jueves, 29 de noviembre de 2018

NIEVA EN MALLORCA de Carlos Basabe.

NIEVA EN MALLORCA
de Carlos Basabe.
Anoche nevó en la Isla
amaneció todo frío y en silencio
se apagó el cantar del bicherío
penetrando la nieve hasta los huesos
la corona del "PUIG" estaba blanca
como un velo de novia jubilosa
seguían cayendo lentamente
los copos de nieve entre las rocas

¡Llegó el invierno!, me dije para adentro
¿cuántos inviernos tiene la mañana?
tal vez los mismos que tienen esas nubes
que visitan la sierra "Tramuntana"
o la cadena de cumbres imponentes
que cambian el paisaje en primavera
con su vestido rojo de amapolas
bordadas sobre el manto y la ladera

Sigue nevando en un silencio sosegado
los copos se siguen agrandando
a veces forman caprichosos remolinos
y yo extasiado, los sigo contemplando
un "pardillo común" salió del nido
anda buscando un poco de comida
habilidoso, salta entre las matas
de un encinar que duerme todavía

Tendremos un invierno suave y fresco
a esta Isla, Dios la proteje cada día
nieva porque es parte del programa
que la naturaleza nos consigna
llegará la primavera y el otoño
y también el verano con sus risas
vendrán gentes de otros lados del planeta
mientras seguimos creciendo como Isla.


Estoy repartiendo mis sentimientos entre Argentina y España, ¡solo hay que mirar alrededor para poder ser un poeta! Esta Isla multiplica la belleza.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

EL JUANQUI por Carlos Basabe.

EL JUANQUI 
por Carlos Basabe.
Lo vi pasar al JUANQUI caminando
serian las diez menos cuarto en la mañana
traía un carrito de dos ruedas y amarrados
el sonido, un atril, una banqueta y la guitarra

Iba despacio, como pensando cosas
o recordando alguna letra de canción
se paró junto al kiosco de la ONCE
contempló su escenario y se instaló

Allí en la Plaza España cada dia
el JUANQUI es un cantor de calle como yo
que viene a recaudar una jornada 
de trabajo honrado con su voz

Los parroquianos y turistas de los bares
le prestan atención a ese cantor
que hace más placentera la mañana
sembrando melodías del corazón

Cada año se repite la rutina
de cambiar repertorio y !a la calle!
verás pintores, artesanos, retratistas
son todos obreros con mensajes.

sábado, 24 de noviembre de 2018

"Ensueño" (Montserrat Caballe/Mercury/Mike Moran).


Ensueño.
En mi sueño te vi
Tu luz llegaba de tan lejos

Tu voz penetra en mi
Vibra en ti
Vibra en mi

Suavemente me llevaba a ti
Oí el sonido

Tu voz dulcemente
Me decía: "Ven"
"Ven junto a mi"

Volver a vivir
Saber que mi sueño no está solo. Alienta en ti
Tú y yo cantando los dos

Yo soñaba en ser tu mismo mar, tu mar,
Es puente de unión
De nuestras almas

Vuelan, nos llaman
Al son de eternidad.

Barcelona es el segundo álbum de estudio del líder de Queen, Freddie Mercury, en colaboración con la soprano española Montserrat Caballé.
Ensueño es una canción incluida en el álbum "Barcelona", el segundo de la carrera de de Freddie fuera del grupo Queen que grabó con Montserrat Caballé entre los años 1987 y 1988.
Compuesta por Freddie Mercury y por Mike Moran.
Es la única canción de Mercury en la que canta íntegramente en idioma castellano.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Historia de mi muerte - Leopoldo Lugones.


Soñé la muerte y era muy sencillo;
una hebra de seda me envolvía,
y a cada beso tuyo,
con una vuelta menos me ceñía
y cada beso tuyo
era un día;
y el tiempo que mediaba entre dos besos
una noche. La muerte era muy sencilla.
Y poco a poco fue desenvolviéndose
la hebra fatal. Ya no la retenía
sino por solo un cabo entre los dedos...
Cuando de pronto te pusiste fría
y ya no me besaste...
y solté el cabo, y se me fue la vida.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Los Recuerdos de María Rosa Giovanazzi.

