miércoles, 31 de enero de 2024

ATAHUALPA YUPANQUI.

 


Parece que no hubo nada
Si se mira sin mirarlo.
Todo es malezal confuso,
Pero mi huella está abajo.
Desparejo es el camino.
Hoy ando senderos ásperos.
Piso la espina que hiere,
Pero mi huella está abajo,
Tal vez un día la limpien
Los que sueñan caminando.
Yo les daré, desde lejos
Mi corazón de regalo.

viernes, 26 de enero de 2024

El puesto del gato en el cosmos de Joaquín Giannuzzi.


Uno siempre se equivoca cuando habla del gato.
Se le ocurre por ejemplo que junto a la ventana
el gato se ha planteado en el fondo de los ojos
un posible fracaso en la noche cercana.
Pero el gato no tiene un porvenir que lo limite.
A uno se le ocurre que medita, espera o mira algo
y el gato ni siquiera siente al gato que hay en él.
¿Cómo admitir detrás del movimiento de la cola
una motivación, un juicio o un conocimiento?
El gato es un acto gratuito del gato.
El que aventure una definición debería
proponer sucesivas negaciones al engaño del gato.
Porque el gato, por lo menos el gato de la casa,
particular, privado e individuo hasta las uñas,
comprometido como está
al vicio de nuestro pensamiento
ni siquiera es un gato, estrictamente hablando.


* Joaquín Giannuzzi nació en Buenos Aires, Argentina, en 1924. Se dedicó al periodismo, publicó críticas literarias en los diarios Crítica, Crónica, Clarín y La Nación. En 1962 empezó a colaborar con la revista Sur, dirigida por Victoria Ocampo.

En 1958 publicó Nuestros días mortales, con el que obtuvo el premio de la Sociedad Argentina de Escritores. Le siguió Contemporáneo del mundo, y en 1967, Las condiciones de la época, y Señales de una causa personal de 1977, y en la década de los ochenta: Principios de incertidumbre; Violín obligado y Cabeza final.¿Hay alguien ahí?, se publicó poco antes de su fallecimiento ocurrido un 26 de enero de 2004.

lunes, 22 de enero de 2024

Si a vuestra voluntad yo soy de cera - Garcilaso de la Vega.-

Si a vuestra voluntad yo soy de cera, 
y por sol tengo sólo vuestra vista, 
la cual a quien no inflama o no conquista 
con su mirar, es de sentido fuera;

de do viene una cosa, que si fuera  
menos veces de mi probada y vista, 
según parece que a razón resista, 
a mi sentido mismo no creyera;

y es, que yo soy de lejos inflamado 
de vuestra ardiente vista, y encendido  
tanto, que en vida me sostengo apenas.

Mas si de cera soy acometido 
de vuestros ojos, luego siento, helado, 
cuajárseme la sangre por las venas.

Gómez Suárez de Figueroa, renombrado como Inca Garcilaso de la Vega a partir de 1563 (Cuzco, Gobernación de Nueva Castilla, 12 de abril de 1539-Córdoba, España, 23 de abril de 1616), fue un escritor, historiador y militar nacido en el territorio actual del Perú.

Se le considera como el primer mestizo cultural de América que supo asumir y conciliar sus dos herencias culturales: la inca y la española, alcanzando al mismo tiempo gran renombre intelectual. Luis Alberto Sánchez lo describe como el «primer mestizo de personalidad y ascendencia universal que parió América (Wikipedia).

viernes, 19 de enero de 2024

Poemas de Héctor Gagliardi.


POEMA AL PADRE.

Oye negra, ¿te puedo hablar?

ya los chicos se han dormido

así que, así que deja el tejido,

que después te equivocas.

Hoy te quiero preguntar,

por qué motivo las madres amenazan a sus hijos

con ese estribillo fijo de “¡ah cuando venga tu padre!”

y con tu padre de aquí, y con tu padre de allá,

resulta de que al final, al verme llegar a mí,

lo ven entrar a Caín y escapan por todos lados.

Y yo que vengo cansado de trabajar todo el día,

recibo de bienvenida una lista de acusados,

tú empiezas con tus quejas y yo tengo que enojarme,

igual que hacía mi padre al escuchar a mi vieja

Entraba a fruncir la ceja apoyando a ese fiscal

que en medio del temporal se erigía en defensora,

lo mismo que tú ahora que siempre me dejas mal,

si los perdono, “que ejemplo ¿es así como los educas?”

si los castigo “eres bruto, no tienes sentimientos”.

A mí, a mí que llegué contento y no tuve más remedio

que poner cara de serio y escuchar tu letanía,

a mí, a mí que me paso el día pensando en jugar con ellos

yo sueño en llegar a casa y olvidarme felizmente del trabajo,

de la gente y de todo lo que pasa.

Los hijos son la esperanza y el porqué de nuestras vidas,

por eso nunca les digas “¡ah! cuando venga tu padre”,

no quiero encontrar culpables, quiero encontrar alegría,

que no me pongas de escudo como lo hacía mi madre,

que consiguió que a mi padre lo imaginara un verdugo,

él llegaba y te aseguro que se acababan las risas.

Y en lugar de una caricia o hablarle como a un amigo,

lo miraba compungido, presintiendo una paliza,

y el pobre, que me entendía, sacudiendo la cabeza

escuchaba con tristeza lo que mi madre decía.

Y que él, y que él de sobra sabía “¡que con este no se puede,

que me pinta las paredes, que trajo las suelas rotas,

que la calle, la pelota, que me saca canas verdes!”.

A la cama sin cenar, aburrido me ordenaba,

mi madre me consolaba y yo, y yo lo culpaba a él,

a él que había llegado recién de trabajar cansado

y ya lo había yo amargado con todas mis travesuras.

Los hijos nunca analizan el sentimiento del padre,

porque el brillo de la madre es tan fuerte, que lo eclipsa

solo le hacemos justicia cuando nos toca vivir a nosotros su problema,

¡ay…  si mi padre viviera! que recién lo comprendí

y por qué nunca me dijo lo mucho que me quería.

Si hoy yo sé cuánto sufría al ver enfermo a su hijo

porque me miraba fijo el primer pantalón largo

y se, y sé que hasta me habrá besado cuando yo estaba dormido

hoy que todo lo comprendo, ¿por qué no estás a mi lado?

¿por qué no estás ahora para besarte bien fuerte viejo lindo?

y ofrecerte mi cariño a todas horas.

Ves a tu hijo que llora, pero llora con razón,

porque te pide perdón pensando en aquellos días

en que ciego no veía que eras puro corazón,

déjame negra que llore, es tan lindo desahogarse.

En fin, veamos que hacen nuestros futuros señores

mira esos pantalones, tápale un poco a la nena

si, si, ya sé, no me lo digas, hoy se fue a la calle sola,

acuéstate rezongona, mañana, mañana será otro día.

Héctor Francisco Gagliardi  nacido barrio de Constitución de la Ciudad de Buenos Aires el 29 de noviembre de 1909. Fallece en la Ciudad de  Mar del Plata el 19 de enero de 1984. Fue un destacado poeta, recitador y letrista de tango argentino, conocido por sus poesías y textos en lunfardo. Reconocido hincha de Racing Club de Avellaneda.

Escribió un poema famosísimo sobre fútbol llamado “La pelota de treinta”.

“Bajo el solazo de enero

elegimos "el picado".

Con los dos arcos cruzados

que revoleamos primero,

de 'pique' quedó 'el tachero'

por no jugar 'el petizo'...

Es que la madre no quiso:

tenía botines nuevos...

 

La pelota era de treinta,

comprada en delegación...

Su bautizo fue 'un tapón'

que casi mas la revienta.

«-Pierde, paga!», fue el alerta

que se le dio al afanado

que la pateó de 'abocado'

teniendo la cloaca en puerta.

 

Empezamos a jugar

con un pique entreverado,

que, por mirar al costado,

nadie saltó a cabecear...

La tuvimos que parar

porque venía una vieja

que entre rezongos y quejas

no acababa de pasar...

 

Jugando con la pared,

-que es el wing que más la pasa-,

si es que un balcón no rechaza

de a traición en 'reculié'-,

cantando se la dejé

al hijo del carbonero...

¡Se gambeteó hasta el arquero!

Cuando vino... ¡lo abracé!...

 

Retemblaba el empedrado

en esa tarde de enero...

¡Es de fierro el uno a cero

cuando es parejo 'el picado'!

