miércoles, 13 de septiembre de 2017

Decir que no - Mario Benedetti.

Ya lo sabemos,
es muy difícil
decir que no,
decir no quiero,
ver que el dinero forma un cerco
alrededor de tu esperanza,
sentir que otros,
los peores,
entran a saco por tu sueño.

Ya lo sabemos,
es muy difícil
decir que no,
decir no quiero,
pero cómo desalienta
verte bajar de tu esperanza,
saberte lejos de ti mismo.

Oírte
primero despacito
decir que sí,
decir sí quiero,
comunicarlo luego al mundo
con orgullo enajenado,
y ver que un día,
pobre diablo,
ya para siempre pordiosero,
poquito a poco
abres la mano
y nunca más
puedes cerrarla.

lunes, 11 de septiembre de 2017

No sé si el mar es, hoy - Juan Ramón Jiménez.


No sé si el mar es, hoy
–adornado su azul de innumerables
espumas–,
mi corazón; si mi corazón, hoy
–adornada su grana de incontables
espumas–,
es el mar.
                 Entran, salen
uno de otro, plenos e infinitos,
como dos todos únicos.
A veces, me ahoga el mar el corazón,
hasta los cielos mismos.
Mi corazón ahoga el mar, a veces,
hasta los mismos cielos.

domingo, 10 de septiembre de 2017

PLATERO Y YO - Juan Ramón Jiménez.

PLATERO Y YO.
I - Platero
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se
diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de aza-
bache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su
hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas. . .
Lo llamo dulcemente: "Platero?", y viene a mí con un trotecillo
alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal . . .
Come cuanto le doy. Le gustan naranjas, mandarinas, las uvas
moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina go-
tita de miel . . .
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña . . .; pero
fuerte y seco como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos,
por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos
de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-Tiene acero . . .
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

sábado, 9 de septiembre de 2017

A la mar fui por naranjas - Tradicional española.


A la mar fui por naranjas,

cosa que la mar no tiene;
me dejaron mojadita
las olas que van o vienen.

Ay, mi dulce amor,
ese mar que ves tan bello,
ay, mi dulce amor,
ese mar que ves tan bello
es un traidor.

La farola de mi pueblo
está partida en dos cachos:
una alumbra a los marinos
y otra alumbra a los borrachos.

viernes, 8 de septiembre de 2017

EL PESCADO QUE SE AHOGÓ EN EL AGUA de ARTURO JAURETCHE.

EL PESCADO QUE SE AHOGÓ EN EL AGUA de ARTURO JAURETCHE.

“El arroyo de La Cruz había crecido por demás y bajando dejó algunos charcos en la orilla. Por la orilla iba precisamente el comisario de Tero Pelado, al tranquito de su caballo. Era Gumersindo Zapata, a quien no le gustaba mirar de frente y por eso siempre iba rastrillando el suelo con los ojos. Así, rastrillando, vio algo que se movía en un charquito y se apeó. Era una tararira, ese pez redondo, dientudo y espinoso, tan corsario que no deja vivir a otros. Vaya a saber por qué afinidad, Gumersindo les tenía simpatía a las tarariras, de manera que se agachó y alzó a la que estaba en el charco. Montó a caballo, de un galope se llegó a la comisaría, y se hizo traer el tacho donde se lavaba los “pieses” los domingos. Lo llenó de agua y echó dentro a la tarari
El tiempo fue pasando y Gumersindo cuidaba todos los días de sacar el “pescado” del agua, primero un rato, después una hora o dos, después más tiempo aún. La fue criando guacha y le fue enseñando a respirar y a comer como cristiano. ¡Y tragaba la tararira! Como un cristiano de la policía. El aire de Tero Pelado es bueno y la carne también y así la tararira, criada como cordero guacho, se fue poniendo grande y fuerte. Después ya no hacía falta ponerla en el agua y aprendió a andar por la comisaría, a cebar mate, y hasta a escribir prontuarios. Ésa fue la desgracia. Porque en una ocasión, cuando iban cruzando el puente sobre el arroyo de La Cruz, la pobrecita tararira se resbaló del anca, y se cayó al agua. Y es claro. Se ahogó. Que es lo que les pasa a todos los pescados que, dedicados a otra cosa que ser pescados olvidan que tienen que ser eso: buenos pescados”.