Cuentos.
Cuento Damasio Caitrú
Su autobiografía grabada por Jorge Prelorán en 1966.
Recopilado por Don Gregorio Álvarez, 1983.
Dice Caitrú que su mamita, la Juana Vera, que en mapuche se llamaba Incao, le contó que había nacido en Azul. Que era una chica que ya sabía andar a caballo. Cuando la gente aborigen de la zona supo que los "huincas" estaban tomando cautivos a todos los jefes o caciques, de entre éstos uno llamado Queupu hombre "petisito" que usaba grandes aros, encabezó gente y huyeron del Azul. Llegaron el río Colorado, lo "bandearon" (vadearon) a este lado y vivieron aquí, 4 ó 5 años. Pero los huincas vinieron avanzando hasta donde está el pueblo de Las Lajas, aquí en Neuquen. De ese rincón.... los indígenas huyeron de nuevo hacia el sur, y pasando el río Covunco, llegaron al lago Aluminé que entonces lo llamaban Huenucó (agua del cielo). Por allí los huincas tomaron a un hermano del cacique Queupu y lo cautivaron conjuntamente con las mujeres, que andaban "piñoneando". De allí, llegaron hasta Trompul en donde la madre tenía un tío que era cacique en Chile, y tenía cuatro mujeres. Desde allí pegó la vuelta otra vez y llegó nuevamente a la frontera. Por ahí se enlazó el brazo derecho de mi madre con mi padre, Cecilio Caitrú, quien desde muchacho ya sabia andar a caballo, con "un conocimiento" nacido en Pilo Lil, acá, en la Argentina.
Cuando ya quedó en paz nuestra Argentina, esa gente volvió. Así fue la vida de mi madre y de mi padre.
Después que estuvieron varios años en Chile, cuidando su
salud y su vida, como no eran chilenos, volvieron acá a Ruca Choroy. Y aquí
están sepultados en este valle de Ruca Choroy.
De ahí, entonces, comenzaron a levantar, ahí fue que dejaron
todas las riquezas mi abuelo Juan de Dios Vera, el padre de la mamita mía,
porque salieron a enterrar la plata y ella se acuerda. La abuelita, la mamá de
mi mamá, pegó la vuelta cuando ya quedaron en paz y no encontraron el entierro
que está al lado de un molle. Grande. Había mucho herraje. Así acordaba mi
mamaita. Entonces cayeron a Chile, pero ya personas grandes, y de allá
volvieron para atrás otra vez y entonces se juntaron a la entrada, se
matrimoniaron con mi padre Cecilio Caitruz, quien viajaba para abajo, para el
lado de Bahía Blanca, Patagones. Ya sabía que por ahí ya esta bien mansita la
gente. Ya no le hacían nada a la paisanada ni a la indiada tampoco. Ya estaban
todos bien, trabajando. Después salieron y llegaron al Pulmarí y ahí vinieron a
nacer todos los hermanos. Aquí en Pulmarí nació la finada Carmen, la Ceferina,
la Isabel y la Mercedes, cuatro hermanas. La mamita nació aquí en Ruca Choroy,
cerca del pueblo y yo nací ahí, poquito más allá de donde está el cacique Aigó.
Y yo me junté con la señora, la primera mano que tuve, que se llamaba Juana
Morales, el año 1929, el 2 de Setiembre, me junté con ella y viví encantado con
ella y tuve cinco criaturas, todas niñas mujeres. Y en 1944, me dejó después de
haber vivido tan bien con ella. He trabajado, he hecho empeño en tener un
negocio aquí, en mi casa, y ella me ayudó mucho. Si, por poco que teníamos,
habíamos trabajado muy bien, con mi finada mujer. Muy bien habíamos trabajado.
Las criaturas, que eran cinco criaturas, cuando nos dejó, la última criaturita
llamada Beatriz Aurora tenía tres años cumplidos y andaba pegando a los cuatro
cuando quedé con la última criaturita. Ya estaba solo algo más de dos años,
durmiendo solo.
Había una vecina, señora de un primo hermano, un tal Arsenio
Añiuil, y estaba la señora muy grave; no sé de qué había fallecido y yo quedé
de ir bien temprano, porque me había dormido, lo habían acompañado un par de
noches a ese hombre, y quedé de ir bien temprano. Me quedé dormido porque no
había dormido dos noches antes. Me soñé que me vino a despertar el lucero.
¡Pero quí bonita cara ! Y la vista bien levantada, verdadera
una persona; pero relumbroso que me llegó a relumbrar en el sueño, ¿no ? En
sueño parece que era verdad, que vino a invitar que nos vamos que ya está de
día. ¡ Que vamos! Y me levanté, medio desesperado, medio asustado, al ver a esa
persona, pero era el lucero, la estrella grande.... qué venía el día.