De "yapa" se había asomado

el padre de Genarito...

y el pibe sacó limpito

un "balazo" de 'El pelado'.

 

Por culpa de aquella chata

nos hicieron el empate.

Y le gritamos '¡cerrate!...'

Y va el "ruso", y se abatata.

¡Si al picar entre las patas

la patea al cadenero!...

Llegaron ellos primero...

y 'nos metieron la tapa'.

 

El guardapolvo anudado,

que cuando se embolsa el viento

hace 'joroba de adentro',

ya lo tenía manchado...

Con el pecho había parado

un rebote de pared

que hizo volar el cartel

de: '¡Ojo! Recién pintado'.

 

De apurado la fue a 'pifiar'

por no pararla el 'Gordito'...

y fue un tranvía maldito

que la vino a destrozar...

La tuvimos que mirar

serenita por la vía...

Fue un cachito de agonía...

y a quedarse sin jugar...

 

El más pibe del 'picado'

la trajo partida en dos

y el 'gordo' juró por Dios

que veinte tenía guardados

y que mañana o pasado

iba a tener otros diez...

ya lo había dicho otra vez

que la perdió de 'afanado'...

 

A la orilla del cordón

nos sentamos aburridos

a mirar entristecidos

nuestra pasada ilusión

que mostraba el corazón

en dos mitades abierta...

¡pobre pelota de treinta

comprada en delegación!...”

Alcanzó la mayor venta de libros en la historia argentina logrado por un poeta, llegando a vender un millón y medio de ejemplares. Autor de múltiples libros que se volvieron éxitos editoriales –“Puñado de emociones”, de 1941; “Versos de mi ciudad”, de 1944; “Por las calles del recuerdo”, de 1946; “Esquina de barrio”, de 1949; y “El sentir de Buenos Aires”, de 1981, otros.

Sus relatos hablan de las emociones comunes y sencillas de los hombres; de los personajes del barrio, de sus ilusiones, esperanzas, fantasías y tristezas  que llegaban a la gente y lo hizo suyo y querido.

Publicado en "El Reginense" Guillermo Pirri Argentino.

jueves, 18 de enero de 2024

Ama tu ritmo... de Rubén Darío.

 


Ama tu ritmo...

de Rubén Darío.

Ama tu ritmo y ritma tus acciones

bajo su ley, así como tus versos;

eres un universo de universos

y tu alma una fuente de canciones.

 

La celeste unidad que presupones

hará brotar en ti mundos diversos,

y al resonar tus números dispersos

pitagoriza en tus constelaciones.

 

Escucha la retórica divina

del pájaro del aire y la nocturna

irradiación geométrica adivina;

mata la indiferencia taciturna

y engarza perla y perla cristalina

en donde la verdad vuelca su urna.


Rubén Darío (Félix Rubén García Sarmiento; (Metapa, 18 de enero de 1867-León, 6 de febrero de 1916). Poeta nicaragüense que fue el iniciador y el máximo representante del Modernismo hispanoamericano.

miércoles, 17 de enero de 2024

Eros pedagógico de Raúl Artola.

Eros pedagógico.

¿Para qué usar palabras
donde caben brazos,
muslos, vientre?
¿Por qué cantar un himno
si dispongo del gesto
patriótico del sexo?

Pasan los siglos,
querido Marqués,
y siguen ensañando
mal en las escuelas.


***

Entre lo dicho y lo callado
asoma una luz negra
intensísima.
La orquesta arranca con un tango
pero tus ojos me distraen
aletean en mi memoria
más negros y más grandes.

El escenario estaba vacío
y ahora esta música
y esos ojos
Dios
esos ojos.
***

Alto en el surco.

Tuvo que ser así.
Tomé la sartén
por el mango
y se lo dije:
Me gustás mucho
y me parece
que te quiero.
Y ella, sin inmutarse,
respondió:
Yo también, tonto,
si no, ¿por qué
te creés que estoy acá
desde hace ocho años?
A mí solamente
me salió:
Claro, tenés razón,
no lo había pensado.
Y seguimos cosechando
los tomates.
Los pibes ayudaban
tan chiquitos.

