domingo, 4 de octubre de 2020

Selección de poemas de Rodolfo Alonso.



Dèjá vu.

Una mujer se desnuda en mi memoria
mientras afuera resplandece la ciudad
o llueve y hace frío

Una mujer lava su pelo negro con el agua de mi infancia
una distancia va formándose

Su piel es lenta y fresca como la montaña que acaricia
su voz se hace lejana

Una mujer me alcanza
el primer seno descubierto
el primer seno acariciado

Mientras afuera resplandece la memoria.

Ruido de fondo

Las manos de la nieve
la nieve que cae en sueños
tus sueños como sombras
que asombran nuestro día
el día que no aclara
lo claro de tu risa
que ríe sin que lo sepas
saber que no eres mía
mi pequeña insistencia
que insiste en recordar
el recuerdo que vuela
volando ante el olvido
sin olvidar tu cuerpo
el cuerpo que ilumina
iluminando frondas
la frondosa alameda
álamos contra el cielo
el cielo de tu boca
la boca de la muerte
la muerte que no muere
morir de haber vivido
viviendo como vives
la vida que me das
te doy lo que me duele
el dolor padre y madre
la madre amante hembra
las hembras junto al fuego
el fuego que es la especie
la especie está en peligro
peligran nuestros miedos
los miedos luto en flor
Florencia nunca nunca
nunca será Las Vegas
ni veo en Delfos lumbres
para alumbrar Wall Street
estrías del planeta
planetas que se extinguen
extintos valles fértiles
fértiles sueños manos
las manos que se aman
al amor de lo hecho
hacer lo que se pueda
poder hablar decir
te digo lo que canto
cantar como las manos
manos que construyeron
construir sobre el abismo
abismos que se abren
y abriéndose se cierran
sobre gargantas libres
libertad y justicia
justicia entre las manos
las manos de la nieve.

Amore

            la mano rápida y feliz
            abrió un aire demente

            la mano lenta canta en la boca del mundo

            clima suntuoso y fértil
            donde las bellas nadadoras
            beben
            al borde del silencio

El desdichado

            Qué desoladamente desolado
            te has quedado en la plaza,
            niño, en el baldío
            silencio de tu misma voz,
            fría y sin brillo ahora.

            La tarde se ha alejado vanamente
            de tus ojos, arena,
            ya sin alrededor, ni más, ni nunca.
            ¿Es que en los míos
            vas a quedarte quieto para siempre?
            ¿Qué esperabas allí, sentado, solo?
            Que vinieran a darte,
            a buscarte, a decirte?
            ¿Qué esperabas,
            pequeño y desgarrado solitario,
            sangre mía, ausencia
            de todo el mundo? ¿Qué esperabas?

Algunos datos de Rodolfo Alonso.

Rodolfo Alonso nació en Buenos Aires, el 4 de octubre de 1934. Poeta, traductor y ensayista. En su adolescencia quedó fascinado con la obra de César Vallejo y de Roberto Arlt. Primer traductor de Fernando Pessoa en América Latina. También tradujo a Cesare Pavese, Marguerite Duras, Gillo Dorfles, Carlos Drummond de Andrade, Giuseppe Ungaretti, Paul Éluard, Jacques Prévert, Umberto Saba, Murilo Mendes, Eugenio Montale, Guillaume Apollinaire, Rosalía de Castro, Manuel Bandeira, Charles Baudelaire entre otros. 
Es figura reconocida de la poesía iberoamericana. 
En su juventud, estuvo a cargo del Departamento de Actividades Culturales de la Universidad de Buenos Aires. 
Fue Director de Cultura en la Provincia de Buenos Aires (1984), y entre 1986 y 1989 Director del Fondo Nacional de las Artes. Dirigió las revistas Claudia (Editorial Abril), Karina (Editorial Atlántida), fue jefe de redacción de Argentime (Julio Moyano Ediciones).Premio Internacional de Poesía en Lengua Castellana Festival Internacional de Poesía de Medellín y Premio Konex de Poesía 2004.

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