Una enfermera abrió la puerta y lo miró interrogándolo con la mirada,  él dijo simplemente. “Antonio Carbonato”. La joven sonrió y lo hizo pasar.
La casa de descanso daba  la apariencia de ser un lugar acogedor. Un amplio parque con pinos y jazmineros que  daban frescor y  perfumaban a los abuelos, algunos tomaban sol recostados en sillones, otros descansaban en las galerías. Recorrieron un  pasillo y llegaron a un  salón, la enfermera le pidió que esperara. Minutos después regresó acompañada de don Antonio, hacía varios años que no lo veía y se sorprendió al verlo tan cambiado, había envejecido y mucho. La piel de la cara era una suma de líneas, un mapa de vida e historia.
Se sentaron  cerca de un ventanal. El viejo lo miraba con  ojos curiosos, comprendió, que él tampoco lo había reconocido. Entró otra mujer de uniforme azul, les  acercó una mesita y dejó en ella dos tazas  y un termo con té.
—Don Antonio ya casi no habla —le dijo— pero usted converse, que le hace bien escuchar.
Mientras servía el té, preguntó:
—¿Cómo se siente Antonio?
El viejo no respondió. Ignoró su silencio y siguió  hablando.
—Estuve de visita en Porto Recanati, su pueblo, ¿lo recuerda…?
—Italia —dijo con voz ronca.
—Sí, Italia y le traje una foto de allí.
La  dejó en la mesa, el viejo se inclinó para mirarla y la fue acariciando; su mano huesuda temblaba, mientras  su dedo índice recorría lentamente los detalles.
—Recanati —dijo— tengo muchos amigos acá —y marcó una calle.
Pedro asintió con  la cabeza y dejó que siguiera hablando.
 —Yo iba a misa todos los días —quedó con la mirada prendida en el color beige de la cortina, luego volvió a la foto.
De un rincón de su memoria, escapó aquel chiquilín de pantalones cortos que corría por las angostas veredas.
—La mama me levantaba antes que el sol  se asomara por mi ventana y yo iba a la iglesia, recorría  la calle solitaria donde  había un solo farol y mucho silencio, todos dormían en el pueblo, —volvió a observar la imagen y a encontrarse quién sabe con qué recuerdo, continuó— despertaba al padre Giuseppe y luego subía la escalera oscura y yo no tenía miedo, en el campanario hacía volar  y cantar a las campanas que despertaban al pueblo —quedó en silencio, evocando sus recuerdos—.La Nona Elvira me esperaba en el primer asiento de la nave principal, juntos escuchamos la misa…
Antonio estaba viviendo en sus nueve años, ovillaba las nostalgias y  caminaba de la mano de la nona.
La enfermera lo regresó a la realidad.
—Antonio tiene que tomar una pastilla.
Obediente la llevó a su boca y la bajó con un sorbo de té.
—Estoy admirada Antonio, qué conversador está hoy —le dijo  la joven.
Él la miró y dibujó una sonrisa.
Volvió  a acariciar la foto, su nostalgia caminaba  por las veredas del pasado…
—¿Qué recuerda Antonio?
—La nona —y la niebla del pasado se aclaró en su recuerdo.
Cierra los ojos y se recuesta en el respaldo del sillón. Pedro le cuenta los cambios en el pueblo y Antonio escucha y sonríe con los ojos cerrados.
Se acerca la enfermera y le dice que es hora de dormir su siesta. El viejo se pone de pie se toma del brazo de la joven y le pregunta:
—¿Vamos a misa? —ella sonrió, sin entender.
Pedro los miró alejarse y vio la foto que había quedado olvidada sobre la mesa; la calle, la Iglesia y su torre, el campanario.
Escuchó  campanas, sabía que era  producto de su imaginación. Le entregó la foto a la mujer del uniforme azul  y le pidió que la dejara en el cuarto de Antonio.
Algo sucedió en su pecho  y mientras se alejaba, tuvo ganas de llorar, sabía el motivo.

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sábado, 17 de noviembre de 2018

El juglar de MARIA ELENA WALSH.


Que suene la flauta,
que ruede la danza
y vuelvan los días
de Maricastaña.
Yo soy Juan Derramasoles,
juglar de España.


