lunes, 29 de agosto de 2022

En fin, en fin, tras tanto andar muriendo de Francisco de Aldana (1537-1578).


En fin, en fin, tras tanto andar muriendo, 
tras tanto varïar vida y destino, 
tras tanto, de uno en otro desatino, 
pensar todo apretar, nada cogiendo, 

    tras tanto acá y allá yendo y viniendo,
cual sin aliento inútil peregrino,
¡oh Dios!, tras tanto error del buen camino,
yo mismo de mi mal ministro siendo, 

    hallo, en fin, que ser muerto en la memoria 
del mundo es lo mejor que en él se esconde, 
pues es la paga de él muerte y olvido, 

    y en un rincón vivir con la victoria 
de sí, puesto el querer tan solo adonde 
es premio el mismo Dios de lo servido.

jueves, 25 de agosto de 2022

OTRA NOCIÓN DE PATRIA de Mario Benedetti.

    


OTRA NOCIÓN DE PATRIA.

Vamos a ver, hombre;
cuéntame lo que pasa,
que yo, aunque grite, estoy siempre a tus órdenes.

César Vallejo


Hoy amanecí con los puños cerrados
pero no lo tomen al pie de la letra
es apenas un signo de pervivencia
declaración de guerra o de nostalgia
a lo sumo contraseña o imprecación
al ciclo sordomudo y nubladísimo

sucede que ya es el tercer año
que voy ele gente en pueblo
ele aeropuerto en frontera
ele solidaridad en solidaridad
de cerca en lejos
de apartado en casilla
de hotelito en pensión
de apartamentito casi camarote
a otro con teléfono y water-comedor

además
de tanto mirar hacia el país
se me fue desprendiendo la retina
ahora ya la prendieron de nuevo,
así que miro otra vez hacia el país

llena pletórica de vacíos
mártir de su destino provisorio
patria arrollada en su congoja
puesta provisoriamente a morir
guardada por sabuesos no menos provisorios

pero los hombres de mala voluntad
no serán provisoriamente condenados
para ellos no habrá paz en la tierrita
ni de ellos será el reino de los cielos
ya que como es público y notorio
no son pobres de espíritu

los hombres de mala voluntad
no sueñan con muchachas y justicia
sino con locomotoras y elefantes
que acaban desprendiéndose de un guinche ecuánime
que casualmente pende sobre sus testas
no sueñan como nosotros con primaveras y alfabetizaciones
sino con robustas estatuas al gendarme desconocido
que a veces se quiebran como mazapán

los hombres de mala voluntad
no todos sino los verdaderamente temerarios
cuando van al analista y se confiesan
somatizan el odio y acaban vomitando

a propósito
son ellos que gobiernan
gobiernan con garrotes expedientes cenizas
con genuflexiones concertadas
y genuflexiones espontáneas
minidevaluaciones que en realidad son mezzo
mezzodevaluaciones que en realidad son macro

gobiernan con maldiciones y sin malabarismos
con malogros y malos pasos
con maltusianismo y malevaje
con malhumor y malversaciones
con maltrato y malvones
ya que aman las flores como si fueran prójimos
pero no viceversa

los hombres de pésima voluntad
todo lo postergan y pretergan
tal vez por eso no hacen casi nada
y ese poco no sirve

si por ellos fuera le pondrían
un durísimo freno a la historia
tienen pánico (le que ésta se desboque
y les galopo por encima pobres
tienen otras inquinas verbigracia
no les gustan los jóvenes tú el himno
los jóvenes bah no es una sorpresa
el himno porque dice tiranos temblad
y eso les repercute en el duodeno
pero sobre todo les desagrada
porque cuando lo oyen
obedecen y tiemblan
sus enemigos son cuantiosos y tercos
marxistas economistas niños sacerdotes
pueblos y más pueblos
qué lata es imposible acabar con los pueblos
y casi cien catervas internacionales
due tienen insolentes exigencias
como pan nuestro y amnistía
no se sabe por qué
los obreros y estudiantes no los aman

sus amigos entrañables tienen
algunas veces mala entraña
digamos Pinochet y el apartheid
dime con quién andas y te diré go home

también existen leves contradicciones
algo así como una dialéctica de oprobio
por ejemplo un presidio se llama libertad
de modo que si dicen con orgullo
aquí el ciudadano vive en libertad
significa que tiene diez años de condena

es claro en apariencia nos hemos ampliado
ya que invadimos los cuatro cardinales
en venezuela hay como treinta mil
incluidos cuarenta futbolistas
en sidney oceanía
hay una librería de autores orientales
que para sorpresa de los australianos
no son confucio ni lin yu tang
sino onetti vilariño arregui espínola
en barcelona un café petit montevideo
y otro localcito llamado el quilombo
nombre que dice algo a los rioplatenses
pero muy poca cosa a los catalanes
en buenos aires setecientos mil o sea no caben más
y así en méxico nueva york porto alegre la habana
panamá quito argel estocolmo parís
lisboa maracaibo lima amsterdam madrid
roma xalapa pau caracas san francisco montreal
bogotá londres mérida goteburgo moscú
efe todas partes llegan sobres de la nostalgia
narrando cómo hay que empezar desde cero
navegar por idiomas que apenas son afluentes
construirse algún sitio en cualquier sitio
a veces           lindas veces             con manos solidarias
y otras           amargas veces               recibiendo en la nunca
la mirada xenófoba

de todas partes llegan serenidades
de todas partes llegan desesperaciones
oscuros silencios de voz quebrada
uño de cada mil se resigna a ser otro

y sin embargo somos privilegiados

con esta rabia melancólica
este arraigo tan nómada
este coraje hervido en la tristeza
este desorden este no saber
esta ausencia a pedazos
estos huesos que reclaman su lecho
con todo este derrumbe misterioso
con todo este fichero de dolor
somos privilegiados

después de todo amamos discutimos leemos
aprendemos sueco catalán portugués
vemos documentales sobre el triunfo
en vietnam la libertad de angola
fidel a quien la historia siempre absuelve
y en una esquina de carne y hueso
miramos cómo transcurre el mundo
escuchamos coros salvacionistas y afónicos
contemplamos viajeros y laureles
aviones que escriben en el cielo
y tienen mala letra
soportamos un ciclón de trópico
o un diciembre de nieve

podemos ver la noche sin barrotes
poseer un talismán         o en su defecto un perro
hostezar escupir lagrimear
soñar suspirar confundir
quedar hambrientos o saciados
trabajar permitir maldecir
jugar descubrir acariciar
sin que el ojo cancerbero vigile

pero
         y los otros
qué pensarán los otros
si es que tienen ánimo y espacio
para pensar en algo

qué pensarán los que se encaminan
a la máquina buitre         a la tortura hiena
qué quedará a los que jadean de impotencia
qué a los que salieron semimuertos
e ignoran cuándo volverán al cepo
qué rendija de orgullo
qué gramo de vida
ciegos en su capucha
mudos de soledad
inermes en la espera

ni el recurso les queda de amanecer puteando
no sólo oyen las paredes
también escuchan los colchones si hay
las baldosas si hay
el inodoro si hay
y los barrotes que ésos siempre hay

cómo recuperarlos del suplicio y el tedio
cómo salvarlos de la muerte sucedánea
cómo rescatarlos del rencor que carcome

el exilio también tiene barrotes

sabemos dónde está cada ventana
cada plaza cada madre cada loma
dónde está el mejor ángulo ele cíelo
cómo se mueven las dunas y gaviotas
dónde está la escuelita con el hijo
del laburante que murió sellado
dónde quedaron enterrados los sueños
de los muertos y también de los vivos
dónde quedó el resto del naufragio
y dónde están los sobrevivientes

sabemos dónde rompen las olas más agudas
y dónde y cuándo empalaga la luna
y también cuándo sirve como única linterna

sabemos todo eso y sin embargo
el exilio también tiene barrotes

allí donde el pueblo a durísimas penas
sobrevive entre la espada tan fría que da asco
y la pared que dice libertad o muer
porque el adolesente ya no pudo

