domingo, 13 de diciembre de 2020

Tren de Baldomero Fernández Moreno.




Desde la ventanilla que zumba como un ala,
a derecha y a izquierda la mirada se pierde
sobre un monte retuerto de caldén y de tala.
Una mancha de arena, otra mancha de verde,

y cada tantas leguas, el monótono andén
de una estación igual que la estación pasada.
Un nombre primitivo suena bastante bien:
Hucal, Guatraché, Realicó, Quetrequén...
Y un enorme gendarme con la cara tostada.

No hay comentarios: