Soñé la muerte y era muy sencillo;
una hebra de seda me envolvía,
y a cada beso tuyo,
con una vuelta menos me ceñía
y cada beso tuyo
era un día;
y el tiempo que mediaba entre dos besos
una noche. La muerte era muy sencilla.
Y poco a poco fue desenvolviéndose
la hebra fatal. Ya no la retenía
sino por solo un cabo entre los dedos...
Cuando de pronto te pusiste fría
y ya no me besaste...
y solté el cabo, y se me fue la vida.
Lugones había nacido en el norte de la provincia de Córdoba,
el 13 de junio de 1874. Desde joven tuvo inquietudes intelectuales y políticas,
lo que hizo que, hacia mediados de la década de 1890, organizara uno de los
primeros clubes donde se discutieron muchas de las ideas socialistas del
momento.
Compuso poesías, cuentos, relatos, ensayos y una novela.
Entre ellos: La guerra gaucha; Odas seculares; Romances del río Seco;
conferencias dedicadas al gaucho y al Martín Fierro, que se publicaron en 1916
con el título El payador, reivindicando al gaucho como una figura cantora y
alegre, alejándose del gaucho de la queja de José Hernández.
La oda "A los ganados y las mieses" integra las
Odas seculares, el homenaje que Lugones rindió al centenario de la Revolución
de Mayo.
Lugones generó constante polémica no tanto por su obra
literaria sino por su protagonismo político, que sufrió fuertes virajes
ideológicos a lo largo de su vida, pasando por el socialismo, el liberalismo,
el conservadurismo y el fascismo.
Repudiado por sus ideas fascistas y antidemocráticas, al
apoyar el golpe de Estado que fue encabezado por el general José Félix Uriburu.
Leopoldo Lugones se suicidó en un recreo del Delta al
impregnar en whisky una pastilla de cianuro, el 18 de febrero de 1938. La
tragedia, familiar de los Lugones continuó con el suicidio de su hijo Polo en
1971, a quien José Félix Uriburu nombraría Comisario Inspector de la Policía
durante su dictadura,-quien introdujo la picana eléctrica como método de
tortura para sacar información a los detenidos que se oponían al régimen en el
sótano de la vieja penitenciaría de la calle Las Heras- y el secuestro y desaparición,
a manos de un grupo de tareas de su nieta Susana a la que llamaban “Pirí” que se
presentaba así: “Hola... Soy Pirí Lugones, la nieta del poeta e hija del
torturador”. Durante los años setenta, se unió a las Fuerzas Armadas Peronistas
y, posteriormente, a Montoneros. Desaparece en diciembre de 1977. Uno de los hijos de “Pirí”,
Alejandro, se suicidó a los 20 años al igual que su bisabuelo en El Tigre.
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