jueves, 31 de julio de 2014

Mi luna cautiva (Chango Rodríguez) - zamba.

SOS MI LUNA CAUTIVA QUE ME BESA Y SE VA. LA ZAMBA MI LUNA CAUTIVA.
Se llamaba José Ignacio Rodríguez pero le decían “Chango” Rodríguez fue un folclorista, cantautor y poeta cordobés. Nació el 31 de julio de 1914. Falleció el 7 de octubre de 1975.

Mi luna cautiva (Chango Rodríguez) - zamba
Esta zamba la compuso José Ignacio "El Chango" Rodríguez, cantor y compositor cordobés, estando en la cárcel, cuando veía, tras las rejas, alejarse a su mujer: Lidia Haydée Margarita Bay "La gringa", que era como "la luna cautiva/ que me besa y se va."
El chango estuvo preso por matar a una persona luego de una pelea y en esta zamba hace referencia a su desgracia: "Tuve que hacer un alto/ por un toro mañero/ allá en calicanto/ a orillas del sauzal".
Esta zamba de gran contenido emocional, ha sido cantada por una inmensa cantidad de intérpretes.

MI LUNA CAUTIVA (Zamba)
Letra y Música: 
José Ignacio "Chango" Rodríguez.

De nuevo estoy de vuelta
Después de larga ausencia
Igual que la calandria
Que azota el vendaval
Y traigo mil canciones
Como leñitas secas
Rescoldos de fogones
Que invitan a matear.

Y divisé tu rancho
A orillas del camino
En donde los jazmines
Tejieron un altar
Al pie del calicanto
La luna cuando pasa
Peinó mi serenata
La cresta del sauzal.

Tu amor es una estrella
Con cuerdas de guitarra
Una luz que me alumbra
A mi oscuridad
Acércate a la reja
Sos la dueña de mi alma
Sos mi luna cautiva
Que me besa y se va.

Escucha que mis grillos
Están enamorados
que llora mi guitarra
sollozos del sauzal
El tintinear de espuelas
Del río allá en el vado
Y una noche serena
Respira en mi cantar.

De nuevo estoy de vuelta
Mi tropa está en la huella
Arrieros musiqueros
Me ayudan a llevar
Tuve que hacer un alto
Por un toro mañero
Allá en el calicanto
A orillas del sauzal


Lidia Haydeé Margarita Bay, “LA GRINGA” como la llamaba cariñosamente el “Chango” Rodríguez falleció en enero del 2008  en Córdoba víctima de un accidente cerebro vascular y un posterior paro cardíaco. Se casaron en 1965, en la Cárcel de Encausados de Barrio Güemes, y estuvieron unidos hasta la muerte del Chango, en octubre de 1975.

martes, 29 de julio de 2014

Noche serena - Fray Luis de León (1527-1591).

La noche estrellada es una obra realizada por Vicent van Gogh en 1889, en la época del Postimpresionismo.