Traigo un oso amaestrado
y un gorro de cascabel
donde sonar la moneda
que me dé Vuestra Merced.
Pobre soy, lo perdí todo
menos el hambre y la sed.

Yo canto lo que sucede
y lo que no puede ser:
hazañas de por ahora,
leyendas de por ayer.
Yo soy aprendiz de río,
voy de entonces a después.

A mi antigua primavera
ya me vuelvo, ya me voy.
He cantado para siempre,
la esperanza me mandó.
Quien me busque por el tiempo
me hallará en el ruiseñor.

viernes, 16 de noviembre de 2018

COSA DE NOMBRES de Agustín Amado.

COSA DE NOMBRES de Agustín Amado.
Transcurría el invierno del año 67 cuando se dio este debate conyugal. El eje de la discusión era cómo se llamaría la criatura. 
Huelga decir que la criatura era yo. Por entonces, en avanzado proceso de gestación. 
Eran tiempos en donde el sexo se "adivinaba" según la imagen de la madre. Panza puntuda varón, traste grande nena. 
Mi padre, Pocholo, era partidario de un nombre con ascendencia libanesa o árabe. El quería llamar a su primogénito Asef, Omar, entre otras alternativas similares. 
Mi madre, Waldina, pretendía un homenaje. 
"Se va a llamar como los abuelos" afirmaba. “Agustín si es varón, Agustina, si es nena" como para que no queden dudas. Huelga decir, mis abuelos maternos. 
Un Pocholo perseverante, insistió con su opinión hasta que la argumentación de Waldina lo dejo sin defensa: 
- "acordemos una cosa, yo lo llevo en el vientre, yo lo voy a parir, por lo tanto el nombre lo pongo yo!"- 
-"Pero eso no es justo” replicó Pocholo
-"Por supuesto que es justo. Yo pongo el nombre y vos le pones el apellido" – contestó Waldina y sobrevino el silencio.
Así quedó zanjada la primera instancia de aquella discusión. 
Maduraba octubre cuando llegó el momento esperado. En la desaparecida clínica de Villa Regina, Río Negro, vi la luz. El parto fue complicado. Por algunos días permanecimos internados mi madre y yo. En ese lapso se cumplió con el trámite de inscripción.
Con la planilla firmada por el médico, Pocholo tomó la posta. Optó por el Registro Civil, no en Regina donde había nacido, sino en Chichinales donde residíamos por entonces. En realidad porque al mando de la oficina estatal estaba su amigo Tejedor. Ergo, la gestión –intuía- sería más rápida. En efecto, no se equivocó.
Tras el intercambio de rigor para estos casos, como “Cuándo nació? a qué hora fue? Cuánto pesó la criatura?”, tomó la lapicera de pluma, desempolvó el libro foliado de nacimientos y procedió a registrarme.
- Cómo se va a llamar?” - preguntó Tejedor levantando la vista hacia Pocholo que permanecía de pié y con una sonrisa, propia de padre primerizo.
“Como los abuelos –respondió- Agustín como el abuelo materno, Ceferino como el abuelo paterno y listo!”. 
No creas que la cosa quedó ahí. La historia se continuó cuando llegó mi hermana, ocho años más tarde.
Después de un parto de nalgas, Waldina poco quería saber de nuevos alumbramientos. Cuando advirtió el nuevo embarazo, se encomendó a la Virgen del Valle para todo resulte sin contratiempos. 
Prometió que si era otro varón lo llamaría “Marcos del Valle” y si era una niña, “Caroline del Valle”. Como en inglés, con E final. 
Entrenado en estas lides, Pocholo sabía que su participación se limitaría a aportar sólo el apellido.
Lo curioso es cuando preguntaba cómo se llamaría la criatura, Lo hacía en primera persona del plural, como si fuera parte de la elección:
- “Cómo vamos a llamar al bebé?” – 
- “Marcos, si es varón, o Caroline del Valle” repetía mi madre.
- “Marcos ... Carolina…”
