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viernes, 4 de marzo de 2022

TIERRA ARADA / PORFIRIO ZAPPA.


Dice Carlos Basabe en Facebook: 

SE ME VINO A LOS RECUERDOS ALGUNAS PALABRAS QUE ESCUCHÉ DE NIÑO Y CON LA AYUDA DE LA TÉCNICA DE HOY, PUDE RESCATAR ESTOS VERSOS DE PORFIRIO ZAPPA

"TIERRA ARADA"
Despacito amanecía,
ya estaba casi clareando,
una mañana argentina
con olor a siembra y pasto.
Yo ya estaba sobre el surco,
cara al sol, la frente n'alto,
cuando alguien dende las casas
me gritó medio asustao:
- "Dicen que hay guerra en la Uropa;
dicen que se están peleando".-
¿Guerra? Levanté la reja,
la tumbé sobre un costao,
y me detuve a escuchar
lo que me estaban contando
Me tentó aquella palabra,
- Suena juerte pa un paisano -
Parece que está hecha 'e sangre,
de tambor y poncho n'alto,
que tiene el grito 'e los niños
y de las madres el llanto.
Ya iba a ponerme a pensar
en guerra... y qué sé yo cuanto,
pero vide el surco fresco,
miré la yunta 'e los mansos,
vide la tierra fresquita
y a la semilla esperando,
y pensé para mis adentros
con sana concencia 'e gaucho:
TIERRA ARADA GUELE A PATRIA,
y es mejor que siga arando
Y seguí abriendo el camino,
despacito, palmo a palmo.
Camino hecho e’tierra fresca,
y hecho a sudor de cristiano.
Y n'ese terrón moreno
que la reja iba volcando,
yo endiviné una esperanza
que jué pa' mi como un canto.
Que cada surco se abría
como con ansias de grano,
eran sueños de una novia
y de una madre el regazo.
Y ya me sentí más hombre,
más argentino, más guapo,
porque n'este suelo grande,
suelo e’la paz y el trabajo,
no hay tiempo e’pensar en guerra
con la canción del arao.
Argentina... tierra santa,
gloriosa madre del gaucho
que ya dejó las espuelas
y la mancera ha empuñao;
que ya levantó ciudades
abriendo el surco en los campos.
Por eso tu hijo, el criollo,
tiene rugosa la mano,
que si pulsa una guitarra,
también empuña el arao.
"Dicen que hay guerra en la Uropa;
dice que se estan peleando".
Yo pienso pa' mis adentros
con sana concencia e’gaucho:
TIERRA ARADA GUELE A PATRIA,
y es mejor que siga arando.
Nota: Tierra arada es la primer obra de Porfirio Zappa, nacido en Esquina, provincia de Corrientes, el 21 de Marzo de 1914, y fallecido en Buenos Aires el 5 de Mayo de 1962. Poeta y escritor de abundante producción, se desempeñó como funcionario del Gobernador de Corrientes Raúl Castillo, y luego con el Vicepresidente de la Nación Hortensio Quijano. Dirigió el Diario "La Calle" de Corrientes y escribió libros de poemas, relatos costumbristas, y obras de teatro. También rescató temas del cancionero popular y le puso letra a chamamés como La Caú, La llorona, Fierro punta y Por qué te fuiste.
El primer poema gauchesco que escuché fue Tierra arada. Era muy chico, debo haber tenido cuatro o cinco años, y me impresionó lo de "dicen que se están peleando", por eso quedó grabado en mi memoria. Estaba fresco el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial, que a eso se refiere el poema, y se recitaba mucho en las fiestas patrias, que por aquellos años se festejaban con actuaciones de artistas locales, igual que ahora se siguen haciendo en la fiesta de cada pueblo. Por eso no estoy seguro si la escuché un 25 de mayo, un 9 de julio, o en la Fiesta Nacional de la Agricultura, en Esperanza.
Luego tuve oportunidad de escucharlo por radio en la voz de Fernando Ochoa; lamentablemente no tengo esa versión para ponerla aquí, aunque pueden escucharlo en los poemas La Cifra y Hasta el domingo mama, de Yamandú Rodríguez en este mismo sitio.

sábado, 1 de noviembre de 2014

EL REMATE de Yamandú Rodríguez.

EL REMATE  de Yamandú Rodríguez.
Falta el aire y sobran moscas,
este domingo de Enero.
El sol fríe las chicharras...
duerme un matungo azulejo...

Algunos pollos con árganas
estan de picos abiertos.
En los charquitos de sombra
hay unas guachas bebiendo.

Por los caminos calientes
pasa la siesta en su lerdo.
Ojos azules de cardos
curiosean desde lejos,
y asoman por las goteras
ojos azules de cielo...

Todo es dulce de tan pobre...¡
Frente al rancho de estantéo
que anda con los cuatro codos
deshilachados de tiempo,
subasta un rematador
las pilchas de un criollo viejo.

Hay muchos interesados;
son vecinos todos ellos,
muchachos que hasta hace poco,
le llamaban: el agüelo.

Recostao en el palenque,
los mira triston el viejo:
han ido a comprar barato
cosas que no tienen precio...
Y piensa con amargura:
Ya no da criollos el tiempo...¡

-"¿Que vale este par de espuelas?"
Y las rodajas de fierro,
son como dos lagrimones
que llorasen por su dueño.
Con ellas salió a ganar
hace ya muchos inviernos,
la novia en un bagual blanco;
la vida en un bagual negro.

Los mozos suben la oferta:
-"Doy diez,quince,veinte pesos!",
Disputan como caranchos
el corazón del agüelo.
Al escucharles, se pone
rojo de vergüenza el ceibo.