Me levanto y salgo puerta afuera. Más o menos como treinta
centímetros o cuarenta centímetros afuera de la cordillera, estaba asomada la
estrella grande. Por eso que hoy en día, como me invitó como compañero y tengo
entendido que mi mamita, mi abuelita que era Luisa Henumán que se llamaba por
parte de la mamá de mi papá, que el que sueña con la estrella, los indígenas,
es una grande acción que le da y hay que nombrarlo cuando uno ruega..... Y yo
para rogar en mi propia palabra, tengo que acordarlo....
Unelfe lo llamaban en mapuche, es el que trae toda la
claridad al venir el día. Ahí he soñado muy bien en esa parte y voy con eso, y
por eso digo yo, señora Marta, que no es buena, buena, buena acción que ha
prestado nuestro Dios, porque no voy tan mal hasta acá. Es una buena señal
soñar con la estrella y hay que creerlo y no hay que olvidar.
Después de ese entonces pasé, pasé y a los cuatro años junté
con ella, la segunda mujer, llamada Isabel Peña. No había que hacerle, porque
usted sabe, tenía mis criaturas, claro..... Las hijas cuando crecen, cuando ya
son grandes, ya tienen que cambiar una idea, porque hay que respetarla, no como
la señora, ¿ no es cierto? La señora y el marido siempre más amante. La hija
cuando es criatura chica, entonces uno puede acariciarla todo lo que quiera,
pero cuando ya es persona grande, ya se cambia un poco. Y en ese sentido y como
indio.... y por el momento tengo cuatro, pero se me han muerto varios. Hemos
tenido la mala suerte. Tenemos varios muertos, varones y mujercitas. ¡ Ah! ,
ese a última hora, el año, el año cincuenta y dos, vine a relacionarme y en el
cincuenta y tres ya, entonces, los juntamos recién y la idea que yo lo
pensaba.... la idea que le señalara nuestro Dios, digo yo, porque mi padre tuvo
dos señoras. Y muchas veces como dice una cosa va ser por la herencia y digo yo
hasta acá, tendrá que ser así ..... que una persona por ejemplo, agarra una
señora, una niña o..... llega el asunto que sin pensar, muchas veces.... cuando
ya está, recién piensa muchas cosas, pero gracias a Dios uno, digo yo, hasta
acá que comer no me ha faltado, durante el tiempo que yo estoy viviendo, hasta
hoy en día con la familia. Y ese agradecimiento que tengo por nuestro Dios,
ahora si me faltaría, pasar una necesidad, claro que no tengo..... Soy pobre,
pero.... qué comer, principalmente habiendo qué comer está todo bien. Yo estoy
bien, contento, porque estoy lleno, con el estómago bien lleno y la mujer y los
hijos todos están bien. ¿Y qué va a hacer ? Si lo da nuestro Dios tenemos que
recibirlo y nos quiere lo mesmo, tengo dos, tenga cincuenta hijos, lo mesmo los
quiere, por lo menos, mi idea es esa. Tengo muchos hijos pero lo mesmo los
quiero, los estimo...... ¡ no sé !
De Cuentan los mapuches, Cesar A. Fernandez, Bibliot.de Cult. Arg.
Testimonio recogido en Moquehue, Neuquen.
Una vez me encontré con un anchimallén. Es una criatura
chica que han comido los brujos. Arde por la boca y por los ojos. Va de saltito
en saltito no más. No camina como la gente. Era de forma de una criatura,
desnudo, de más o menos así (señaló con las manos una dimensión de más o menos
0,50 mts.)
Los anchimallén tienen la misma finalidad que el choñchoñ.
Andan asustando a la gente. Es el mismo espíritu que el Kalku, más o menos,
pero con distinta forma de salir. Sale con distintas formas para que sea menos
notado por la gente, para que impresione más a la gente. Echa fuego por los
ojos.
El wichalalwe anda a caballo. Ese es grande, de más o menos
2,50 m de alto. Es más alto que el caballo. No echa fuego por los ojos, es sólo
sombra negra. Persigue mucho cuando le han hecho mal.
El kal´ku entrega su propio hijo para salvarse. La familia
bruja va matando a su misma familia, para mantener al espíritu, para salvarse
el brujo o si no el espíritu lo mata. El brujo siempre mata al pariente, nunca
al extraño.
Al renü van para ser ricos, para ser domador, guitarrero. El
diablo le enseña. El que abre la puerta del renües el wekufü, a todos los
aborígenes que más o menos han sido brujos.
