lunes, 30 de diciembre de 2024

El 31 de diciembre de 1936 murió confinado en su casa de Salamanca el escritor y filósofo Miguel de Unamuno Jugo.


Decía Miguel de Unamuno: “A veces callarse es una forma de mentir. Venceréis pero no convenceréis, conquistaréis pero no convertiréis, porque os falta razón y derecho en la lucha”.
Un cuento de Miguel de Unamuno.
Cruce de caminos de Miguel de Unamuno.
Entre dos filas de árboles, la carretera piérdese en el cielo, sestea un pueblecillo junto a un charco, en que el sol cabrillea, y una alondra, señera, trepidando en el azul sereno, dice la vida mientras todo calla. El caminante va por donde dicen las sombras de los álamos; a trechos para y mira, y sigue luego.

Deja que oree el viento su cabeza blanca de penas y años, y anega sus recuerdos dolorosos en la paz que le envuelve.

De pronto, el corazón le da rebato, y se detiene temblando cual si fuese ante el misterioso final de su existencia. A sus pies, sobre el suelo, al pie de un álamo y al borde del camino, una niña dormía un sueño sosegado y dulce. Lloró un momento el caminante, luego se arrodilló, después sentose, y sin quitar sus ojos de los ojos cerrados de la niña, le veló el sueño. Y él soñaba entretanto.

Soñaba en otra niña como aquella, que fue su raíz de vida, y que al morir una mañana dulce de primavera le dejó solo en el hogar, lanzándole a errar por los caminos, desarraigado.

De pronto abrió los ojos hacia el cielo la que dormía, los volvió al caminante, y cual quien habla con un viejo conocido, le preguntó: «¿Y mi abuelo?» Y el caminante respondió: «¿Y mi nieta?» Miráronse a los ojos, y la niña le contó que, al morírsele su abuelo, con quien vivía sola -en soledad de compañía solos-, partió al azar de casa, buscando… no sabía qué…: más soledad acaso.

-Iremos juntos; tú a buscar a tu abuelo; yo, a mi nieta -le dijo el caminante.

-¡Es que mi abuelo se murió! -dijo la niña.

-Volverán a la vida y al camino -contestó el viejo

-Entonces… ¿vamos?

-¡Vamos, sí, hacia adelante, hacia levante!

-No, que así llegaremos a mi pueblo y no quiero volver, que allí estoy sola. Allí sé el sitio en que mi abuelo duerme. Es mejor al poniente, todo derecho.

-¿El camino que traje? -exclamó el vejo-. ¿Volverme dices? ¿Desandar lo andado? ¿Volver a mis recuerdos? ¿Cara al ocaso? ¡No, eso nunca! ¡No, eso sí que no, antes morirnos!

-¡Pues entonces… por aquí, entre las flores, por los prados, por donde no hay camino!

Dejando así la carretera fueron campo traviesa, entre floridos campos -magarzas, clavelinas, amapolas-, adonde Dios quisiera.

Y ella, mientras chupaba un chupamieles con sus labios de rosa, le iba contando de su abuelo cómo en las largas veladas invernizas le hablaba de otros mundos, del Paraíso, de aquel diluvio de Noé, de Cristo…

-¿Y cómo era tu abuelo?

-Casi era como tú, algo más alto…; pero no mucho, no te creas…, viejo…, y sabía canciones.

Calláronse los dos, siguió un silencio y lo rompió el anciano dando a la brisa que iba entre las flores este cantar:

Los caminos de la vida,
van del ayer al mañana,
más los del cielo, mi vida,
van al ayer del mañana.

Y al oírle, la niña dio a los cielos como una alondra, esta fresca canción de primavera:

Pajarcito, pajarcito,
¿de dónde vienes?

El tu nido, pajarcito,
¿ya no le tienes?

Si estás solo, pajarcito,
¿cómo es que cantas?
¿A quién buscas, pajarcito,
cuando te levantas?

-Así era como tú, algo más chica -dijo llorando el viejo-; así era como tú… como estas flores…

-¡Cuéntame de ella, pues, cuéntame de ella!

Y empezó el viejo a repasar su vida, a rezar sus recuerdos, y la niña a su vez a ensimismárselos, a hacerlos propios.

«Otra vez…» -empezaba él, y ella, cortándole, decía: «¡Lo recuerdo!»

