jueves, 31 de marzo de 2016

AÑORANZA de Miguel Andrés Camino.

AÑORANZA.

Corralitos de pirca,
cabras serranas,
azulados de niebla
por las mañanas.

Silbo de los zagales
en las quebradas;
al gotear de la fuente
que se desgrana

en un lecho de berros
y mejoranas;
son recuerdos que añora
con pena mi alma.

¡Corralitos de pirca,
cabras serranas!...
¡Y la moza garrida
que va por agua!

De "El paisaje, el hombre y su canción" (1938) de Miguel Andrés Camino.

Un poeta con vigencia nacional 

por Ana María de Mena.

Publicó dos libros que hablan de su pasión por la región patagónica.
Miguel Andrés Camino es reconocido por sus escritos.
Poesías suyas fueron cantadas por grandes de la música.

El poeta Miguel Andrés Camino nació el 30 de noviembre de 1877 en Buenos Aires, hijo de un español del que heredó el nombre y apellido y de la francesa Dominique Mailhes. Estudió en el Colegio Charlemagne de la Capital y vivió en San Martín de los Andes entre 1916 y 1925.
Fue periodista de la revista folclórica "Nativa", corresponsal en Europa del diario "La Nación" y columnista del conocido mensuario "Caras y Caretas", además de publicaciones teatrales y del cancionero criollo. Es considerado el primer escritor de San Martín de los Andes, ya que no hay registro de autores anteriores.
Publicó dos libros inspirados en los hombres, mujeres y paisaje cordilleranos que –desde el título– hablan de su pasión por esta región patagónica: "Chaquiras" y "Chacayaleras", que le dieron trascendencia por la escritura sencilla de los versos que abordan temas cotidianos.
Las dos obras fueron reeditadas; la segunda en la Colección Poetas de España y América de Editorial Losada. Por ellos recibió un reconocimiento de la municipalidad de Buenos Aires y una medalla del Círculo de la Prensa de Buenos Aires, que conservan sus descendientes.
Esa producción literaria en verso describe con entusiasmo el entorno sanmartinense, particularmente el de la Vega San Martín donde residió. Esa temática se extiende a la región. En una nota publicada por "El Heraldo" de Trelew en 1945, dice Carlos S. Marinari: "Íntimamente ligado al desenvolvimiento intelectual de la Patagonia, si bien su obra se circunscribe a asuntos del sur de Neuquén, su producción se extiende, por similitud de ambiente, por escenarios afines, a una gran extensión de la cordillera austral".
Hombre culto, que había viajado a Europa y hablaba varios idiomas, estaba relacionado con el mundo del espectáculo, de la literatura, la música, el teatro y la pintura.
Fue citado por Jorge Luis Borges en un ensayo sobre los orígenes del tango y mantuvo amistad con Enrique Banchs, Hugo Wast, Quinquela Martín, Juan de Dios Filiberto, Tito Schipa y otros referentes del quehacer cultural de su tiempo.
Multifacético, Camino escribió artículos de interés general y obras teatrales, fue letrista de canciones a las que pusieron música destacados compositores académicos como Pascual de Rogatis y Carlos López Buchardo, así como populares de la talla de Osvaldo Pugliese, Agustín Irusta, Manuel Gómez Carrillo y Filiberto.
En San Martín de los Andes cultivó la amistad de las familias Elorriaga, Chidiak, Carro y Sepúlveda, entre otras. Durante su permanencia en el pueblo estuvo relacionado al nacimiento de varias instituciones, como la Biblioteca Popular 9 de Julio de la que fue uno de los fundadores y la presidió durante un tiempo.
Veintinueve de sus poesías registradas en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores fueron cantadas por Carlos Gardel, Azucena Maizani, Leda Valladares, María Elena Walsh, Mercedes Sosa, Alfredo Zitarrosa y Atahualpa Yupanqui, entre otros prestigiosos intérpretes. De esos temas hay grabaciones.
Algunos indicios permiten pensar que Camino tiene descendencia en San Martín de los Andes. Cuando retornó a Buenos Aires, en una reedición suya cuasi artesanal, se incluye una pintura del cerro Torta realizada por Luigi Paolillo, donde puede verse una casa de la Vega San Martín, donde probablemente vivió. Asimismo, el exlibris impreso en una edición aparecida en Buenos Aires, es el rostro de un nativo enmarcado en una guarda indígena con la palabra "Chapelco". Son detalles sugerentes.
También una carta manuscrita por su hermano donde cuenta los últimos días del poeta, conservada por una vecina de Lolog, da cuenta del vínculo con este pueblo que –es evidente– llevó siempre en su corazón. En el poema "Nostalgia", escrito en Buenos Aires, finaliza diciendo: Amanecer de la Vega, / que me place recordar! / la vida andará por ella / florecida de chays. / Aun perdura en mis oídos / su risita de cristal".
Cuando falleció, en 1944, despidió sus restos en el Panteón de Sadaic en el cementerio de Chacarita, Cátulo Castillo.
Por su destacada labor, se impuso el nombre de Miguel A. Camino a una calle de la ciudad de Buenos Aires y a otras de Córdoba capital y Neuquén. En San Martín de los Andes lo llevan la avenida costanera que circunda el lago Lácar (que todavía no tiene un cartel que lo indique) y una calle de la Vega Maipú, barrio que homenajea a varios escritores.
Vale subrayar entonces, que cuando nos referimos a Miguel Andrés Camino, hablamos de un poeta con profunda raigambre cordillerana y trascendencia nacional.
Publicado en Diario "Río Negro", 4 de febrero de 2013.

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