Si todo es corazón y rienda suelta,
si en las caras hay luz de mediodía,
si en una selva de armas juegan niños,
si cada calle la ganó la vida,
no estás en Asunción ni en Buenos Aires,
no te has equivocado de aeropuerto,
no se llama Santiago el fin de etapa,
su nombre es otro que Montevideo.
La viste desde el aire, ésta es Managua,
de pie entre ruinas, bella en sus baldíos,
pobre como las armas combatientes,
rica como la sangre de sus hijos.
Viento de libertad fue tu piloto
y brújula de pueblo te dio el norte,
cuántas manos tendidas esperándote,
cuantas mujeres, cuántos niños y hombres,
al fin alzando juntos el futuro,
al fin transfigurados en sí mismos,
mientras la larga noche de la infamia
se pierde en el desprecio del olvido.
Ya ves, viajero, está su puerta abierta,
todo el país es una inmensa casa,
no, no te equivocaste de aeropuerto,
entra nomás, estás en Nicaragua.
Nicaragua vence ya,
—el grande perdió, el chico ganó—
Nicaragua vence ya,
—como ganaron Angelito,
Palmero, Camurria,
Sandino o el Ché—
Nicaragua vence ya,
—frente a rivales de peso mayor—
Nicaragua vence ya,
—¿quién le tiene miedo al lobo
que ya no es feroz?—
Nicaragua ya venció.
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