jueves, 7 de marzo de 2024

Lito Bayardo.

 


Lito Bayardo.

“Perder una ilusión hiere... Perderlas todas, mata”.

Por José Narosky.

Quiero hacer referencia a un gran poeta que supo descubrir la magia de las cosas cotidianas. Si mencionase solamente su nombre, Manuel Reyes García, muy pocos lo conocerían. Pero si aludiese a su seudónimo, es posible que a un alto porcentaje de lectores que peina canas, le resulte muy familiar. Me estoy refiriendo a Lito Bayardo.
Algunas de las letras que creó, ya fuese con música de tango o de nuestro folclore, conmovieron y aun conmueven el sentimiento de miles de argentinos.
Hace casi cuarenta años, en 1986, pocos días después de cumplir 81 años, nos dejaba para siempre Lito Bayardo. Una de sus zambas, quizá la más famosa, se llamó “Mama Vieja”. La música fue compuesta por Juan Larenza, un talentoso pianista que junto a tres guitarristas lo acompañaron como cantor en algunos ciclos que hizo por distintas emisoras.
Lito Bayardo cantaba con una voz pequeña pero acariciante.
La zamba “Mama Vieja”, lo declaró en algún reportaje, fue un homenaje a su madre por la que sentía verdadera devoción. Decía que el mayor privilegio que le había otorgado la vida era precisamente haber sido hijo de su madre. Entendía que “las madres jamás reclaman ingratitudes. Sólo reclaman... amor”.
El mismo día que ella falleció, con los ojos todavía empañados por las lágrimas, se puso a escribir estas estrofas que todos entonamos alguna vez:
“Cuando salí del pago, Le dije adiós con la mano Y se quedó Mama Vieja Muy triste en la puerta el rancho...”.
Y recuerdo el estribillo: “Mama Vieja Yo le canto desde aquí Esta zamba que una vez... le prometí”.
Lito Bayardo escribió la letra de más de 500 canciones y tuvo con un tango, casi el mismo éxito que le brindó “Mama Vieja”. Le puso música a ese tango un inspirado bandoneonista y compositor: José Rezzano (no Razzano). El tango se llamó “Duelo Criollo”. Aquel de: “Mientras la luna serena baña con su luz de plata...”
Después venía el estribillo: “Cuenta que fue la piba de arrabal... etc.” Lito Bayardo fue, además de autor y cantor, actor, poeta y periodista. Había nacido en Rosario en 1905. Formó parte del dúo Bayardo-Palacios. Ignoro si con Héctor Palacios. Este también era rosarino y contemporáneo.
También actuó –en papeles menores- en varias películas argentinas, “El Último Payador”, entre ellas.
Y una anécdota final que jugó un rol decisivo en su destino: Radicado de joven en Buenos Aires, trabajaba como empleado en una casa de música. Allí conoció a Julio De Caro. Este le manifestó interés en actuar en Rosario, sabiendo que el joven Bayardo era rosarino. Entonces, Lito Bayardo vinculó a De Caro con gente de su ciudad natal.
Circunstancialmente los cantores de De Caro no pudieron viajar allí. Lito Bayardo se ofreció a remplazarlos. De Caro lo probó y lo aceptó, cantó entonces en Rosario con la citada orquesta.
Después, De Caro lo contrató nuevamente para seguir la gira por el interior. Ya de regreso en Buenos Aires, Lito Bayardo se desvinculó de la orquesta, pero se incorporó definitivamente a la gran ciudad.
Considero que fueron merecidas estas líneas para Lito Bayardo, por sus valores artísticos y su personalidad dedicada íntegramente a la bohemia y al arte.
Y en el final le dedico el siguiente aforismo: “No somos artífices del nacer ni del morir. Pero... podemos serlo del vivir”.

Publicado en Diario LA PRENSA.


Lito Bayardo, nombre real: Juan Manuel García Ferrari, (Rosario3 de marzo de 1905 - Buenos Aires7 de marzo de 1986) fue un poeta, letrista, actor, guitarrista, cantor y compositor de tangos argentino y música del folclore argentino.
Alguna canciones famosas son Mama vieja (una zamba que interpretaba Antonio Tormo y de gran impacto en el público), Lucerito del alba, Ah, mi Corrientes porá, Va llegando gente al baile, Adiós, adiós corazón, Duelo criollo, Nueve de Julio, entre otras letras.


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