martes, 31 de diciembre de 2013

SALUDOS Y DESEOS PARA EL 2014.

Como es costumbre para estas festividades tradicionales de fin de año vienen los deseos de Feliz Año que por estas latitudes australes comienza dentro de unas casi tres horas...
Es mi deseo que tengamos un año nuevo sin contratiempos... se que a pesar de las adversidades que tengamos la buena fortuna y la resistencia para salir adelante y gocemos del respaldo, cariño y el ánimo de nuestros seres queridos.
Que el nuevo año sea de ayuda al prójimo para alivianarles, dentro de lo posible, sus necesidades y que mejoremos a nosotros mismos, valoremos el momento presente de nuestra existencia y agradecer.


¡Mis mejores deseos  para este nuevo año venidero y que Dios nos bendiga!
Saludos RINCÓN BARDA SUREÑA.

QUE HERMOSO SUEÑO SOÑE de Carlos Carabajal y Raúl Trullenque.


Ayer soñé que tu niño
que Jesús de Nazareth,
había nacido en mi pago
qué hermoso sueño soñé.

Y vi a mis campesinos,
ponerle al niño a sus pies
con la humildad de mi pueblo
ofrendas de amor y fe.

Le traigo leche de cabra
y al burrito alfalfa azul,
también un pan de algarrobo
para el Niñito Jesús.

María soñe que tu niño
que Jesús de Nazareth
había nacido en mi pago
qué hermoso sueño soñé.

Yo soy challuero María,
busco en el río mi pan
te traigo un bagre de plata
y una flor de espuma y sal.
Yo me llamo Juan Silencio
soy hachero Niño Dios
le hice una cuna de quebracho
y un caballito de sol.

Yo soy melero Señora,
traigo un payaso de miel
y un ramillete de trigos

que en los montes encontré.

lunes, 30 de diciembre de 2013

A mí no me hablen de penas de Enrique Cadícamo.


Es inútil... no te puedo olvidar...
Es en vano... nada... nada me hace cambiar...
Tu sonrisa me persigue y me ronda,
tus raíces en mi alma como sondas dolorosas más escarban
y se ahondan...
Es terrible este incesante dolor...
es artero, todo, todo tu hondo rencor...
Pero lo que más y más me obsesiona
es saber que hoy otro hombre te apasiona...
es saber que no me amás...
Y a pesar de que te odio:
¡Cada día... cada hora... cada cruel minuto amada!

¡Cada vez te quiero más!...
A mí no me hablen de penas
porque yo penando vivo.
Esto lo digo y me apena
porque tengo mis motivos...
A mí no me hablen de penas
porque yo penando vivo.
En la “Escuela del Querer”
con gran dolor aprendí
el amor de la mujer...
Y en la “Escuela del Querer”
como todo lo aprendí
no tengo más que aprender.


Vivo atado a tu recuerdo... ¡mujer!...
Vivo atado en aquel cariño de ayer.
Siento ganas de buscar otros besos...
Siento ganas de buscar otros amores y en tus ojos traicioneros estoy preso.
En mis noches de tormentos y horror
quiero a veces ir para pedirte perdón...
Pero luego me sereno y lo pienso
y de toda esa limosna me avergüenzo
¡porque yo no sé rogar!...
Y a pesar de que te odio:
¡Cada día... cada hora... cada cruel minuto ¡amada!...

¡Cada vez te quiero más!...

domingo, 29 de diciembre de 2013

Non, Je ne regrette rien - No me puedo quejar... Edith Piaf y Estela Raval.

Non, Je ne regrette rien
Edith Piaf 

Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
Ni le bien qu'on m'a fait, ni le mal
Tout ça m'est bien égal
Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
C'est payé, balayé, oublié
Je me fous du passé

Avec mes souvenirs
J'ai allumé le feu
Mes chagrins, mes plaisirs
Je n'ai plus besoin d'eux
Balayés mes amours
Avec leurs trémolos
Balayés pour toujours
Je repars à zéro

Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
Ni le bien qu'on m'a fait, ni le mal
Tout ça m'est bien égal
Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
Car ma vie
Car mes joies
Aujourd'hui
Ça commence avec toi...