Cuando contemplo el cielo,
de innumerables luces adornado, 
y miro hacia el suelo 
de noche rodeado, 
en sueño y en olvido sepultado,
    el amor y la pena 
despiertan en mi pecho un ansia ardiente; 
despiden larga vena 
los ojos hechos fuente,
Loarte, y digo al fin con voz doliente:
    "Morada de grandeza, 
templo de claridad y hermosura, 
el alma, que a tu alteza 
nació, ¿qué desventura 
la tiene en esta cárcel baja, escura?
    ¿Qué mortal desatino 
de la verdad aleja así el sentido, 
que, de tu bien divino 
olvidado, perdido 
sigue la vana sombra, el bien fingido?
    El hombre está entregado 
al sueño, de su suerte no cuidando,
y, con paso callado, 
el cielo, vueltas dando, 
las horas del vivir le va hurtando.
    ¡Oh, despertad, mortales! 
¡Mirad con atención en vuestro daño!
Las almas inmortales, 
hechas a bien tamaño, 
¿podrán vivir de sombra y de engaño?
    ¡Ay, levantad los ojos 
aquesta celestial eterna esfera! 
Burlaréis los antojos 
de aquesa lisonjera 
vida, con cuanto teme y cuanto espera.
    ¿Es más que un breve punto 
el bajo y torpe suelo, comparado 
con ese gran trasunto, 
do vive mejorado 
lo que es, lo que será, lo que ha pasado?
    Quien mira el gran concierto 
de aquestos resplandores eternales, 
su movimiento cierto, 
sus pasos desiguales 
y en proporción concorde tan iguales;
    la Luna cómo mueve 
la plateada rueda, y va en pos della 
la Luz do el saber llueve, 
y la graciosa Estrella 
de amor la sigue reluciente y bella;
    y cómo otro camino 
prosigue el sanguinoso Marte airado, 
y el Júpiter benino, 
de bienes mil cercado, 
serena el cielo con su rayo amado;
    —rodéase en la cumbre 
Saturno, padre de los siglos de oro; 
tras él la muchedumbre 
del reluciente coro 
su luz va repartiendo y su tesoro—:
    ¿quién es el que esto mira 
y precia la bajeza de la tierra, 
y no gime y suspira,
y rompe lo que encierra 
el alma y destos bienes la destierra?
    Aquí vive el contento, 
aquí reina la paz; aquí, asentado 
en rico y alto asiento, 
está el Amor sagrado, 
de glorias y deleites rodeado;
    inmensa hermosura 
aquí se muestra toda, y resplandece 
clarísima luz pura, 
que jamás anochece; 
eterna primavera aquí florece.
    ¡Oh campos verdaderos! 
¡Oh prados con verdad frescos y amenos! 
¡Riquísimos mineros! 
¡Oh deleitosos senos! 
¡Repuestos valles de mil bienes llenos!"

domingo, 27 de julio de 2014

¿Dónde? y Lo que esperamos de Oliverio Girondo.

¿Dónde?

¿Me extravié en la fiebre?
¿Detrás de las sonrisas?
¿Entre los alfileres?
¿En la duda?
¿En el rezo?
¿En medio de la herrumbre?
¿Asomado a la angustia,
al engaño,
a lo verde?...
No estaba junto al llanto,
junto a lo despiadado,
por encima del asco,
adherido a la ausencia,
mezclado a la ceniza,
al horror,
al delirio.
No estaba con mi sombra,
no estaba con mis gestos,
más allá de las normas,
más allá del misterio,
en el fondo del sueño,
del eco,
del olvido.
No estaba.
¡Estoy seguro!
No estaba.


Lo que esperamos.

Tardará, tardará.

Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de hastío,
de diamantes,
de caviar,
de remedios.

Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la saña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad.
de bosta.

Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales,
ni perchas desoladas-,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.

Y entonces...
¡Ah!, ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.

viernes, 25 de julio de 2014

¿Será posible el sur?

¿Será posible el sur?  
de Jorge Boccanera - Carlos Porcel "Nahuel".

¿Será posible el Sur? Será posible
tanta bala perdida al corazón del pueblo,
tanta madre metida en la palabra loca
y toda la memoria en una cárcel.

¿Será posible el Sur? Será posible
tanto invierno caído sobre el último rostro
de mi hermano, tanto salario escaso riendo
con descaro y en el plato vacío el verdugo esperando.

Mi territorio que una vez gira
en la oscuridad de esa pregunta,
de esa pregunta :
¿Será posible el Sur? ¿Será posible?
Si se viese al espejo ¿Se reconocería?


jueves, 24 de julio de 2014

Como aquella otra - Evaristo Carriego.


Sí, vecina: te puedes dar la mano,
esa mano que un día fuera hermosa,
con aquella otra eterna silenciosa
«que se cansara de aguardar en vano».

Tú también, como ella, acaso fuiste
la bondadosa amante, la primera,
de un estudiante pobre, aquel que era
un poco chacotón y un poco triste.

O no faltó el muchacho periodista
que allá en tus buenos tiempos de modista
en ocios melancólicos te amó

y que una fría noche ya lejana,
te dijo, como siempre: "Hasta mañana..."
pero que no volvió.

