Olga Orozco.
Yo, Olga Orozco, desde tu corazón digo a todos que muero.
Amé la soledad, la heroica perduración de toda fe,
el ocio donde crecen animales extraños y plantas fabulosas,
la sombra de un gran tiempo que pasó entre misterios y entre
alucinaciones,
y también el pequeño temblor de las bujías en el anochecer.
Mi historia está en mis manos y en las manos con que otros
las tatuaron.
De mi estadía quedan las magias y los ritos,
Unas fechas gastadas por el soplo de un despiadado amor,
La humareda distante de la casa donde nunca estuvimos,
Y unos gestos dispersos entre los gestos de otros que no me
conocieron.
Lo demás aún se cumple en el olvido,
Aún labra la desdicha en el rostro de aquella que se buscaba
en mí
igual que en un espejo de sonrientes praderas,
y a la que tú verás extrañamente ajena:
mi propia aparecida condenada a mi forma de este mundo.
Ella hubiera querido guardarme en el desdén o en el orgullo,
en un último instante fulmíneo como un rayo,
no en el tumulto incierto donde alzo todavía la voz ronca y
llorada
entre los remolinos de tu corazón.
No. Esta muerte no tiene descanso ni grandeza.
No puedo estar mirándola por primera vez durante tanto
tiempo.
Pero debo seguir muriendo hasta tu muerte
porque soy tu testigo ante una ley más honda y más oscura
que los cambiantes sueños, allá, donde escribimos la
sentencia:
"Ellos han muerto ya.
Se habían elegido por castigo y perdón, por cielo y por
infierno.
Son ahora una mancha de humedad en las paredes del primer
aposento".
Olga Orozco (Santa Rosa de Toay, 1920 - Buenos Aires, 1999).
Hija
de Carmelo Gugliotta siciliano de Capo d' Orlando, y de la argentina, nacida en
la provincia de San Luis, Cecilia Orozco. Olga Orozco adoptó como apellido literario el
de su madre.
Pasó sus primeros años entre Toay (La Pampa), patria chica
de su madre, y Buenos Aires. En 1928, la familia se mudó a Bahía Blanca y ocho
años más tarde a Buenos Aires. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de
la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió de maestra. Muy joven fue una
de las integrantes del grupo literario surrealista Tercera Vanguardia, al cual
pertenecían a su vez, entre otros, Oliverio Girondo y Ulises Mezzera.
Durante años redactó los horóscopos del diario Clarín.
Incursionó asimismo en el radioteatro como actriz. En 1961 obtuvo la beca del
Fondo Nacional de las Artes; ganó diversos premios de poesía y en 1998 fue
galardonada con el Octavo Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe
Juan Rulfo.
Le gustaban Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Virginio y Homero Expósito,
Cátulo Castillo. Fue amiga de Norah Lange y de Alberto Girri.
Orozco fue integrante del movimiento surrealista argentino,
representado también por Enrique Molina, Aldo Pellegrini y Juan José Caselli.
“Escribo con una piedra en la mano, una piedra de San Luis
en una mano y otra de Sicilia en la otra; claro que no puedo escribir con las
dos piedras, pero las tomo alternativamente; una de San Luis, que es donde
nació mi madre, y una de Capo Dorlando, donde nació mi padre. Y a veces tomo
una piedrecita negra que me dio un chico del que estuve enamorada cuando tenía 6
años. Yo siento a las piedras, las siento latir como si tuviera un corazón de
pájaro en la mano” aseveró cuando le
pregruntaron: ¿Cómo escribe?
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