DECLARACIÓN.
No, no hay muerte.
Ni esta piedra está muerta,
Ni muerto está el fruto que ha caído:
Respiran en la cadencia de mi sangre,
Del aliento que los ha tocado.
También un día, cuando esta mano se seque,
En la memoria de otra mano perdurará,
Como la boca guardará callada
El sabor de las bocas que ha besado.
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