No, nada de nada

No, no me arrepiento de nada
Ni el bien que me han hecho, ni el mal
Todo eso me da lo mismo
No, nada de nada
No, no me arrepiento de nada
Está pagado, barrido, olvidado
Me da lo mismo el pasado

Con mis recuerdos
Yo prendí el fuego
Mis tristezas, mis placeres
Ya no tengo necesidad de ellos
Barridos mis amores
con sus trémolos
barridos para siempre
Vuevo a partir de cero

No, nada de nada
No, no me arrepiento de nada
Ni el bien que me han hecho, ni el mal
Todo eso me da lo mismo
No, nada de nada
No, no me arrepiento de nada
Pues mi vida
mis alegrías
hoy
comienzan contigo...



No me puedo quejar... la versión de Estela Raval.



No, la verdad, no, no me puedo quejar 
ni del bien que recibí 
ni del mal que me han hecho sufrir 

No, la verdad no me puedo quejar 
ya pagué, renuncié y olvidé todo lo que pasé 

De recuerdos vividos que me hicieron soñar 
que tal vez confundida con la felicidad 

Los amores de ayer que el azar me brindó 
fueron falso placer, todo eso acabó 

No, la verdad, no, no me puedo quejar 
ni del bien que recibí 
ni del mal que me han hecho sufrir 

No, la verdad no me puedo quejar 
ya pagué, renuncié y olvidé todo lo que pasé.


Por el año 1987 celebrando los 30° años con la música de la recordada Estela Raval en el programa "Badía y Cía" entre sus grandes éxitos cantó el clásico de la francesa Edith Piaf que grabara en 1962 en la versión en idioma castellano con "Los 5 Latinos".

sábado, 28 de diciembre de 2013

Cuentos y relatos: EL REFLEJO.

EL REFLEJO de María Rosa Giovanazzi.


Esa mujer otra vez.
Me observa desde la puerta del bar. Hay algo en ella que me confunde, deben ser sus ojos, me resultan conocidos, pero no sé de dónde me llega el recuerdo.
 Desde hace varias semanas, cada noche, parece vigilarme. A veces se  acerca murmurando palabras sin  sonido, sólo veo su boca moverse.  Su aspecto es el de una mujer perturbada. Será  su ropa o ese olor a humo que se desprende de ella, pero  con sólo verla me repugna.
Hoy su audacia llegó al límite de mi paciencia. Yo estaba en el bar, esperando buena compañía y ella se sentó a mi lado.  Desde una de las mesas, el morocho de la otra noche me hizo señas para que lo acompañara. Me puse de pie para  acercarme  cuando la vieja,  en el colmo de su estupidez,  me agarró del brazo y me dijo: “No bebas más, ya no te mantenés en pié.” Mis hombros y mi cabeza se irguieron con furia y le dije: “¿Y a usted qué le importa?” Intenté  zafar de su mano y ella siguió: “Estás muy borracha,” dijo. No me soltaba. Levanté el brazo y en el impulso por desprenderme de su garra, trastabillé  y caí redonda al suelo. Todos me miraron, se reían, el morocho avergonzado se levantó y se fue. Alguien me ayudó y me acompañó  hasta la puerta. Recorrí una cuadra o dos, no sé. Me senté en el cordón de la vereda. Las lágrimas rodaban por mi cara, no lograba vencer el río de furia y alcohol que me subía desde el pecho y se desarrollaba en un llanto inagotable.
Perdí la  noción del tiempo. Al reaccionar la vi parada frente a mí, tan andrajosa y maloliente como siempre.  “¿Qué querés perra de mierda?” exclamé.  No respondió, sólo me miraba. ¿Quién sos vieja sucia? La rabia se hacía dolor en mi  pecho y ella seguía imperturbable con  su mirada acusadora.  Por tu culpa me perdí al morocho, le dije,  sabés, la última vez, por dos horas me dio quinientos pesos. Ella  no se movió, le pregunté: “¿Qué querés de mí?”  Se acercó y con una voz que me pareció conocida,  habló suavemente: “Quiero que dejes la vida que llevás, no sólo sos una alcohólica, ahora sos puta”. Me puse de pie, con intenciones de romperle la cara de una trompada… y algo me detuvo, sus ojos claros  y esa cicatriz en la barbilla. Me toqué la cara era mi cicatriz, eran mis ojos celestes. “¿Quién sos, vieja podrida?” Pregunté.  ¿No lo adivinás?  Me miró con lastima.
Soy tu reflejo, respondió.

