lunes, 18 de noviembre de 2024

NUESTRAS VIDAS SON LOS RÍOS de Luis Gonzaga Urbina (1864-1934).

  


NUESTRAS VIDAS SON LOS RÍOS
                                                                    A Eduardo Sánchez de Fuentes             

Yo tenía una sola ilusión: era un manso
pensamiento: el río que ve próximo el mar
y quisiera un instante convertirse en remanso
y dormir a la sombra de algún viejo palmar.

Y decía mi alma: turbia voy y me canso
de correr las llanuras y los diques saltar;
ya pasó la tormenta; necesito descanso,
ser azul como antes y, en voz baja cantar.

Y tenía una sola ilusión, tan serena
que curaba mis males y alegraba mi pena
con el claro reflejo de una lumbre de hogar.

Y la vida me dijo: ¡Alma ve turbia y sola,
sin un lirio en la margen ni una estrella en la ola,
a correr las llanuras y perderte en el mar!

Luis Gonzaga Urbina (Ciudad de México, 8 de febrero de 1864 — Madrid, España, 18 de noviembre de 1934) fue un escritor mexicano.

EL RUISEÑOR CANTABA. LA NOCHE ERA DIVINA de Luis Gonzaga Urbina.

    EL RUISEÑOR CANTABA. LA NOCHE ERA DIVINA
de Luis Gonzaga Urbina.
El ruiseñor cantaba. La noche era divina,
toda cendal de nieve, toda cristal azul;
y en el jardín de plata, la coruscante encina
alzaba entre la sombra su cúpula de luz.

El ruiseñor cantaba. Y en un ambiente extático
dormían las praderas. Cantaba el ruiseñor;
y el viento flebil, alitendido y aromático,
soplaba el adorable cantar, de flor en flor.

Y repintó las cumbres la aurora ardiente y flava,
y levantó la alondra su trino matinal,
y abrió su seno el día...y el ruiseñor cantaba
soñando en el nocturno misterio de cristal.

Vino la siesta cálida; la tarde pensativa
vino; la noche negra sus lumbres apagó,
y el ruiseñor cantaba, como si la votiva
lámpara de la luna colgase de un crespón.

Estío, otoño, invierno, primavera... Y el canto
surgía de las verdes entrañas del jardín,
alegre o melancólico —ora risa, ora llanto—
inacabable y único, magnífico y sin fin.

El ruiseñor se había vuelto loco; se había
embriagado de luna, de sueño y de pasión,
y ¡cantaba, cantaba!...
Luis Gonzaga Urbina (Ciudad de México, 8 de febrero de 1864 — Madrid, España, 18 de noviembre de 1934) fue un escritor mexicano.

viernes, 15 de noviembre de 2024

S. S. describe a un melancólico de Alberto GIRRI.


S. S. describe a un melancólico
de Alberto GIRRI.

Lo cataloga como torpe y lento,
uno que tiende
a exagerar su lentitud, torpeza,
y no obstante dueño de sombrío
poder de atracción saturnina,
el encanto
de los que denotan arrastrar
grandes fervores, sólo que brumosos,
añorados,
la singularidad
de que en él tiempo y espacio
obran como corriente única, cauce
sosteniéndolo de presente a futuro
por el ancho espacio con desvíos,
vueltas en redondo, intersecciones.

Pero qué si agregara
que la melancolía bien puede
transformarse en hedonismo;
qué de esquivar
los ojos cuando lo miran a los ojos,
hacer una diversión, placentero
confundir a quienes lo aborden,
socarrones contagios
de sus expectativas
colmadas de ansiedad.

Pero qué, todavía.
Que acaso su hedonismo encierre
una sutil maniobra de acercamiento,
¡todos terminando por compartir
la mesa de los melancólicos,
todos melancólicos!

Pero qué,
¿la melancolía como misericordia?

Alberto Girri nace en Buenos Aires un 27 de noviembre de 1919 fue un poeta argentino. Su primer libro, Playa Sola, lo distingue entre la llamada generación del 40. Su estilo único y personal, no encaja en ningún movimiento concreto.
Es autor de más de treinta volúmenes de prosa y poesía, entre los que se destacan Coronación de la espera en 1947, Poemas elegidos en 1965,  Los valores diarios en 1970, Poesía de la observación en 1973,  El motivo es el poema  en 1976, Páginas de Alberto Girri en 1983 y Juegos alegóricos en 1993. Tradujo a numerosos poetas ingleses y estadounidenses, tales como T. S. Eliot,  Wallace Stevens, Robert Frost, John Donne y William Carlos Williams.
Fallecimiento: 16 de noviembre de 1991, Buenos Aires.

jueves, 14 de noviembre de 2024

CANTO A LOS HOMBRES DEL PAN DURO de MARIO JORGE DE LELLIS.


Imagen: Wikipedia.

Canto a los hombres del pan duro

de MARIO JORGE DE LELLIS.

Nacen, se reproducen, después mueren.
De cobre son y el cobre los golpea.
Llevan de cobre el corazón y la camisa.
Llevan de cobre las mujeres recias.
Llevan de cobre el ojo y los abuelos.
De cobre son y suenan.

Nacen, se reproducen, después, mueren.
Y es de cobre el vapor del caldo escaso,
de cobre el duro tálamo, la higuera,
el defendible hinojo,
la charla sobre el pan, el hasta cuándo,
las mesas de hule roto, la impaciencia
por ver caras alegres, frutillas, casas propias,
amigos bajo el sol, bajo la siesta.

Nacen, se reproducen, después, mueren.
Fueron cadetes de la industria,
albañiles de andamios,
fabricantes de cosas inútiles modernas,
paladines del aire y del martillo,
fregadores de pisos, humo de chimeneas.