Al principio el que es kal´ku se enriquece, pero cuando
muere el brujo empieza a venir la pobreza. Se le van muriendo los animales, el
espíritu maligno se los come. En el renü los brujos juegan la familia – juegos
parecidos al truco – porque al diablo le gustan todos los juegos.
El diablo vive de la absorción de la sangre. Cuando carnean
un animal, quedan restos de sangre que cae, cuando es un animal chico (se
refiere al que aún no ha alcanzado el estado adulto) le echa ceniza encima para
que no se acerque el diablo.
Ha pasado un caso de un hombre en Pulmarí que iba por un
sendero, a la media tarde, hacia el Picudo (un cerro) y de repente vio una
polvareda de uno que venía cabalgando y cuando se enfrentaron era una piedra en
forma de cristiano y un caballo, pero lo mismo que un cristiano parecía.
Entonces le sacó la oreja del caballo y le goteó a la "piedra busto"
, le dio sangre, porque esos quieren sangre no más , y se fueron no mas.
Colo-colo es un pájaro grande que grita de noche, impresiona
a cualquiera. Todos se meten dentro de la casa. Dicen que lo tiene el kal´ku
cuando está alojado en un campamento y si grita seguro que tiene que morir uno
de antes del año.
Kill-kill también es brujo. No es igual que choñchoñ. Kil
kill es sólo para asustar, es mandado por el brujo para escuchar y ver cómo
anda. Está parado la noche entera gritando. Kill kill es un pájaro, no daña.
Choñchoñ puede ser hombre o mujer, desde los 20 años o poco
antes. Puede matar o volver loco porque es perseguidor. Los indios ponen una
cabeza de caballo sobre la casa. Es contra.
El cherufe es una bola de fuego con cola. Es el máximo del diablo. Tiene casi la forma de un helicóptero. Anuncia los años malos. Si va a haber mucha nieve. Tiene su estación para trasladarse. Por ejemplo, si lo hace de sur a norte, porque iba a ser nevador, malo. Y si lo hace de norte a sur iba a ser un buen invierno. No ataca. Lo tienen como anunciador y lo hace muy bien.
Enero de 1973.-
Del libro "Tres entidades wekufü en la cultura mapuche" de Else María Waag, Eudeba.
Testimonio de R.C. Aluminé, Neuquen.
Cherufe. Ese que anda volando cuando.... cuando llevaba un
pelotón de fuego. Cuando va, es algo así como un cerro que suena. Ese tiene una
cola larga. Una cola bien larga, y llevaba un pelotón de fuego, así como cabeza
de una persona. Entonces va, va derecho no más. Llega a la cordillera, y ése
cuando llega suena como tormenta, pero no apareció tormenta. Tum, dice así.
Ese, ése casi puro fuego no más. Ese, dicen que cuando llega así, dicen que
viene invierno malo. Decía la gente que iba a haber invierno malo. Eso es
cierto. Ahora, ahora vamos a tener un invierno fierísimo, fierísimo.... Ese no
pasó nada todavía, porque ya salió todas las cosas que va a haber, hoy
tormenta, hay viento, hay cerrazones, todo eso.
Ahora sí ...si.....si, va a haber invierno malo, va a pasar
ése. Ese pasa en el cielo. Se ve muy grande, grande. Yo dos veces lo vi. Una
vez un día como ahora ¿no? ( era un espléndido día de sol). De repente lo vi un
poco, salió así... un cerro alto que hay, lo vi y dije ¿qué será?
Fui corriendo a la casa, le dije a mi mamá. Mamá, - le dije
yo – mirá lo que va allá. Y alcanzó a ver poco mi mamá. ¡ Ay! –dijo mi mamá –
ése muy malo ése – dijo –va a venir invierno malo. Echa puro fuego – dijo –
echa puro fuego, pero lleva una cola grande de fuego y un pelotón así ..... No
sé cómo será, porque yo lo vi así no más. Pero parecía cabeza de .... cabeza de
animal, así ¿ no ?, pero colorado, colorado, bien colorado. Ahora, años cuando
vine de allí: primer año que llegué acá también paso ése. Se vino allá y se fue.
Casi quedamos enterrados en la nieve acá .... y no pudimos salir, yo tenía
corredor cuando estuve en la escuela ahí , y me quedé cerrada ahí. Se parejó la
nieve en el corredor.
Del libro Fenomenología de la religiosidad mapuche , Pbro.
Oscar Barreto SDB. Archivo Histórico Salesiano de la Patagonia Norte.
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