-¿Que lo recuerdas, niña?

-Sí, sí todo eso me parece cual si fuera algo que me pasó, como si hubiese vivido yo otra vida.

-¡Tal vez! -dijo el anciano pensativo.

-Allí hay un pueblo: ¡mira!

Y el caminante vio en una loma humo de hogares. Luego, al llegar a su espinazo, al fondo, un pueblecillo agazapado en rolde de una pobre espadaña, cuyos dos huecos con sus dos chilejas, cual dos pupilas, parecían mirar al infinito. En el ejido, un zagalejo rubio cuidaba de unos bueyes que bebían en una charca, que, cual si fuese un desgarrón de tierra, mostraba el cielo soterraño, y en este otros dos bueyes -dos bueyes celestiales- que venían a contemplar sus sombras pasajeras o darles nueva vida acaso.

-Zagal, ¿aquí hay donde hacer noche, dime? -preguntó el viejo.

-¡Ni a posta! -dijo el mozo-. Esa casa de ahí está vacía; sus dueños emigraron, hoy sirve nada más que de guarida para alimañas. Pan, vino y fuego aquí nunca se niega al que viene de paso en busca de su vida.

-¡Dios os lo pagará, zagal, en la otra!

Durmiéronse arrimados y soñaron, el viejo, en el abuelo de la niña, y ella, en la nietecita que perdiera el pobre caminante. Al despertar miráronse a los ojos, y como en una charca sosegada que nos descubre el cielo soterraño, vieron allí, en el fondo, sus sendos sueños.

-Puesto que hay que vivir, si nos quedáramos en esta casa… ¡La pobre está tan sola! -dijo el viejo.

-Sí, sí: la pobre casa… ¡Mira, abuelo, que el pueblo es tan bonito! Ayer, el campanario de la iglesia nos miraba muy fijo, como yendo a decir…

En este punto sonaron las chilejas. «Padre nuestro que estás en los cielos…» Y la niña siguió: «¡Hágase tu voluntá así en la tierra como en el cielo!» Rezaron a una voz. Y salieron de casa, y les dijeron: «Vosotros, ¿qué sabéis hacer?, ¡veamos!» El viejo hacía cestas, componía mil cosas estropeadas; sus manos eran ágiles; industrioso su ingenio.

Sentábanse al arrimo de la lumbre: la niña hacía el fuego, y cuidando de la olla le ayudaba. Y hablaban de los suyos, de la otra vida y de aquel otro abuelo. Y era cual si las almas de los otros, también desarraigadas, errantes por las sendas de los cielos, bajasen al arrimo de la lumbre del nuevo hogar. Y les miraban silenciosas, y eran cuatro y no dos. O más bien eran dos, mas dos parejas. Y así vivían doble vida: la una, vida del cielo, vida de recuerdos, y la otra, de esperanzas de la tierra.

Íbanse por las tardes a la loma, y de espaldas al pueblo veían sobre el cielo destacarse, allá en las lejanías, unos álamos que dicen el camino de la vida. Volvíanse cantando.

Y así pasaba el tiempo hasta que un día -unos años más tarde- oyó otro canto junto a casa el viejo.

-Dime, ¿quién canta esa canción, María?

-Acaso el ruiseñor de la alameda…

-¡No, que es cantar de mozo!

Ella bajó los ojos.

-Ese canto, María, es un reclamo. Te llama a ti al camino y a mí a morir. ¡Dios os bendiga, niña!

-¡Abuelito! ¡Abuelito! -y le abrazaba, cubríale de besos, le miraba a los ojos cual buscándose.

-¡No, no, que aquella se murió, María! ¡También yo muero!

-No quiero, abuelo, que te mueras; vivirás con nosotros…

-¿Con vosotros me dices? ¿Tu abuelo? Tu abuelo, niña, se murió. ¡Soy otro!

-¡No, no; tú eres mi abuelo! ¿No te acuerdas cuando yo, al despertar sola y contarte cómo escape de casa, me dijiste: Volverán a la vida y al camino? ¡Y volvieron!

-Volvieron al camino, sí, hija mía, y a él nos llama esa canción del mozo. ¡Tú con él, mi María; yo… con ella!

-¡Con ella, no! ¡Conmigo!

