«Mis primeras lecturas extensas fueron el Quijote, la Historia de España de Lafuente y Misericordia de Galdós. Durante el tiempo de esas lecturas, muchas tormentas y anocheceres y espléndidos soles se intercalaron en sus páginas. Rigurosamente autodidacto, no tuve otro maestro ni guía que mi propio afán de leer».
―Ezequiel Martínez Estrada
Ezequiel Martínez Estrada (nació en San José de la Esquina, Argentina, 14 de septiembre de 1895, murió en Bahía Blanca, 4 de noviembre de 1964), fue un escritor, poeta, ensayista, crítico literario y biógrafo argentino.
Recibió dos veces el Premio Nacional de Literatura: en 1932, por su obra poética, y en 1937, por el ensayo Radiografía de la pampa. Miembro fundador de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), se desempeñó como presidente de esta organización en dos ocasiones, de 1933 a 1934 y de 1942 a 1946.
En 1960 obtuvo el Premio Casa de las Américas por su ensayo Análisis funcional de la cultura.
Fuera de algunos artículos aparecidos en revistas, en el primer período de la obra estradiana predominó la poesía. Así, en 1918 apareció Oro y piedra, al que siguieron Nelifelibal (1922), Motivos del cielo (1924), Argentina (1927) y Humoresca (1929), con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura, además de Títeres de pies ligeros, obra dramática escrita en verso. Con una importante influencia de poetas modernistas, parte de la difusión y aceptación de su obra se debió al apoyo de Leopoldo Lugones, que actuó como padrino literario del joven poeta.
En 1921 contrajo matrimonio con Agustina Morriconi, una artista plástica italo-argentina, quien lo acompañó el resto de sus días. Desde 1924 y hasta 1945 fue profesor en el Colegio Nacional de La Plata, donde entre sus alumnos se contaron varias futuras personalidades de la cultura y las ciencias, como el médico René Favaloro —con quien mantuvo amistad hasta su muerte— y los escritores Ernesto Sabato y Enrique Anderson Imbert. Alrededor de 1928 conoció a Horacio Quiroga, de quien se hizo íntimo amigo y llegó a dedicarle un libro años después. En 1937, con el dinero de sus premios literarios, adquirió un campo en Goyena.
A pesar de la buena recepción inicial, su producción poética temprana no tardó en recibir comentarios negativos de algunos críticos, acusándola de anacrónica por adscribirse a un movimiento que por entonces ya se encontraba en retirada.
Martínez Estrada falleció en su casa de Bahía Blanca, Argentina, el 4 de noviembre de 1964 (69 años); desde 1970 sus restos descansan en un mausoleo diseñado por Carlos de la Cárcova que custodia una escultura suya, en el cementerio de Bahía Blanca. Uno de sus poemas le sirve de epitafio: «Se despertó de repente / y se asombró al encontrarse / viviendo, sencillamente».
La fecundidad literaria de Martínez Estrada, de sobra demostrada mientras vivió, ha permitido que se publique una ingente cantidad de obras póstumas. Entre ellas, podemos mencionar otros títulos que completan la «serie cubana», como La poesía afrocubana de Nicolás Guillén (1966) y los tres volúmenes dedicados a José Martí (Martí: el héroe y su acción revolucionaria, 1966; Martí revolucionario, 1967; y La doctrina, el apóstol, 2001), y colecciones de ensayos y biografías críticas: En torno a Kafka y otros ensayos (1967), Para una revisión de las letras argentinas (1967) o Leopoldo Lugones: retrato sin retocar (1968).
También se vio reivindicada su faceta narrativa, ya que en 1975 se reunieron sus Cuentos completos, reeditados en 2015 en una colección del Fondo de Cultura Económica dirigida por Ricardo Piglia, mismo año que la editorial independiente Interzona, que ha reeditado algunos títulos de Martínez Estrada, publicó Conspiración en el país de Tata Batata, una novela que el autor dejó inconclusa y que había permanecido inédita hasta ese momento.
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Miro tus ojos
Ezequiel Martínez Estrada
Miro tus ojos cansados
tu faz que agostó la vida;
miro la nieve caída
en tus cabellos dorados.
Eres la misma que fuiste,
toda tú en manos y cara.
Antes Noemí y ahora Mara,
la misma, mucho más triste.
Te ves como en un espejo
en mi mirada cansada,
y piensas, sin decir nada,
que yo también estoy viejo.
Si no paz, y si no olvido,
espero algo, y tú también.
Estamos en un andén
después que el tren ha partido.
―Ezequiel Martínez Estrada
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Tejes
Ezequiel Martínez Estrada
Tejes. Callamos. Yo leo,
que es mi modo de tejer.
La casa empieza a tener
frialdad de mausoleo.
—Hace frío.
—Sí; hace frío.
—Pon otro poco de leña.
En el cuadro un árbol sueña
y frente a él corre un río.
—Rafael no viene más.
—Ya no viene más Irene.
—¿Y Dora?
—¿Y Pedro?
—¿Y Tomás?
—Ya ninguno de ellos viene.
Además, ¡cuántos se han ido
por éste o aquel sendero!
Otros nacieron, pero
también los hemos perdido.
Transcurren unos minutos
en una quietud tan pura
que el tejido y la lectura
son perfectos y absolutos.
—¿Oyes? Salen de la escuela
los chicos.
—Pues, ¿qué hora es?
Hablan y cantan. Después
sólo queda una estela.
—¿Han llamado?
—Sí, han llamado.
Nadie ha llamado a la puerta.
Está la calle desierta
como un camino olvidado.
El reloj marca una hora
cualquiera en la eternidad.
Esta sí es la soledad.
Nunca la sentí hasta ahora.
—Es tarde.
—Es tarde.
Cerramos
la llave de luz. Salimos.
—Hasta luego.
Y nos dormimos.
Y después despertamos
―Ezequiel Martínez Estrada
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Quiero quedarme
Ezequiel Martínez Estrada
Pronto hemos de separarnos
y de decirnos adiós.
Uno seguirá camino,
el otro no.
Quiero quedarme y que sigas
como si te fuera en pos;
pero no vuelvas la cara,
mujer de Lot.
Irás sola, ¿y por qué triste?,
con mi recuerdo y con Dios.
Será posible que encuentres
alguna flor.
Si en cambio tú te quedaras,
¿cómo podré seguir yo?
Las noches me encontrarían
en donde estoy.
―Ezequiel Martínez Estrada
Ezequiel Martínez Estrada (1895-1964.
Imagen de la red.
Literatura, arte, cultura y algo más / Facebook.
EL PENSAMIENTO DE EZEQUIEL MARTÍNEZ ESTRADA.
Foto: Banquete en que Rómulo Zabala propuso de la organización de la Sociedad Argentina de Escritores, el 31 de octubre de 1928. Entre otros, aparecen de pie Enrique Bancha, Guillermo Estrella, Evar Méndez, Osvaldo Dondo, Ezequiel Martínez Estrada, Jorge Luis Borges, Manuel Conde Montero y Pedro Miguel Obligado, y sentados, Rafael Alberto Arrieta, Leopoldo Lugones, Rómulo Zabala y Alberto Gerchunoff.
https://mendozantigua.blogspot.com/
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