martes, 9 de mayo de 2017

Ellos - Humberto Costantini.

Son tan bien,
tan irónicos,
tan finamente sabios,
que uno es un hotentote,
un perdonable bruto
innoblemente vivo todavía.
Ellos esperan,
ellos miran y esperan,
sencillamente esperan.

Tienen un aire dulce de bohemia,
un no sé qué elegante,
una sonrisa tía
(una vez escribieron doce versos
pero bah quién se acuerda),
un gesto roberteilor para ciertos asuntos,
te toleran.

(Te toleran creer, desgañitarte,
andar despellejado por el mundo,
te toleran hundirte hasta el no entiendo,
hasta el no puedo más,
o hasta las lágrimas.
Te toleran nacerte una mañana,
y asombrarte y reirte como loco
y seguirte y seguir
y adónde está esa vida y vengan cartas.
Te toleran tu angina, tus horarios,
tus deudas,
tu vino peligroso en ciertas noches,
tus camisas, tus ganas.
Te toleran morir cuarenta veces,
te toleran salir y enamorarte,
te toleran vivir loco de vida.)

Claro, tienen paciencia,
tienden redes,
dicen como diciendo todavía,
te ofrecen su fraterno aburrimiento,
te ofrecen lindos nichos,
te convidan.

A veces se insinúan sonrientes como putas,
tiran viejas carnadas,
te dicen que los otros,
que fulano,
es así
que vos en cambio...

Luego esperan,
te sonríen y esperan,
sencillamente esperan.

Yo no les tengo lástima,
quisiera
verlos chisporrotear en el infierno,
dando vuelta el manubrio de sus nadas,
bebiéndose sus muertes venenosas
como un aperitivo.

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