lunes, 13 de marzo de 2017

Canción de los vendimiadores - MIGUEL HERNÁNDEZ.

Si vas a la vendimia,
mi niña, sola,
volverás con la saya
de cualquier forma.
Y a pocos meses
te rondarán el talle
sandías verdes.

De la vendimia vengo
sola, mi niño,
con la saya ordenada
y talle fino.
De la vendimia
vuelve revuelto el talle
que se malicia.

A la vendimia, niñas
vendimiadoras.
A la vendimia, niña,
que ya es la hora.

¡Si vendimiara
el ramo de tu pecho
y el de tu cara!

A la vendimia, niños
vendimiadores.
A la vendimia, niño,
van mis amores.
Mas con el cuido
de no perder las hojas
ni los racimos.

Enriquezco tu mano
cortando uvas
cubiertas por los soles
y por las lunas.
¡Ay si quisieras
que cortara tus besos
con mis tijeras!

Cuando pisa racimos
tu abarca verde,
tu pie se vuelve sangre,
mi sangre nieve.
Pisa las uvas,
que como mis amores
ya están maduras.

sábado, 11 de marzo de 2017

COMO DE COSTUMBRE de ALBERTO CORTEZ.

Despertó a la ocho, como de costumbre,
se metió en la ducha, se lavó los dientes
y en su viejo traje, como de costumbre
salió de su casa a las ocho y veinte.
Empujó en el Metro, como de costumbre;
unos van arriba y otros por debajo
y a las nueve en punto, como de costumbre,
dio los ""buenos días" y entró a su trabajo.
La oficina fría, como de costumbre,
los mismos papeles, los mismos problemas,
los mismos colegas, como de costumbre,
con el mismo horario y los mismos temas.
Todo es de rutina, como de costumbre,
todo es una larga planilla de hastío,
se estiran las horas, como de costumbre,
habitando todas un reloj vacío.
Regresó a su casa, como de costumbre.
Encendió la tele y esperó la cena.
Se comió en silencio, como de costumbre,
en la noche mala y en la noche buena.
Despidió a los niños, como de costumbre,
y se quedó sólo, viendo un melodrama,
ella ya dormía, como de costumbre,
cuando finalmente se metió en la cama.
La tocó en el hombro, como de costumbre
y ella resignada se entregó enseguida,
luego dio la espalda, como de costumbre,
abrazó la almohada y se quedó dormida.
Todo es de rutina, como de costumbre,
todo es una larga cadena de hastíos,
se estiran las ansias, como de costumbre,
habitando todas un mundo vacío.
Despertó a las nueve, como de costumbre,
todos los domingos de su calendario
y se fue de campo, como de costumbre,
él con la familia en el utilitario.
Siempre al mismo sitio, como de costumbre,
almorzó barato en un merendero
y a eso de las cinco, como de costumbre,
se sumó al regreso de los domingueros.
Uno atrás del otro, como de costumbre.
Uno atrás del otro en la caravana
a vuelta de rueda, como de costumbre,
repetida historia de cada semana.
Todo es de rutina, como de costumbre.
Todo es una larga cadena de hastío,
se estiran los días, como de costumbre,
habitando todos un tiempo vacío.
Despertó a las ocho, como de costumbre,
se metió en la ducha, se lavó los dientes
y en su viejo cuerpo, como de costumbre,
salió de su casa a las ocho y....siempre.

José Alberto García Gallo nació en Rancul,  provincia de La Pampa el 11 de marzo de 1940 más conocido como Alberto Cortez.

martes, 7 de marzo de 2017

Los ojos de mi moza (Jota) Letra: Alfredo Le Pera - Música: Carlos Gardel.

Son los ojos de mi moza
como el filo de un puñal,
son los ojos de mi moza
y yo no vivo sin ellos,
Virgencita del Pilar,
sin los ojos de mi moza,
Virgencita del Pilar.

Arroyito de mi aldea,
a ti te puedo contar,
arroyito de mi aldea
que por mi amor hoy la vieron
una lágrima derramar,
una lágrima derramar,
arroyito de mi aldea.

domingo, 5 de marzo de 2017

AUTO DE FÉ - RAFAEL DE LEÓN.

AUTO DE FÉ - RAFAEL DE LEÓN.

Esta noche de agosto he quemado tus cartas.
¡Ocho años de agosto de vida apasionada!
Mi corazón ardía en medio de las llamas,
rodeado de fechas, ¡cenizas de mi alma!
Los abrazos crujían, los besos se quejaban,
y los dulces “¡te quiero!” de tinta y de esperanza,
en una pirueta de fuego, se rizaban.