allí pervierte el aire una culpa innombrable
tarde horrenda de esquinas sin muchachos
hajo un sol que se desploma como buscando
el presidente ganadero y católico
es ganadero basta en sus pupilas bueyunas
y preconciliar pero de trento
el presidente es partidario del rigor
y la exigencia en interrogatorios
hay que aclarar que cultiva el pleonasmo
ya que el rigor siempre es exigente
y la exigencia siempre es rigurosa
tal vez quiso decir algo más simple
por ejemplo que alienta la tortura

seguro el presidente no opinaría lo mismo
si una noche pasara de ganadero a perdidoso
y algún otro partidario kyric eleison
del rigor y la exigencia kyrie eleison
le metiera las bueyunas en un balde de mierda
pleonasmo sobre el que hay jurisprudencia

parece que las calles ahora no tienen baches
y después del ángelus ni baches ni transeúntes
los jardines públicos están preciosos
las estatuas sin caca de palomas

después de todo no es tan novedoso
los gobiernos musculosos siempre se jactan
de sus virtudes municipales

es cierto que esos méritos no salvan un país
tal vez haya algún coronel que lo sepa

al pobre que quedó a solas con su hambre
no le importa que esté cortado el césped
los padres que pagaron con un hijo al contado
ignoran esos hoyos que tapó el intendente

a juana le amputaron el marido
no le atañe la poda de los plátanos

los trozos de familia no valoran
la sólida unidad de las estatuas

de modo que no vale la gloria ni la pena
que gasten tanto erario en ese brillo

aclaro que no siempre
amanezco con los puños cerrados

hay mañanas en que me desperezo
y cuando el pecho se me ensancha
y abro la boca como pez en el aire
siento que aspiro una tristeza húmeda
una tristeza que me invade entero
y que me deja absorto suspendido
y mientras ella lentamente se mezcla
con mi sangre y hasta con mi suerte
pasa por viejas y nuevas cicatrices
algo así como costuras mal cosidas
que tengo en la memoria en el estómago
en el cerebro en las coronarias
en un recodo del entusiasmo
en el fervor convaleciente
en las pistas que perdí para siempre
en las huellas que no reconozco
en el rumbo que oscila como un péndulo

y esa tristeza madrugadora y gris
pasa por los rostros de mis iguales
Unos lejanos perdidos en la escarcha
otros no sé dónde       deshechos o rehechos

el viejo que aguantó y volvió a aguantar
la llaca con la boca destruida
el gordo al que castraron
y los otros los otros y los otros
otros innumerables y fraternos
mi tristeza los toca con abrupto respeto
y las otras las otras y las otras
otras esplendorosas y valientes
mi tristeza las besa una por una

no sé qué les debemos
pero eso que no sé
sé que es muchísimo

esto es una derrota
hay cine decirlo
vamos a no mentirnos nunca más
a no inventar triunfos de cartón

si quiero rescatarme
si quiero iluminar esta tristeza
si quiero no doblarme de rencor
ni pudrirme de resentimiento
tengo que excavar hondo
hasta mis huesos
tengo que excavar hondo en el pasado
y hallar por fin la verdad maltrecha
con mis manos que ya no son las mismas

pero no sólo eso
tendré que excavar hondo en el futuro
y buscar otra vez la verdad
con mis manos que tendrán otras manos

que tampoco serán ya las mismas
pues tendrán otras manos

habrá que rescatar el vellocino
que tal vez era sólo de lana
rescatar la verdad más sencilla
y una vez que la hayamos aprendido
y sea tan nuestra como
las articulaciones o los tímpanos
entonces basta basta basta
de autoflagelaciones y de culpas
todos tenemos nuestra rastra
claro
pero la autocrítica
                               no es una noria
no voy a anquilosarme en el reproche
y no voy a infamar a mis hermanos
el baldón y la ira los reservo
para los hombres de mala voluntad
para los que nos matan nos expulsan
nos cubren de amenazas nos humillan
nos cortan la familia en pedacitos
nos quitan el país verde y herido
nos quieren condenar al desamor
nos queman el futuro
nos hacen escuchar cómo crepita

