lunes, 17 de febrero de 2020

SELECCIÓN DE RIMAS DE BECQUER: Hoy como ayer, mañana como hoy, ¡y siempre igual! y otras...


Hoy como ayer, mañana como hoy,
¡y siempre igual! 
Un cielo gris, un horizonte eterno,
y andar... andar. 

    Moviéndose a compás como una estúpida
máquina el corazón;
la torpe inteligencia del cerebro
dormida en un rincón. 

    El alma que ambiciona un paraíso,
buscándole sin fe; 
fatiga sin objeto, ola que rueda
ignorando por qué. 

    Voz que incesante con el mismo tono
canta el mismo cantar, 
gota de agua monótona que cae
y cae sin cesar. 

    Así van deslizándose los días
unos de otros en pos, 
hoy lo mismo que ayer, probablemente
mañana como hoy. 

    ¡Ay! ¡a veces me acuerdo suspirando
del antiguo sufrir!
¡Amargo es el dolor pero siquiera
¡padecer es vivir!

VII
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay!, pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz como Lázaro espera
que le diga "Levántate y anda"!

XII
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del Profeta.
El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera,
y las ondas del océano,
y el laurel de los poetas.

Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve a través de las perlas.
              Y sin embargo,
              sé que te quejas,
              porque tus ojos
              crees que la afean.
              Pues no lo creas.
Que parecen sus pupilas
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.

Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta,
que en el estío convida
a apagar la sed en ella.
              Y sin embargo,
              sé que te quejas
              porque tus ojos
              crees que la afean.
              Pues no lo creas.
Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.

Rima XC: Es un sueño la vida.

Es un sueño la vida,
pero un sueño febril que dura un punto;
Cuando de él se despierta,
se ve que todo es vanidad y humo…
¡Ojalá fuera un sueño
muy largo y muy profundo,
un sueño que durara hasta la muerte!…
Yo soñaría con mi amor y el tuyo.



Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 17 de febrero de 1836-Madrid, 22 de diciembre de 1870) fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo. Por ser un romántico tardío, ha sido asociado igualmente con el movimiento posromántico.

1 comentario:

mariarosa dijo...

¡¡Hermosos poemas!!
No es una novedad decir lo bellos que son sus poemas, algunos los sé de memoria, pero vale la pena decir que el tiempo no pasa para ellos.

mariarosa