Autora: María Rosa Giovanazzi.
Otros bellísimos cuentos, relatos y poesías pueden encontrarlos en http://mariarosag.blogspot.com.ar

Il tangaccio - EL TANGACHO - Raúl Lavié y Adriano Celentano.


EL TANGACHO - Il Tangaccio 
de Marchetti-Mogol-Del Prette.
Traducción: Luciano Budriese.

La rubia ya se va,
la gorda ya se va,
la flaca ya se va,
no bailo el cha, cha, cha.

La mujer a mi me gusta,
alegre y muy fogosa,
mimosa ¿y por qué no ? ...
Un tanto hermosa.

¿A dónde va?,
¿qué es lo que buscará ?
Si al fin ya volverá
y bailaremos cha cha cha.

La rubia ya se va,
la gorda ya se va,
la flaca ya se va,
no bailo el cha, cha, cha.

Que culpa tengo
si me gustan,
muy tiernas y fantasiosas,
celosas ¿y por que no ?
Muy generosas.

¡¡¡¡Tango !!!!
Nena, como gusta el tangacho.



Mirar y oir vía youtube.
http://youtu.be/leFZR9JL-BU


Disco original del Club del Clan vol. 3

Letra de Il tangaccio – canta Adriano Celentano.

La mora si mi va
la rossa si mi va
la bionda si mi va
se balla il cha cha cha
ma mi piace soprattutto
la donna un po' focosa
hermosa e perché no
un po' formosa eh, eh, oosa.
Ma dove va
perché non resta qua
non scappi e poi vedrà
ritornerò al cha cha cha.

La mora se ne va
la rossa se ne va
la bionda se ne va
non ballo il cha cha cha
non ho colpa se mi piace
la donna un po' decisa, fantasiosa
e ancor di più se generosa eh! oooosa.


Che tango

viernes, 27 de diciembre de 2013

Baladilla de los tres ríos de Federico García Lorca.


El río Guadalquivir 
va entre naranjos y olivos. 
Los dos ríos de Granada 
bajan de la nieve al trigo. 
 
    ¡Ay, amor 
que se fue y no vino! 

    El río Guadalquivir 
tiene las barbas granates. 
Los dos ríos de Granada,
uno llanto y otro sangre. 

    ¡Ay, amor 
que se fue por el aire! 

    Para los barcos de vela
Sevilla tiene un camino; 
por el agua de Granada 
solo reman los suspiros. 

    ¡Ay, amor 
que se fue y no vino! 

    Guadalquivir, alta torre 
y viento en los naranjales. 
Dauro y Genil, torrecillas 
muertas sobre los estanques. 

    ¡Ay, amor 
que se fue por el aire! 

    ¡Quién dirá que el agua lleva 
un fuego fatuo de gritos! 

    ¡Ay, amor 
que se fue y no vino! 

    Lleva azahar, lleva olivas, 
Andalucía, a tus mares. 

    ¡Ay, amor 
que se fue por el aire!

lunes, 23 de diciembre de 2013

DESENCANTO CANTA VIRGINIA LUQUE.

Desencanto - Luis César Amadori y Enrique Santos Discepolo (1936).