-¡Sí, contigo! Pero… ¡con la otra!

-¡Ay, mi abuelo, mi abuelo!

-¡Allí te aguardo! ¡Dios os bendiga, pues por ti he vivido!

Muriose aquella tarde el pobre anciano, el caminante que alargó sus días; la niña, con los dedos que cogían flores del campo -magarzas, clavelinas, amapolas- le cerró ambos los ojos, guardadores de ensueño de otro mundo; besole en ellos, lloró rezó, soñó, hasta que oyendo la canción del camino se fue a quien le llamaba.

Y el viejo fue a la tierra: a beber bajo de ella sus recuerdos.
Publicado en el Sitio: https://ciudadseva.com

Miguel de Unamuno y Jugo​ (Bilbao, 29 de septiembre de 1864-Salamanca, 31 de diciembre de 1936). Escritor, poeta y filósofo español, principal exponente de la Generación del 98. Entre 1880 y 1884 estudió filosofía y letras en la Universidad de Madrid, época durante la cual leyó a Thomas Carlyle, Herbert Spencer, Friedrich Hegel y Karl Marx. Se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, y poco después accedió a la cátedra de lengua y literatura griega en la Universidad de Salamanca, en la que desde 1901 fue rector y catedrático de historia de la lengua castellana.
Su producción poética comprende títulos como Poesía (1907), Rosario de sonetos líricos (1912), El Cristo de Velázquez (1920), Rimas de dentro (1923) y Romancero del destierro (1927), éste último fruto de su experiencia en la isla de Fuerteventura, adonde fue deportado por su oposición a la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Aunque inicialmente simpatizó con el movimiento del general Franco, terminó por mostrar públicamente su rechazo al mismo, lo que le valió la reclusión en su domicilio. También cultivó el teatro: Fedra (1924), Sombras de sueño (1931), El otro (1932) y Medea (1933).

PUEBLO BLANCO de Joan Manuel Serrat.


PUEBLO BLANCO

de Joan Manuel Serrat.

Colgado de un barranco
Duerme mi pueblo blanco
Bajo un cielo que a fuerza
De no ver nunca el mar
Se olvidó de llorar.
Por sus callejas de polvo y piedra
Por no pasar ni pasó la guerra
Sólo el olvido camina lento
Bordeando la cañada
Donde no crece una flor
Ni trashuma un pastor.
El sacristán ha visto
Hacerse viejo al cura
El cura ha visto al cabo
Y el cabo al sacristán
Y mi pueblo después
Vio morir a los tres
Y me pregunto ¿porqué nacerá gente
Si nacer o morir es indiferente?
De la siega a la siembra
Se vive en la taberna
Las comadres murmuran
Su historia en el umbral
De sus casas de cal
Y las muchachas hacen bolillo
Buscando ocultas tras los visillos
A ese hombre joven que noche a noche
Forjaron en su mente
Fuerte pa’ ser su señor
Y tierno para el amor.
Ellas sueñan con él y él con irse muy lejos
De su pueblo
Y los viejos sueñan morirse en paz
Y morir por morir quieren morirse al sol
La boca abierta al calor como lagartos
Medio ocultos tras un sombrero de esparto.
Escapad gente tierna que esta tierra está enferma
Y no esperes mañana lo que no te dio ayer
Que no hay nada que hacer
Toma tu mula, tu hembra y tu arreo
Y sigue el camino de pueblo hebreo
Y busca otra luna
Tal vez mañana sonría la fortuna
Y si te toca llorar es mejor frente al mar.
Si yo pudiera unirme a un vuelo de palomas
Y atravesando lomas dejar mi pueblo atrás
Juro por lo que fui que me iría de aquí
Pero los muertos están en cautiverio
Y no nos dejan salir del cementerio.

Ver en youtube.


domingo, 29 de diciembre de 2024

“Zamba Del Grillo”, con letra y música de Héctor Roberto Chavero (Atahualpa Yupanqui).

 


El 29 de Diciembre de 1945, se registra la “Zamba Del Grillo”, con letra y música de Héctor Roberto Chavero (Atahualpa Yupanqui). La inspiración en la naturaleza para contar las cosas que se esconden en el alma, son los recursos que utiliza Don Ata para legarnos en este hermoso tema folklorico. Un insignificante insecto, como un pobre grillo, es el protagonista de esta zamba. Pero, ¿acaso el hombre, dentro de la magnitud del paisaje, no es tan insignificante como un grillo? Pocas imágenes hay tan bellas como la de ese caminante que va del cerro a los llanos "envuelto en sus penas" y andando "con sombra en el alma". El tema fue grabado por el propio autor en 1947 para el sello Emi Odeón.

Zamba Del Grillo.
A los cerros tucumanos
me llevaron los caminos
y me trajeron de vuelta
sentires que nunca
se harán olvido.
Un grillo feliz llenaba
su canto de azul y Enero
y al regresar a los llanos,
yo le iba diciendo
mi adiós al cerro.
Como ese grillo del campo,
que solitario cantaba;
así, perdido en la noche,
también era un grillo,
viday, mi zamba.
Así, perdido en la noche,
se va mi zamba, palomitay.
A los cerros tucumanos
he vuelto en un triste invierno
Tan sólo el monte y el río,
envuelto en mis penas,
pasar me vieron.
La luna alumbraba el canto
del grillo junto al camino
y yo, con sombra en el alma,
pensaba en la ausencia
del bien perdido.
VOCABULARIO
viday: (quechua) vida mía
palomitay: (quechua) palomita mía.
Fuente: Efemérides Folklóricas de Juan Oscar Wayar.

viernes, 27 de diciembre de 2024

"Las Malas Compañías". Autor: Joan Manuel Serrat.


 "Las Malas Compañías"

Autor: Joan Manuel Serrat.
Mis amigos son unos atorrantes
Se exhiben sin pudor, beben a morro
Se pasan las consignas por el forro
Y se mofan de cuestiones importantes
Mis amigos son unos sinvergüenzas
Que palpan a las damas el trasero
Que hacen en los lavabos agujeros
Y les echan a patadas de las fiestas
Mis amigos son unos desahogados
Que orinan en mitad de la vereda
Contestan sin que nadie les pregunte
Y juegan a los chinos sin monedas
Mi santa madre Me lo decía
¡Cuídate mucho, Juanito!
De las malas compañías
Por eso es que a mis amigos
Los mido con vara rasa
Y los tengo muy escogidos
Son lo mejor de cada casa
Mis amigos son unos malhechores
Convictos de atrapar sueños al vuelo
Que aplauden cuando el Sol se trepa al cielo
Y me abren su corazón como las flores
Mis amigos son sueños imprevistos
Que buscan sus piedras filosofales
Rondando por sórdidos arrabales
Donde bajan los dioses sin ser vistos
Mis amigos son gente cumplidora
Que acuden cuando saben que yo espero
Si les roza la muerte disimulan
Que pa' ellos la amistad es lo primero.
27 de diciembre 1943 - NACE EL CANTAUTOR JOAN MANUEL SERRAT.
Nace en la Ciudad de Barcelona (Cataluña, España).

LLEGAR A VIEJO.

Si se llevasen el miedo

y nos dejasen lo bailado

para enfrentar el presente.

Si se llegase entrenado

y con ánimos suficientes.

Y después de darlo todo

-en justa correspondencia-

todo estuviese pagado

y el carné de jubilado

abriese todas las puertas.

Quizás llegar a viejo

sería más llevadero,

más confortable,

más duradero.

Si el ayer no se olvidase tan aprisa.

Si tuviesen más cuidado en dónde pisan.

Si se viviese entre amigos

que al menos de vez en cuando

pasasen una pelota.

Si el cansancio y la derrota

no supiesen tan amargo.

Si fuesen poniendo luces

en el camino, a medida

que el corazón se acobarda.

y los ángeles de la guarda

diesen señales de vida.

Quizás llegar a viejo.

“Siempre me ha parecido estúpido y criminal quemar los libros, destruir los archivos, pisotear el conocimiento y menospreciar la experiencia. Y esto es lo que hace la sociedad con los viejos”, asegura Joan Manuel Serrat.

Viene del Poble Sec ese atorrante

universal, charnego y trashumante,

que saca, cuando menos te lo esperas,

palomas de la paz de su chistera.

*** Fragmento de MI PRIMO EL NANO de Joaquín Sabina.

"Cómo lograste mentirme tan bien, que hasta puedo creer que hoy va a ser un gran día" te dice el argentino Ignacio Copani desde "Maldito Serrat".

Serrat conocido como EL NANO SERRAT en su barrio le decían: el Noi del Poble Sec (el chico del Poble Sec). En su casa le llamaban Juanito "Mi santa madre Me lo decía ¡Cuídate mucho, Juanito! De las malas compañías(y todavía hoy lo siguen llamando seres queridos más cercanos).

Le decían el Tordo, porque devoraba las aceitunas (quizá por eso Clemente (creación de Caloi) lo admiraba yá que comía aceitunas).

El locutor de radio Salvador Escamilla, fue quien comenzó a llamarle Nano, que en catalán significa chaval o chico, y este sobrenombre se hizo especialmente popular en Nuestra América.

Salvador Escamilla a partir del año 1964, desde su programa Radioscope de Radio Barcelona se convirtió en el promotor de la Nova Cançó, dando su primera oportunidad al cantautor Joan Manuel Serrat. Se hizo muy popular en Cataluña por comenzarlo cada día con la frase "Bon dia, Catalunya!".

Premiado con la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.

Su obra tiene influencias de otros poetas, como Mario Benedetti, Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pablo Neruda, Joan Salvat-Papasseit y León Felipe entre otros; cultiva y conoce al igual que Joaquín Sabina el tango argentino y en un recital que hicieron en Tucumán cantaron la zamba Luna Tucumana del grande Atahualpa Yupanqui –la demagogia primero decía Serrat- (con la sonrisas cómplices del público tucumano).

Cultor de diversos géneros, como el folklore catalán, la copla española, el jazz, el bolero y del cancionero popular de versionado canciones de Violeta Parra y de Víctor Jara. Es uno de los pioneros de lo que se dio en llamar la Nova Cançó catalana.

Cançons tradicionals, álbum editado en 1968 (reeditado en 1973, en un EP), un conjunto de canciones populares del folclore catalán.

Hay una versión de Zamba del grillo una obra de Yupanqui que canta con Los Chalchaleros ¡un lujo! como el Serrat Sinfónico.

Y queda mucho más de Serrat que hoy cumplió 81 años.


"Ara que tinc 81 anys"

Ara que tinc 81 anys, miro enrere amb gratitud i endavant amb curiositat. La força d’aquells vint anys potser ha canviat, però no l’esperit d'estimar i viure intensament. Gràcies per acompanyar-me en aquest camí. Seguim!
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Ahora que tengo 81 años, miro atrás con gratitud y hacia adelante con curiosidad. La fuerza de aquellos veinte años quizá haya cambiado, pero no el espíritu de amar y vivir intensamente. Gracias por acompañarme en este camino. ¡Seguimos!
Joan Manuel Serrat Sitio Oficial.

SERRAT ES ARTE.

jueves, 26 de diciembre de 2024

¿A dónde se habrán ido? de Jorge Luis Borges.

 

Según su costumbre, el sol
brilla y muere, muere y brilla
y en el patio, como ayer,
hay una luna amarilla,
pero el tiempo, que no ceja,
todas las cosas mancilla.
Se acabaron los valientes
y no han dejado semilla.
¿Dónde están los que salieron
a liberar las naciones
o afrontaron en el Sur
las lanzas de los malones?
¿Dónde están los que a la guerra
marchaban en batallones?
¿Dónde están los que morían
en otras revoluciones?
—No se aflija. En la memoria
de los tiempos venideros
también nosotros seremos
los tauras y los primeros.
El ruin será generoso
y el flojo será valiente:
No hay cosa como la muerte
para mejorar a la gente.
¿Dónde está la valerosa
chusma que pisó esta tierra,
la que doblar no pudieron
perra vida y muerte perra,
los que en duro arrabal
vivieron como en la guerra,
los Muraña por el Norte
y por el Sur los Iberra?
¿Qué fue de tanto animoso?
¿Qué fue de tanto bizarro?
A todos los gastó el tiempo,
a todos los tapa el barro.
Juan Muraña se olvidó
del cadenero y del carro
y ya no sé si Moreira
murió en Lobos o en Navarro.
—No se aflija. En la memoria…
Destacado de Rincón Barda Sureña:
No hay cosa como la muerte
para mejorar a la gente.

lunes, 23 de diciembre de 2024

Chorra / Enrique Santos Discépolo.


Por ser bueno
me pusiste a la miseria,
me dejaste en la palmera,
me afanaste hasta el color.
En seis meses
me comiste el mercadito,
la casiya de la feria,
la ganchera, el mostrador...
¡Chorra!...
Me robaste hasta el amor...
Aura,
tanto me asusta una mina,
que si en la calle me afila
me pongo al lao del botón.

¡Lo que más bronca me da,
es haber sido tan gil!

Si hace un mes me desayuno
con lo qu' he sabido ayer,
no er'a mí que me cachaban
tus rebusques de mujer...
Hoy me entero que tu mama
"noble viuda de un guerrero",
¡es la chorra de más fama
que ha pisao la treinta y tres!
Y he sabido que el "guerrero"
que murió lleno de honor,
ni murió ni fue guerrero
como m'engrupiste vos.
¡Está en cana prontuariado
como agente 'e la camorra,
profesor de cachiporra,
malandrín y estafador!

Entre todos
me pelaron con la cero,
tu silueta fue el anzuelo
donde yo me fui a ensartar.
Se tragaron
vos, "la viuda" y "el guerrero"
lo que me costó diez años
de paciencia y de yugar...

¡Chorros!
Vos, tu vieja y tu papá,
¡Guarda!
Cuidensé porque anda suelta,
si los cacha los da vuelta,
no les da tiempo a rajar.


Enrique Santos Discépolo (Buenos Aires, 27 de marzo de 1901 - Buenos Aires, 23 de diciembre de 1951).

domingo, 22 de diciembre de 2024

Poner el dedo de JOSÉ LEZAMA LIMA.

La cabeza que nos aprieta
incesantemente el cuello
hasta verla jugando
sobre una escoba dominical.
La cabeza impide la limpidez
de la casa, vuelan y zumban las alfombras,
después cae escalón tras escalón.
El teléfono aúlla al lado de un plato
sucio de frituras,
el timbre rompe la cerámica,
cada pedazo una oreja frente
al teléfono y el vejete
con su bata de verano va apuntando
en la tendedera de una pizarra.
Oye las pisadas nocturnas del caballo
en su aterciopelado teléfono de extensión.
El caballerizo real anota el minué
en la libreta de teléfonos.
De nuevo el dedo sobre la lámina.
Delicadamente la mesa
se hiende en dos planisferios.
El que se va hundiendo
hasta el centro de la tierra.
El otro es un hueco
por donde pasa una carreta
llevando un feto, con las guirnaldas de Baco.
El anillo en la punta del pañuelo
asegura las bodas imposibles.
El dragón babeando con una mantilla
y la cierva que espera el sueño
con cintajos de colores
y su baba placentaria.
Los reyes comienzan a galopar,
había mucha nieve
y las persianas hundían sus pestañas.
Dormido trabajaba en la escaramuza
donde el viento se hinchaba
como un almohadón, como una cuchara
gigante que explorara un vientre.
De allí sacaba un agua tornasolada
que yo llenaba a salivazos.
Era aquel humor espeso
un caldo para el regreso
que esputaba estrellas de ébano
que yo recogía para el sábado.
Una serpiente con cabeza de pez
al teléfono.
Puse el dedo en la lámina
y lentas explosiones
convidaban a dibujar al cabrito negro.
Comenzaban los sacrificios.

José María Andrés Fernando Lezama Lima nacido en La Habana (Cuba) el 19 de diciembre de 1910 fue un poeta, novelista, cuentista, ensayista.

Considerado como el escritor más representativo de la literatura cubana junto a José Martí.

Con el triunfo de la Revolución cubana, fue nombrado director del Departamento de Literatura y Publicaciones del Instituto Nacional de Cultura. Actuó como jurado del Premio Casa de las Américas, en la categoría de poesía.

“1971 marcó el comienzo del llamado Quinquenio gris (1971-1976),23​ un período en el que el intento de imponer el realismo socialista desde los organismos culturales oficiales provocó una ola de persecución y censura a escritores y artistas considerados "contrarrevolucionarios",como Virgilio Piñera, Reinaldo Arenas y el propio Lezama” (Wikipedia).

Fallece en La Habana el 9 de agosto de 1976.