NOSTALGIA DEL DESIERTO
de LETICIA LENCINA.
Llegó desde el mar, traía consigo,
un baúl repleto de ilusiones
por todo equipaje y por todo abrigo.
Dejó tras de sí otros pañuelos
que a la vieja Patria despidieron.
Y se fue quedando en esta tierra
que abonó con su cuerpo.
Argentina fue la Patria de sus hijos y nietos.
Aquí quedamos con la nostalgia,
prendida en nuestra sangre,
de nacer en la tierra de otros padres.
¿Por qué hoy mi cuerpo se enciende
al exótico ritmo de la danza del desierto?
Donde el vientre mismo,
de la madre tierra,
del Líbano lejano,
del mar Mediterráneo,
montaña y cielo.
¿Fue mi abuelo, quizás, el mercachifle
que me hizo amar este desierto?
¿Habrá encontrado la cítara lejana
en el fuerte murmullo de los vientos,
donde añoraba la danza de los velos?
¿Fue quizás la dulzura del michay,
combinada con el sésamo?
¿O el almizcle misterioso del neneo,
sin la fragancia del cedro?
¿Qué fue? dímelo, abuelo.
Tal vez fue la paz
lo que encontró en estas tierras
y el respeto por los otros, religioso o étnico.
Por eso, en estos tiempos violentos
permíteme terminar con aquella señal
que algún día me enseñara mi abuelo:
Mechmele, walweben, guasru, el odo, la huegen.
(Señal de la cruz en árabe)
Leticia Lencina.
A LAS COLECTIVIDADES DEL MUNDO ÁRABE, SALUD.
*** Gran aporte de Jorge Castañeda, orgulloso de VALCHETA, RÍO NEGRO, PATAGONIA ARGENTINA.
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