegre veo delante. / Te ruego ahora por aquel valor / que te guía al sumo de la escala, / recuerdes atemperar a su tiempo mi dolor.

P. Canto XXVI

Mentre che sì per l’orlo, uno innanzi altro,
ce n’andavamo, e spesso il buon maestro
diceami: "Guarda: giovi ch’io ti scaltro"; 3

feriami il sole in su l’omero destro,
che già, raggiando, tutto l’occidente
mutava in bianco aspetto di cilestro; 6

e io facea con l’ombra più rovente
parer la fiamma; e pur a tanto indizio
vidi molt’ombre, andando, poner mente. 9

Questa fu la cagion che diede inizio
loro a parlar di me; e cominciarsi
a dir: "Colui non par corpo fittizio"; 12

poi verso me, quanto potëan farsi,
certi si fero, sempre con riguardo
di non uscir dove non fosser arsi. 15

"O tu che vai, non per esser più tardo,
ma forse reverente, a li altri dopo,
rispondi a me che ’n sete e ’n foco ardo. 18

Né solo a me la tua risposta è uopo;
ché tutti questi n’ hanno maggior sete
che d’acqua fredda Indo o Etïopo. 21

Dinne com’è che fai di te parete
al sol, pur come tu non fossi ancora
di morte intrato dentro da la rete". 24

Sì mi parlava un d’essi; e io mi fora
già manifesto, s’io non fossi atteso
ad altra novità ch’apparve allora; 27

ché per lo mezzo del cammino acceso
venne gente col viso incontro a questa,
la qual mi fece a rimirar sospeso. 30

Lì veggio d’ogne parte farsi presta
ciascun’ombra e basciarsi una con una
sanza restar, contente a brieve festa; 33

così per entro loro schiera bruna
s’ammusa l’una con l’altra formica,
forse a spïar lor via e lor fortuna. 36

Tosto che parton l’accoglienza amica,
prima che ’l primo passo lì trascorra,
sopragridar ciascuna s’affatica: 39

la nova gente: "Soddoma e Gomorra";
e l'altra: "Ne la vacca entra Pasife,
perché 'l torello a sua lussuria corra". 42

Poi, come grue ch’a le montagne Rife
volasser parte, e parte inver’ l’arene,
queste del gel, quelle del sole schife, 45

l’una gente sen va, l’altra sen vene;
e tornan, lagrimando, a’ primi canti
e al gridar che più lor si convene; 48

e raccostansi a me, come davanti,
essi medesmi che m’avean pregato,
attenti ad ascoltar ne’ lor sembianti. 51

Io, che due volte avea visto lor grato,
incominciai: "O anime sicure
d’aver, quando che sia, di pace stato, 54

non son rimase acerbe né mature
le membra mie di là, ma son qui meco
col sangue suo e con le sue giunture. 57

Quinci sù vo per non esser più cieco;
donna è di sopra che m’acquista grazia,
per che ’l mortal per vostro mondo reco. 60

Ma se la vostra maggior voglia sazia
tosto divegna, sì che ’l ciel v’alberghi
ch’è pien d’amore e più ampio si spazia, 63

ditemi, acciò ch’ancor carte ne verghi,
chi siete voi, e chi è quella turba
che se ne va di retro a’ vostri terghi". 66

Non altrimenti stupido si turba
lo montanaro, e rimirando ammuta,
quando rozzo e salvatico s’inurba, 69

che ciascun’ombra fece in sua paruta;
ma poi che furon di stupore scarche,
lo qual ne li alti cuor tosto s’attuta, 72

"Beato te, che de le nostre marche",
ricominciò colei che pria m’inchiese,
"per morir meglio, esperïenza imbarche! 75

La gente che non vien con noi, offese
di ciò per che già Cesar, trïunfando,
"Regina" contra sé chiamar s’intese: 78

però si parton "Soddoma" gridando,
rimproverando a sé com’ hai udito,
e aiutan l’arsura vergognando. 81

Nostro peccato fu ermafrodito;
ma perché non servammo umana legge,
seguendo come bestie l’appetito, 84

in obbrobrio di noi, per noi si legge,
quando partinci, il nome di colei
che s’imbestiò ne le ’mbestiate schegge. 87

Or sai nostri atti e di che fummo rei:
se forse a nome vuo’ saper chi semo,
tempo non è di dire, e non saprei. 90

Farotti ben di me volere scemo:
son Guido Guinizzelli, e già mi purgo
per ben dolermi prima ch’a lo stremo". 93

Quali ne la tristizia di Ligurgo
si fer due figli a riveder la madre,
tal mi fec’io, ma non a tanto insurgo, 96

quand’io odo nomar sé stesso il padre
mio e de li altri miei miglior che mai
rime d’amor usar dolci e leggiadre; 99

e sanza udire e dir pensoso andai
lunga fïata rimirando lui,
né, per lo foco, in là più m’appressai. 102

Poi che di riguardar pasciuto fui,
tutto m’offersi pronto al suo servigio
con l’affermar che fa credere altrui. 105

Ed elli a me: "Tu lasci tal vestigio,
per quel ch’i’ odo, in me, e tanto chiaro,
che Letè nol può tòrre né far bigio. 108

Ma se le tue parole or ver giuraro,
dimmi che è cagion per che dimostri
nel dire e nel guardar d’avermi caro". 111

E io a lui: "Li dolci detti vostri,
che, quanto durerà l’uso moderno,
faranno cari ancora i loro incostri". 114

"O frate", disse, "questi ch’io ti cerno
col dito", e additò un spirto innanzi,
"fu miglior fabbro del parlar materno. 117

Versi d’amore e prose di romanzi
soverchiò tutti; e lascia dir li stolti
che quel di Lemosì credon ch’avanzi. 120

A voce più ch’al ver drizzan li volti,
e così ferman sua oppinïone
prima ch’arte o ragion per lor s’ascolti. 123

Così fer molti antichi di Guittone,
di grido in grido pur lui dando pregio,
fin che l’ ha vinto il ver con più persone. 126

Or se tu hai sì ampio privilegio,
che licito ti sia l’andare al chiostro
nel quale è Cristo abate del collegio, 129

falli per me un dir d’un paternostro,
quanto bisogna a noi di questo mondo,
dove poter peccar non è più nostro". 132

Poi, forse per dar luogo altrui secondo
che presso avea, disparve per lo foco,
come per l’acqua il pesce andando al fondo. 135

Io mi fei al mostrato innanzi un poco,
e dissi ch’al suo nome il mio disire
apparecchiava grazïoso loco. 138

El cominciò liberamente a dire:
"Tan m’abellis vostre cortes deman,
qu’ ieu no me puesc ni voill a vos cobrire. 141

Ieu sui Arnaut, que plor e vau cantan;
consiros vei la passada folor,
e vei jausen lo joi qu’ esper, denan. 144

Ara vos prec, per aquella valor
que vos guida al som de l’escalina,
sovenha vos a temps de ma dolor!". 147

Poi s’ascose nel foco che li affina.

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