martes, 14 de enero de 2014

Nuestro balance de Chico Novarro (tangazo...)


NUESTRO BALANCE.
Sentémonos un rato en este bar
a conversar
serenamente.
Echemos un vistazo desde aquí
a todo aquello que pudimos rescatar.
Hagamos un balance del pasado
como socios arruinados
sin rencor,
hablemos sin culparnos a los dos
porque al final salvamos lo mejor.


Ha pasado sólo un año
y el adiós abrió su herida,
un año nada más,
un año gris
que en nuestro amor duro una vida.
Lentamente fue creciendo
la visión de la caída.
La sombra del ayer
nos envolvió
y no atinamos a luchar...


¡No ves!...
Estoy gritando sin querer
porque no puedo contener
esta amargura que me ahoga.
Perdona, no lo puedo remediar,
mi corazón se abrió de par en par.


Chico Novarro nace  en el Pasaje Liniers  (provincia de Santa Fé) el 4 de Septiembre  de 1933 y es bautizado como Bernardo Mitnik. Luego sería conocido como CHICO NAVARRO.
Desde pequeño con sus hermanos en la vereda de su casa en las noches de verano se ponían a cantar tangos (algo que lo marcó sin duda alguna) y canciones de moda de la revista “El alma que canta”.
La salud de Chico, obligaron  a la familia a mudarse a Deán Funes, provincia de Córdoba.
Llega a la Capital por primera vez en 1951, con una rumbera para tocar bongó, la batería en el bongó, la batería y el contrabajo.
Por inciativa de Ricardo Mejía graban un long play (larga duración, L.P.) que sería contratado para el recordado ciclo  EL CLUB DEL CLAN (1962-1964). A partir de éste programa de música para pasar el rato…  no solo se consagra como cantante sinó que Chico Novarro se transforma en compositor de temas populares. En ese ciclo se impone con temas con ritmo tropical como “El Camaleón” y “El oragután”.

Y Chico Novarro sigue adelante componiendo y vendiendo discos con ritmos tropicales como cumbias, merengues, la pachanga, y el cha cha cha, rumba, mambo y también el rock y el jazz. Temas como; Un sombrero de paja, Filosofito, La Sospechita, El orangutan con el tiempo, su evolución musical, lo lleva a componer boleros y tangos que lo transforman en un clásico ineludible porteño y de la Argentina.

No hay comentarios: