incesantemente el cuello
hasta verla jugando
sobre una escoba dominical.
La cabeza impide la limpidez
de la casa, vuelan y zumban las alfombras,
después cae escalón tras escalón.
El teléfono aúlla al lado de un plato
sucio de frituras,
el timbre rompe la cerámica,
cada pedazo una oreja frente
al teléfono y el vejete
con su bata de verano va apuntando
en la tendedera de una pizarra.
Oye las pisadas nocturnas del caballo
en su aterciopelado teléfono de extensión.
El caballerizo real anota el minué
en la libreta de teléfonos.
De nuevo el dedo sobre la lámina.
Delicadamente la mesa
se hiende en dos planisferios.
El que se va hundiendo
hasta el centro de la tierra.
El otro es un hueco
por donde pasa una carreta
llevando un feto, con las guirnaldas de Baco.
El anillo en la punta del pañuelo
asegura las bodas imposibles.
El dragón babeando con una mantilla
y la cierva que espera el sueño
con cintajos de colores
y su baba placentaria.
Los reyes comienzan a galopar,
había mucha nieve
y las persianas hundían sus pestañas.
Dormido trabajaba en la escaramuza
donde el viento se hinchaba
como un almohadón, como una cuchara
gigante que explorara un vientre.
De allí sacaba un agua tornasolada
que yo llenaba a salivazos.
Era aquel humor espeso
un caldo para el regreso
que esputaba estrellas de ébano
que yo recogía para el sábado.
Una serpiente con cabeza de pez
al teléfono.
Puse el dedo en la lámina
y lentas explosiones
convidaban a dibujar al cabrito negro.
Comenzaban los sacrificios.
José María Andrés Fernando Lezama Lima nacido en La Habana
(Cuba) el 19 de diciembre de 1910 fue un
poeta, novelista, cuentista, ensayista.
Considerado como el escritor más representativo de la
literatura cubana junto a José Martí.
Con el triunfo de la Revolución cubana, fue nombrado
director del Departamento de Literatura y Publicaciones del Instituto Nacional
de Cultura. Actuó como jurado del Premio Casa de las Américas, en la categoría
de poesía.
“1971 marcó el comienzo del llamado Quinquenio gris
(1971-1976),23 un período en el que el intento de imponer el realismo
socialista desde los organismos culturales oficiales provocó una ola de
persecución y censura a escritores y artistas considerados
"contrarrevolucionarios",como Virgilio Piñera, Reinaldo Arenas y
el propio Lezama” (Wikipedia).
Fallece en La Habana el 9 de agosto de 1976.
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