- “No Pocholo, no. Caroline, con E. Ca – ro – li – ne” – Como para fijar a fuego la idea. 
El mismo diálogo se repitió en varias oportunidades durante los meses de embarazo. El del Valle estaba claro, pero el primer nombre… el primer nombre era algo más difícil de memorizar. 
Hasta el final de sus días, Waldina estuvo persuadida que la promesa a la Virgen de Valle dio resultado. El parto fue un parto natural y sin problemas. Rápidamente les dieron el alta a ambas. Esta vez en el hospital público de Regina. 
Con la planilla de nacimiento firmada por el médico bajo el brazo, Pocholo fue en busca de su amigo Tejedor para anotar a mi hermana. En Chichinales, claro.
Desde Regina hasta Chichinales hay 12 kilómetros. 
Unos 15 minutos de viaje en auto por la ruta nacional 22 y a velocidad moderada. Cuando llegó al registro se produjeron las felicitaciones del caso y la charla de manual. Que cómo fue? Cuánto pesó? A qué hora? Y esas cosas. Hasta que llegó la pregunta:
- “Y cómo le van a poner a la nena?”
- “Este que… eh…”-
- “No me digas que no te acordas cómo se vas a llamar a tu hija Pocholo! Esto no me paso nunca! No te puedo creer!”- remató Tejedor sin advertir que su tono jocoso y al mismo tiempo de reproche había provocado un principio de calentura en el humor de Pocholo. 
Que no recordara el nombre no habilitaba amonestación alguna, – “esperame unos minutos”, le dijo contrariado. Sin esperar respuesta, salió de la oficina. Plantado en la vereda evaluó opciones. Volver a Regina no, descartado. Por el recorrido y por el orgullo horadado. Teléfono, era una utopía para la región en aquella época. 
Entonces pensó. En la escuela primaria Nº 89 trabajaba Amalia, mi tía. La hermana de Waldina. 
En Chichinales todo quedaba cerca. Y la escuela estaba en la misma manzana. Caminó hasta la esquina y luego 30 metros más. 
Estaban en el recreo. Amalia, junto a otras maestras, cuidaba a los chicos que correteaban por el patio. 
- “Hola Amalia, no me puedo acordar cómo es que la Waldina le quiere poner a la nena. Podes creer?!”- 
El comentario fue sin pretensiones de recibir como respuesta una reprimenda y mucho menos con público. 
- “Pero… cómo que no lo recordás!! Es tu hija! ... ”, comenzó Amalia y Pocholo tragó saliva. Se mordió el labio inferior. Respiró hondo… miró a un costado, luego al otro… todo sea por mantener los vínculos familiares. Apenas escuchó “Caroline, con e final”, dio media vuelta y regresó al registro civil. Amalia seguía con su perorata mirando cómo se alejaba Pocholo,
En el Registro, Tejedor lo esperaba sentado en una fornida silla de madera oscura y tapizado verde musgo. Los codos apoyados en el escritorio. Con la lapicera de pluma entre los dedos de su mano derecha. El libro foliado para asentar nacimientos abierto, la fecha puesta y los nombres de los progenitores ya consignados. 
- “Anotá Tejedor. Caroline, con C de casa y con E al final”
Tejedor, no escribe, se demora un instante. Piensa. La mano inmóvil. Mira el libro primero y luego alza la vista. Achina los ojos y comenta: -“Caroline! Es muy feo ese nombre!” murmura. 
Pocholo lo escucha, piensa en su hija recién nacida -bella, de cara redonda y piel de seda-, la imagen se mezcla con otros recuerdos, y agrega: 
-“Entonces ponele Laura, Laura del Valle y listo”.
Tengo entendido que pasaron unos días antes de que la partida de nacimiento de mi hermana llegara a las manos de mi madre.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Elías Chucair fue declarado ciudadano ilustre de Río Negro.