Sus poemas, que él las denominaba "misas", fueron fuentes de inspiración para muchas obras tangueras como ser “De todo te olvidas”, “Quien tuviera dieciocho años”,“Viejo ciego” de Sebastián Piana y Homero Manzi, “El último organito” de Homero y Acho Manzi, entre otras. 
Con Evaristo Carriego comienza lo que se denomina "la poesía urbana" por eso es considerado como "EL POETA DEL ARRABAL" y tendría influencia sus poemas en compositores y poetas de altísimo nivel y de gan vigencia como Enrique Santos Discépolo, un Homero Manzi, un Baldomero Fernández Moreno. 
Evaristo Carriego no alcanzó a vivir 30 años.¡una lastima!  
Evaristo Carriego, nació en Paranáprovincia de Entre Ríos el 7 de mayo de 1883 y falleció en Buenos Aires el 13 de octubre de 1912.

martes, 22 de julio de 2014

EL GOZANTE DE MANUEL J. CASTILLA.

Me dejo estar sobre la tierra porque soy el gozante.
El que bajo las nubes se queda silencioso.
Pienso: si alguno me tocara las manos
se iría enloquecido de eternidad,
húmedo de astros lilas, relucientes.
Estoy solo de espaldas transformándome.
En este mismo instante un saurio me envejece y soy
leña
y miro por los ojos de las alas de las mariposas
un ocaso vinoso y transparente.
En mis ojos cobijo todo el ramaje vivo del quebracho.
De mi nacen los gérmenes de todas las semillas y los riego con rocío.
Sé que en este momento, dentro de mí,
nace el viento como un enardecido río de uñas y de
agua.
Dentro del monte yazgo preñado de quietudes furiosas.
A veces un lapacho me corona con flores blancas
y me bebo esa leche como si fuera el niño más viejo
de la tierra.
De cara al infinito
siento que pone huevos sobre mi pecho el tiempo.
Si se me antoja, digo, si esperase un momento,
puedo dejar que encima de mis ingles
amamante la luna sus colmillos pequeños.
Zorros la cola como cortaderas,
gualacates rocosos,
corzuelas con sus ángeles temblando a su costado,
garzas meditabundas
yararás despielándose,
acatancas rodando la bosta de su mundo,
todo eso está en mis ojos que ven mi propia triste
nada y mi alegría.
Después, si ya estoy muerto,
échenme arena y agua. Así regreso.


Manuel José Castilla es conocido y citado como Manuel J. Castilla, fue un poeta argentino. Nació en la casa ferroviaria de la estación de Cerrillos, en la provincia de Salta, en 1918. Falleció en Salta el 19 de julio de 1980.

domingo, 20 de julio de 2014

LA CACHILA - POEMA DE LEOPOLDO LUGONES.

LA CACHILA
Un gemidito titila.
Por el aire, donde en vilo,
Como colgada de un hilo
Va subiendo la cachila.

Allá cerca ha hecho su nido,
De la huella que en el barro
Deja la mula del carro
Al pasar cuando ha llovido.

Y así el pajarillo blando,
Entre el riesgo y el estruendo,
Vive volando y gimiendo,
Muere gimiendo y volando.

La cachila, pájaro popular en la sociedad rioplatense.
Cachilo, cachila, cachirla y correcaminos son los nombres zonales que reciben en la región rioplatense unos pájaros —denominación de las aves pequeñas— del medio rural y suburbano, aún cuando de éste último ya casi han desaparecido. Pertenecen a la Familia Motacillidae de la que se conocen en el mundo cincuenta y cuatro especies y de las cuales hay ocho en Sudamérica y todas habitan en Argentina. En Uruguay hay cuatro. A pesar de las similitudes de los ejemplares, confusiones populares e incluso diferencias entre los autores, las especies, dentro de sus generalidad están, lógicamente, diferenciadas.

En lo general habitan en espacios abiertos, en áreas rurales, en pastizales cerca del agua, labradíos, rastrojos y también zonas de arbustos. Miden entre 11 y 15 cm y sus colores varían en el dorso entre pardo, rojizo y agrisado y presentan estrías, rayas negras, en algunas especies, blancas. El pecho puede ser amarillo, blancuzco u ocres con manchas pardas. Hay especies de aspecto semejante al gorrión, otras al chingolo, como el cachilo ceja amarilla.

