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martes, 10 de enero de 2023

La rosa, imagen de fugacidad.

La rosa, imagen de fugacidad.

Por Fernando Sorrentino.

En un artículo anterior (Carpe diem) me referí a cómo habían desarrollado este tópico literario, entre otros posibles, dos maravillosos poetas españoles: Garcilaso de la Vega y Luis de Góngora.

Emparentado en cierta medida con el carpe diem, existe otro tema coincidente: la fugacidad de la vida humana, comparándola con la de las flores en general y con la de la reina de las flores, que, según consenso poético, no es otra que la rosa. Sin ser los únicos, los antecedentes latinos de lo efímero de la rosa están en Horacio (65-8) y Ausonio (310-395), los más conocidos.

En este caso, confrontaremos las creaciones de dos poetas del barroco español: Luis de Góngora (1561-1627), por segunda vez convocado, y Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), nuevo invitado a nuestra pacífica palestra.

Entonces, en orden cronológico.

GONGORA

He aquí el soneto de don Luis:

``Ayer naciste, y morirás mañana.

Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?

¿Para vivir tan poco estás lucida,

y para no ser nada estás lozana?

Si te engañó tu hermosura vana, (1)

bien presto la verás desvanecida,

porque en esa hermosura está escondida

la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,

ley de la agricultura permitida,

grosero aliento acabará tu suerte.

No salgas, que te aguarda algún tirano;

dilata tu nacer para tu vida,

que anticipas tu ser para tu muerte''. (2) y (3)

CALDERON

Don Pedro, que arribó a este mundo unas cuatro décadas más tarde, aportó su soneto:

``Estas que fueron pompa y alegría

despertando al albor de la mañana

a la tarde serán lástima vana

durmiendo en brazos de la noche fría.

Este matiz, que al cielo desafía,

iris listado de oro, nieve y grana,

será escarmiento de la vida humana:

¡tanto se emprende en término de un día!

 

A florecer las rosas madrugaron

y para envejecerse florecieron:

cuna y sepulcro en un botón hallaron.

Tales los hombres sus fortunas vieron:

en un día nacieron y expiraron,

que, pasados los siglos, horas fueron''. (4)

Góngora, aludiendo a la vanidad de lo mundano, le advierte a la rosa que, debido a su hermosura, corre el peligro de ser arrancada de su tallo y le aconseja diferir, o, más bien, evitar su nacimiento, para así rehuir su seguro fin (``dilata tu nacer para tu vida, que anticipas tu ser para tu muerte'').

Es verdad: no hay cotejo explícito con la existencia humana, pero el razonamiento del poeta tal vez nos lleve inconscientemente a formularlo.

Calderón, de tono más apacible, se complace en señalar las bellezas de la rosa (``Este matiz, que al cielo desafía, iris listado de oro, nieve y grana''), pero no hace alusión a los peligros externos, sino que se limita a señalar la ineluctable brevedad de la vida de las flores (``cuna y sepulcro en un botón hallaron''), asimilándola a la de los hombres (``Tales los hombres sus fortunas vieron: en un día nacieron y expiraron'').

En resumen, ambos poetas, cada cual, a su manera, y con los vastos y ricos recursos de sus talentos, nos han favorecido con dos preciosas obras de arte.

(1) Para que el verso conste endecasílabo debe realizarse hiato entre ``tu'' y ``hermosura''.

(2) Rodolfo M. Ragucci, `Manual de literatura española', Buenos Aires, Don Bosco, 3.ª ed., 1953, pág. 383.

(3) Sin embargo, cabe la pregunta (que yo no estoy en condiciones intelectuales de explicitar): ¿será obra de Góngora? Pues, en la página 559 de la edición de las Obras completas, Recopilación, prólogo y notas de Juan Millé y Giménez e Isabel Millé y Giménez, Madrid, Aguilar, 1972, se reproduce este soneto con alguna mínima variante, bajo el lema de `Sonetos atribuibles'; más adelante, en la página 1.172, se consigna esta opinión de José García de Salcedo Coronel (1592-1651), quien fue uno de los primeros comentaristas de la obra de Góngora: ``Algunos quieren que este soneto no sea de don Luis; ni lo afirmo ni lo niego''.

(4) Marcelino Menéndez y Pelayo, `Las cien mejores poesías (líricas) de la lengua castellana', Madrid, Victoriano Suárez, 3.ª ed., 1910, pág. 146.

Publicado en Diario La Prensa.

9/1/2023.

https://www.laprensa.com.ar/524678-La-rosa-imagen-de-fugacidad.note.aspx

jueves, 8 de septiembre de 2022

Hermana Marica de Luis de Góngora.



Hermana Marica, 
mañana, que es fiesta, 
no irás tú a la amiga 
ni yo iré a la escuela.
Pondraste el corpiño 
y la saya buena, 
cabezón labrado, 
toca y albanega;
y a mí me podrán 
mi camisa nueva, 
sayo de palmilla, 
media de estameña;
y si hace bueno, 
traeré la montera 
que me dio la Pascua 
mi señora abuela,
y el estadal rojo 
con lo que le cuelga, 
que trajo el vecino 
cuando fue a la feria.
Iremos a misa, 
veremos la iglesia, 
daranos un cuarto 
mi tía la ollera.
Compraremos de él 
(que nadie lo sepa) 
chochos y garbanzos 
para la merienda;
y en la tardecica, 
en nuestra plazuela, 
jugaré yo al toro 
y tú a las muñecas
con las dos hermanas, 
Juana y Madalena, 
y las dos primillas, 
Marica y la tuerta;
y si quiere madre 
dar las castañetas, 
podrás tanto dello 
bailar en la puerta;
y al son del adufe 
cantará Andrehuela:
No me aprovecharon, 
madre, las hierbas;
y yo de papel 
haré una librea, 
teñida con moras 
porque bien parezca, 
y una caperuza 
con muchas almenas; 
pondré por penacho 
las dos plumas negras
del rabo del gallo, 
que acullá en la huerta 
anaranjeamos 
las Carnestolendas;
y en la caña larga 
pondré una bandera 
con dos borlas blancas 
en sus tranzaderas;
y en mi caballito 
pondré una cabeza 
de guadamecí, 
dos hilos por riendas;
y entraré en la calle 
haciendo corvetas. 
Yo, y otros del barrio, 
que son más de treinta,
jugaremos cañas 
junto a la plazuela, 
porque Barbolilla 
salga acá y nos vea;
Barbola, la hija 
de la panadera, 
la que suele darme 
tortas con manteca,
porque algunas veces 
hacemos yo y ella 
las bellaquerías 
detrás de la puerta.

viernes, 29 de julio de 2022

Nuestra heredad - Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas.

Juan de la Cruz prurito de Dios siente,
furia estética a Góngora agiganta,
Lope chorrea vida y vida canta:
tres frenesís de nuestra sangre ardiente.

    Quevedo prensa pensamiento hirviente;
Calderón en sistema lo atiranta;
León, herido, al cielo se levanta;
Juan Ruiz, ¡qué cráter de hombredad bullente!

    Teresa es pueblo, y habla como un oro;
Garcilaso un fluir, melancolía;
Cervantes, toda la Naturaleza.

    Hermanos en mi lengua, qué tesoro
nuestra heredad –oh, amor; oh poesía–,
esta lengua que hablamos –oh belleza–.

Dámaso Alonso nació en Madrid en una familia galaico-asturiana con raíces en Ribadeo por la parte paterna (Dámaso Alonso y Alonso) y en Los Oscos por la materna (Petra Fernández de las Redondas Díaz, natural y vecina de Madrid).  
Nace en Madrid (España) el 22 de octubre de 1898, fallece en Madrid el 25 de enero de 1990. 
Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas fue un escritor y filólogo español, director de la Real Academia Española, la Revista de Filología Española y miembro de la Real Academia de la Historia. Premio Nacional de Poesía de España en 1927 y Premio Miguel de Cervantes en 1978. (Datos aportados por Wikipedia).

jueves, 28 de octubre de 2021

Poesía de Luis de Góngora y Argote.

Mientras por competir con tu cabello.

Oro bruñido al sol relumbra en vano, 
Mientras con menosprecio en medio el llano 
Mira tu blanca frente al lilio bello;
Mientras a cada labio, por cogello, 
Siguen más ojos que al clavel temprano, 
Y mientras triunfa con desdén lozano 
Del luciente cristal tu gentil cuello,

Goza cuello, cabello, labio y frente, 
Antes que lo que fue en tu edad dorada 
Oro, lilio, clavel, cristal luciente,

No sólo en plata o vïola troncada 
Se vuelva, más tú y ello juntamente 
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

miércoles, 27 de octubre de 2021

Luis de Góngora / Ciego que apuntas y atinas.


Ciego que apuntas y atinas,
caduco dios, y rapaz,
vendado que me has vendido
y niño mayor de edad:
por el alma de tu madre,
que murió, siendo inmortal,
de invidia de mi señora,
que no me persigas más.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Baste el tiempo mal gastado
que he seguido, a mi pesar,
tus inquïetas banderas,
forajido capitán;
perdóname, Amor, aquí,
pues yo te perdono allá,
cuatro escudos de paciencia,
diez de ventaja en amar.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Amadores desdichados,
que seguís milicia tal,
decidme, ¿qué buena guía
podéis de un ciego sacar?
De un pájaro, ¿qué firmeza?
¿Qué esperanza, de un rapaz?
¿Qué galardón, de un desnudo?
De un tirano, ¿qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Diez años desperdicié,
los mejores de mi edad,
en ser labrador de Amor
a costa de mi caudal;
como aré y sembré, cogí:
aré un alterado mar,
sembré una estéril arena,
cogí vergüenza y afán.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Una torre fabriqué,
del viento en la raridad,
mayor que la de Nembroth
y de confusión igual;
gloria llamaba a la pena,
a la cárcel, libertad,
miel dulce al amargo acíbar,
principio al fin, bien al mal.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

jueves, 15 de julio de 2021

A la confusión de la corte de Luis de Góngora.

Grandes, más que elefantes y que abadas,
títulos liberales como rocas,
gentiles hombres, sólo de sus bocas,
illustri cavaglier, llaves doradas;
hábitos, capas digo remendadas,
damas de haz y envés, viudas sin tocas,
carrozas de ocho bestias, y aun son pocas
con las que tiran y que son tiradas;
catarriberas, ánimas en pena,
con Bártulos y Abades la milicia,
y los derechos con espada y daga;
casas y pechos, todo a la malicia,
lodos con perejil y hierbabuena:
esto es la corte. ¡Buena pro les haga!

lunes, 14 de junio de 2021

Un poema de Luis de Góngora (1561-1627).

Con diferencia tal, con gracia tanta
aquel ruiseñor llora, que sospecho
que tiene otros cien mil dentro del pecho
que alternan su dolor por su garganta;

y aun creo que el espíritu levanta
—como en información de su derecho—
a escribir del cuñado el atroz hecho
en las hojas de aquella verde planta.

Ponga, pues, fin a las querellas que usa
pues ni quejarse, ni mudar estanza
por pico ni por pluma se le veda;

y llore solo aquel que su Medusa
en piedra convirtió, porque no pueda
ni publicar su mal, ni hacer mudanza.

lunes, 15 de junio de 2020

El sol, la rosa y el niño de Miguel Hernández (1910-1942).

El sol, la rosa y el niño 
de Miguel Hernández.

El sol, la rosa y el niño
flores de un día nacieron.
Los de cada día son
soles, flores, niños nuevos.

Mañana no seré yo:
otro será el verdadero.
Y no seré más allá
de quien quiera su recuerdo.

Flor de un día es lo más grande
al pie de lo más pequeño.
Flor de la luz el relámpago,
y flor del instante el tiempo.

Entre las flores te fuiste.
Entre las flores me quedo.

Miguel Hernández Gilabert  nace en Orihuela, Alicante, 30 de octubre de 1910.
Hernández se alistó en el bando republicano. En el verano de 1936 también se afilió al Partido Comunista de España.
Hijo de campesinos, desempeñó entre otros oficios, el de pastor de cabras. Guiado por su amigo Ramón Sijé, se inició en la poesía desde los veinte años; publicó su primer libro “Perito en lunas” en 1933 y posteriormente, los sonetos agrupados en “El rayo que no cesa”, marcaron la experiencia amorosa del poeta.

Durante la guerra civil española militó muy activamente en el bando republicano como Comisario de Cultura, siendo encarcelado y condenado a muerte al terminar el conflicto, , se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante. Antes de morir, enfermo y detenido, publicó su última obra, “Cancionero y romancero de ausencias”.  En su obra se encuentran influencias de Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora, Francisco Quevedo y San Juan de la Cruz.

sábado, 23 de mayo de 2020

DE LA BREVEDAD ENGAÑOSA DE LA VIDA - Luis de Góngora y Argote, 1623.

Menos solicitó veloz saeta
Destinada señal, que mordió aguda;
Agonal carro en la arena muda
No coronó con más silencio meta,

Que presurosa corre, que secreta,
A su fin nuestra edad. A quien lo duda
(Fiera que sea de razón desnuda)
Cada sol repetido es un cometa.

Confiésalo Cartago, ¿y tú lo ignoras?
Peligro corres, Licio, si porfías
En seguir sombras y abrazar engaños.

Mal te perdonarán a ti las horas,
Las horas que limando están los días,
Los días que royendo están los años.


Luis de Góngora y Argote ​ (Córdoba (España) nace el 11 de julio de 1561- Fallece un 23 de mayo de 1627) fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro.

viernes, 15 de noviembre de 2019

A LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE NUESTRA SEÑORA de Luis de Góngora y Argote.

A LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE NUESTRA SEÑORA de Luis de Góngora y Argote.
 A LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE NUESTRA SEÑORA.
"Virgen pura, si el sol, luna y estrellas".
Si ociosa no, asistió naturaleza
Incapaz a la tuya, oh gran Señora,
Concepción limpia, donde ciega ignora
Lo que muda admiró de tu pureza.

Díganlo, oh Virgen, la mayor belleza
Del día, cuya luz tu manto dora,
La que calzas nocturna brilladora,
Los que ciñen carbunclos tu cabeza.

Pura la Iglesia ya, pura te llama
La Escuela, y todo pío afecto sabio
Cultas en tu favor da plumas bellas

¿Qué mucho, pues, si aun hoy sellado el labio,
Si la naturaleza aun hoy te aclama
Virgen pura, si el sol, luna y estrellas?

sábado, 9 de febrero de 2019

Verdad. Mentira - Luis de Góngora (España).

Verdad. Mentira - Luis de Góngora (España).

Dineros son calidad
¡Verdad!
Más ama quien más suspira
¡Mentira!

Cruzados hacen cruzados,
Escudos pintan escudos,
Y tahúres muy desnudos
Con dados ganan condados;
Ducados dejan ducados,
Y coronas majestad,
¡Verdad!

Pensar que uno sólo es dueño
De puerta de muchas llaves,
Y afirmar que penas graves
Las paga un mirar risueño,
Y entender que no son sueño
Las promesas de Marfira,
¡Mentira!

Todo se vende este día,
Todo el dinero lo iguala;
La corte vende su gala,
La guerra su valentía;
Hasta la sabiduría
Vende la Universidad,
¡Verdad!

En Valencia muy preñada
Y muy doncella en Madrid,
Cebolla en Valladolid
Y en Toledo mermelada,
Puerta de Elvira en Granada
Y en Sevilla doña Elvira,
¡Mentira!

No hay persona que hablar deje
Al necesitado en plaza;
Todo el mundo le es mordaza,
Aunque él por señas se queje;
Que tiene cara de hereje
Y aun fe la necesidad,
¡Verdad!

Siendo como un algodón,
Nos jura que es como un hueso,
Y quiere probarnos eso
Con que es su cuello almidón,
Goma su copete, y son
Sus bigotes alquitira
¡Mentira!

Cualquiera que pleitos trata,
Aunque sean sin razón,
Deje el río Marañón,
Y entre el río de la Plata;
Que hallará corriente grata
Y puerto de claridad
¡Verdad!

Siembra en una artesa berros
La madre, y sus hijas todas
Son perras de muchas bodas
Y bodas de muchos perros;
Y sus yernos rompen hierros
En la toma de Algecira,
¡Mentira!

martes, 10 de enero de 2017

Da bienes Fortuna - Luis de Góngora (1561-1627).

Da bienes Fortuna
que no están escritos:
cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

    ¡Cuán diversas sendas
se suelen seguir
en el repartir
honras y haciendas!
A unos da encomiendas,
a otros sambenitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

    A veces despoja
de choza y apero
al mayor cabrero;
y a quien se le antoja
la cabra más coja
pare dos cabritos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

    En gustos de amores
suele traer bonanza
y en breve mudanza
los vuelve en dolores.
No da a uno favores,
y a otro infinitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

    Porque en una aldea
un pobre mancebo
hurtó solo un huevo,
al sol bambolea;
y otro se pasea
con cien mil delitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

sábado, 13 de septiembre de 2014

A UNA ROSA de Luis de Góngora y Argote.

A una rosa.

Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida?
Y, ¿para no ser nada estás lozana?

Si te engañó su hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.
No salgas, que te aguarda algún tirano;

dilata tu nacer para la vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.
Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándose a un blanco y liso cuello,

ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,

ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh, claro sol invidïoso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,

mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los suyos más enojos,
rayos, como a tu hijo, te den muerte.


Luis de Góngora y Argote nació en Córdoba (España) el 11 de julio de 1561 y fallece el  23 de mayo de 1627.
Fue un poeta y dramaturgo español del "Siglo de Oro Español". Su obra poética rompe moldes e inaugura un nuevo lenguaje que sigue teniendo influencia en la poesía contemporánea.