El reconocido poeta y escritor jacobacino Elías Chucair fue declarado Ciudadano Ilustre de la provincia de Río Negro, en reconocimiento a su trayectoria literaria y su participación política. Nacido el 25 de mayo de 1926 en Jacobacci, Chucair ha dedicado su vida al comercio y a la literatura escribiendo más de una treintena de libros en los que rescata historias y refleja la vida de los pobladores que habitaron y habitan la Región Sur rionegrina. En el campo político, estuvo al frente del Ejecutivo Municipal y fue parte del primer cuerpo de la Legislatura de Río Negro, participando activamente en la elaboración de la Constitución Provincial y también siendo el autor de importantes leyes para el desarrollo de la región. La iniciativa, presentada por la legisladora Sandra Recalt (JSRN) para lograr el reconocimiento, tuvo el apoyo de la mayoría de los legisladores provinciales. “Don Elías, además de ser un gran escritor que reflejó la vida y costumbres de nuestro sur como nadie, fue también Convencional Constituyente de Río Negro y legislador Provincial. Estar al lado de unos de los hombres que forjaron Río Negro me enorgullece y me enseña que el camino siempre será el trabajo, la honestidad y el compromiso con nuestra identidad”, señaló el vice gobernador Pedro Pesatti al hacerle entrega de una plaqueta en el cierre del 11 Encuentro Regional de Escritores que se desarrolló durante el fin de semana en Jacobacci. Esta nueva edición de este evento literario, organizado por el Centro de Escritorio de Jacobacci “La Línea de los Sueños” y que todos los años recibe a escritores de distintos puntos de la Patagonia, también fue en homenaje a Chucair bajo el lema “Profeta en su tierra”. Del acto participaron además sus hijas, Silvia y Alicia y varios de sus amigos escritores que llegaron a Jacobacci para brindarle su reconocimiento y admiración.

Publicado en Diario "Río Negro", 15 de noviembre de 2018.

martes, 13 de noviembre de 2018

Bahía de Antonio Gala.


Bahía de Antonio Gala.

¿Cómo comer sin ti, sin la piadosa
costumbre de tus alas
que refrescan el aire y renuevan la luz?
Sin ti, ni el pan ni el vino,
ni la vida, ni el hambre, ni el jugoso
color de la mañana
tienen ningún sentido ni para nada sirven.
Allá fuera está el mar,
allá fuera, en el mundo, estás tú.
Comiendo tú sin mí:
tu hambre, tu pan, tu vino y tu mañana.
Yo aquí, ante los manteles opacos
y la bebida amarga,
ante platos sin sabor ni colores.
Lo intento, sí, lo intento, pero cómo
comer sin ti, ni para qué...
Tú te has llevado tu olor a bosque
y el gusto de la vida.
Fuera están mar y aire.
Dentro, yo solo frente a la mesa puesta
que ha perdido su voz y su alegría.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Literatura: Roma y las escritoras por NÉSTOR TKACZEK.

En la vastedad de Roma, es imposible decir qué pasaba con la mujer dedicada a las letras porque a lo largo del tiempo la consideración fue variando; y mutable era también la atención prestada a la figura femenina en las diferentes regiones del imperio.
En la evolución del comportamiento femenino, las mujeres lograron cada vez mayor libertad, y de estar recluidas en sus casas y educar a sus hijos e hijas pasaron a inquietar a los varones en los asuntos públicos.
Poco material escrito por mujeres romanas ha llegado hasta nuestros días. Se da el caso de Sulpicia (s.I a.C), mujer de noble familia de la zona de Aquitania. Se menciona como autora de una sátira contra Domiciano y de algunos epigramas elegiacos conservados gracias al poeta Tibulo. Acá te dejo unos poquitos versos de Sulpicia, atiende al sentido general, ya que hice una traslación muy libre que seguramente hará a la poeta inquietarse en su tumba: “Mi luz, ¿ya no me quieres más?/ Lo veo en la forma en que me tratas hace días./ Si alguna vez en mi vida juvenil/ hice algo tan estúpido como lo que hice/ ayer, cuando te dejé solo,/ porque yo no quería mostrar mi amor”. De las pocas líneas conservadas, aparece la voz poética envuelta en un halo de vergüenza, como si le costara sostener la palabra. Unos versos sugerentes en los que Sulpicia se planta y dice lo que vale como mujer y sobre todo como mujer que escribe, te los traduzco a vuela pluma: “Por fin, el amor que he esperado ha llegado./ (No hay vergüenza en decirlo: no cubro mi faz)./ Venus mantuvo su promesa: ahora puedo contar/ mi alegre historia a los que no creen./ Estuve a punto de no escribir nada sobre mi amado./ Pero me alegro de haberlo hecho:/ (Por qué usar una máscara mojigata,/ si ésta que soy es lo suficiente mujer para él)”.
De otras escritoras apenas nos han llegado testimonio pero no su obra; así Cornificia (s. I. a.C) fue considerada la mejor poeta de su tiempo; sin embargo no se han conservado ni siquiera versos aislados.
Publicado en Diario "Río Negro", 4 de noviembre de 2018.