¡Qué desencanto más hondo,
qué desencanto brutal!

¡Qué ganas de hecharse en el suelo

y ponerse a llorar!

Cansao de ver la vida,
que siempre se burla
y hace pedazos
mi canto y mi fe.

La vida es tumba de ensueños
con cruces que, abiertas,
preguntan... ¿pa' qué?

Y pensar que en mi niñez
tanto ambicioné, que al soñar
forjé tanta ilusión;
oigo a mi madre aún,
la oigo engañándome,
porque la vida me negó
las esperanzas que en la cuna
me cantó.

De lo ansia, sólo
alcancé su amor,
y, cuando lo alcancé,
me traicionó.

Yo hubiera dado la vida
para salvar la ilusión.
Fue el único sol de esperanza
que tuvo mi fe, mi amor.

Dulce consuelo
del que nada alcanza.
Sueño bendito
que me hizo traición.

Yo vivo muerto hace mucho,
no siento ni escucho
ni a mi corazón.

Tango que compusiera Enrique Santos Discepolo.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Yira, yira Tango de Enrique Santos Discépolo (1929).

Cuando la suerte, que es grela,
fayando y fayando te largue parao;
Cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao.

Cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer,
secándose al sol.

Cuando rajés los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar,
La indiferencia del mundo,
que es sordo y es mudo,
recién sentirás.

Verás que todo es mentira,
verás que nada es amor,
que al mundo nada le importa,
Yira... yira...

Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
No esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor.


Cuando estén secas las pilas
de todos los timbres que vos apretás
Buscando un pecho fraterno
para morir abrazao.

Cuando te dejen tirao,
después de cinchar,
lo mismo que a mí.

Cuando manyés que a tu lado
se prueban la ropa que vas a dejar
Te acordarás de este otario
que un día, cansado,
se puso a ladrar.

Verás que todo es mentira,
verás que nada es amor,
que al mundo nada le importa,
Yira... yira...

Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
No esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor.


Tango estrenado por la actriz Olinda Bozán en el teatro "Sarmiento" de Buenos Aires en 1929. En 1930 lo graba la "Orquesta Típica Victor" lo populariza Carlos Gardel, también lo grabaron  Ignacio Corsini.
Yira es un modismo, muy usual en la Argentina, del lunfardo. Se decía YIRA por era la gira a la que se obligaba a los ladrones reincidentes, por todas las comisarías de la ciudad, para que el personal de ellas los conocieran. Es una castellanización del italiano "girare", andar, callejear.  El denominado “Yiraje” se llamaba al paseo que efectúan los presos en los recreos al ser los patios reducidos dan vueltas en una sola dirección como si fuera una calesita es decir es un yira, yira… (este Discépolo tenía genialidades) Y cuando por aquellos años el tango se lo consideraba de mala fama hasta el escritor Leopoldo Lugones lo consideraba como “ese reptil de lupanar”. 
Por los años en que estaba el General Farrell o de Ramírez (era por aquellos años… ) se aplicó el manual que regulaba el vocabulario “con el motivo de la “pureza del idioma castellano” donde se pretendía terminar con las voces del lunfardo así fue que la creación “Yira, yira” pasó a llamarse “Camina, camina…” Por radio le preguntan a Discépolo que le parecía la medida y declara: “Me parece acertadísimo el nuevo reglamento, es más, ya cambié el título de mi tango “Yira, yira” y lo rebauticé “Caminad, caminad”. Esas palabras irónicas bastaron para que el funcionario que “buscaba la pureza del idioma castellano” se alejara del puesto.

Omar Mollo canta el tango Yira, yira...

viernes, 20 de diciembre de 2013

Canción para que una mujer madure - Leopoldo Marechal.



¡Fruto nuevo, amasijo de tierra y de agua!
Cristalizó en el gajo más curvado del mundo
la sal de tu ternura.

¡Afilando puñales de sed,
trenzando los cabellos de una esperanza niña,
desvaneciendo sombras he cuidado tu rama!

Pastor de grandes cosas que se mueven,
yo conduje el rebaño de los días piafantes;
he visto cien mañanas con los picos abiertos
devorar la migaja de la última estrella
y tembló entre mis manos toda noche
como una yegua renegrida y ágil...

Yo hilvané con mis ansias una canción de cuna
para que se durmieran los cachorros del viento;
y alcé un espantapájaros de odio
sobre el campo frutal de tu sueño sin lágrimas.
Con las hebras del sol
has torcido el cordaje de tu risa.
En las enredaderas de tus voces incuba
sus tres huevos azules un pájaro de gracia...
¡La vida en tus talones es un giro de baile!
Te aferras al abierto pavorreal de los días
y le robas la pluma;
sabes abrir tu noche como un libro de estampas.

Y no sé si deshojas
la flor menguante de las lunas;
y no sé si libertas los luceros cautivos;
¡o si el verano salta de tus ojos iguales
a una lluvia con sol!
Tengo los dientes rotos de morder imposibles:
para ti guardan lechos de martirio mis brazos.
En mis dedos retoñan zarzales de caricias,..


¡Todas las noches naufragaban
en esta costa de mi anhelo!

Grabé tu nombre en todas las arenas del aire:
tu nombre es el perfume que buscaban mis años.
Redoblan los tambores de mi fiebre
largos llamados al otoño.
Has de llorar tus frutas
redondas como lágrimas...
Ensartare en el hilo de mi plegaria sorda
las cuentas de cien días y de cien noches;
¡y haré un collar de tiempo que te ciña!

Conduciré el rebaño de mis voces
por caminos que duerman bajo el opio del alba.

He de atar mis dos ojos a carros de vigilia
¡y haré un collar de tiempo que te ciña!
para que sea manso tu caer en un día
con fragancias de alcoba;
y para que en la noche de tu llanto
las estrellas más altas fructifiquen
entre la mano de los niños.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Leopoldo Marechal – Descubrimiento de la Patria.





DESCUBRIMIENTO DE LA PATRIA

1

Dije yo en la ciudad de la Yegua Tordilla:
“La Patria es un dolor que aún no tiene bautismo”.
Los apisonadores de adoquines
me clavaron sus ojos de ultramar;
y luego devoraron su pan y su cebolla
y en seguida volvieron al ritmo del pisón.

2

¿Con qué derecho definía yo la Patria,
bajo un cielo en pañales
y un sol que todavía no ha entrado en la leyenda?
Los apisonadores de adoquines
escupieron la palma de sus manos:
en sus ojos de allende se borraba una costa
y en sus pies forasteros ya moría una danza.
“Ellos vienen del mar y no escuchan”, me dije.
“Llegan como el otoño: repletos de semilla,
vestidos de hoja muerta.”
Yo venía del sur en caballos e idilios:
“La Patria es un dolor que aun no sabe su nombre”.

3 

Una lanza española y un cordaje francés
riman este poema de mi sangre:
yo también soy un hijo del otoño,
que llegó del oriente sobre la tez del agua.
¿Qué harían en el Sur y en su empresa de toros
un cordaje perdido y una lanza en destierro?
Con la virtud erecta de la lanza
yo aprendí a gobernar los rebaños furiosos;
con el desvelo puro del cordaje
yo descubrí la Patria y su inocencia.

4 

La Patria era una niña de voz y pies desnudos.
Yo la vi talonear los caballos frisones
en tiempo de labranza;
o dirigir los carros graciosos del estío,
con las piernas al sol y el idioma en el aire.
(Los hombres de mi estirpe no la vieron:
sus ojos de aritmética buscaban
el tamaño y el peso de la fruta.)



