miércoles, 23 de junio de 2021

Poema de Luisa de Carvajal y Mendoza (1566-1614).-


En el siniestro brazo recostada 
de su amado pastor, Silva dormía, 
y con la diestra mano la tenía 
con un estrecho abrazo a sí allegada.

    Y de aquel dulce sueño recordada, 
le dijo: "El corazón del alma mía 
vela, y yo duermo. ¡Ay! Suma alegría, 
cuál me tiene tu amor tan traspasada.

    "Ninfas del paraíso soberanas, 
sabed que estoy enferma y muy herida 
de unos abrasadísimos amores.

    "Cercadme de odoríferas manzanas, 
pues me veis, como fénix, encendida, 
y cercadme también de amenas flores."

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