S. S. describe a un melancólico
de Alberto GIRRI.
Lo cataloga como torpe y lento,
uno que tiende
a exagerar su lentitud, torpeza,
y no obstante dueño de sombrío
poder de atracción saturnina,
el encanto
de los que denotan arrastrar
grandes fervores, sólo que brumosos,
añorados,
la singularidad
de que en él tiempo y espacio
obran como corriente única, cauce
sosteniéndolo de presente a futuro
por el ancho espacio con desvíos,
vueltas en redondo, intersecciones.
Pero qué si agregara
que la melancolía bien puede
transformarse en hedonismo;
qué de esquivar
los ojos cuando lo miran a los ojos,
hacer una diversión, placentero
confundir a quienes lo aborden,
socarrones contagios
de sus expectativas
colmadas de ansiedad.
Pero qué, todavía.
Que acaso su hedonismo encierre
una sutil maniobra de acercamiento,
¡todos terminando por compartir
la mesa de los melancólicos,
todos melancólicos!
Pero qué,
¿la melancolía como misericordia?
Alberto Girri nace en Buenos Aires un 27 de noviembre de
1919 fue un poeta argentino. Su primer libro, Playa Sola, lo distingue entre la
llamada generación del 40. Su estilo único y personal, no encaja en ningún
movimiento concreto.
Es autor de más de treinta volúmenes de prosa y poesía,
entre los que se destacan Coronación de la espera en 1947, Poemas elegidos en
1965, Los valores diarios en 1970,
Poesía de la observación en 1973, El
motivo es el poema en 1976, Páginas de
Alberto Girri en 1983 y Juegos alegóricos en 1993. Tradujo a numerosos poetas
ingleses y estadounidenses, tales como T. S. Eliot, Wallace Stevens, Robert Frost, John Donne y William Carlos Williams.
Fallecimiento: 16 de noviembre de 1991, Buenos Aires.
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