miércoles, 24 de enero de 2018

A los 103 años murió Nicanor Parra, el poeta de la Antipoesía.


"EPITAFIO".

“De estatura mediana,
 Con una voz ni delgada ni gruesa,
 Hijo mayor de profesor primario
 Y de una modista de trastienda;

Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;

Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca de ídolo azteca

-Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida-
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!”


COPLAS DEL VINO.

Nervioso, pero sin duelo
A toda la concurrencia
Por la mala voz suplico
Perdón y condescendencia.

Con mi cara de ataúd
Y mis mariposas viejas
Yo también me hago presente
En esta solemne fiesta.

¿Hay algo, pregunto yo
Más noble que una botella
De vino bien conversado
Entre dos almas gemelas?

El vino tiene un poder
Que admira y que desconcierta
Transmuta la nieve en fuego
Y al fuego lo vuelve piedra.

El vino es todo, es el mar
Las botas de veinte leguas
La alfombra mágica, el sol
El loro de siete lenguas.

Algunos toman por sed
Otros por olvidar deudas
Y yo por ver lagartijas
Y sapos en las estrellas.

A los 103 años murió Nicanor Parra, el poeta de la Antipoesía. El ganador del Premio Cervantes 2011 formó parte de una de las familias creativas más importantes de la historia de Chile. 
El reconocido poeta chileno Nicanor Parra murió este martes a los 103 años dejando como herencia la “antipoesía”,  con la que generó la revolución de la literatura hispanoamericana en el siglo XX y le permitió ganar el premio Cervantes en el 2011.

"Chile pierde a uno de los más grandes autores de la historia de nuestra literatura y voz singular en la cultura occidental. ¡Estoy conmovida por el fallecimiento de Nicanor Parra! Mi más profundo pésame a su familia", dijo la presidenta Michelle Bachelet, en su cuenta oficial de Twitter. 

Considerado un influyente poeta del siglo XX, Parra falleció por la madrugada del martes en su casa en la comuna de La Reina, en Santiago, por problemas de salud que no fueron precisados, pero estuvo consciente hasta el final de su vida.

Poeta, físico y matemático, Nicanor Parra saltó a la fama por su máxima creación: la antipoesía, generó con el que instauró un lenguaje caracterizado por la ironía, el léxico simple y los temas cotidianos, con los que alcanzó una gran influencia en la literatura hispanoamericana y varios reconocimientos internacionales.

La principal muestra de este movimiento queda plasmada en su segundo libro, "Poemas y antipoemas" (1954). Desde ese momento, su prolífica obra siguió con libros como "Antipoemas" (1960), "Manifiesto" (1963), "Obra Gruesa" (1969), "Poesía política" (1983), "Poemas para combatir la calvicie" (1993), "Páginas en blanco" (2001).

En 2011 recibió en España el premio de Literatura Miguel de Cervantes, el más reconocido de la lengua castellana. Parra decidió no viajar a recibir el galardón por su avanzada edad y envió a su nieto Tololo Ugarte, un destacado pianista.

Asimismo, recibió también el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (1991) y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2001).

 "Lo único que le faltaba a Nicanor Parra para ser inmortal era precisamente haber dejado este mundo", dijo, por su parte, el presidente electo Sebastián Piñera, quien presentaba su gabinete ministerial al mismo tiempo que se conocía la noticia del fallecimiento de Parra.

- Antagonista a Neruda -.
Su extravagante personalidad, reflejada en irónicas opiniones y picarescas odas a objetos y situaciones comunes, acercó su obra especialmente a los jóvenes, entre los que hoy cuenta muchos admiradores.

Reacio al contacto con la prensa y los homenajes, pasó sus últimos años en su casa en Las Cruces, en la costa central chilena, no lejos de la que tenía Pablo Neruda en Isla Negra, donde recibió a algunas personalidades como la presidenta Bachelet, con quien celebró sus 100 años de vida.

Su irreverente obra y rechazo a la poesía tradicionalista transformó a Parra en antagonista del trabajo de su colega chileno y premio Nobel de Literatura en 1971, Pablo Neruda, con quien tuvo una relación especial.

Durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) Nicanor Parra fue señalado por mantener una postura ambigua con el régimen, alimentada por sus disputas públicas con Neruda, militante del partido comunista que murió a los pocos días de la llegada de los militares al poder, por causas que aún son investigadas.

