Ni el regio manto de oriental monarca
ni el pendil de la virgen pudorosa,
ni la falda irritante y vaporosa,
do el pensamiento al corazón embarca;
nada, soldados, la belleza abarca
que atesora la enseña tan preciosa
tremolando en las filas orgullosa;
porque de gloria su camino marca.
Ojalá que al blandir vuestros aceros
bajo sus filos la discordia muera,
la vil discordia que el dolor nos trajo;
y que forméis un batallón de obreros
al colocar la Paz esa bandera
sobre el altar bendito del trabajo.
Antonio Plaza Llamas (Apaseo, Guanajuato, 2 de junio de 1833 — Ciudad de México, 26 de agosto de 1882).
No hay comentarios:
Publicar un comentario