EL TANGO "LA CACHILA".
El tango de Eduardo Arolas, LA CACHILA, dedicado a este pájaro, fue estrenado en Montevideo en 1920, y grabado en 1921 en Buenos Aires, por Roberto Firpo. Del libro "Cien tangos fundamentales" (por Oscar del Priore y Irene Amuchastegui, ediciones Aguilar), pagina 78: "...Cuenta Benaros que durante el transcurso de un baile, en el que tocaba la orquesta de Arolas, el violonista Rafael Tueglos comento al director, mientras observaba el desplazamiento de un bailarin:
"¡Mira como se arrastra Parece una cachila!"
La orquesta estaba tocando un tango nuevo, aun sin titulo. A Arolas le gusto la comparacion de Tueglos y decidio bautizar asi el flamante tango ".
http://www.todotango.com/

El Tangazo de Arolas en la versión de Pugliese y orquesta.
Y ahora "El Cachilo"  que es un perro nacido en la localidad de Ing. Huergo, provincia de Río Negro, "un perro-perro" que es mimoso y bonito que es el heredero de "El Orujo", el padre, (un perro que tenía todas las cruzas juntas de perro de pura calle y que requetecontra quise  y "La Cachila" que era inteligente  como "El Orujo" de mucha calle que decían que tenía cruza de la llamada raza "policía". "El Cachilo" heredó el pelaje de "La Cachila" menos mal... van fotos de "El Cachilo".

sábado, 19 de julio de 2014

Cantando un sueño - Hamlet Lima Quintana.

A veces me pregunto si estoy herido,
por algo que me duele o me ha dolido
y si algo se me pierde o esta perdido
en cosas que estoy siendo o en las que he sido.
Y entonces me respondo que las heridas
son condecoraciones muy escondidas
y si he perdido cosas en la partida
estoy sumando historias para la vida.

Por eso empiezo el día
cantando un sueño,
la luz de la alegría
no tiene dueño.

A veces me pregunto si me olvidado,
de todos los olvidos que me han dejado
y si ha quedado el árbol muy desgajado,
con pájaros de arena y amor gastado.
Y entonces me respondo que los olvidos
son faros que en la sangre llevo encendidos
y el árbol generoso no esta perdido

le brotan los gorriones que siempre han sido.

viernes, 18 de julio de 2014

Soneto "Setenta balcones y ninguna flor" de Baldomero Fernández Moreno.

Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
A sus habitantes, Señor, ¿Qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?


La piedra desnuda de tristeza agobia,
¡dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay ningún poeta bobo de ilusiones?


¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?


Si no aman las plantas, no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor…
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un ave.
¡Setenta balcones y ninguna flor!

Baldomero Fernández Moreno es el autor conocido por su obra más  el soneto "Setenta balcones y ninguna flor" pero su poética fue mucho más amplia que este soneto famoso escribió unos  veinte poemarios como "Intermedio provinciano", "Aldea española" y "Buenos Aires: ciudad, pueblo, campo". 

miércoles, 16 de julio de 2014

Todas íbamos a ser reinas de Gabriela Mistral.

Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.

En el Valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán.

Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.

Con las trenzas de los siete años,
y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidos
en la sombra del higueral.

De los cuatro reinos, decíamos,
indudables como el Korán,
que por grandes y por cabales
alcanzarían hasta el mar.

Cuatro esposos desposarían,
 por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores
como David, rey de Judá.

Y de ser grandes nuestros reinos,
ellos tendrían, sin faltar,
mares verdes, mares de algas,
y el ave loca del faisán.

Y de tener todos los frutos,
 árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos
ni morderíamos metal.

Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán.

Rosalía besó marino
ya desposado con el mar,
y al besador, en las Guaitecas,
se lo comió la tempestad.

Soledad crió siete hermanos
y su sangre dejó en su pan,
y sus ojos quedaron negros
de no haber visto nunca el mar.

En las viñas de Montegrande,
con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas
y los suyos no mecerá.

Efigenia cruzó extranjero
en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre,
porque el hombre parece el mar.

Y Lucila, que hablaba a río,
a montaña y cañaveral
en las lunas de la locura
recibió reino de verdad.

En las nubes contó diez hijos
y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos
y su manto en la tempestad.

Pero en el Valle de Elqui, donde
son cien montañas o son más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen cantaran:

—«En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar»

Gabriela Mistral fue el seudónimo de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga nacida en Chile el 7 de abril de 1889. 
Falleció en  Nueva York el  10 de enero de 1957 a la edad de 67 años. 
Fue la primera mujer sub-americana y, hasta el momento, única mujer iberoamericana, premiada con el Nobel de Literatura en 1945.

martes, 15 de julio de 2014

Cien años de Enrique Cádicamo.