el baldón y la ira
que esto quede bien claro
yo los reservo para el enemigo

con mis hermanos porfiaré
es natural
sobre planes y voces
trochas atajos y veredas
pasos atrás y pasos adelante
silencios oportunos       omisiones que no
coyunturas mejores o peores
pero tendré a la vista que son eso
hermanos

si esta vez no aprendemos
será que merecemos la derrota
y sé que merecemos la victoria

el paisito está allá
                              y es una certidumbre
a lo mejor ahora está lloviendo
allá sobre la tierra

y aquí
bajo este transparente sol de libres
aquella lluvia cala hasta mis bronquios
me empapa la vislumbre
me refresca los signos
lava mi soledad

la victoria es tan sólo
un tallito que asoma
pero esta lluvia patria
le va a hacer mucho bien
creo que la victoria estará como yo
ahí nomás germinando
digamos aprendiendo a germinar
la buena tierra artigas revive con la lluvia
habrá uvas y duraznos y vino
barro para amasar
muchachas con el rostro hacia las nubes
para que el chaparrón borre por fin las lágrimas

ojalá que perdure
hace bien este riego
a vos a mí al futuro
a la patria sin más

hace bien si llovemos mi pueblo torrencial
donde estemos
                            allá
                                   o en cualquier parte

sobre todo si somos la lluvia y el solar
la lluvia y las pupilas y los muros
la bóveda la lluvia y el ranchito
el río y los tejados y la lluvia

furia paciente
                        lluvia
                                  iracundo silencio
allá y en todas partes

ah tierra lluvia pobre
modesto pueblo torrencial

con tan buen aguacero
la férrea dictadura
acabará oxidándose

y la victoria crecerá despacio
como siempre han crecido las victorias.

miércoles, 24 de agosto de 2022

EL INSTANTE de Jorge Luis Borges.

¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño 
de espadas que los tártaros soñaron, 
dónde los fuertes muros que allanaron, 
dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?

El presente está solo. La memoria 
erige el tiempo. Sucesión y engaño 
es la rutina del reloj. El año 
no es menos vano que la vana historia.

Entre el alba y la noche hay un abismo 
de agonías, de luces, de cuidados; 
el rostro que se mira en los gastados

espejos de la noche no es el mismo. 
El hoy fugaz es tenue y es eterno; 
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.

domingo, 21 de agosto de 2022

Determinarse y luego arrepentirse... de Juan de Tassis y Peralta Conde de Villamediana.


Determinarse y luego arrepentirse,

empezar a atrever y acobardarse,

arder el pecho y la palabra helarse,

desengañarse y luego persuadirse;

 

comenzar una cosa y advertirse,

querer decir su pena y no aclararse,

en medio del aliento desmayarse,

y entre el temor y el miedo consumirse;

 

en las resoluciones, detenerse,

hallada la ocasión, no aprovecharse,

y, perdida, de cólera encenderse,

 

y sin saber por qué desvanecerse:

efectos son de Amor, no hay que espantarse,

que todo del Amor puede creerse.

Juan de Tassis y Peralta, II conde de Villamediana, (Lisboa, 1582​ -Madrid, 21 de agosto de 1622 hace 400 años), poeta español del Barroco.

JUAN DE TASSIS, CONDE DE VILLAMEDIANA (1582-1622).

Nació en Lisboa. Se trasladó a España. Tuvo maestros ilustres, como Jiménez Patón y Tribaldos de Toledo. Fue una persona sumamente pintoresca, en particular por sus dotes donjuanescas. Se rumorizó entre los que lo conocían que, incluso, se había enamorado de doña Isabel de Borbón. Su temperamento ardiente se manifestó en todo lo que acometía: la esgrima, el juego, la intriga, el gusto por las joyas, sin dejar la pasión por la poesía.

Estuvo casado con la infanta doña Ana de Mendoza. Se relacionó con todos los autores de su época, incluyendo a Lope de Vega. Se dice que murió asesinado, probablemente por sus legendarias aventuras amorosas, y muy en particular las que tuvo se supone tuvo con la Reina.