- Familia de artistas -.
Nicanor Parra nació en 1914 en la localidad rural de San Fabián de Alico, en la región de Biobío (sur), en la más fecunda cuna artística que ha tenido Chile.

Parra era el hermano mayor de la famosa cantautora Violeta Parra, y de Eduardo y Roberto, otros dos músicos relevantes de la música popular chilena.

El ramal artístico de la familia Parra se extendió durante los años y ha dado numerosos talentos como Ángel Parra, hijo de Violeta, otro gran cantautor que murió en París el año pasado a los 73 años.

Su hijo, Angel Cereceda Parra, fue fundador del exitoso grupo chileno Los Tres, y es reconocido como uno de los grandes guitarristas de Latinoamérica. 

La trampa de Nicanor Parra.
Por aquel tiempo yo rehuía las escenas demasiado misteriosas.
Como los enfermos del estómago que evitan las comidas pesadas
Prefería quedarme en casa dilucidando algunas cuestiones
Referentes a la reproducción de las arañas,
Con cuyo objeto me recluía en el jardín
Y no aparecía en público hasta avanzadas horas de la noche;
O también en mangas de camisa, en actitud desafiante,
Solía lanzar iracundas miradas a la luna
Procurando evitar esos pensamientos atrabiliarios
Que se pegan como pólipos al alma humana.
En la soledad poseía un dominio absoluto sobre mí mismo,
Iba de un lado a otro con plena conciencia de mis actos
O me tendía entre las tablas de la bodega
A soñar, a idear mecanismos, a resolver pequeños problemas de emergencia.
Aquellos eran los momentos en que ponía en práctica mi célebre método onírico,
Que consiste en violentarse a sí mismo y soñar lo que se desea,
En promover escenas preparadas de antemano con participación del más allá.
De este modo lograba obtener informaciones preciosas
Referentes a una serie de dudas que aquejan al ser:
Viajes al extranjero, confusiones eróticas, complejos religiosos.
Pero todas las precauciones eran pocas
Puesto que por razones difíciles de precisar
Comenzaba a deslizarme automáticamente por una especie de plano inclinado,
Como un globo que se desinfla mi alma perdía altura,
El instinto de conservación dejaba de funcionar
Y privado de mis prejuicios más esenciales
Caía fatalmente en la trampa del teléfono
Que como un abismo atrae a los objetos que lo rodean
Y con manos trémulas marcaba ese número maldito
Que aún suelo repetir automáticamente mientras duermo.
De incertidumbre y de miseria eran aquellos segundos
Es que yo, como un esqueleto de pie delante de esa mesa del infierno
Cubierta de una cretona amarilla,
Esperaba una respuesta desde el otro extremo del mundo,
La otra mitad de mi ser prisionera en un hoyo.
Esos ruidos entrecortados del teléfono
Producían en mí el efecto de las máquinas perforadoras de los dentistas,
Se incrustaban en mi alma como agujas lanzadas desde lo alto
Hasta que, llegado el momento preciso,
Comenzaba a transpirar y a tartamudear febrilmente.
Mi lengua parecida a un beefsteak de ternera
Se interponía entre mi ser y mi interlocutora
Como esas cortinas negras que nos separan de los muertos.
Yo no deseaba sostener esas conversaciones demasiado íntimas
Que, sin embargo, yo mismo provocaba en forma torpe
Con mi voz anhelante, cargada de electricidad.
Sentirme llamado por mi nombre de pila
En ese tono de familiaridad forzada
Me producía malestares difusos,
Perturbaciones locales de angustia que yo procuraba conjurar
A través de un método rápido de preguntas y respuestas
Creando en ella un estado de efervescencia pseudoerótico
Que a la postre venía a repercutir en mí mismo
Bajo la forma de incipientes erecciones y de una sensación de fracaso.
Entonces me reía a la fuerza cayendo después en un estado de postración mental.
Aquellas charlas absurdas se prolongaban algunas horas
Hasta que la dueña de la pensión aparecía detrás del biombo
Interrumpiendo bruscamente aquel idilio estúpido,
Aquellas contorsiones de postulante al cielo
Y aquellas catástrofes tan deprimentes para mi espíritu
Que no terminaban completamente con colgar el teléfono
Ya que, por lo general, quedábamos comprometidos
A vernos al día siguiente en una fuente de soda
O en la puerta de una iglesia de cuyo nombre no quiero acordarme.

1 comentario:

mariarosa dijo...

Murió un grande de Chile.
Q.P.D.



Un abrazo a los chilenos.

mariarosa