Pintura El ombú coposo - Pueyrredón.
Tronco añoso,
tu corteza muestra altiva,
como fieras cicatrices,
los grabados de cien tajos,
de iniciales y de dobles corazones,
que sangrando los llevaban
las palomas en sus picos.

Viejo ombú que estás soñando
como un abuelo olvidado,
todo un glorioso pasado,
acaso estas recordando
con tus raíces viboreando
y tu copa está vencida,
sos como un resto de vida
que a la muerte esta esperando.

Bajo tu sombra sestearon
los matreros perseguidos,
y los pájaros sus nidos
en tus ramasje colgaron.
Junto a vos se desafiaron
Santos Vega y Juan Sin Ropa,
y en lo mas alto 'e tu copa
las estrellas se enredaron.

Cuántas veces el terrible
pulmonazo del Pampero
te arreció pa' voltearte los nidales,
donde el ave puso el beso,
puso el pial de sus amores
y sus cánticos de sol.

Ombú que fuiste florido
como el alero de un rancho,
hoy te saluda el carancho
con un fúnebre chillido.
Por tu esqueleto aterido
el viento pasa llorando,
cien años vas aguantando,
mi viejo ombú carcomido.

Letra: Enrique Cadícamo.
Música: Agustín Magaldi / Pedro Noda.
Interpretan: Duo Magaldi - Noda.

lunes, 14 de julio de 2014

Hay leña que arde sin humo y Los ejes de mi carreta de Romildo Risso.

Romildo Risso
Hay leña que arde sin humo - Romildo Risso/Atahualpa Yupanqui.

Carrero dicen por ahi
como quien dice carreta.

Cosa que en el mundo
va de arrastro y a 'onde la llevan.

Hombre que a paso de buey
se recorre la existencia,
y al mismo paso tardido
quiere, sufre, vive y piensa,

Y güeno, que se va a hacer
quedense con sus creencias,
de eso no enseñan los libros
la vida tiene otras letras.

Hay leña que arde sin humo
cada cual quema su leña.


LOS EJES DE MI CARRETA
de
Romildo Risso
y Atahualpa Yupanqui.

Porque no engraso los ejes
Me llaman abandonado
Si a mi me gusta que suenen
Pa qué los quiero engrasados

Es demasiado aburrido
Seguir y seguir la huella
Demasiado largo el camino
Sin nada que me entretenga

No necesito silencio
Yo no tengo en que pensar
Tenia, pero hace tiempo
Ahura ya no pienso más

Los ejes de mi carreta
Nunca los voy a engrasar...


Romildo Risso  nació el 20 de octubre de 1882 en Montevideo (Uruguay) y falleció el 29 de marzo de 1946 fue un narrador y poeta gauchesco uruguayo.  En 1910 se trasladó a nuestra Argentina y se radicó en la ciudad de Rosario. De sus poemas, coplas, sentencias las escribía y guardaba si aparecía en alguna revista uruaguaya o de argentina un breve poema gauchesco era  firmado como  Mateo Paracepa. Sus textos fueron interpretados por Atahualpa Yupanqui, Santiago Chalar y Alfredo Zitarrosa.  
"Los ejes de mi carreta" es una de sus creaciones es muy conocida. Otras son "Humito de mi cigarro" y "Lo miro al viento y me río", "Pa’que los quiero", "Heladas", "Valles hondos", "Y uno se ríe", "Serenidad", "Adiós guitarra".
Sus libros son: Ñandubay (poemas. 1931), Aromo (poemas. Imprenta Mercatali. 1934), Huaco (poemas. 1936), Hombres (poemas, conferencias y ensayos. Comisión de cultura tradicionalista del Río de la Plata. 1937),Fernando Máximo (1939), Vida juerte (1944), Joven amigo (1944), Luz y distancias (Comisión de cultura tradicionalista del Río de la Plata. Buenos Aires - Montevideo. 1946), Tierra viva (poemas. Comisión de cultura tradicionalista del Río de la Plata. 1948), Humo de patria (poemas. 1949), Con las riendas sueltas (poemas. 1955), Raimundo (Ediciones del Río de la Plata. 1964), Leña caída Selección de poesías (Ministerio de Instrucción Pública y Previsión Social. 1965).