miércoles, 13 de mayo de 2020

La poesía de ALMAFUERTE.

Procede como Dios, que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...

¿Flores a mí?
Ayer me diste una flor,
Una flor a mí, señora,
Que no consagré una hora
Ni al más poderoso amor.
¿Flores a mí? ... ¡Si es mejor
En un páramo arrojarlas!
O tú no sabes amarlas,
O al sentir mi cuerpo yerto
Sobre la tumba de un muerto
Has querido abandonarlas.

¿Flores a mí? ... ¿Tú no sabes
De esos parajes que aterran,
Donde las flores se cierran,
Donde no cantan las aves? ...
Las más orgullosas naves
Temen del mar los furores,
Los tigres devoradores
Huyen del simún airado ...
¡Y tú en mi pecho has dejado
Tan sin recelo tus flores!

¡Flores a mí! ... Puede ser
Que desalmada y celosa,
Buscaras la más hermosa
Con tu instinto de mujer;
Y haciéndole comprender
Yo no sé qué gentileza,
Con refinada fiereza,
Con el más profundo encono,
La bajaste de su trono
Por castigar su belleza.

No lo sé, linda mujer,
Ni quiero saberlo todo;
Me contento con mi modo
De saber y no saber.
Pero si quieres tener
La realidad en tu mano,
Te diré, sin ser un vano,
Que si te movió el amor...
¡La flor ha sido una flor
que fue destronada en vano!


¡Piú avanti!
No te des por vencido, ni aun vencido,
No te sientas esclavo, ni aun esclavo;
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
Y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido,
Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
No la cobarde intrepidez del pavo
Que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora,
O como Lucifer, que nunca reza,
O como el robledal, cuya grandeza
Necesita del agua y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
Ya rodando en el polvo tu cabeza!

Pedro B. Palacios, más conocido como Almafuerte nació en la periferia de Buenos Aires en San Justo el 13 de mayo de 1854. Cargó una infancia y una adolescencia difíciles. Su niñez fue marcada por la muerte de su madre, doña Jacinta Rodríguez, y el abandono de su padre, Vicente Palacios. Con solo cinco años quedó al cuidado de unos parientes una tía paterna en Buenos Aires, que se ocupó de educarlo.
Residió en La Plata entre 1886 y 1889 y, luego, desde 1904 hasta su muerte, el 28 de febrero de 1917. Fue poeta, escritor, maestro rural (aunque no contaba con título académico), profesor de dibujo y periodista. En La Plata, trabajó en la Cámara de Diputados bonaerense y ejerció el periodismo en el diario Buenos Aires; posteriormente, llegó a dirigir el diario El Pueblo.
Durante años ejerció la docencia, fue director de la escuela de Mercedes y preceptor en Chacabuco, donde recibió a Domingo Faustino Sarmiento, en 1884, con un notable discurso.
Su pobreza económica no le impedía dar albergue a otros necesitados, sobre todo a niños sin techo. Así llegaron a su vida los hermanos Gismano, a quienes Almafuerte adoptó, y que lo acompañaron hasta el día de su muerte.
Sus ingresos mejoraron desde 1913 en adelante, cuando leía sus obras en el Odeón y en varios teatros del interior. La gente lo esperaba en la calle con aplausos de reconocimiento al gran poeta Almafuerte.
Un año antes de su muerte, el Congreso le otorgó una pensión vitalicia.
En una humilde casa de La Plata el 28 de febrero de 1917 fallece.

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