miércoles, 15 de diciembre de 2021

Confiteor Deo - Almafuerte.

Confiteor Deo.

I

Aquel Moisés enorme que dijo un día,
«Para que Adán impere vibró lo Eterno»,
Hizo la más profunda filosofía...
¡Entre pecho y espalda nos puso un perno!

Por eso yo no canto, como las aves,
Fanfarrias vocingleras a la Natura:
Las notas de mis versos son notas graves
Como las de los Salmos de la Escritura.

Para mí las palabras siempre son bellas
Y siempre de cualquiera se saca fruto:
La más vil, la más vana de todas ellas
Contiene la presencia de lo Absoluto.

Como las vibraciones de un necio ruido,
Ni Wagncr ni Rossini me dicen nada;
Pero, si por acaso, gime un gemido...
¡Me traspasa las carnes como una espada!

Que las aguas relumbran como un espejo.
Que los cielos sonríen y se coloran...
¡Todos esos primores yo los motejo
Desde la cueva misma de los que lloran!

Yo miro el Universo pasar delante...
Como a pelusa tonta, sin que me asombre:
Soy profeta, soy alma, soy como el Dante...
¡Yo no siento más vida que la del Hombre!

V

Por más que me comparo con todo el mundo
Yo no doy con el tipo que bien me cuadre:
Soy el llanto que rueda sobre lo inmundo...
¡Yo he nacido, sin duda, para ser madre!

Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte) nació en San Justo, Provincia de Buenos Aires, el 13 de mayo de 1854.
En La Plata, trabajó en la Cámara de Diputados bonaerense y ejerció el periodismo en el diario Buenos Aires; posteriormente, llegó a dirigir el diario El Pueblo.
A comienzos del siglo XX participa un poco de la actividad política, pero a causa de su inestabilidad económica y de que es reacio a aceptar un cargo político, ya que criticaba duramente a quienes vivían a expensas de los impuestos de la gente, no lo hace con mucho entusiasmo.

Al final de su vida, el Congreso Nacional Argentino le otorgó una pensión vitalicia para que se pudiera dedicar de lleno a su actividad como poeta. Sin embargo no pudo gozar de ella; el 28 de febrero de 1917 falleció en La Plata (Buenos Aires), a la edad de 62 años.

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