Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor,
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puso en mí este letrero:
«Que muero porque no muero».
Esta divina unión,
y el amor con que yo vivo,
hace a mi Dios mi cautivo
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a mi Dios prisionero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que está el alma metida!
Sólo esperar la salida
me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
Acaba ya de dejarme,
vida, no me seas molesta;
porque muriendo, ¿qué resta,
sino vivir y gozarme?
No dejes de consolarme,
muerte, que ansí te requiero:
que muero porque no muero.
Teresa de Cepeda y Ahumada, más conocida como santa Teresa
de Jesús o simplemente Teresa de Ávila, fue una religiosa, fundadora de las
carmelitas descalzas, rama de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo,
mística y escritora española. Nace Teresa en Ávila el 28 de marzo de 1515. A
los dieciocho años, entra en el Carmelo. Murió en Alba de Tormes, al anochecer
del 4 de octubre de 1582. Beatificada el 24 de abril de 1614 por Pablo V. Canonizada el 12 de marzo de 1622
por Gregorio XV. Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre
de 1970.
No hay comentarios:
Publicar un comentario