jueves, 25 de agosto de 2011

EL VIAJE DE MARADONA.



EL VIAJE DE MARADONA
Autor: Daniel Altamirano.

Dicen que viajaba a Salta
en el tren que llega a San Ramón de Orán
el que viene de Formosa
trayendo gente hasta Pirané.

Iba sumido en sus pensamientos
el hombre joven, el doctor aquel.

En Estanislao del Campo
sintió el llamado y bajó al andén
Y bajó al andén,
sin saber por quién.

Ella alumbraba, ella solita
dolor de vida alumbrándose.

El doctor con su pericia
tocó su vientre y nació un bebé
Y nació un niño, un niño hermoso
un niño indio y el tren se fue.

Y el tren se fue, dejándole,
dejándole en el andén
Y el tren se fue, dejándole
un Cristo solo en el andén.


"El Aníbal me decía, mirá… mirá che
un par de libros, hojas de yerba
un microscopio viejo, decime che
¡pucha que rico en voluntad era este hombre!
fijate vos, fijate che, con pocas cosas
hizo tanto bien,
Y yo recordé a Filipa que allá en Formosa
me decía él…Don Maradona un santo
un Cristo nuestro, cantale che
pa’ que los niños de nuestra patria
sepan que hay hombres nobles,
humildes, buenos ejemplos para seguir…
Y yo me digo, creo que el destino
sabe adónde, por qué y por quién
se detiene el tren ".


Esto me contó Venancio
el Intendente de Estanislao
y Los Menchos que tocaban
chamamé maceta y vea usted.

Y el tren se fue, dejándole
un Cristo solo en el andén.

Letra y música: Daniel Altamirano.


Esteban Laureano Maradona (1895-1995)
Nació el 4 de julio de 1895, en Esperanza, provincia de Santa Fe en Argentina.
Esteban Laureano Maradona fue un médico que no hizo otra cosa que cumplir con su tarea, con abnegación y una profunda vocación de servicio.
Obtuvo su título de médico en la Universidad de Buenos Aires, en 1926, con diploma de honor. Fue durante sus estudios, discípulo de Bernardo Houssay.
Hacia 1930, se radicó en Resistencia (Chaco), y hacia 1932 se alistó y trabajó como voluntario en el Hospital Naval de Asunción, durante la guerra del Chaco o "del petróleo".
Desde 1935, y durante 25 años, vivió en Estanislao del Campo, un pequeño pueblito en donde el tren que lo llevaba a Tucumán se detuvo a hacer un trasbordo de pasajeros, y donde se quedó a atender a una parturienta que se debatía por su vida y la de su hijo en un parto distóxico en medio del monte formoseño.
Durante todos esos años, Maradona no solo atendió a los nativos sino que también estudió sus costumbres e incorporó a sus conocimientos los de la medicina tradicional aborigen.
Murió en Rosario el 14 de enero de 1995 a los 99 años.
Fue el "Doctorcito Dios", el "Doctor Cataplasma", el "Doctorcito Esteban", el "médico de los pobres", como lo llamaban sus pacientes, con profundo amor y devoción.

“Asi viví muy sobriamente cincuenta y tres años en la selva – dijo poco antes de morir – hasta que el cuerpo me dijo basta. Un día me sentí morir y me empecé a despedir de los indios, con una mezcla de orgullo y felicidad, porque ya se vestían, se ponían zapatos, eran instruidos,
Creo que no hice ninguna otra cosa mas que cumplir con mi deber”



“…Hace mucho que por ello me dediqué a los estudios naturales; no me conformé con lo que dicen los que enseñan. Veía que llamaban avestruz al “ñandú” y tigre al “yaguareté”, y estos despropósitos lo dicen personas cultas de la alta sociedad.
Yo no creo de todo lo que se dice, porque lamentablemente tenemos un pueblo ineducado y aunque bien sé que no somos lo peor, siempre debemos aspirar a lo mejor…”

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