Raúl Artola nació en Las Flores, provincia de Buenos Aires, en 1947, y está radicado en Viedma, provincia de Río Negro, Patagonia Argentina. Publicó “Antes que nada”, en 1987; “Aguas de socorro”, en 1993; “Croquis de un tatami”, en 2002. Es el compilador de “”Poesía/Río Negro, Antología Consultada y Comentada”, cuyo primer volumen publicó el Fondo Editorial Rionegrino en 2007, en tanto el segundo volumen será puesto en circulación en 2015. Es también narrador, editor, periodista y docente.

“Para Artola, ‘Poesía’ se escribe con mayúscula. Las adherencias o incrustaciones son parte del mismo cuerpo. La Poesía requiere de la vigilia. Como el amor. Pero no hay una lectura recta y sin sobresaltos que nos lleve de la mano hacia ese centro. Sólo una fotografía puede detener el rumor del agua”, concluye Moisés. Según nuestro poeta, “escribir es igual que amar. Es tan difícil como amar. No se puede enseñar ni se termina de aprender nunca”. Pero cerca de sus 75 años, nos desea: “que la empresa no nos fatigue tanto como para hacernos creer que ya no vale la pena”.(Diario El Cordillerano, 6/1/2023).

Y del sitio 

http://lospoetasnovanalcielo.blogspot.com/2012/08/raul-o-artola.html

Borges y yo
de Raul Artola.

En tres cosas me parezco
mucho a Borges:
de chico dibujaba
tigres copiándolos
de libros de zoología,
no tengo una gota
de sangre italiana
y siempre pensé
que era inmerecido
el festejo
de mi cumpleaños.
Hay una cuarta cuestión:
yo también me di un golpe
en la cabeza
contra una ventana.
Lo hice a propósito
pero no funcionó.
No pude escribir
otra versión
de Funes el memorioso.

lunes, 15 de enero de 2024

Pero yo sé (Tango, 1928) - Azucena Maizani.


Pero yo sé (Tango, 1928).

Llegando la noche
recién te levantas
y sales ufano
a buscar un beguén.
Lucís con orgullo
tu estampa elegante
sentado muy muelle
en tu regia baqué.
Paseás por Corrientes,
paseas por Florida,
te das una vida
mejor que un pachá.
De regios programas
tenés a montones...
Con clase y dinero
de todo tendrás.

Pero yo sé que metido
vivís penando un querer,
que querés hallar olvido
cambiando tanta mujer...
Yo sé que en las madrugadas,
cuando las farras dejás,
sentís tu pecho oprimido
por un recuerdo querido
y te ponés a llorar.

Con tanta aventura,
con toda tu andanza,
llevaste tu vida
tan sólo al placer.
Con todo el dinero
que siempre has tenido
todos tus caprichos
lograste vencer.

Pensar que ese brillo
que fácil ostentas
no sabe la gente
que es puro disfraz.
Tu orgullo de necio
muy bien los engaña...
No quieres que nadie
lo sepa jamás.


Azucena Maizani fue una cantante y compositora argentina de tangos que nació en Buenos Aires el 17 de noviembre de 1902 y falleció en la misma ciudad el 15 de enero de 1970. Tuvo gran popularidad, actuó en radio y en teatro y además dejó grabadas más de 270 obras. Durante muchos años hacía sus presentaciones vestida con trajes masculinos o con atuendos criollos de gaucho por lo que era conocida con el apodo de La Ñata Gaucha que le puso Libertad Lamarque en 1935 (Wikipedia).


sábado, 13 de enero de 2024

NUEVO CANAL INTEROCEÁNICO de Mario Benedetti.


Te propongo construir
un nuevo canal
sin esclusas
ni excusas que comunique por fin
tu mirada
atlántica
con mi natural
pacífico.


SÍNDROME

Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.

jueves, 11 de enero de 2024

"QUÉ BIEN LO HEMOS PASADO CARIÑO MÍO" de Juan Luis Panero.



Terribles son las palabras de los amantes,
aunque estén bañadas de falsa alegría,
cuando llega la desolada hora de la separación.
Fuera la lluvia galopa tercamente
y su eco retumba tras la ventana.
Los poderosos pájaros de la dicha
un breve instante anidaron en sus brazos
y dorados plumajes cubrieron los cabellos
que ahora sudor y hastío sólo guardan.
La estatua que quiso ser eterna
herida de reproches tiembla y cae.
Ya el combate de anhelo ha terminado
y húmedos restos las sábanas acogen.
Hombre y mujer en traje y documento
ceremoniosamente se despiden.
Sus manos por costumbre se enlazan
y banales sonrisas desfiguran sus labios.
Terribles son las palabras de los amantes
cuando llega la desolada hora de la separación.
Esqueletos de amor buscan nuevo refugio
y un jirón de ternura cuelga del viejo y gris perchero.

miércoles, 10 de enero de 2024

La que aguarda de Gabriela Mistral.


