EL RITUAL.
Introducción
En el diario ritual cuando el sol se suicida en el agudo filo de los cerros, dejando su derrame de púrpura sobre el horizonte, un viejo habitante de la milenaria Patagonia, expresa su sentencia, surgida en el oráculo de la sabiduría que le da su experiencia. ¡- Soplará fiero el viento!... – dice mirando el horizonte…Y el hombre no se equivoca… Ese cielo enrojecido se lo anuncia. Ahora la noche ha caído lentamente extendiendo su negro telón, y son los oídos, los únicos privilegiados receptores del espectáculo. …¡Ha comenzado lentamente la sinfonía del viento patagónico!… LA MÚSICA En los juncos de la laguna, como un aria de flautas mágicas, se cuela inaugurando la sublime sinfonía nocturna…. Y allá, en los cañadones, socavón natural de la montaña, replican los trombones que el viento remeda, en rítmico e incansable contrapunto. LA SIEMBRA
Es el viento patagónico… ora música, ora dolor, ora caricia en los arenales… y en los surcos abiertos como heridas, es el esperma del viento que deja la semilla de los abrojales.
LA FURIA
Y sigue su ronda por la noche inconmensurable con ojeras de estrellas. Una luna ambarina que ensombrecen deshilachadas nubes pasajeras, lo saluda en cuarto menguante… El corre, corre hacia el mar sin tregua para ensamblar a su rumor de aguas enloquecidas, el propio rumor de su garganta trasnochada y con la caricia afiebrada del amante, despeina las dunas y las desarma con su fuerza brutal.
LA LUJURIA
…Y la noche sigue allí, esperando la brisa que acaricie su cuerpo de mujer. Ella vela las frondas donde renacerán los trinos de la aurora, pero el viento se acerca y en su arrogancia, la sacude la lleva más allá de las sombras y con urgencia de macho en entelequia, brutalmente la viola…Y allí se queda la noche, boca arriba, entre arrebol y lágrimas. Bajo su cuerpo herido y sangrante, se tiñe lentamente la sábana pálida del amanecer
EL REPOSO DEL GUERRERO
El viento patagónico ha aplacado ya su instinto…ahora duerme en la llanura. Ha concluido el vendaval y el sol abre su ojo vigilante sobre el horizonte…Todo ha vuelto a la calma…
Silvia Angélica Montoto.
Imagen: Meseta de Somuncurá (Río Negro) - Revista "El Federal".
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