Palimpsestos: Roma y las escritoras II.

Hay en la antigüedad una figura egregia, única, que concentró gran parte del conocimiento elaborado por siglos en regiones tan dispares como Persia, la India, Grecia, Egipto, su nombre es Hipatia y quizás haya sido una de las mujeres más brillantes de la historia del conocimiento.
Hipatia nació en el siglo IV d.C. en la ciudad de Alejandría. Era hija de un gran matemático y astrónomo, quien le inculcó el amor por estas ciencias; pero Hipatia también amaba la filosofía, la pedagogía, la música y todo el saber de su tiempo. Su academia fue un culto a la sabiduría por encima de cualquier sectarismo. Eso era peligroso en la Alejandría que le tocó vivir, además Hipatia era pagana. Un grupo de monjes exaltados la asesinó. El crimen nunca se aclaró y sus escritos desaparecieron con la esperanza de que su figura fuera borrada de la historia; sin embargo su estatura intelectual era demasiado imponente y sólida para poder derribarla. Se sabe que inventó un aparato para destilar el agua, un hidrómetro graduado para medir la densidad de los líquidos y un artefacto para medir el nivel del agua; se sabe de diversos tratados astronómicos y matemáticos.
Hubo otras mujeres que se destacaron en el declinante imperio Romano, así tenemos el caso de Vibia Perpetua (s. III d. C) quien fue encarcelada y condenada por convertirse al cristianismo. Algunos creen que murió en la arena del circo, víctima de las fieras, otros dicen que fue decapitada. Su aporte a la historia de la escritura es significativo, ya que cuando estaba en la cárcel escribió sus vivencias en un diario, que algunos juzgan como el inicio de la primera persona narrativa literaria. Aquí te dejo un fragmento de su escrito: “Todos los que fueron juzgados antes de mí confesaron la fe. Cuando me llegó el turno, mi padre se aproximó con mi hijo en brazos y, haciéndome bajar de la plataforma, me suplicó: ‘Apiádate de tu hijo’. El presidente Hilariano se unió a los ruegos de mi padre, diciéndome: ‘Apiádate de las canas de tu padre y de la tierna infancia de tu hijo. Ofrece sacrificios por la prosperidad de los emperadores’. Yo respondí: ¡No!

Publicado en Diario "Río Negro", domingo 11 de noviembre de 2018.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Vida - Ricardo Rojas

Vivir como una isla,

lleno por todas partes
de ti, que me rodeas
ya presente o distante
              
con un temblor de luz

primera, sin pulir,
sin arista de tarde,
ni sombra de jardín.
              
Y ángeles en espejos

guardando tu mirada
para hacerse verdades
y noches estrelladas.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Villa Regina, La Perla del Valle, el suelo natal de Carlos Basabe, hoy 7 de noviembre está de cumpleaños. Carlos Basabe un reginense que reside con su familia en Palma de Mallorca (España) le dedica con todo corazón este poema.

TE TENGO EN MIS RECUERDOS PUEBLO MIO
TE EXTRAÑO CUANDO NOTO QUE ESTÁS LEJOS
TE NOMBRO CUANDO ESTOY CON MIS AMIGOS

Y SOS UN REFERENTE ENTRE MIS SUEÑOS

TE VI CRECER Y PALPITABAN
TUS CALLES RESECAS Y TUS PLAZAS
CUANDO EMOCIONADO ESCUCHABA EL HIMNO
MIENTRAS LA BANDERA EN EL MÁSTIL NOS MIRABA

HOY COMPARTO ESTE AMOR CON UNA ISLA
QUE EL DESTINO ME TRAJO A CONOCERLA
ESTOY ENAMORADO DE SUS PLAYAS
DE SU GENTE, SU BANDERA Y SUS MONTAÑAS

EL DÍA QUE PARTA, SERÉ RICO
EN RECUERDOS INUNDADOS DE DISTANCIA

ME OLVIDARÁN COMO A TODOS LOS MORTALES
EN MI HERMOSA REGINA, Y EN ESPAÑA.