Como casi todos los grandes poetas de su tiempo, su poesía muestra dos tendencias o técnicas: el cultismo y el tradicionalismo, o sea, poesía de arte mayor y poesía de arte menor. En estas deja verse más el gracejo y su gran expresión natural. 

Fuente: http://www.los-poetas.com/h/tasis.htm 

viernes, 19 de agosto de 2022

Balada de la placeta de Federico García Lorca.


Cantan los niños
en la noche quieta;
¡arroyo claro,
fuente serena! 

LOS NIÑOS 

    ¿Qué tiene tu divino 
corazón en fiesta? 

YO 

    Un doblar de campanas
perdidas en la niebla. 

LOS NIÑOS 

    Ya nos dejas cantando 
en la plazuela. 
¡Arroyo claro, 
fuente serena! 

    ¿Qué tienes en tus manos 
de primavera? 

YO 

    Una rosa de sangre 
y una azucena. 

LOS NIÑOS 

    Mójalas en el agua 
de la canción añeja. 
¡Arroyo claro, 
fuente serena! 

    ¿Qué sientes en tu boca 
roja y sedienta? 

YO 

    El sabor de los huesos 
de mi gran calavera. 

LOS NIÑOS 

    Bebe el agua tranquila 
de la canción añeja. 
¡Arroyo claro, 
fuente serena! 

    ¿Por qué te vas tan lejos 
de la plazuela? 

YO 

    ¡Voy en busca de magos 
y de princesas! 

LOS NIÑOS 

    ¿Quién te enseñó el camino 
de los poetas? 

YO 

    La fuente y el arroyo 
de la canción añeja. 

LOS NIÑOS 

    ¿Te vas lejos, muy lejos 
del mar y de la tierra? 

YO 

    Se ha llenado de luces 
mi corazón de seda, 
de campanas perdidas, 
de lirios y de abejas, 
y yo me iré muy lejos, 
más allá de esas sierras, 
más allá de los mares,
cerca de las estrellas, 
para pedirle a Cristo 
Señor que me devuelva 
mi alma antigua de niño, 
madura de leyendas, 
con el gorro de plumas 
y el sable de madera. 

LOS NIÑOS 

    Ya nos dejas cantando 
en la plazuela,
¡arroyo claro, 
fuente serena! 

    Las pupilas enormes 
de las frondas resecas, 
heridas por el viento, 
lloran las hojas muertas.
 

jueves, 18 de agosto de 2022

El miedo de Idea Vilariño Uruguay (1920 – 2009).


Es amarillo afuera
ay dios
es amarillo
como un pájaro seco
hiriente y desplumado
como qué
doloroso.

Tiene miedo a la tarde
tiene horror la mañana
el día que lastima
o se tiñe de estiércol
o se afila los dientes.

La noche hace una casa
negra pura de todos.
La noche hace una casa
pero el terror golpea
y la llena de ojos.

Es amarillo afuera
ay dios
es amarillo como un pájaro muerto
como una aguja de oro
de hielo
como un grito.
Es amarillo afuera.

Y adentro es amarillo.

lunes, 15 de agosto de 2022

Nana del caballo grande - Federico García Lorca (España).

Nana del caballo grande 
de Federico García Lorca.

Nana, niño, nana
del caballo grande
que no quiso el agua.
El agua era negra
dentro de las ramas.
Cuando llega al puente
se detiene y canta.
¿Quién dirá, mi niño,
lo que tiene el agua
con su larga cola
por su verde sala?
Duérmete, clavel,
que el caballo no quiere beber.
Duérmete, rosal,
que el caballo se pone a llorar.

¡Que belleza este poema! Magnífico.

domingo, 14 de agosto de 2022

Orillas del Pilcomayo de Manuel J. Castilla.

Vuelvo a mirar de nuevo el Pilcomayo
y el paso solitario de una garza blanquísima
derrumba ante mis ojos
una nevisca rosa en el crepúsculo.

