Hoy anduvo la muerte entre mis libros buscando mi pasadoBuscando los veranos del 40, los muchachitos bajo la mangueraLas siestas clandestinas, los plátanos del barrio, asesinadosTallados en el alma
Hoy anduvo la muerte revisando mi abono del tranvíaMis amigos, sus nombres, las noches del Café MontevideoLas encomiendas por la honda con olor a estofadoRevisando a mi padre, su Berreta, su BaldomirRevisando a mi madre, su hemiplejia (toca la guitarra nega, tócala)Al Uruguay batllista, a Arístides queridoA mis anarcos queridos (tócala)Bajo bandera, bajo mortajaBajo vinos y versos interminables
Hoy anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfonoDistintos bajo los dedos índices, las fotosEl termómetro, los muertos y los vivosLos pálidos fantasmas que me habitanSus pies y manos múltiples, sus ojos y sus dientesBajo sospecha de subversión
Y no halló nadaNo pudo hallar a Batlle, ni a mi padre, ni a mi madreNi a Marx, ni a Arístides, ni a LeninNi al Príncipe Kropotkin, ni al Uruguay, ni a nadieNi a los muertos Fernández más recientesA mí tampoco me encontró
Yo había tomado un ómnibus al cerro e iba sentado al lado de la vidaPasé frente al nocturno y la vida había pintado unos cartelesPregunté en una esquina por la horaY en la bolsa del hombre que me dijo la horaIba la vida, junto con su almuerzo
Hoy dejaré las puertas y las ventanas de mi casa abiertasY la noche entrará por todas las ventanas de mi casaPor todas las ventanas de todo el barrioPor todas las ventanas de todos los cuarteles y de todas las cárcelesPor todas las ventanas de los hospitales, la noche entrará cabeceandoSaltará para adentro, sombra a sombra, a la luz del farolY se echará en el piso como un perroY aguardará hasta la madrugadaHoy dejaré las puertas y las ventanas de mi casa abiertasPara siempre
El Allanamiento de Guitarra Negra (fragmento).
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