Ese hombre que entra al bar,
sin sombra que le ladre,
ese que pisa y pasa sin rostro
y sin señales.
Pide su trago solo,
de espaldas a la calle,
bebe su trago solo,
inmóvil, devorándose.
Paga, piensa otro trago
sin gastar ni una frase
y luego se va solo,
hacia la noche y nadie.
Ese tipo va herido,
ese tipo va herido,
y la muerte lo sabe.
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