Sobre esta tierra lisa,
en este chaco,
entre picadas blancas de arena que nos pierden
donde el silencio es una nube tendida y alargada,
sobre esta arena, digo,
dejo mis huellas para siempre
como quien se desviste de sombra y se entristece.

Aquí nace el polvoroso tatuaje de los chacos.
Se hunde en ellos como en su propia greda
y desde allí, ya medio ahogado,
canta con una voz de lámpara arcillosa.

Siente que dentro de ella
el chorote tristísimo
ahúma con resinas de algarrobo nuestro origen,
lo pone en unos leves hilos de cháguar,
lo tinta en las raíces calientes de las tuscas
y nos lo da como a su primer beso,
tímido y luminoso.

Déjenme que recuerde
esta guirnalda pobre:
este poco de vino por el viaje
que Nisapé emprendía siempre desde su sueño,
"-Nisapé -me contaba- quiere decir el indio que
siempre va lejos."

El Pilcomayo,
su arena yendo ahogada en suaves tumbos
tragaba y devolvía
el más hermoso esplendor de los días
y al pie del cielo caído
acezaba el más leve latido de la tierra.

¡Oh, riberas, oh río,
oh garzas lentas!
¿Cómo podré olvidaros?
¿A cuál de ustedes cuento este recuerdo?
Era un quirquincho niño el que mamaba.
Prendido de las ubres de la madre redonda
eran los dos, un trozo tierno de la luna,
piedras llenas de leche
rodando en el arroyo de la vía láctea,
toca goteando la vida miedolenta.

Pilcomayo.
Gajo vivo del chaco.
Sombra de mi memoria apaciguada.
Mármol brotando blando del desierto
herida abierta
por el insomne canto de los pájaros.

Ando en tu hollejo bayo.
Toda mi barba es rama de tu harina polvorosa.
Canto bagualas, lejos, con tus gauchos
mientras caigo en la luna, enorme y amarilla,
como en el más antiguo corazón de las frutas.


Manuel José Castilla (Cerrillos, 14 de agosto de 1918 - Salta, 19 de julio de 1980)fue un poeta, letrista, escritor y periodista argentino. 

SONETO DEL CAMINANTE de José Ángel BUESA.


No despiertes jamás para vivir tu sueño
porque el sueño es un viaje más allá del olvido.
Tu pie siempre es más firme después de haber caído.
Sólo es grande en la vida quien sabe ser pequeño.

El amor llega y pasa como un dolor risueño,
como una rama seca donde retoña un nido.
Sólo tiene algo suyo quien todo lo ha perdido.
Nadie es dueño de nada sin ser su propio dueño.

La vida será tuya si sabes que es ajena,
que es igual ser montaña que ser grano de arena,
pues la calma del justo vence el furor del bravo.

Y aprende que el camino nace del caminante,
pues, por más que ambiciones, humilde o arrogante,
sólo has de ser el dueño de lo que eres esclavo.

viernes, 12 de agosto de 2022

POEMA DE LAS COSAS de JOSÉ ÁNGEL BUESA.

 

Quizás estando sola, de noche, en tu aposento

oirás que alguien te llama sin que tu sepas quién

y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento

que existen ciertamente, pero que no se ven...

 

Y también es posible que una tarde de hastío

como florece un surco, te renazca un afán

y aprenderás entonces que hay cosas como el río

que se están yendo siempre, pero que no se van...

O al cruzar una calle, tu corazón risueño

recordará una pena que no tuviste ayer

y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,

cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...

 

Por más que tu prefieras ignorar estas cosas

sabrás por qué suspiras oyendo una canción

y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,

cosas que son hermosas, sin saber que lo son...

 

Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido

y un soplo de ceniza regará tu jardín

y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido

son las únicas cosas que nunca tienen fin.

martes, 9 de agosto de 2022

Un poema de Bernarda Ferreira de la Cerda (1595-1644).


Jardín cerrado, inundación de olores,
fuente sellada, cristalina y pura;
inexpugnable torre, do segura
de asaltos, goza el alma sus amores.