-"Son suyas las nazarenas"
dice a uno el martillero.
Le han vendido las lloronas
hoy, por desgracia! Hoy ,tan luego
que en el palenque ,la vida
ató su bagual más negro...
y piensa con amargura:
¡Ya no da criollos el tiempo...!

Sacan a la venta un poncho,
donde garuan los flecos,
para mojarle los ojos
al que se lo lleve puesto.

Tiene la boca zurcida
y lo gastó tanto el viento,
que al trasluz del calamaco
se ve la historia del dueño...
Guampas,chuzas y facones
lo cribaron de agujeros...
pero su filosofía
siempre le puso remiendos:
de día con un celeste;
de noche ,con un lucero.

-Yo pago por esa pilcha
toda la plata que tengo!
-Subo una onza la oferta!
¡Si no hay quien dé más, lo quemo!

Entonces cai el martillo
en lo duro del silencio...
Un joven se lleva el poncho.
Y allí cerca el gaucho viejo
está temblando de frío
en una tarde de Enero,
y piensa con amargura:
¡Ya no da criollos el tiempo...!

Así pierde en la bajada ,
lo que ganó en el repecho:
una a una, las ovejas;
pilcha por pilcha, el apero...

Quisiera salvar del lote
su mancarrón azulejo,
pa que lo agarre la noche
en un caballo estrellero.
No tiene más que uno...Y ése
se lo quema el martillero!

Allí termina el remate.
Cobró su cuenta el pulpero.
Aura sí: al verlo de a pie,
tan amargo,tan desecho,
todos los rumbos arrollan
los lazos de los senderos
y son cuatro pialadores
que estan esperando al viejo:
en cuanto quiera salir,
¡lo van a dar contra el suelo!


Entonces , aquellos mozos,
se acercan a defenderlo
y el más ladino le dice
ante temblón y risueño:
-Todos compramos sus pilchas,
pa salvárselas, agüelo.
Aqui tiene sus espuelas...
Aqui tiene su azulejo..
Uno le trai en los brazos
igual que un niño, el apero
y otro le entibia las manos
con aquel poncho de flecos...
¡Porque sigue dando criollos,
muy lindos criollos , el tiempo!

jueves, 13 de febrero de 2014

El Perdón de Yamandú Rodríguez.



El Perdón de Yamandú Rodríguez.

Son las cinco de la tarde en un pago de leyenda.
A estas horas el ombú, se saca el poncho violeta
y lo tiende sobre el suelo curtido de la tranquera.
No pasa una virazón,
El patio se recalienta
con un brasero e'malvones,prendido no bien clarea,
adonde las ponedoras van a pintarse las crestas
y casi siempre murmuran su rosario las abejas.

El rancho es de palo a pique.
Parece que jué carreta;
porque entuavía se ven entre los yuyos dos ruedas:
una, es la boca del pozo y la otra, la manguera.
Dicen que todo era dulce: el agua, el techo y la dueña,
una viejita muy blanca, que dejó viuda la guerra
con cuatro hijos varones...y se echó esa cruz a cuestas.

Sus manos son un milagro de amor; porque sale de ellas,
tierno el pan del amasijo, tibia la leche que ordeñan,
blanco de espuma el mantel en el altar de la mesa,
donde esas manos bendicen la caridád de la cena,
con la hostia de la luna azulando la cumbrera.

Esas manos día a día, sacan calor de la rueca,
pa antibiar cuatro pichones que desplumó la pobreza.
Y esas manos de la madre, con diez palitos sin juerza,
van haciendo cuatro gauchos a rigor de potro y sierra.
Si alguna vez se enojaba con un gurí, siempre ella,
antes de cerrar la noche, le dió la mano derecha
para que él se la besase con un: "perdonáme vieja"!

Nunca se pudo dormir con un hijo en penitencia.
Y esa tarde, el más muchacho, estando solo con ella,
olvida la ley de Dios, levanta un puño y golpea
el pecho de aquella madre, que es una santa de güena.
A'i nomás monta a caballo dejándola cáida en tierra.

Y a la oración, cuando güelven los cuatro para la cena,
está el fogón apagao y hay un frío de tapera...
-¡Mama! - nadie le responde.
Temblando ya, la campean.
Como buscan a la altura del corazón, no la encuentran;
porque la madre está allí, pero sobre el piso: muerta.

Los cuatro mozos de luto, al campo santo la llevan.
Pesaba tan poco en vida...y aura no pueden con ella!
Doblan por las cuatro puntas aquél pañuelo de tierra...
cain unas flores de yuyo...se santiguan ... y la dejan.
Al otro día un vecino, al pasar por allí cerca,
avisa que a la finada le quedó una mano ajuera.
¡Cómo ! Se miran los cuatro y ninguno malicea,
güelven, le cubren la mano y pa mejor protegerla,
rodean la sepultura con un corralito'e piedra...

Y la misma tarde, un hombre que cruza con su carreta,
le dice que vió la mano otra vez a flor de tierra...
Entonces, al más muchacho, le habló al 'oido la concencia;
porque se puso 'e rodillas en el corralito 'e piedra,
bajó la frente y llorando, pa que la madre l'oyera,
como cuando jué gurí, dijo: "Perdoname vieja!".

Cubrió de besos la mano...después la cubrió de tierra...
y como salía solo para perdonar la ofensa,
dende la tarde del beso ya descansó bajo tierra...
Y naides más vio la mano de la madrecita güena,
que nunca pudo dormir con un hijo en penitencia.


Yamandú Rodríguez fue un poeta y narrador uruguayo nacido el 25 de mayo de 1891 en Montevideo falleció el 15 de marzo de 1957.