Villa Regina, La Perla del Valle, el suelo natal de Carlos Basabe,  hoy 7 de noviembre está de cumpleaños. Carlos Basabe un reginense que reside con su familia en Palma de Mallorca (España) le dedica con todo corazón este poema.

Otro poema de Carlitos Basabe.
LA MISA DEL GALLO.
ONDULADAS Y ESBELTAS, LAS BARDAS DE MI PUEBLO
SALUDAN AL VIAJERO QUE CRUZA POR EL VALLE
EN BUSCA DE UN REGAZO, NATURAL DEL DESCANSO
VACACIONES DEL ALMA, REFUGIO DEL CANSANCIO


LAS VERDES PRIMAVERAS Y EL OCRE DEL OTOÑO
POLICROMA SUREÑO, RECUERDOS RECORDADOS
DE MIS JUEGOS DE NIÑO, CUANDO AUN NO ERA SOLDADO
DE ESE EJERCITO ADULTO DONDE ESTOY SECUESTRADO

ERAN ÉPOCAS DULCES, PROCESIONES DE SANTOS
EL CURA CON LOS FIELES TREPANDO LA COSTANA
LOS CIRIOS ENCENDIDOS, LUCIERNAGAS CRISTIANAS
PREFIJANDO EL SENDERO, EN LA MISA DEL GALLO

ALLA ARRIBA EN LA CRESTA DEL BARDAL SEÑALADO
LA VIRGENCITA ESPERA ESE DIA DEL AÑO
DONDE LOS FIELES TODOS DE HINOJOS Y REZANDO
ILUMINAN EL ALMA , LA CAPILLA Y EL LABARO

RECUERDOS RECORDADOS DE MI PUEBLO BARDEÑO
HERMOSOS, TRASHUMANTES QUE EN MI CUERPO TRASLADO
SON LA LUZ DE MI HERENCIA QUE ATESORO Y RESCATO
CUANDO ME ENCUENTRO SOLO TAN LEJOS DE MI ESPACIO

Para el día de la misa de gallo, todos los fieles llevaban a cabo una procesión desde la Iglesia hasta la capilla portando cirios y antorchas que yo veía desde mi casa en el barrio Don Bosco. Parecían luciérnagas trepando el borrado sendero. Al frente el cura párroco cantando salmos hasta la morada de la Virgen Santa Teresita.


domingo, 4 de noviembre de 2018

Cien sonetos de amor XCIII - Pablo Neruda.

Soneto XCIII.

Si alguna vez tu pecho se detiene,
si algo deja de andar ardiendo por tus venas,
si tu voz en tu boca se va sin ser palabra,
si tus manos se olvidan de volar y se duermen,
Matilde, amor, deja tus labios entreabiertos
porque ese último beso debe durar conmigo,
debe quedar inmóvil para siempre en tu boca
para que así también me acompañe en mi muerte.
Me moriré besando tu loca boca fría,
abrazando el racimo perdido de tu cuerpo,
y buscando la luz de tus ojos cerrados.
Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazo
iremos confundidos en una sola muerte
a vivir para siempre la eternidad de un beso.

Matilde Urrutia Cerda (Chillán, 5 de mayo de 1912 - Santiago, 5 de enero de 1985) fue una cantante y escritora chilena, conocida por ser la tercera esposa del poeta chileno Pablo Neruda, desde 1966 hasta su muerte en 1973.
Conoció a Pablo Neruda en el Parque Forestal de Santiago en 1946. Se volvieron a encontrar en México en 1949, mientras Neruda estaba exiliado por ser militante del Partido Comunista de Chile.
Urrutia fue la inspiración detrás de la obra Cien sonetos de amor, que incluye una dedicatoria a ella.
Después de la muerte de Neruda, Urrutia publicó las memorias de Pablo, Confieso que he vivido. Esto y otras actividades la llevó a entrar en conflicto con la dictadura de Augusto Pinochet, que intentaba suprimir la memoria de Neruda, abierto militante comunista, del inconsciente colectivo.