Soneto de Claudio Mamerto Cuenca.
Esta cara impasible, yerta, umbría,
Hasta ¡ay de mí! para la que amo helada,
sin fuego, sin pasión, sin luz, sin nada,
no creas que es ¡ah, no! la cara mía.
Porque esta, amigo, indiferente y fría
que traigo casi siempre, es estudiada...
es cara artificial, enmascarada,
y, aquí para los dos, -la hipocresía.
Y teniendo que ser todo apariencia,
disimulo, mentira, fingimiento,
y un astuto artificio en mi existencia,
Por no poder obrar conforme siento
y me lo mandan Dios y mi conciencia,
tengo, pues, que mentir, amigo, -¡y miento!
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