Si se mira sin mirarlo.
Todo es malezal confuso,
Pero mi huella está abajo.
Desparejo es el camino.
Hoy ando senderos ásperos.
Piso la espina que hiere,
Pero mi huella está abajo,
Tal vez un día la limpien
Los que sueñan caminando.
Yo les daré, desde lejos
Mi corazón de regalo.
Soy un hombre de América. Nací en tierra humilde, sucia y maravillosa. Pero la nube, el agua y el árbol, fueron los camaradas de mis sueños. El caballo fue mi primer amigo. El caballo, una senda y la guitarra. Una guitarra lastimada de ausencias, llorona de vidalas y corajuda "bagualera" en las noches del campo.
Crecí, como el yuyo. Porque si, no más.
La vida fue siempre una urgencia, una cosa desesperada, un anhelo incumplido, una variación en defectuoso campo romántico.
Soy mugre y sueño de mi tierra alta, de mi montaña maravillosa y abandonada. No canto a los ojos lindos, ni a la mujer enamorada. Canto a la tierra menuda y sucia, y al hombre que la siembra, y al niño que la sueña, y al indio que la pierde. Y así voy por el mundo, como un mensaje sereno y desesperado. Busco ecos humanos y cósmicos. Mi arma, es la guitarra. Pero bien puedo usar el poema, la novela, el sueño y el fusil.
Antes que artista, aspiro a ser una cosa sencilla y maravillosa:
Aspiro a ser un hombre.
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