miércoles, 3 de abril de 2019

LA SALAMANCA - Zamba - Arturo Dávalos.


Con la diabla en las ancas Mandinga llegó, 
azufrando la noche lunar. 
Desmontó del caballo y el baile empezó, 
con la cola marcando el compás. 

Un rococo de la isla cantaba su amor 
a una sapa vestida de azul. 
Carboncillo bailaba, luciendo una flor, 
que a los ciegos devuelve la luz.


Socavón, donde el alba muere al salir: 
salamanca del cerro natal. 
En las noches de luna se suele sentir
a Mandinga y a los diablos cantar. 

Jineteando, una escoba cruzaba el añil 
de los cielos: la bruja mayor; 
la lechuza en el hombro y el gran tenedor 
disparándole a la Cruz del Sur. 

Un quirquincho barbudo tocaba el violín 
y un zorrino, con voz de tenor, 
desgarraba el silencio con un yaraví, 
que Mandinga a cantar le enseñó. 

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