Nacen, se reproducen, después mueren.
¿Quién obtuvo sus sangres?
¿Quién destinó sus vértebras?
¿Quién los puso de gallos en la aurora
caminando y gritando, pateando y acatando,
hirviéndoles la sangre compañera?

Yo los he visto hastiados hasta decir no quiero,
los he visto matando en frigoríficos,
matando en primaveras
en que todo nacía sin motivo aparente
como nacen las flores;
lo he visto con bolsas,
moverse, trabajando, cuando era
la hora de comer,
la hora egregia del amor y del descanso;
los he visto trepados a las torres,
trepados a las viejas torres,
dándoles cal, charlando con los ángeles,
mirando un punto de la tierra,
un solo punto vivo
al cual pertenecían
y por el cual hilaban sus días, sus esencias.

Los he visto volviendo a sus hogares
con la honradez al hombro, mirándose las piernas,
detallándose niños y costumbres,
algunas cosas que suceden,
pisándose las huellas,
hollándose los marzos, los octubres,
los panes sin almuerzo, las amargas cosechas
del frío, las amargas recolecciones para otros
y las amargas siembras
del cobre que resuena en el alma
como un gran acordeón tocando a fiesta.

Yo sé que nacen, sí.
Yo sé: se reproducen. Yo sé: se mueren.
Sé que suenan a cobre, sé que suenan
a rasgadoras fiebres, a pan hermoso y triste.
Tienen hijos de cobre, muy sonoros;
tienen mujeres recias,
cigarrillos baratos en los dedos,
hondas causas vitales manchando sus ojeras.

Están aquí y allá.
Suenan, resuenan.
Son de una gama gris.
Andan y trepan.

Naturalmente cobres, naturalmente solos,
tienen el sol cerrado sobre la mano abierta.
Y un día caen trizados por el tiempo,
con unos ojos amplios hacia el norte
y un pan duro indicando sus presencias.

Son esos hombres duros como el cobre.
Suenan, resuenan.




BOCA JUNIORS.

Uno sabe el color bandera sueca
desarrancado gol grito del hincha,
vocación de este Boca boca llena,
tictac de historia de tablones
chuenga a chuenga
Uno siente la sangre de azul-oro
metiéndose en las venas
por un punto de más, por una nada.
Y ocurre que ni almuerzo ni merienda
tienen algo que ver,
ocurre que la novia zaguanera
o el padre encabezando los domingos
miran pasar la tarde bizcochada
y esperan como espera,
pasivamente el lunes.
Uno se va volado, está de loco al paso,
refuerza el corazón, grita sin grieta,
aplaude el gol sellado en la gambeta,
siente su afán,
lo sigue hasta en la sexta
Y siempre, cuando ese sol domingo color pájaro
le pega en la cabeza,
cuando tiene en capilla la memoria
o en blanco la leyenda,
suelta nombres con nombres a medida
que los nombres lo sueltan:
tesoriere capando los penales,
bidoglio con refrán en cada pierna,
lazzatti semafórico a las puntas,
cherro firmando la pelota para una ida y vuelta,
arico llevándola al desprecio,
varela en boina suelta,
sarlanga como dulce golosina,
angelillo maestro, filósofo poeta.
Así, de Boca en boca,
lo inconsolable tiene
consuelo de domingo por la siesta:
léxico libre, loco levantado, potrerío de fiesta.

Hacer la flor de bocajuniors,
hacerlo con belleza,
hablar del pueblo pobre
que sin pedir permiso
se vuelca hacia la izquierda
es una primavera de cosas hipotéticas:
¿qué pensarán los clásicos,
qué pensará la golondrina bécquer,
qué espronceda?

No sé.
Pero ese pueblo vivo que empuja y desempuja,
que parla y parlamenta
es el único eco de estas voces
y el único que cuenta.

Viéndolo andar de Boca al hombro,
de corazón con quince estrellas,
de pasión sin corbata,
le digo este poema.

Mario Jorge De Lellis nacido en el barrio de Almagro de Capital Federal el  14 de mayo de 1922. 
Fallece el 14 de noviembre de 1966. 

domingo, 10 de noviembre de 2024

¿QUIÉN ME COMPRA UNA NARANJA? de José Gorostiza Alcalá.


¿Quién me compra una naranja
para mi consolación?
Una naranja madura
en forma de corazón.

La sal del mar en los labios
¡ay de mí!
La sal del mar en las venas
y en los labios recogí.

Nadie me diera los suyos
para besar.
La blanda espiga de un beso
yo no la puedo segar.

Nadie pidiera mi sangre
para beber.
Yo mismo no sé si corre
o si deja de correr.

Como se pierden las barcas
¡ay de mí!
como se pierden las nubes
y las barcas, me perdí.

Y pues nadie me lo pide,
ya no tengo corazón.
¿Quién me compra una naranja
para mi consolación?

José Gorostiza Alcalá fue un poeta mexicano nacido en San Juan Bautista, hoy Villahermosa, Tabasco, el 10 de noviembre de 1901.
Su vida se repartió entre la literatura y el servicio público. Al servicio del Estado mexicano durante la mayoría de su vida en varios cargos gubernamentales o diplomáticas, formó también parte del grupo de la revista literaria Contemporáneos (1928-1931) y fue elegido miembro de la Academia Mexicana de la Lengua en 1954. Junto con Xavier Villaurrutia y Carlos Pellicer fue uno de los miembros más destacados del grupo de los «Contemporáneos », movimiento que trató de recuperar el carácter universal de la poesía.
Falleció en la Ciudad de México, 16 de marzo de 1973.