No te detengas
de WALT WHITMAN (1819-1892).
No dejes que
termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer
por el desaliento.
No permitas que
nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las
ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer
que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase
nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos
de pasión.
La vida es desierto
y oasis.
Nos derriba, nos
lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento
sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar
una estrofa.
No dejes nunca de
soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el
peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en
un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
“Emito mis alaridos
por los techos de este mundo”,
dice el poeta.
Valora la belleza
de las cosas simples.
Se puede hacer
bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la
vida en un infierno.
Disfruta del pánico
que te provoca
tener la vida por
delante.
Vívela
intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti
está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes
puedan enseñarte.
Las experiencias de
quienes nos precedieron
de nuestros “poetas muertos”,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy
somos nosotros:
Los “poetas vivos”.
No permitas que la
vida te pase a ti sin que la vivas …
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