ROMANCE DE LA VOLANTA.
Vestida de tul y flores
va María en la volanta.
A su lado está Giovanni
orgulloso de su amada.
Él, ardor en la mirada.
Se van de luna de miel,
de una chacra hasta otra chacra,
donde el camino termina
y el río besa la barda.
A su paso se sacuden
los frutales florecidos.
Desde los surcos aplauden
los tordos con sus graznidos.
Muy temprano en la mañana,
los ha desposado el cura
¡Y ha brindado cinco veces
Con vino de buenas uvas!...
En la casa de los novios
Sigue el fervor de la fiesta.
La nona amasa que amasa,
el nono, duerme la siesta.
La volanta va de prisa
por la senda salitrosa.
El viento suelta las cintas
al sombrero de la novia.
La luna se está asomando
sobre las bardas en sombras,
Y de tanto amor ajeno
se está poniendo celosa.
Ya no trota el caballito.
Se detuvo la volanta.
¡Giovanni lleva en sus brazos
al lecho a su dulce amada!
Hoy descansa la volanta
en el jardín de una escuela.
Encallecida de tiempo,
cargada de cien leyendas.
Entre sus cansados hierros
se cuela la luna llena
donde se guardan los sueños
de una familia pionera.
Silvia Angélica Montoto.
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