Antes del umbral y antes de la ruta,
aguardo, aguardo al que camina recto
y avanza recto mejor que agua y fuego.

Viene a causa de mí, viene por mí,
no por albergue ni por pan y vino,
a causa de que yo soy su alimento
y soy el vaso que él alza y apura.

Del bosque que lo envuelve en leño y trinos,
y sombras temblorosas que lo trepan,
se arranca, y viene, y llega sin soslayo,
porque lo trae mi rasgado grito.

Va pasando las torres que lo atajan
con sus filos de témpanos agudos
y llega, sin salmueras, de dos mares,
indemne como en forro y vaina de honda.

¡Y ahora ya la mano que lo alcanza
afirma su cintura en la carrera!

Y saben, sí, saben mi cuerpo y mi alma
que viene caminando por la raya
amoratada de mi propio grito,
sin enredarse en el fresno glorioso
ni relajarse en las densas arenas.

¡Cómo no ha de llegar si me lo traen
los elementos a los que fui dada!
El agua me lo alumbra en los hondones,
me lo apresura el fuego del poniente 
y el viento loco lo aguija y apura.

Vilano o pizca ebria parecía;
apenas era y ya no voltijea,
nonadas de la niebla lo sorbían
desbaratando su juego de mástiles
y sus saltos de ciervo despeñado.
Del bosque que lo envuelve en sus rumores
se suelta y ya se viene sin soslayo.
Viene más puro que disco lanzado;
más recto vuela que albatros sediento
porque lo trae mi rasgado grito
y el grito mío no se le relaja
ciego y exacto como el alma llega.
Abre ya, parte, el matorral intruso
y todavía mi voz enlazada
con sus cabellos el paso le aviva.
Y al acercarse ya suelta su espalda;
libre lo deja y se apaga en su rostro.
Pero mi grito sólo sube recto,
su mano ya cae a mi puerta.
Gabriela Mistral (Vicuña, Chile, 7 de abril de 1889 - Nueva York, Estados Unidos, 10 de enero de 1957). Escritora y premio Nobel de Literatura en 1945 fue la primera mujer iberoamericana​ y la segunda persona latinoamericana​ en recibir un premio Nobel.
De origen humilde, Mistral se desempeñó como profesora en diversas escuelas y se convirtió en una importante pensadora respecto al rol de la educación pública.
Hija de Juan Jerónimo Godoy Villanueva, profesor de ascendencia diaguita,​ y de Petronila Alcayaga Rojas, de ascendencia vasca.
Su verdadero nombre es Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, más conocida por su seudónimo Gabriela Mistral.

domingo, 7 de enero de 2024

Levantar el papel donde escribimos de Roberto Juarroz

Levantar el papel donde escribimos
y revisar mejor debajo

Levantar cada palabra que encontramos
y examinar mejor debajo

Levantar cada hombre
y observar mejor debajo

Levantar a la muerte
y escudriñar mejor debajo

Y si miramos bien
siempre hallaremos otra huella.
No servirá para poner el pie
ni para aposentar el pensamiento
pero ella nos probará
que alguien más ha pasado por aquí.

jueves, 4 de enero de 2024

César Vallejo por Luis Buero.

 

César Vallejo por Luis Buero. 

César Vallejo (César Abraham Vallejo Mendoza), poeta excepcional, nació en Perú en 1892, y falleció en París en 1938 con tan solo 46 años de edad.

Sus libros de poemas más conocidos son ‘Los heraldos negros’ (1918), ‘Trilce’ (1922), ‘España aparta de mi ese cáliz’ (1939) y ‘Poemas humanos’ (1939), estos dos últimos publicados por su esposa Georgette luego de la muerte del escritor.

