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jueves, 17 de noviembre de 2022

El mono exterior de Roberto Bolaño.


El mono exterior.


¿Te acuerdas del Triunfo de Alejandro Magno, de Gustave Moreau?

La belleza y el terror, el instante de cristal en que se corta
la respiración. Pero tú no te detuviste bajo esa cúpula
en penumbras, bajo esa cúpula iluminada por los feroces
rayos de armonía. Ni se te cortó la respiración.
Caminaste como un mono infatigable entre los dioses
pues sabías -o tal vez no- que el Triunfo desplegaba
sus armas bajo la caverna de Platón: imágenes,
sombras sin sustancia, soberanía del vacío. Tú querías
alcanzar el árbol y el pájaro, los restos
de una pobre fiesta al aire libre, la tierra yerma
regada con sangre, el escenario del crimen donde pacen
las estatuas de los fotógrafos y de los policías, y la pugnaz  vida
a la intemperie. ¡Ah, la pugnaz vida a la intemperie!

Roberto Bolaño (nació en Santiago de Chile, 1953-Barcelona, España, 2003).

domingo, 6 de noviembre de 2022

Los detectives de Roberto Bolaño.

Soñé con detectives perdidos en la ciudad oscura.
Oí sus gemidos, sus náuseas, la delicadeza
De sus fugas.
Soñé con dos pintores que aún no tenían
40 años cuando Colón
Descubrió América.
(Uno clásico, intemporal, el otro
Moderno siempre,
Como la mierda.)
Soñé con una huella luminosa,
La senda de las serpientes
Recorrida una y otra vez
Por detectives
Absolutamente desesperados.
Soñé con un caso difícil,
Vi los pasillos llenos de policías,
Vi los cuestionarios que nadie resuelve,
Los archivos ignominiosos,
Y luego vi al detective
Volver al lugar del crimen
Solo y tranquilo
Como en las peores pesadillas,
Lo vi sentarse en el suelo y fumar
En un dormitorio con sangre seca
Mientras las agujas del reloj
Viajaban encogidas por la noche
Interminable.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Musa de Roberto Bolaño.

Musa 
de Roberto Bolaño.

Era más hermosa que el sol 
y yo aún no tenía 16 años. 
24 han pasado 
y sigue a mi lado. 

A veces la veo caminar 
sobre las montañas: es el ángel guardián 
de nuestras plegarias. 
Es el sueño que regresa 

con la promesa y el silbido. 
El silbido que nos llama 
y que nos pierde. 
En sus ojos veo los rostros 

de todos mis amores perdidos. 
Ah, Musa, protégeme, 
le digo, en los días terribles 
de la aventura incesante. 

Nunca te separes de mí. 
Cuida mis pasos y los pasos 
de mi hijo Lautaro. 
Déjame sentir la punta de tus dedos

otra vez sobre mi espalda, 
empujándome, cuando todo esté oscuro, 
cuando todo esté perdido. 
Déjame oír nuevamente el silbido.

Soy tu fiel amante 
aunque a veces el sueño 
me separe de ti.
También tú eres la reina de los sueños.

Mi amistad la tienes cada día 
y algún día 
tu amistad me recogerá 
del erial del olvido.

Pues aunque tú vengas 
cuando yo vaya 
en el fondo somos amigos 
inseparables.

Musa, a donde quiera 
que yo vaya 
tú vas. 
Te vi en los hospitales

y en la fila 
de los presos políticos. 
Te vi en los ojos terribles 
de Edna Lieberman 

y en los callejones
de los pistoleros. 
¡Y siempre me protegiste! 
En la derrota y en la rayadura. 

En las relaciones enfermizas 
y en la crueldad, 
siempre estuviste conmigo. 
Y aunque pasen los años

y el Roberto Bolaño de la Alameda 
y la Librería de Cristal 
se transforme, 
se paralice, 

se haga más tonto y más viejo 
tú permanecerás igual de hermosa. 
Más que el sol 
y que las estrellas.

Musa, a donde quiera 
que tú vayas
yo voy. 
Sigo tu estela radiante 

a través de la larga noche. 
Sin importarme los años 
o la enfermedad. 
Sin importarme el dolor  
    
o el esfuerzo que he de hacer 
para seguirte.
Porque contigo puedo atravesar
los grandes espacios desolados

y siempre encontraré la puerta
que me devuelva
a la Quimera
porque tú estás conmigo,

Musa,
más hermosa que el sol
y más hermosa
que las estrellas.