SÚPLICA PARA LA IGLESIA MILITANTE.
¿Es que perdió su rumbo
La nave de la Iglesia?
¿Es que a porfía
Se nos ha puesto a andar
de tumbo en tumbo,
Ebria y alzada la marinería?
¿Qué fue de la pasada
Misión de iluminar la mar ignota?
¿Quién le dejó, Señor, así trocada
Su derrota en derrota?
¿Qué viento amotinado
Rasgó sus velas y quebró su quilla
Y la azotó sobre el acantilado
Lejos de Tí, mi Dios, y de tu orilla?
¿Qué Capitán, Señor, adormecido
Por culpa y obra de la democracia
Le quitó su vigor y su sentido
Y la gracia velera de tu Gracia?
Todavía esperamos que en tu pía
Solicitud nos salves del naufragio.
El Diablo nos acecha día a día.
¡Escúchanos, Señor, nuestro sufragio!
(Y que Santa María,
Nuestra Señora la Corredentora,
Si fuera necesario,
Nos tienda nueva vez en esta hora
El santo salvavidas del Rosario).
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