También fue autor de novelas como ‘Fabla salvaje’ y ‘El tungsteno’, además de cuentos como ‘Escalas’, ‘Paco Yunque’, y el ensayo ‘Rusia en 1931’, y obras de teatro. Por otra parte, escribió en diarios de Perú, España y Francia. Se han editado diversas antologías y hasta un disco recitado por un locutor, con sus versos.

Su forma de escribir, de colocar sustantivos en el lugar de adjetivos, su excelsa sensibilidad social y emocional, lo convirtieron en lo que la crítica especializada bautizó como “un poeta universal”. Un creador que fundó un lenguaje poético diferente a lo tradicional.

FRASES DE POEMAS.

En ‘Los heraldos negros’ escribe: “Yo nací un día que Dios estuvo enfermo, hay un vacío en mi aire metafísico que nadie ha de palpar, el claustro de un silencio que habló a flor de fuego…”

En otro poema, ‘Los pasos lejanos’, afirma: “Mi padre duerme, su semblante augusto figura un apacible corazón, está ahora tan dulce, si hay algo en él de amargo, seré yo. Hay soledad en el hogar, se reza, y no hay noticias de los hijos hoy, y mi madre pasea allá en los huertos, saboreando un sabor ya sin sabor. Está ahora tan suave, tan ala, tan salida, tan amor. Hay soledad en el hogar sin bulla, sin noticias, sin verde, sin niñez. Y si hay algo quebrado en esta tarde y que baja y que cruje, son dos viejos caminos blancos, curvos. Por ellos va mi corazón a pie.”

En ‘Trilce’ se distingue esta poesía: “He almorzado ahora y no he tenido, madre ni súplica, ni sírvete, ni agua, ni padre que, en el facundo ofertorio de los choclos, pregunte para su tardanza de imagen, por los broches mayores del sonido. Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servir de tales platos distantes esas cosas, cuando habrase quebrado el propio hogar, cuando no asoma ni madre en los labios. Cómo iba yo a almorzar nonada. A la mesa de un buen amigo he almorzado, con su padre recién llegado del mundo, con sus canas tías que hablan, en tordillo retinte de porcelana, bisbiseando por todos sus viudos alvéolos; y con cubiertos francos de alegres tiroriros, porque estánse en su casa. Así, ¡qué gracia! Y me han dolido los cuchillos, de esta mesa en todo el paladar. El yantar de estas mesas así, en que se prueba amor ajeno en vez del propio amor, torna tierra el bocado que no brinda la madre, hace golpe la dura deglución, el dulce: hiel, aceite funéreo, el café. Cuando ya se ha quebrado el propio hogar, y el sírvete materno no sale de la tumba, la cocina a oscuras, la miseria de amor”.

En ‘Poemas humanos’ se distingue: “Me viene, hay días, una gana ubérrima, política, de querer, de besar al cariño en sus dos rostros, y me viene de lejos un querer demostrativo, otro querer amar de grado o fuerza, al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito, a la que llora por el que lloraba, al rey del vino, al esclavo del agua, al que ocultose en su ira, al que suda, al que pasa, al que sacude su persona en mi alma. Y quiero por lo tanto acomodarle, al que me habla su trenza, sus cabellos al soldado, su luz al grande, su grandeza al chico. Quiero planchar directamente, un pañuelo al que no puede llorar, y cuando estoy triste o me duele la dicha, remendar a los niños y a los genios. Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de malo, y me urge estar sentado a la diestra del zurdo, y responder al mudo, y también quiero muchísimo lavarle al cojo el pie, y ayudarle a dormir al tuerto próximo. ¡Ah querer este, el mío, este, el mundial, interhumano y parroquial provecto!, me viene a pelo, desde el cimiento, desde la ingle pública, y viniendo de lejos, da ganas de besarle la bufanda al cantor, y al que sufre besarle en su sartén, al sordo en su rumor craneano, impávido, al que me da lo que olvidé en mi seno, en su Dante, en su Chaplin, en sus hombros. Quiero, para terminar, cuando estoy al borde célebre de la violencia, o lleno de pecho el corazón, querría, ayudar a reír al que sonríe, ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca, cuidar a los enfermos enfadándolos, comprarle al vendedor, ayudarle a matar al matador -cosa terrible-, y quisiera yo ser bueno conmigo, en todo”.

Publicado en Diario LA PRENSA.

1/1/2024.

https://www.laprensa.com.ar/Cesar-Vallejo-539428.note.aspx