Como una serpentina, tu nombre se alargaba,
y era un puente la firma sobre un río de brasas que,
silenciosamente, sin voz, se desplomaba.

Esta noche de agosto he quemado tus cartas.

¡Ocho años de vida apasionada!

Rafael de León, es el nombre artístico que tuvo Rafael de León y Arias de Saavedra.
Nació un jueves 6 de febrero de 1908 en Sevilla (España), , en el seno de una aristocrática familia de terratenientes andaluces. Fue el primogénito de José de León y Manjón, VII marqués del Valle de la Reina, y de María Justa Arias de Saavedra y Pérez de Vargas, VI marquesa del Moscoso y VII condesa de Gómara.
En 1916 ingresó en el internado del colegio jesuita "San Luis Gonzaga", del Puerto de Santa María, donde coincidió con Rafael Alberti, y en el que años antes estudió Juan Ramón Jiménez.
Al producirse la Guerra Civil Española Rafael de León se encontraba en Barcelona y allí es encarcelado por parte de las autoridades republicanas debido a su origen aristocrático.
En la cárcel declarará tener una buena amistad con destacados poetas republicanos como León Felipe, Federico García Lorca y Antonio Machado.
De ningún poeta español de este siglo que acaba, han sido tan recitadas sus poesías y tan cantadas las letras de sus canciones. Fue el letrista de algunas de las más célebres canciones populares españolas del siglo XX, como Tatuaje, Ojos verdes, A ciegas, A la lima y al limón ¡Ay pena, penita, pena!, María de la O, Con divisa verde y oro.
Hacia el final de su dilatada carrera de letrista, escribió para los cantantes Nino Bravo, Raphael, Rocío Dúrcal, Rocío Jurado o Isabel Pantoja; canciones escritas por él fueron presentadas en el afamado Festival de la Canción de Benidorm.
Falleció en 1982, con 74 años, en su piso madrileño situado frente al Retiro.


Coplas del querer (Rafael de León - Manuel Quiroga - Juan Solano - Basilio García Cabello - Ricardo Freire).

Dime que me quieres, dímelo por Dios,
aunque no lo sientas,
aunque sea mentira,
pero dímelo.
Dímelo bajito,
se te hará más fácil decírmelo así,
y el "te quiero" tuyo será "pa" mis penas
lo mismo que lluvia de mayo y abril.
Ten misericordia de mi corazón.
Dime que me quieres, dímelo por Dios.

Te quiero más que a mi "vía".
Te quiero más que a mis ojos.
Más que al aire que respiro
y más que a la "mare" mía.
Que se me paren los pulsos si te dejo de querer,
que las campanas me doblen si te falto alguna vez.
Eres mi "vía" y mi muerte.
¡Te lo juro compañero!
No debía de quererte y sin embargo te quiero.

Vino amargo que no da alegría,
aunque me emborrache no la puedo olvidar,
porque la recuerdo dame vino amargo,
que amargue, que amargue,
"pa" quererla más.

Esta pena mía
me está apuñalando de noche y de día.
Esta pena mía
si me encuentro solo me da compañía.
Si ve que estoy triste se vuelve alegría.
Si ve que me pierdo me sirve de guía.
Se que me atormenta y es una agonía,
pero estoy contento con la pena mía.

viernes, 3 de marzo de 2017

Padre nuestro (Tango 1923) Letra: Alberto Vaccarezza - Música: Enrique Delfino.



Padre nuestro, que estás en los cielos...
que todo lo sabes, que todo lo ves...
¿Por qué me abandonas en esta agonía?,
¿por qué no te acuerdas de hacerlo volver?
Se me fue una mañana temprano
me dijo hasta luego y un beso me dio,
mas vino la noche... pasaron los días,
los meses pasaron y nunca volvió.
¡ Padre nuestro !...
Qué amargura sentí ayer
cuando tuve la noticia
que tenía otra mujer...
¡Padre nuestro!...
Si un pecado es el amor,
para qué me has encendido
para qué me has encendido
de este modo el corazón.

Pero yo le perdono su falta,
ni un solo reproche si vuelve le haré;
lo mismo lo quiero, con todas mis fuerzas,
con toda mi alma, yo soy toda de él.
Padre nuestro, que estás en los cielos...
que todo lo puedes, que todo lo ves;
¿Por qué me abandonas en esta agonía?
¿Por qué no te acuerdas de hacerlo volver?