La Patria era un retozo de niñez
en el Sur aventado, en la llanura
tamborileante de ganaderías.
Yo la vi junto al fuego de las yerras:
¡estampaba su risa en los novillos!
O junto al universo de los esquiladores,
cosechando el vellón en las ovejas
y la copla en las dulces guitarras de setiembre.
(No la vieron los hombres de mi clan:
sus ojos verticales se perdían
en las cotizaciones del Mercado de Lanas.)



Yo vi la Patria en el amanecer
que abrían los reseros con la llave
mugiente de las tropas.
La vi en el mediodía tostado como un pan, 
entre los domadores que soltaban y ataban
el nudo de la furia en sus potrillos.
La vi junto a los pozos del agua o del amor,
¡niña, y trazando el orbe de sus juegos!
Y la vi en el regazo de las noches australes,
dormida y con los pechos no brotados aún.

7 

Por eso desbordé yo mi copa de tierra
y un cachorro del viento pareció mi lenguaje.
Por eso no he logrado todavía 
sacarme de los hombros este collar de frutas,
ni poner en olvido aquel piafante 
cinturón de caballos 
ni esta delicia en armas que recogí en Maipú.

8

Guardosos de semilla, 
vestidos de hoja muerta,
los hombres de mi clan ignoraron la Patria.
Con el temblor sin sueño del cordaje 
la descubrí yo solo allá en Maipú.
Y de pronto, en el mismo corazón de mi júbilo, 
sentí yo la piedad que se alarmaba
y el miedo que nacía.
“La Patria es un temor que ha despertado”, 
me dije yo en el Sur y en su empresa de toros.
“Niña y pintando el orbe de su infancia,
en su mano derecha reposa la del ángel
y en su izquierda la mano tentadora del viento.”
El temor de la Patria y su niñez 
me atravesó encostado (la cicatriz me dura).



Tal fue la enunciación, el derecho y la pena
que traje a la Ciudad de la Yegua Tordilla.
Y así les hablé yo a los inventores
de la ciudad plantada junto al Río,
y a sus ensimismados arquitectos,
o a sus frutales hombres de negocio:
“La Patria es un dolor en el umbral,
un pimpollo terrible y un miedo que nos busca.
No dormirán los ojos que la miren,
no dormirán ya ell sueño de los bueyes.”
(Los apisonadores de adoquines
masticaban su pan y su cebolla.)

10 

Y así les hablé yo a los albañiles:
“La Patria es un peligro que florece. 
Niña y tentada por su hermoso viento,
necesario es vestirla con metales de guerra
y calzarla de acero para el baile
del laurel y la muerte”.
(Los albañiles, desde sus andamios
hacían descender cautelosas plomadas.)

11 

Y dije todavía en la Ciudad,
bajo el caliente sol de los herreros:
“No solo hay que forjar el riñón de la Patria,
sus costillas de barro, su frente de hormigón:
es de urgencia poblar su costado de Arriba, 
soplarle en la nariz el ciclón de los dioses. 
La Patria debe ser una provincia 
de la tierra y del cielo.” 

12 

Me clavaron sus ojos en ausencia
los amontonadores de ladrillos.
Los abismados hombres de negocio
medían en pulgadas la madera del norte.
Nadie oyó mis palabras, y era justo:
yo venía del Sur en caballos y églogas.

13

Y descubrí en mi alma: “Todavía no es tiempo:
no es el año ni el siglo ni la edad.
La niñez de la Patria jugará todavía 
más allá de tu muerte y la de todos
los herreros que truenan junto al río.”

14 

La Patria no ha de ser para nosotros
una madre de pechos reventones;
ni tampoco una hermana paralela en el tiempo
de la flor y la fruta;
ni siquiera una novia que nos pide la sangre
de un clavel o una herida.

15 

Yo la vi talonear los caballos australes, 
niña y pintando el orbe de sus juegos.
La Patria no ha de ser para nosotros 
nada más que una hija y un miedo inevitable,
y un dolor que se lleva en el costado
sin palabra ni grito.

16

Por eso, nunca más hablaré de la 
Patria.