     Intactas guardas tus hermosas flores,
matas la sed, destierras la secura,
ostentas majestad y de esa altura
penden trofeos siempre vencedores.

     El verdor tuyo nunca el lustre pierde,
ni se enturbia el candor de tu corriente;
firme está en tu invencible fortaleza.

     Que es el jardín cerrado siempre verde,
es siempre clara la guardada fuente,
y es propia de la torre la firmeza.

jueves, 4 de agosto de 2022

Poemas de Virginio Piñeira.

Isla.

Aunque estoy a punto de renacer,

no lo proclamaré a los cuatro vientos

ni me sentiré un elegido:

sólo me tocó en suerte,

y lo acepto porque no está en mi mano

negarme, y sería por otra parte una descortesía

que un hombre distinguido jamás haría.

Se me ha anunciado que mañana,

a las siete y seis minutos de la tarde,

me convertiré en una isla,

isla como suelen ser las islas.

Mis piernas se irán haciendo tierra y mar,

y poco a poco, igual que un andante chopiniano,

empezarán a salirme árboles en los brazos,

rosas en los ojos y arena en el pecho.

En la boca las palabras morirán

para que el viento a su deseo pueda ulular.

Después, tendido como suelen hacer las islas,

miraré fijamente al horizonte,

veré salir el sol, la luna,

y lejos ya de la inquietud,

diré muy bajito:

¿así que era verdad?

Poema para la poesía.

Avanza el mar y quiere el blondo pez ensimismarse lentamente,
ensimismarse sin la menor espuma en medio de estos peces agrupados
junto a una estatua combatida ferozmente por la única ola
que viene de noche a morder su rostro impasible.
No, yo no quiero entrar por esa puerta:
pequeñas conchas y fúnebres caballos haciendo la vida,
sin la menor ondulación, sin el menor simulacro de mascarada,
todo claramente como si un sueño fuera a producirse.

Así vamos en la deteriorada vértebra a salir al mar,
notablemente arrugado sin mi amoroso deseo,
sin los castillos donde lame un perro.
Estos animales venían de muy lejos,
sin traer en sus patas el postrer deseo de las damas.
Entra el cartero y me entrega la carta recibida en el sueño,
esas tarjetas con la pálida Rosamunda parada sobre sus senos.
Imposible pensar la vida a través de una lluvia matemática.


Leves pisadas en el fango espeso de la copa del gigante.
No me detengo, no me asombro,
la sorpresa llega en el vientre de un pez.
Tu paz y las desesperadas llamadas del amor,
violar las túnicas dejando el cuerpo intacto.
Dioses, dioses, palabras siempre yacentes
para que nadie interrumpa su alta majestad.
Estoy impulsando este poema y esto puede matarme.

Perro, ven perro, perro sin un ladrido, desoladamente canino.
Qué flores arrojar o qué gavetas.
Todo va a comenzar. Tengo una cáscara.

Los pergaminos, los rollos y las indefinibles técnicas del hombre,
como si envolver, plegar fuera el objeto de esa garra.
No salen por la ventana las llamas y el humo no indica
que el Papa se llamará Impiedad.

Las mujeres avanzan con un pie en la boca,
mi caracol resonador revienta la cabeza de la comedianta.
Todo el mundo ha olvidado su papel:
¡Qué alegría no representar esta noche!
El público protesta y comienza el coito de las sirenas.

Este seno… qué indescriptible viaje me ha contado,
era algo así como si un caballo y la creación poética se reuniesen en un jardín.
¡Oh qué furia!, yerbas pisoteadas, y la mejor flor interrumpiendo su perfume.

¡Qué furia, qué dolor! Estas espumas y el punzante recuerdo
de aquellos pies cercenados en lo mejor de la danza.
Un viaje indescriptible de la soledad de los danzantes,
con la soledad y la melodía extraviada de una orquesta.
Puedo perecer y encontrar un amigo.

Esta cabeza, sus llamas, sus cabellos empapados de melancolía,
las primeras venas y el hueso donde llamo para distraerme.
El pantano del espíritu…
No, yo no quiero, no quiero.

