ODA A LA BICICLETA.
1956
Pablo NERUDA
Iba
por el camino
crepitante:
el sol se desgranaba
como maíz ardiendo
y era
la tierra
calurosa
un infinito círculo
con cielo arriba
azul, deshabitado.
Pasaron
junto a mí
las bicicletas,
los únicos
insectos
de aquel
minuto
seco del verano,
sigilosas,
veloces,
transparentes:
me parecieron
sólo
movimientos del aire.
Obreros y muchachas
a las fábricas
iban
entregando
los ojos
al verano,
las cabezas al cielo,
sentados
en los
élitros
de las vertiginosas
bicicletas
que silbaban
cruzando
puentes, rosales, zarza
y mediodía.
Pensé en la tarde cuando los muchachos
se laven,
canten, coman, levanten
una copa
de vino
en honor
del amor
y de la vida,
y a la puerta
esperando
la bicicleta
inmóvil
porque
sólo
de movimiento fue su alma
y allí caída
no es
insecto transparente
que recorre
el verano,
sino
esqueleto
frío
que sólo
recupera
un cuerpo errante
con la urgencia
y la luz,
es decir,
con
la
resurrección
de cada día.
TEXTOS Y CONTEXTOS.
Pueblo, del sufrimiento nació el orden.
Del orden tu bandera de victoria ha nacido.”
Canto general.
XVII
La tierra se llama Juan
Detrás de los libertadores estaba Juan
trabajando, pescando y combatiendo,
en su trabajo de carpintería o en su mina mojada.
Sus manos han arado la tierra y han medido
los caminos.
Sus huesos están en todas partes.
Pero vive. Regresó de la tierra. Ha nacido.
Ha nacido de nuevo como una planta eterna.
Toda la noche impura trató de sumergirlo
y hoy afirma en la aurora sus labios indomables.
Lo ataron, y es ahora decidido soldado.
Lo hirieron, y mantiene su salud de manzana.
Le cortaron las manos, y hoy golpea con ellas.
Lo enterraron, y viene cantando con nosotros.
Juan, es tuya la puerta y el camino.
La tierra
es tuya, pueblo, la verdad ha nacido
contigo, de tu sangre.
No pudieron exterminarte. Tus raíces,
árbol de humanidad,
árbol de eternidad,
hoy están defendidas con acero,
hoy están defendidas con tu propia grandeza
en la patria soviética, blindada,
contra las mordeduras del lobo agonizante.
Pueblo, del sufrimiento nació el orden.
Del orden tu bandera de victoria ha nacido.
Levántala con todas las manos que cayeron,
defiéndelas con todas las manos que se juntan:
y que avance a la lucha final, hacia la estrella
la unidad de tus rostros invencibles.
El escritor checo Jan Neruda jamás hubiese pensado que el joven chileno Neftalí Ricardo Reyes Basoalto elegiría su apellido para convertirlo en paradigma de la poesía comprometida. Pablo Neruda fue un digno representante del pueblo: hijo de un campesino, obrero portuario y ferroviario. Antes de que su poesía pase a ser representativa de las necesidades de su gente, interviene en la vanguardia y, siendo muy joven, ya había escrito exitosos versos modernistas. Su vida diplomática lo lleva a ser amigo del más grande de los poetas rupturista de América latina: César Vallejo. También conoció a Federico García Lorca en Buenos Aires. Por apoyar a la República española fue destituido de su cargo diplomático, hasta que en 1939 el Frente Popular chileno lo nombra nuevamente cónsul. Seis años después es elegido senador por el Partido Comunista. Gabriel González Videla, presidente chileno, traiciona y persigue al comunismo y Neruda debe exiliarse en la clandestinidad. A comienzos de 1970 renuncia a su candidatura presidencial en favor de Salvador Allende. Al año siguiente viaja a Estocolmo para recibir el Premio Nobel de Literatura y representa al gobierno de la Unidad Popular en Francia. En 1972 regresa a Chile y en el Estadio Nacional de Santiago es aclamado con fervor por el pueblo. Durante el derrocamiento de Salvador Allende los militares de Pinochet destruyen sus casas en Santiago y Valparaíso. Neftalí Ricardo Reyes Basoalto muere una semana y media después.
http://textosycontextos.telam.com.ar/?p=136
No hay comentarios:
Publicar un comentario