¡Oh, perro mío, orina más y más con tu pata levantada!
El frío mortal de estos países cálidos:
usted llama, nadie responde,
las bocas apretadas, la sangre en la planta de los pies
y el corazón como un antiguo salón abandonado.
Necesito el amor, las toallas, los monumentos.
Vanas lamentaciones. Un pulpo suelta su tinta y se pone a llorar.
No, yo no quiero entrar,
y el mundo me basta.
¿Para qué todo ese vano aparato? ¿Para qué ese juez?
No, yo no quiero entrar,
tejo las últimas guirnaldas y tiendo la vista al horizonte.
¿Y si de pronto me quedo muerto en medio de la calle?
¿Y si de pronto comprendo el amor?
¿Y si súbitamente me dibujo?
¡Oh, no, qué hiriente melodía, qué ladrido!
¿Concretamente puedo enumerarme?

Pero de súbito me quedo sin los símbolos:
sabe usted, un mundo enteramente inerte:
me presentan un cuadro. Nada.
Me entregan a la música. Nada.
Me leen un poema. Nada.
¿Quién irá a perecer?

¡Oh, piedras, muchas piedras, rocas, cubridme!
Un dedo en el agua puede comunicar el frío a todo el cuerpo.
Sería inútil saber que Filemón y Baucis…
Inútilmente llegas a decirme que Leonardo…
No –te digo–, y casi me sonrío.
¡Qué miseria!: pájaro, oiseau, bird, uccello…
Es para golpearse la cabeza,
es para no existir.
Babel, Babel, Babel, pero nadie responde.

El viento acompaña esta amarga costumbre que es hablar,
su médula corriendo enloquecida por las cámaras de la flauta
como si la última palabra fuera a ser pronunciada
o como si el gato frente a mí dijera:
«Hoy hará un hermoso día…».
Usted se inclina, yo me inclino, no hablamos media palabra,
usted me clava un puñal, yo robo un reloj de oro.
No, no hay juez,
el pelotón de fusilamiento ofrece al reo una merienda.
El mundo como hechos sin calificativos.
¿Y aquella frase?
«Un corcho en medio de las hirvientes aguas»…
No queda una sola fotografía del Partenón ni tampoco del Vaticano,
nada queda sino el Amor.
¡Oh, perro, perro mío, aúlla,
ofréceme un poema de aullidos, concédeme esta gracia extrema,
tú mismo lo leerás,
mientras yo quemo los demás poemas!

Virgilio Piñera (Cárdenas; 4 de agosto de 1912 - La Habana; 18 de octubre de 1979) fue un escritor cubano.

miércoles, 3 de agosto de 2022

El reloj de arena de Francisco de Quevedo.


¿Qué tienes que contar, reloj molesto,
en un soplo de vida desdichada
que se pasa tan presto;
en un camino que es una jornada,
breve y estrecha, de este al otro polo,
siendo jornada que es un paso solo?
Que, si son mis trabajos y mis penas,
no alcanzarás allá, si capaz vaso
fueses de las arenas
en donde el alto mar detiene el paso.
Deja pasar las horas sin sentirlas,
que no quiero medirlas,
ni que me notifiques de esa suerte
los términos forzosos de la muerte.
No me hagas más guerra;
déjame, y nombre de piadoso cobra,
que harto tiempo me sobra
para dormir debajo de la tierra.

     Pero si acaso por oficio tienes
el contarme la vida,
presto descansarás, que los cuidados
mal acondicionados,
que alimenta lloroso
el corazón cuitado y lastimoso,
y la llama atrevida
que Amor, ¡triste de mí!, arde en mis venas
(menos de sangre que de fuego llenas),
no solo me apresura
la muerte, pero abréviame el camino;
pues, con pie doloroso,
mísero peregrino,
doy cercos a la negra sepultura.
Bien sé que soy aliento fugitivo;
ya sé, ya temo, ya también espero
que he de ser polvo, como tú, si muero,
y que soy vidrio, como tú, si vivo.